El chileno Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, 1945, en Alturas de Macchu Picchu nos plantea preocupaciones eternas sobre el futuro de nuestras ciudades. Los arquitectos y todos los que poblamos esta tierra tenemos interés de conocer las aproximaciones al futuro Diseno urbano:
Entonces en la escala de la tierra he subido/
entre la atroz maraña de las selvas perdidas/
hasta ti, Macchu Picchu./
entre la atroz maraña de las selvas perdidas/
hasta ti, Macchu Picchu./
Alta ciudad de piedras escalares,/
por fin morada del que lo terrestre/
no escondió en las dormidas vestiduras./
En ti, como dos líneas paralelas,/
la cuna del relámpago y del hombre/
se mecían en un viento de espinas./
Jorge Zavaleta Alegre
Cuando se cruza la Cordillera Negra de los Andes para llegar a los valles regados con los deshielos de los nevados que disputan altura, se tiene la grata oportunidad de apreciar sólidas viviendas de piedras sobre piedras. Son invulnerables al tiempo y a la furia de la naturaleza. Estamos hablando de una región permanentemente amenazada por terremotos que han arrasado ciudades que a partir del siglo XVI fueron construidas bajo pautas de los reinos de España y siguientes virreinatos. Sin duda esas ciudades en su tiempo fueron ubicadas en los lugares menos vulnerables...
El Callejón de Huaylas, por ejemplo, al NE del Perú, en los años 1960 y 1970 quedó virtualmente en un extenso cementerio, cuyos censos arrojaron más de cien mil muertos. En ambos sismos, los habitantes quedaron atrapados entre sus calles estrechas, los muros de una y otra vereda se abrazaron, dejando un paisaje sombrío, cuya reconstrucción paciente es fruto de sus propios habitantes, que han sufrido el azote no solo de la naturaleza sino de la maquinaria del miedo: Gobernantes que actuaron con la voracidad de cóndores, aunque estas aves cuidan el ambiente, eliminando la carroña. los escombros de la muerte.
No es distinto lo que ocurre en los EEUU, en el presente siglo. El Centro Nacional de Huracanes NHC ejecuta un programa práctico de educación y divulgación sobre clima tropical peligroso para el público, educadores, estudiantes, científicos, empresas y agencias gubernamentales. Una mayor conciencia sobre el clima tropical peligroso y su posible impacto son vitales para el público y los gerentes de emergencias encargados de salvaguardar vidas y propiedades. El NHC cumple con esta responsabilidad a través del entrenamiento, publicaciones científicas y comentarios para adaptarse de manera efectiva a las necesidades cambiantes. La liberación de impuestos a los afectados, y la reciente creación de un ministerio especifico en las Bahamas, no son suficientes para paliar las consecuencias de los mares y vientos embravecidos. Es insuficiente la ayuda para los damnificados.
Los incendios inacabables en la Amazonia, sobre todo en el Brasil de hoy, obligan a la arquitectura atender y promover nuevos sistemas de vivienda parra las urbes, respetando las costumbres y responsabilidades de las poblaciones nativas.
El Callejón de Huaylas, por ejemplo, al NE del Perú, en los años 1960 y 1970 quedó virtualmente en un extenso cementerio, cuyos censos arrojaron más de cien mil muertos. En ambos sismos, los habitantes quedaron atrapados entre sus calles estrechas, los muros de una y otra vereda se abrazaron, dejando un paisaje sombrío, cuya reconstrucción paciente es fruto de sus propios habitantes, que han sufrido el azote no solo de la naturaleza sino de la maquinaria del miedo: Gobernantes que actuaron con la voracidad de cóndores, aunque estas aves cuidan el ambiente, eliminando la carroña. los escombros de la muerte.
No es distinto lo que ocurre en los EEUU, en el presente siglo. El Centro Nacional de Huracanes NHC ejecuta un programa práctico de educación y divulgación sobre clima tropical peligroso para el público, educadores, estudiantes, científicos, empresas y agencias gubernamentales. Una mayor conciencia sobre el clima tropical peligroso y su posible impacto son vitales para el público y los gerentes de emergencias encargados de salvaguardar vidas y propiedades. El NHC cumple con esta responsabilidad a través del entrenamiento, publicaciones científicas y comentarios para adaptarse de manera efectiva a las necesidades cambiantes. La liberación de impuestos a los afectados, y la reciente creación de un ministerio especifico en las Bahamas, no son suficientes para paliar las consecuencias de los mares y vientos embravecidos. Es insuficiente la ayuda para los damnificados.
Los incendios inacabables en la Amazonia, sobre todo en el Brasil de hoy, obligan a la arquitectura atender y promover nuevos sistemas de vivienda parra las urbes, respetando las costumbres y responsabilidades de las poblaciones nativas.
La Nueva Arquitectura
En diferentes latitudes los estudiantes de Arquitectura, entre otras carreras, van aumentando porque el cambio climático agudiza la imaginación, tratando de encontrar nuevas formas de acción y paliar los efectos de acelerada autodestrucción del planeta.
El arquitecto español Iñaki Alday, conocido en la lucha contra el cambio climático a través del diseño urbano, presenta nuevos programas de investigación desde la Escuela de Arquitectura de Tulane, en EU. Es un experto global en urbanismo fluvial y delta hablando en una plataforma internacional. Ha impartido clases en universidades de Barcelona y Navarra, Universidad de Virginia. Entre sus proyectos más destacados figuran el “Parque del Agua” y la “Recuperación Ribera Gállego” en Zaragoza (España) o el “Kelani River Integration” (Sri Lanka), entre otros
Ahora, desde Nueva Orleans, inicia los primeros programas de investigación de la escuela, referentes al cambio climático, el desarrollo sostenible, la resiliencia en áreas propensas a desastres, la equidad de la vivienda, el urbanismo cívico o la combinación de la arquitectura contemporánea en áreas históricas, experimentando situaciones de emergencia.
El arquitecto español Iñaki Alday, conocido en la lucha contra el cambio climático a través del diseño urbano, presenta nuevos programas de investigación desde la Escuela de Arquitectura de Tulane, en EU. Es un experto global en urbanismo fluvial y delta hablando en una plataforma internacional. Ha impartido clases en universidades de Barcelona y Navarra, Universidad de Virginia. Entre sus proyectos más destacados figuran el “Parque del Agua” y la “Recuperación Ribera Gállego” en Zaragoza (España) o el “Kelani River Integration” (Sri Lanka), entre otros
Ahora, desde Nueva Orleans, inicia los primeros programas de investigación de la escuela, referentes al cambio climático, el desarrollo sostenible, la resiliencia en áreas propensas a desastres, la equidad de la vivienda, el urbanismo cívico o la combinación de la arquitectura contemporánea en áreas históricas, experimentando situaciones de emergencia.
El porcentaje de población urbana en cada continente:
Las 10 megaciudades más grandes del
Distintos expertos internacionales, como Richard Campanella, Byron Mouton y Kentaro Tsubaki, entre otros, liderarán los programas de investigación para abordar algunos de los problemas más apremiantes del mundo a través de la arquitectura y el diseño. En el transcurso de tres a cinco años, cada estudiante trabajará para generar conocimiento en cada uno de los campos de experiencia que llevarán a la producción de publicaciones académicas, simposios y exhibiciones, convirtiéndose en un punto de referencia para la próxima generación de profesionales de la arquitectura.
Por ejemplo, el proyecto del río Yamuna tiene como objetivo ayudar a la ciudad de Nueva Delhi limpiando y transformando la zona costera y el río. A través de este estudio se podrá abordar las ciudades de Rajastán o el proyecto del río Addis Abeba, para rescatar ciudades y ríos al borde del colapso urbano y ambiental. La filosofía de la educación busca que la ciudad se puede mejorar invirtiendo en su relación con sus ríos y costas a través de intervenciones a diferentes escalas; social, ecológica, económica y política.
Los estudiantes trabajan con herramientas de fabricación digital, como la robótica, para probar nuevos modelos de representación. El programa "Resiliencia reforzada" abordará la gestión del agua, un problema global a largo plazo, desde una perspectiva arquitectónica, estudiando nuevos sistemas como el hormigón prefabricado. Los programas "El futuro de los puertos", "Hacia un paisaje cívico" y "Arquitectura contemporánea en contextos históricos" abordarán la vivienda desde una perspectiva de urbanismo, en la perspectiva de acomodar espacios de uso mixto, parques, agricultura en áreas urbanas o hacer que los lugares históricos coexistan con nuevas construcciones.
Durante años, la Escuela se ha involucrado en la reconstrucción de Nueva Orleans después del huracán Katrina (2005). Cada año, los estudiantes construyen una vivienda asequible y trabajan con socios de la comunidad en proyectos de diseño y construcción que les brindan la oportunidad de especializarse en diferentes áreas: la arquitectura comprometida, el desarrollo inmobiliario sostenible, la conservación del patrimonio, la valoración de las comunidades locales y el urbanismo de ríos y deltas.
Las ciudades en Latinoamérica XXI
En esta region, o en la mayoría de paises, existe un conflicto en la arquitectura popular entre lo vernáculo y chicha (mezcla de lo antiguo con los gustos del migrante). Nace en los Andes y se extiende a las principales ciudades de la costa y en menor proporción a la Amazonía.
Un estudioso de este tema es el Arq. Jorge Burga Bartra, egresado de la centenaria Universidad Naciomal de Ingenieria, con postgrado en Architectural Association de Londres, estudios de Delft Univ. Holanda.
Burga ha investigado la realidad de Villa El Salvador, una ciudad autgogestionaria poblada inicialmente con los sobrevivientes de la acción terrorista de Sendero Luminoso en Ayacucho y Huancavelica, y la consiguiente represión del Estado. Ha participado en la Enciclopedia Mundial de la Arquitectura Vernacular.
Utilizando el lenguaje de un enólogo, cree que la salida a ese enfrentamiento silencioso con la arquitectura de origen colonial, es un maridaje. Es decir la destrucción de una, y la otra en construcción, están fermentando un híbrido entre lo capitalino y provinciano, entre lo rural y urbano, entre lo industrial y artesanal, como lo advirtió el novelista José María Arguedas, en “Todas las sangres” y en sus estudios de las ferias y la estructura de los barrios de la Región Central del Perú.
Junto al trabajo de Jorge Burga destacan los proyectos de sus colegas Alvariño, Cosmópolis, Guzmán, Longi, Ramírez, y Tokeshi. Ellos muestran alternativas a las disyuntivas planteadas entre modernidad y tradición, así como entre lo popular y lo culto, en búsqueda del centro, de nuestras raíces y también de sus frutos.
Tal mensaje se aprecia en proyectos como: el Museo Leimebamba en la amazonia y la Hostal Los Horcones en Lambayeque. Las Quintas de Lima. El callejón, la casona subdividida. La capilla de Mórrope que se recrea dentro del Museo de Túcume. La Casa de Pachacamac, visión telúrica de lo popular, inspirada en lo ancestral prehispánico, manejado en lenguaje moderno. La Arena en Piura. El Malecón de Ilo con un diseño participativo. Y la densificación en la Ciudad Villa El Salvador.
En Antioquia y Nieve Nieve, de la provincia limena de Huaraochirí, las fachadas de las casas son murales con imágenes libres de plantas, aves y animales. La Ong CIED, considera que es como un complemento para el desarrollo productivo, a partir del turismo.
A manera de conclusión, Jorge Burga señala: “La arquitectura chicha es ya una fusión entre tradición y modernidad, pero es burda. Los arquitectos deben intervenir, con los maestros de obra, en la búsqueda de alternativas. Se debe rescatar de lo vernáculo, lo valioso y trascendente en una clave moderna. Siempre es una respuesta interesante al clima, tecnología, lugar y materiales. Trabajar la fusión entre modernidad y tradición, puede seguir siendo una herramienta valiosa, generadora de empleo”.
“Debemos vincular la arquitectura a la sociedad, pues hoy por hoy se encuentra auto marginada. El poblador común debería poder opinar sobre su ciudad y su arquitectura”, reitera en dialogo con Diario16.
Comparte la necesidad de multiplicar campañas, con exposiciones, conferencias, textos, etc. para discutir estas tareas con los líderes políticos, los medios y la población involucrada. “Es una tarea de comunicación, educativa y cultural, de inclusión y vinculación en una sociedad”.
Perú un país de vestigios arqueológicos
Este pais donde se fundo el Imperio de los Incas está sembrado de vestigios arqueológicos y de cultura viva que alcanzan tanto a la ciudad como al campo, a la capital y a las provincias, a la costa, sierra y selva. Plantear alternativas a la relación tradición-modernidad es perentorio en todos nuestros proyectos. La definición de una identidad arquitectónica inclusiva, que integre, pero que a su vez sea plural y multifacética, es la tarea a emprender en los albores de este siglo.
¿Cuál considera es el rol del arquitecto respecto al desarrollo de la vivienda popular?
Era terrible que del 99% de los arquitectos que salían de las universidades se dedicaran a diseñar tan sólo el 1% de la realidad urbana. Como docente llevé la preocupación por la vivienda popular a la facultad, trabajando junto a la comunidad en distintos proyectos para los barrios populares de Lima. Esto se puede seguir a lo largo de los libros que ha escrito: El primero, titulado “Del espacio a la forma”, lo publicó como tesis de maestría en la Architectural Association. Desde la década de 1940, las escuelas de arquitectura y el gobierno hacen un esfuerzo por hacer vivienda social a través de las unidades vecinales. Sin embargo, estas unidades terminan siendo utilizadas por los sectores medios y no los populares, los cuales construyen las barriadas alentados por el desaire que les hace el Estado.
¿Cómo podrían los arquitectos actuar frente a esta deuda histórica que sigue hasta hoy pendiente?
No es necesario que ocurra un movimiento sísmico para saber que muchas de las construcciones hechas en los barrios populares están mal ejecutadas y no presentan criterio urbanístico alguno. La autoconstrucción y la autourbanización, sin la intervención de un profesional, nunca serán soluciones bien planteadas.
¿Cómo afrontar esta situación?
Hace poco tiempo propuse al grupo de arquitectos que estaban trabajando en el Plan Metropolitano de Lima al 2035 que la única solución que se impone es la de una renovación urbana, reutilizando el casco estructural a nivel de ciudad y nivel de vivienda. En las viviendas populares se ha construido en la totalidad del terreno, sin dejar espacios libres. Se tendría que romper un módulo estructural y crear un patio al centro de la manzana para que todas las habitaciones ventilen e iluminen.
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En esta region, o en la mayoría de paises, existe un conflicto en la arquitectura popular entre lo vernáculo y chicha (mezcla de lo antiguo con los gustos del migrante). Nace en los Andes y se extiende a las principales ciudades de la costa y en menor proporción a la Amazonía.
Un estudioso de este tema es el Arq. Jorge Burga Bartra, egresado de la centenaria Universidad Naciomal de Ingenieria, con postgrado en Architectural Association de Londres, estudios de Delft Univ. Holanda.
Burga ha investigado la realidad de Villa El Salvador, una ciudad autgogestionaria poblada inicialmente con los sobrevivientes de la acción terrorista de Sendero Luminoso en Ayacucho y Huancavelica, y la consiguiente represión del Estado. Ha participado en la Enciclopedia Mundial de la Arquitectura Vernacular.
Utilizando el lenguaje de un enólogo, cree que la salida a ese enfrentamiento silencioso con la arquitectura de origen colonial, es un maridaje. Es decir la destrucción de una, y la otra en construcción, están fermentando un híbrido entre lo capitalino y provinciano, entre lo rural y urbano, entre lo industrial y artesanal, como lo advirtió el novelista José María Arguedas, en “Todas las sangres” y en sus estudios de las ferias y la estructura de los barrios de la Región Central del Perú.
Junto al trabajo de Jorge Burga destacan los proyectos de sus colegas Alvariño, Cosmópolis, Guzmán, Longi, Ramírez, y Tokeshi. Ellos muestran alternativas a las disyuntivas planteadas entre modernidad y tradición, así como entre lo popular y lo culto, en búsqueda del centro, de nuestras raíces y también de sus frutos.
Tal mensaje se aprecia en proyectos como: el Museo Leimebamba en la amazonia y la Hostal Los Horcones en Lambayeque. Las Quintas de Lima. El callejón, la casona subdividida. La capilla de Mórrope que se recrea dentro del Museo de Túcume. La Casa de Pachacamac, visión telúrica de lo popular, inspirada en lo ancestral prehispánico, manejado en lenguaje moderno. La Arena en Piura. El Malecón de Ilo con un diseño participativo. Y la densificación en la Ciudad Villa El Salvador.
En Antioquia y Nieve Nieve, de la provincia limena de Huaraochirí, las fachadas de las casas son murales con imágenes libres de plantas, aves y animales. La Ong CIED, considera que es como un complemento para el desarrollo productivo, a partir del turismo.
A manera de conclusión, Jorge Burga señala: “La arquitectura chicha es ya una fusión entre tradición y modernidad, pero es burda. Los arquitectos deben intervenir, con los maestros de obra, en la búsqueda de alternativas. Se debe rescatar de lo vernáculo, lo valioso y trascendente en una clave moderna. Siempre es una respuesta interesante al clima, tecnología, lugar y materiales. Trabajar la fusión entre modernidad y tradición, puede seguir siendo una herramienta valiosa, generadora de empleo”.
“Debemos vincular la arquitectura a la sociedad, pues hoy por hoy se encuentra auto marginada. El poblador común debería poder opinar sobre su ciudad y su arquitectura”, reitera en dialogo con Diario16.
Comparte la necesidad de multiplicar campañas, con exposiciones, conferencias, textos, etc. para discutir estas tareas con los líderes políticos, los medios y la población involucrada. “Es una tarea de comunicación, educativa y cultural, de inclusión y vinculación en una sociedad”.
Perú un país de vestigios arqueológicos
Este pais donde se fundo el Imperio de los Incas está sembrado de vestigios arqueológicos y de cultura viva que alcanzan tanto a la ciudad como al campo, a la capital y a las provincias, a la costa, sierra y selva. Plantear alternativas a la relación tradición-modernidad es perentorio en todos nuestros proyectos. La definición de una identidad arquitectónica inclusiva, que integre, pero que a su vez sea plural y multifacética, es la tarea a emprender en los albores de este siglo.
¿Cuál considera es el rol del arquitecto respecto al desarrollo de la vivienda popular?
Era terrible que del 99% de los arquitectos que salían de las universidades se dedicaran a diseñar tan sólo el 1% de la realidad urbana. Como docente llevé la preocupación por la vivienda popular a la facultad, trabajando junto a la comunidad en distintos proyectos para los barrios populares de Lima. Esto se puede seguir a lo largo de los libros que ha escrito: El primero, titulado “Del espacio a la forma”, lo publicó como tesis de maestría en la Architectural Association. Desde la década de 1940, las escuelas de arquitectura y el gobierno hacen un esfuerzo por hacer vivienda social a través de las unidades vecinales. Sin embargo, estas unidades terminan siendo utilizadas por los sectores medios y no los populares, los cuales construyen las barriadas alentados por el desaire que les hace el Estado.
¿Cómo podrían los arquitectos actuar frente a esta deuda histórica que sigue hasta hoy pendiente?
No es necesario que ocurra un movimiento sísmico para saber que muchas de las construcciones hechas en los barrios populares están mal ejecutadas y no presentan criterio urbanístico alguno. La autoconstrucción y la autourbanización, sin la intervención de un profesional, nunca serán soluciones bien planteadas.
¿Cómo afrontar esta situación?
Hace poco tiempo propuse al grupo de arquitectos que estaban trabajando en el Plan Metropolitano de Lima al 2035 que la única solución que se impone es la de una renovación urbana, reutilizando el casco estructural a nivel de ciudad y nivel de vivienda. En las viviendas populares se ha construido en la totalidad del terreno, sin dejar espacios libres. Se tendría que romper un módulo estructural y crear un patio al centro de la manzana para que todas las habitaciones ventilen e iluminen.
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Copyright © 2018. Todos los derechos reservados.
Del aire al aire, como una red vacía,
iba yo entre las calles y la atmósfera, llegando y despidiendo,
en el advenimiento del otoño la moneda extendida
de las hojas, y entre la primavera y las espigas,
lo que el más grande amor, como dentro de un guante
que cae, nos entrega como una larga luna.
(Días de fulgor vivo en la intemperie
de los cuerpos: aceros convertidos
al silencio del ácido:
noches desdichadas hasta la última harina:
estambres agredidos de la patria nupcial.)
Alguien que me esperó entre los violines
encontró un mundo como una torre enterrada
hundiendo su espiral más abajo de todas
las hojas de color de ronco azufre:
más abajo, en el oro de la geología,
como una espada envuelta en meteoros,
hundí la mano turbulenta y dulce
en lo más genital de lo terrestre.
Puse la frente entre las olas profundas,
descendí como gota entre la paz sulfúrica,
y, como un ciego, regresé al jazmín
de la gastada primavera humana.
II
Si la flor a la flor entrega el alto germen
y la roca mantiene su flor diseminada
en su golpeado traje de diamante y arena,
el hombre arruga el pétalo de la luz que recoge
en los determinados manantiales marinos
y taladra el metal palpitante en sus manos.
Y pronto, entre la ropa y el humo, sobre la mesa hundida,
como una barajada cantidad, queda el alma:
cuarzo y desvelo, lágrimas en el océano
como estanques de frío: pero aún
mátala y agonízala con papel y con odio,
sumérgela en la alfombra cotidiana, desgárrala
entre las vestiduras hostiles del alambre.
No: por los corredores, aire, mar o caminos,
quién guarda sin puñal (como las encarnadas
amapolas) su sangre? La cólera ha extenuado
la triste mercancía del vendedor de seres,
y, mientras en la altura del ciruelo, el rocío
desde mil años deja su carta transparente
sobre la misma rama que lo espera, oh corazón, oh frente triturada
entre las cavidades del otoño.
Cuántas veces en las calles del invierno de una ciudad o en
un autobús o un barco en el crepúsculo, o en la soledad
más espesa, la de la noche de fiesta, bajo el sonido
de sombras y campanas, en la misma gruta del placer humano,
me quise detener a buscar la eterna veta insondable
que antes toqué en la piedra o en el relámpago que el beso desprendía.
(Lo que en el cereal como una historia amarilla
de pequeños pechos preñados va repitiendo un número
que sin cesar es ternura en las capas germinales,
y que, idéntica siempre, se desgrana en marfil
y lo que en el agua es patria transparente, campana
desde la nieve aislada hasta las olas sangrientas.)
No pude asir sino un racimo de rostros o de máscaras
precipitadas, como anillos de oro vacío,
como ropas dispersas hijas de un otoño rabioso
que hiciera temblar el miserable árbol de las razas asustadas.
No tuve sitio donde descansar la mano
y que, corriente como agua de manantial encadenado,
o firme como grumo de antracita o cristal,
hubiera devuelto el calor o el frío de mi mano extendida.
Qué era el hombre? En qué parte de su conversación abierta
entre los almacenes de los silbidos, en cuál de sus movimientos metálicos
vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?
III
El ser como el maíz se desgranaba en el incansable
granero de los hechos perdidos, de los acontecimientos
miserables, del uno al siete, al ocho,
y no una muerte, sino muchas muertes llegaba a cada uno:
cada día una muerte pequeña, polvo, gusano, lámpara
que se apaga en el lodo del suburbio, una pequeña muerte de alas gruesas
entraba en cada hombre como una corta lanza
y era el hombre asediado del pan o del cuchillo,
el ganadero: el hijo de los puertos, o el capitán oscuro del arado,
o el roedor de las calles espesas:
todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria:
y su quebranto aciago de cada día era
como una copa negra que bebían temblando.
IV
La poderosa muerte me invitó muchas veces:
era como la sal invisible en las olas,
y lo que su invisible sabor diseminaba
era como mitades de hundimientos y altura
o vastas construcciones de viento y ventisquero.
Yo al férreo vine, a la angostura
del aire, a la mortaja de agricultura y piedra,
al estelar vacío de los pasos finales
y a la vertiginosa carretera espiral:
pero, ancho mar, oh muerte!, de ola en ola no vienes,
sino como un galope de claridad nocturna
o como los totales números de la noche.
Nunca llegaste a hurgar en el bolsillo, no era
posible tu visita sin vestimenta roja:
sin auroral alfombra de cercado silencio:
sin altos enterrados patrimonios de lágrimas.
No pude amar en cada ser un árbol
con su pequeño otoño a cuestas (la muerte de mil hojas)
todas las falsas muertes y las resurrecciones
sin tierra, sin abismo:
quise nadar en las más anchas vidas,
en las más sueltas desembocaduras,
y cuando poco a poco el hombre fue negándome
y fue cerrando paso y puerta para que no tocaran
mis manos manantiales su inexistencia herida,
entonces fui por calle y calle y río y río,
y ciudad y ciudad y cama y cama,
y atravesó el desierto mi máscara salobre,
y en las últimas casas humilladas, sin lámpara, sin fuego,
sin pan, sin piedra, sin silencio, solo,
rodé muriendo de mi propia muerte.
V
No eras tú, muerte grave, ave de plumas férreas,
la que el pobre heredero de las habitaciones
llevaba entre alimentos apresurados, bajo la piel vacía:
era algo, un pobre pétalo de cuerda exterminada:
un átomo del pecho que no vio al combate
o el áspero rocío que no cayó en la frente.
Era lo que no pudo renacer, un pedazo
de la pequeña muerte sin paz ni territorio:
un hueso, una campana que morían en él.
Yo levanté las vendas del yodo, hundí las manos
en los pobres dolores que mataban la muerte,
y no encontré en la herida sino una racha fría
que entraba por los vagos intersticios del alma.
VI
Entonces en la escala de la tierra he subido
entre la atroz maraña de las selvas perdidas
hasta ti, Macchu Picchu.
Alta ciudad de piedras escalares,
por fin morada del que lo terrestre
no escondió en las dormidas vestiduras.
En ti, como dos líneas paralelas,
la cuna del relámpago y del hombre
se mecían en un viento de espinas.
Madre de piedra, espuma de los cóndores.
Alto arrecife de la aurora humana.
Pala perdida en la primera arena.
Ésta fue la morada, éste es el sitio:
aquí los anchos granos del maíz ascendieron
y bajaron de nuevo como granizo rojo.
Aquí la hebra dorada salió de la vicuña
a vestir los amores, los túmulos, las madres,
el rey, las oraciones, los guerreros.
Aquí los pies del hombre descansaron de noche
junto a los pies del águila, en las altas guaridas
carniceras, y en la aurora
pisaron con los pies del trueno la niebla enrarecida,
y tocaron las tierras y las piedras
hasta reconocerlas en la noche o la muerte.
Miro las vestiduras y las manos,
el vestigio del agua en la oquedad sonora,
la pared suavizada por el tacto de un rostro
que miró con mis ojos las lámparas terrestres,
que aceitó con mis manos las desaparecidas
maderas: porque todo, ropaje, piel, vasijas,
palabras, vino, panes,
se fue, cayó a la tierra.
Y el aire entró con dedos
de azahar sobre todos los dormidos:
mil años de aire, meses, semanas de aire,
de viento azul, de cordillera férrea,
que fueron como suaves huracanes de pasos
lustrando el solitario recinto de la piedra.
VII
Muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada,
la profunda, es así como al tamaño
de vuestra magnitud
vino la verdadera, la más abrasadora
muerte y desde las rocas taladradas,
desde los capiteles escarlata,
desde los acueductos escalares
os desplomasteis como en un otoño
en una sola muerte.
Hoy el aire vacío ya no llora,
ya no conoce vuestros pies de arcilla,
ya olvidó vuestros cántaros que filtraban el cielo
cuando lo derramaban los cuchillos del rayo,
y el árbol poderoso fue comido
por la niebla, y cortado por la racha.
Él sostuvo una mano que cayó de repente
desde la altura hasta el final del tiempo.
Ya no sois, manos de araña, débiles
hebras, tela enmarañada:
cuanto fuisteis cayó: costumbres, sílabas
raídas, máscaras de luz deslumbradora.
Pero una permanencia de piedra y de palabra:
la ciudad como un vaso se levantó en las manos
de todos, vivos, muertos, callados, sostenidos
de tanta muerte, un muro, de tanta vida un golpe
de pétalos de piedra: la rosa permanente, la morada:
este arrecife andino de colonias glaciales.
Cuando la mano de color de arcilla
se convirtió en arcilla, y cuando los pequeños párpados se cerraron
llenos de ásperos muros, poblados de castillos,
y cuando todo el hombre se enredó en su agujero,
quedó la exactitud enarbolada:
el alto sitio de la aurora humana:
la más alta vasija que contuvo el silencio:
una vida de piedra después de tantas vidas.
VIII
Sube conmigo, amor americano.
Besa conmigo las piedras secretas.
La plata torrencial del Urubamba
hace volar el polen a su copa amarilla.
Vuela el vacío de la enredadera,
la planta pétrea, la guirnalda dura
sobre el silencio del cajón serrano.
Ven, minúscula vida, entre las alas
de la tierra, mientras -cristal y frío, aire golpeado -
apartando esmeraldas combatidas,
oh agua salvaje, bajas de la nieve.
Amor, amor, hasta la noche abrupta,
desde el sonoro pedernal andino,
hacia la aurora de rodillas rojas,
contempla el hijo ciego de la nieve.
Oh, Wilkamayu de sonoros hilos,
cuando rompes tus truenos lineales
en blanca espuma, como herida nieve,
cuando tu vendaval acantilado
canta y castiga despertando al cielo,
qué idioma traes a la oreja apenas
desarraigada de tu espuma andina?
Quién apresó el relámpago del frío
y lo dejó en la altura encadenado,
repartido en sus lágrimas glaciales,
sacudido en sus rápidas espadas,
golpeando sus estambres aguerridos,
conducido en su cama de guerrero,
sobresaltado en su final de roca?
Qué dicen tus destellos acosados?
Tu secreto relámpago rebelde
antes viajó poblado de palabras?
Quién va rompiendo sílabas heladas,
idiomas negros, estandartes de oro,
bocas profundas, gritos sometidos,
en tus delgadas aguas arteriales?
Quién va cortando párpados florales
que vienen a mirar desde la tierra?
Quién precipita los racimos muertos
que bajan en tus manos de cascada
a desgranar su noche desgranada
en el carbón de la geología?
Quién despeña la rama de los vínculos?
Quién otra vez sepulta los adioses?
Amor, amor, no toques la frontera,
ni adores la cabeza sumergida:
deja que el tiempo cumpla su estatura
en su salón de manantiales rotos,
y, entre el agua veloz y las murallas,
recoge el aire del desfiladero,
las paralelas láminas del viento,
el canal ciego de las cordilleras,
el áspero saludo del rocío,
y sube, flor a flor, por la espesura,
pisando la serpiente despeñada.
En la escarpada zona, piedra y bosque,
polvo de estrellas verdes, selva clara,
Mantur estalla como un lago vivo
o como un nuevo piso del silencio.
Ven a mi propio ser, al alba mía,
hasta las soledades coronadas.
El reino muerto vive todavía.
Y en el Reloj la sombra sanguinaria
del cóndor cruza como una nave negra.
IX
Águila sideral, viña de bruma.
Bastión perdido, cimitarra ciega.
Cinturón estrellado, pan solemne.
Escala torrencial, párpado inmenso.
Túnica triangular, polen de piedra.
Lámpara de granito, pan de piedra.
Serpiente mineral, rosa de piedra.
Nave enterrada, manantial de piedra.
Caballo de la luna, luz de piedra.
Escuadra equinoccial, vapor de piedra.
Geometría final, libro de piedra.
Témpano entre las ráfagas labrado.
Madrépora del tiempo sumergido.
Muralla por los dedos suavizada.
Techumbre por las plumas combatida.
Ramos de espejo, bases de tormenta.
Tronos volcados por la enredadera.
Régimen de la garra encarnizada.
Vendaval sostenido en la vertiente.
Inmóvil catarata de turquesa.
Campana patriarcal de los dormidos.
Argolla de las nieves dominadas.
Hierro acostado sobre sus estatuas.
Inaccesible temporal cerrado.
Manos de puma, roca sanguinaria.
Torre sombrera, discusión de nieve.
Noche elevada en dedos y raíces.
Ventana de las nieblas, paloma endurecida.
Planta nocturna, estatua dc los truenos.
Cordillera esencial, techo marino.
Arquitectura de águilas perdidas.
Cuerda del cielo, abeja de la altura.
Nivel sangriento, estrella construida.
Burbuja mineral, luna de cuarzo.
Serpiente andina, frente de amaranto.
Cúpula del silencio, patria pura.
Novia del mar, árbol de catedrales.
Ramo de sal, cerezo de alas negras.
Dentadura nevada, trueno frío.
Luna arañada, piedra amenazante.
Cabellera del frío, acción del aire.
Volcán de manos, catarata oscura.
Ola de plata, dirección del tiempo.
X
Piedra en la piedra, el hombre, dónde estuvo?
Aire en el aire, el hombre, dónde estuvo?
Tiempo en el tiempo, el hombre, dónde estuvo?
Fuiste también el pedacito roto
de hombre inconcluso, de águila vacía
que por las calles de hoy, que por las huellas,
que por las hojas del otoño muerto
va machacando el alma hasta la tumba?
La pobre mano, el pie, la pobre vida...
Los días de la luz deshilachada
en ti, como la lluvia
sobre las banderillas de la fiesta,
dieron pétalo a pétalo de su alimento oscuro
en la boca vacía?
Hambre, coral del hombre,
hambre, planta secreta, raíz de los leñadores,
hambre, subió tu raya de arrecife
hasta estas altas torres desprendidas?
Yo te interrogo, sal de los caminos,
muéstrame la cuchara, déjame, arquitectura,
roer con un palito los estambres de piedra,
subir todos los escalones del aire hasta el vacío,
rascar la entraña hasta tocar el hombre.
Macchu Picchu, pusiste
piedra en la piedra, y en la base, harapos?
Carbón sobre carbón, y en el fondo la lágrima?
Fuego en el oro, y en él, temblando el rojo
goterón de la sangre?
Devuélveme el esclavo que enterraste!
Sacude de las tierras el pan duro
del miserable, muéstrame los vestidos
del siervo y su ventana.
Dime cómo durmió cuando vivía.
Dime si fue su sueño
ronco, entreabierto, como un hoyo negro
hecho por la fatiga sobre el muro.
El muro, el muro! Si sobre su sueño
gravitó cada piso de piedra, y si cayó bajo ella
como bajo una luna, con el sueño!
Antigua América, novia sumergida,
también tus dedos,
al salir de la selva hacia el alto vacío de los dioses,
bajo los estandartes nupciales de la luz y el decoro,
mezclándose al trueno de los tambores y de las lanzas,
también, también tus dedos,
los que la rosa abstracta y la línea del frío, los
que el pecho sangriento del nuevo cereal trasladaron
hasta la tela de materia radiante, hasta las duras cavidades,
también, también, América enterrada, guardaste en lo más bajo
en el amargo intestino, como un águila, el hambre?
XI
A través del confuso esplendor,
a través de la noche de piedra, déjame hundir la mano
y deja que en mí palpite, como un ave mil años prisionera
el viejo corazón del olvidado!
Déjame olvidar hoy esta dicha, que es más ancha que el mar,
porque el hombre es más ancho que el mar y que sus islas,
y hay que caer en él como en un pozo para salir del fondo
con un ramo de aguas secretas y de verdades sumergidas.
Déjame olvidar, ancha piedra, la proporción poderosa,
la trascendente movida, las piedras del panal,
y de la escuadra déjame hoy resbalar
la mano sobre la hipotenusa de áspera sangre y silicio.
Cuando, como una herradura de élitros rojos, el cóndor furibundo
me golpea las sienes en el orden del vuelo
y el huracán de plumas carniceras barre el polvo sombrío
de las escalinatas diagonales, no veo la bestia veloz,
no veo el ciego ciclo de sus barras,
veo el antiguo ser, servidor, el dormido
en los campos, veo el cuerpo, mil cuerpos, un hombre, mil mujeres,
bajo la racha negra, negros de lluvia y noches,
con la piedra pesada de la estatua:
Juan Cortapiedras, hijo de Wiracocha,
Juan Comefrío, hijo de estrella verde,
Juan Piesdescalzos, nieto de la turquesa,
sube a nacer conmigo, hermano.
XII
Sube a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.
Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares,
Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
Apegadme los cuerpos como imanes.
Acudid a mis venas y a mi boca.
Hablad por mis palabras y mi sangre.
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Papeldearbol fundado en Lima 1990 por July Balarezo, Jorge Zavaleta Balarezo y Jorge Zavaleta Alegre. Desde 2017, como corresponsal de America Latina, se edita en
Emmitsburg MD y Pittsburgh PA EU.
Asociado a Diario16 y El Mercurio Digital de Espana
Panoramical de Milan y Bruselas
Tandil news Bs As.
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