Papel de Arbol

sábado, 8 de junio de 2019

¿Y si hablamos de igualdad?. Villanos con discapacidad en cultura popular



Poderoso caballero es don dinero/ hace de villanos caballeros/ y de caballeros… villanos (...),
https://www.youtube.com/user/GameofThroneshrones
Francisco de Quevedo y Villegas.
El Banco Interamericano  de Desarrollo,  viene impulsando una  nueva corriente de comunicación social. Los tradicionales comunicados  de prensa  relacionados a los préstamos  a sus países  miembros para proyectos de infraestructura y programas  sociales, no tienen la prioridad en los medios como sucedía  en décadas atrás  cuando no primaba una economía  de libre mercado.  Entre  los blogs  que impulsa ahora:  ¿... y si hablamos de igualdad?. Mejorando vidas. Gente saludable  y  otros encontramos  aporte de destacados investigadores, periodistas  con mayor vocación profesional que se alejan del  sensacionalismo  y derivaciones.
Gente Saludable se  pregunta y responde:
¿Sabías que los trabajos en educación y salud han crecido sustancialmente en las últimas décadas en América Latina y el Caribe, y que gran parte son trabajos hechos por mujeres? Así lo constata la segunda entrega de la serie El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe del BIDEste estudio analiza la evolución del empleo en salud y educación en el pasado, y calcula que para el año 2040 se necesitarán 12 millones de nuevos maestros, 3 millones de médicos y 8 millones de enfermeros, en donde el 70% de esos trabajos serán desempeñados por mujeres. ¿Qué oportunidades representa esto para las mujeres? 

Juan Pablo  SalazarConsultor del Sector Social del BID para asuntos de discapacidad nos ofrece interesantes análisis  sobre la discapacidad en la  cultura popular y el poder:
Desde Ricardo lll hasta la Reina Loca: siglos de villanos con discapacidad en la cultura popular




¡Virgen Santa! ¡Se enloqueció Daenerys! Parece que al darse cuenta que el único que la amaba en todo Westeros era  su sobrino, Jon Snow, decidió aplicarles una solución final a los habitantes de King´s Landing. Miles de mujeres, niños y civiles ardieron en el inclemente fuego de su dragón. Pero ¿y si hubiera recibido más amor? ¿Si hubiera crecido en un entorno familiar más favorable y no desplazada por la violencia en su país? ¿Si hubiera tomado algún medicamento para mitigar el ataque de esquizofrenia? ¿Si no hubiera heredado los genes que heredó de su padre, el Rey Loco? Lo cierto es que ninguna de estas condiciones se dio y quedamos sentenciados, una vez más, a un villano con discapacidad.
Desde el punto de vista de los derechos de las personas con discapacidad, Game of Thrones lo venía haciendo muy bien. En las ocho temporadas de esta serie de televisión -considerada uno de los mayores eventos de cultura pop de la década- ha habido al menos 16 personajes con discapacidad. Muchos con roles protagónicos,  con vida sexual y ocupando posiciones de poder. Son personajes complejos, con voz propia y la discapacidad no es el centro de sus historias, ni aquello que los define. Son buenos o malos, héroes o villanos, independientemente de su condición. Escribí una columna al respecto
A pesar del gran servicio que Game of Thrones le ha hecho al cambio de paradigma que busca el movimiento por los derechos de las personas con discapacidad, el giro que le dieron a Daenerys, nuestra ex-amada reina de dragones, al convertirla fugazmente en una genocida con discapacidad psicosocial, promueve un estereotipo fatal.
No es nuevo. Quinientos años antes de George RR Martin, un tal William Shakespeare ya se había inspirado en la guerra de las dos Rosas para escribir una ficción también con zombies, intrigas, traiciones, sexo y un súper villano con discapacidad: Ricardo Tercero. ¡La historia también fue viral! Y así justificó su maldad este rey al principio de la obra:
“Pero yo, que no he sido formado para estos traviesos deportes ni para cortejar a un amoroso espejo…; yo, groseramente construido y sin la majestuosa gentileza para pavonearme ante una ninfa de libertina desenvoltura; yo, privado de esta bella proporción, desprovisto de todo encanto por la pérfida Naturaleza; deforme, sin acabar, enviado antes de tiempo a este latente mundo; terminado a medias, y eso tan imperfectamente y fuera de la moda, que los perros me ladran cuando ante ellos me paro… ¡Porque, yo, en estos tiempos afeminados débiles de paz, no hallo delicia en que pasar el tiempo, a no ser espiar mi sombra al sol, y hago glosas sobre mi propia deformidad! Y así ya que no pueda mostrarme como un amante, para entretener estos bellos días de galantería, he determinado portarme como un villano y odiar los frívolos placeres de estos tiempos.”
Su discapacidad es el origen de su maldad. Su razón para odiar al mundo, al igual que los villanos de James BondJason en Viernes 13,  el Guasón en Bátman y tantos otros que justifican su conducta macabra en una discapacidad. Cientos de años de martillar este estereotipo en la cultura popular le han pasado factura a este colectivo social a la hora de buscar trabajo, por ejemplo. Nadie quiere contratar al próximo Guasón para que maneje Excel en el departamento de contabilidad.
Ahora, cambiar esto es difícil. Pero se empieza por que cada persona entienda a la discapacidad como un asunto de derechos humanos. Algo en el entorno y no en el individuo. Así, un público más informado demandará entretenimiento que aborde a la discapacidad de una manera más multidimensional y realista y no como un simple deus ex machina para justificar la maldad. Así como ha cambiado un poco la manera estereotípica de mostrar a las mujeres o a los afrodescendientes en los medios de comunicación, la cultura debe evolucionar para incluir a las personas con discapacidad de una manera adecuada. Game of Thrones iba muy bien y pues bueno…aún falta un capítulo. ¡Vamos Khaleesi!, demuéstranos que todo ha sido un gran malentendido.
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Paco Arroyo en su Blog: El Arte de la Historia.  recuerda que.:La Historia no es una ciencia, es un arte, precisando el pensamiento de Anatole France y un valioso  trabajo sobre:
La caballería villana

La caballería villana es una institución militar típicamente hispánica que se desarrolló en el medievo en los reinos de Castilla y de León y, en menor medida, en el de Portugal. Tuvo un importante desarrollo en la Extremadura castellana (la tierra que se abre entre el río Duero y el sistema Central) durante los siglos X y XI, y en particular con la repoblación que lleva a cabo Alfonso VI, en cuyo proceso se estableció un modelo social y político basado en extensos concejos municipales fundados bajo diversos fueros concedidos por los reyes castellanos para favorecer su repoblación y en los que se contemplaba la creación de milicias populares para la defensa de la villa y de su alfoz. El fuero más antiguo que se conoce, el de Castrojeriz en 974, ya contempla esta figura.

En general, se trataba de una milicia concejil formada por soldados de a pie o peones, ballesteros y soldados a caballo que las poblaciones debían prestar al rey cuando este necesitara de ellas de acuerdo al deber de auxilium que contraían las poblaciones en sus fueros. Todos los integrantes de la milicia se obligaban a mantener completo y en buen estado su armamento.

El valor específico de esta caballería villana radicaba en que para ostentar el rango de caballero no se exigía poseer un origen noble, tan sólo tener los recursos suficientes para mantener al menos un caballo y el armamento completo y necesario para el combate, además, claro está, de residir en el concejo. Se les conocía comúnmente como los “caballeros pardos” por el color de su indumentaria. El nombramiento de estas tropas correspondía a los alcaides de los distintos concejos. Al tratarse de poblaciones de repoblación los caballeros villanos eran agricultores y ganaderos pudientes (se estima que a finales del s. XI el mantenimiento de un soldado a caballos consumía la renta generada en 150 hectáreas de tierra) que además solían ocupar los oficios municipales.

Al objeto de hacer apetecible conseguir este estatus, a los caballeros villanos se les otorgaban ciertos privilegios; así, ni el caballo ni el armamento podía ser embargado por deudas y estaban exentos de algunos impuestos, en concreto el de yeguada; incluso tras la muerte del caballo, si ocurría en un lance de guerra, se les permitía un tiempo para volver a hacerse con otro animal; gozaban de un estatuto jurídico especial que reducía las penas para los caballeros respecto a los peones para ciertos delitos, y en los juicios podían exigir la presencia del alcaide: además, el carácter de caballero villano se extendía a los hijos y lo mantenía la viuda mientras que no contrajera nuevo matrimonio.


Con el avance de la reconquista y debido a su valor estratégico (caballería de carga con lanza) en la guerra contra el musulmán la caballería villana aumentó considerablemente su importancia y en consonancia su presencia política e institucional. De la misma forma, los caballeros villanos fueron aumentando sus privilegios hasta equipararse de hecho con la baja nobleza tradicional castellana de las poblaciones al norte de Duero: los infanzones, que por su parte fueron perdiendo importancia social según se ampliaba el territorio dominado por los reyes cristianos.

Este cuerpo militar se caracterizó entonces por una gran apertura y permitió una movilidad y ascenso social inusual en otros lugares europeos, si bien existieron grupos sociales parecidos como son los “yoeman” en Inglaterra o los “kulak” en Rusia. También es el origen de la idea, un tanto mítica, de una Castilla medieval de hombres libres ajenos a las prácticas feudales. La realidad no fue tan idílica y pronto estos caballeros villanos pretendieron emular y equipararse a los caballeros de linaje y para eso había que cerrar o dificultar al menos el acceso al grupo. Así, en el siglo XII, bajo el reinado de Alfonso X, se produce el reconocimiento jurídico del status privilegiado de la caballería villana; lo que viene a reconocer de iure una situación de facto obtenida merced al poder económico y político que habían logrado estos caballeros villanos.

Este hecho ha generado un debato historiográfico entre historiadores: los que piensan que este acto jurídico cerró el acceso al grupo; y los que mantienen que aún mantuvo su permeabilidad hacia quien cumpliera sus requisitos básicos: mantener caballo y armas. En cualquier caso, lo que parece claro es que se comenzaron a crear instituciones comunales que favorecieron la oligarquización del grupo. Las cofradías y hermandades son un buen ejemplo de ellas, pues en sus estatutos se solían incluir requisitos para ingresar que iban más allá que ostentar la condición de caballero villano, así se pedía pertenecer a ciertas familias y linajes. Un elemento de gran significación fue que desde el s. XIII los caballeros villanos comenzaran a percibir soldadas como la caballería de linaje.

Este afán en alcanzar la condición nobiliaria se produjo durante los siglos XII y XIII y tuvo resultados muy dispares entre unas ciudades y otras; y si estos caballeros villanos tuvieron que defender sus intereses frente a la antigua hidalguía de linaje y los infanzones, según avanza la reconquista serían estos antiguos caballeros villanos, trasformados muchos ya en “hidalgos de linaje”, los que se verán acometidos por la nueva forma de acceso a la baja nobleza que representaba los caballeros de cuantía o de alarde de los siglos XIV y XV en las ciudades de Castilla y en particular las situadas más allá de Despeñaperros. La proliferación de hidalgos en las ciudades de la Extremadura castellana y leonesa en los siglos XV y XVI sólo puede explicarse buscando su origen en la caballería villana.

Durante el siglo XIV la asimilación producida entre la caballería de linaje y la villana había transformado a esta última de tal modo que era notable su ineficacia guerrera. Ante esta situación se crea la caballería de cuantía o de alarde que se recoge en el ordenamiento de Alcalá de 1348 con el establecimiento de la obligación para todo el reino de mantener caballos y armas según la cuantía de los bienes de los subditos.

Destacar, por último, que la caballería popular castellana, en su versión villana o de alarde, participó de forma muy notable en las grandes batallas medievales: Uclés (1086), Alarcos (1195), Las Navas de Tolosa (1212) y del Salado (1340) donde tuvo su canto del cisne, pues a partir de la extensión del uso de la pólvora y de la artillería comienza el fin de este cuerpo. En los años siguientes la infantería pasará a ser la pieza fundamental en la guerra y relegará a la caballería del papel primordial que tuvo en la Edad Media.

Poderoso caballero es don dinero

hace de villanos caballeros

y de caballeros… villanos.

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Francisco de Quevedo y Villegas

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