Por Jorge Zavaleta Balarezo*
Los eventos que narra “El renacido”, la nueva película
de Alejandro González Iñárritu y gran favorita para los Oscar este año, se
ambientan en un tiempo sin leyes ni fronteras, una época en la cual podían
disputar el territorio del Norte, por igual, americanos, franceses o nativos.
En ese sentido, la que aquí se narra es una historia de violencia, sangre,
masacres y saqueos que enfrentan a uno y otro bando, representantes de una
cultura de la sobrevivencia. Sin un aparato legal y con una justicia que se
aplica con la horca o con el fuego de las armas, estamos ante un universo por
descubrir.
Los temas de la existencia, la muerte, el trascender,
siguen acompañando a González Iñárritu y si bien su anterior filme, “Birdman”,
ganador del Oscar, supuso un hiato con su filmografía previa, los conflictos
seguían allí, en la mente del actor al que daba vida Michael Keaton. Y sí, el
escenario puede cambiar, volverse una serie de tomas largas, planos secuencias
o apenas “flashbacks” de lugares inhóspitos y fríos, marcados por el terror y
la desesperanza, pero lo que más buscan los hombres en este mundo es huir de
él, como para expiar pecados que ni siquiera han cometido.
Entonces se nos aparece el protagonista, Glass, el
Leonardo DiCaprio que supuestamente obtendrá su primer Oscar este fin de mes.
El protagoniza todo el metraje y donde sea herido, olvidado, perseguido o
traicionado, allí lo seguiremos, en esas cumbres níveas, en la lluvia, entre
esos bosques desnudos que figuran una enorme desprotección. La fotografía de
Emmanuel Lubezki vuelve a tomar protagonismo y su esmerado trabajo por captar
los amaneceres, las tormentas o simplemente la naturaleza llaman la atención.
En esta historia de deslealtades y falta de
compromisos, se nos hace un tanto inverosímil cómo DiCaprio, atacado casi
mortalmente por un oso, y que además pierde a su esposa y a su hijo, sobrevive
a todos estos desbalances físicos y psicológicos. González Iñárritu mantiene su
propuesta sobre cierta incertidumbre o el lugar que nos toca habitar una vez que
dejemos este mundo. Esa “trascendencia” se muestra en el personaje de la esposa
de Glass, que cada vez se nos aparece como un fantasma o en las tomas en
contrapicado de los troncos de los bosques así como en su fijación por mostrar
el cielo, la luna, la noche silenciosa y solitaria.
Desde su debut cinematográfico con “Amores perros”
(2000) ya el director mexicano había establecido una cierta pauta de lo que él
quería lograr a través de su carrera. “21 gramos”, “Babel” y “Biutiful”
aportaron todo el dolor y la tragedia así como las incomprensiones de
personajes entregados, casi siempre involuntariamente, a un juicio final.
La sobrevivencia es el gran tema de “El renegado”,
filmada en fríos parajes de Canadá y Argentina, a veces a temperaturas bajo
cero. Esta sobrevivencia o la lucha por ella tiene una lógica, que parte de un
hecho anterior a la película. Para ello están los “flashbacks”, para ubicarnos
un poco y para reflexionar sobre todo este mundo poblado de hombres amorales y
rudos.
Por ejemplo, el personaje que compone Tom Hardy simula
ser el mismo diablo. No tiene ni principios ni ética. Es un avaro que trata de
salir lo más pronto de ese confuso paisaje donde comparte, de mala gana, su
vida con otros seres. Matar para él no es un delito y lo puede hacer más de una
vez.
“El renacido” es la realización de una gran empresa
cinematográfica, con un notorio esplendor visual y la actuación de DiCaprio, en
uno de sus mejores roles, tal vez donde ha cruzado más límites que en
anteriores presentaciones. La cuestión acerca de que si la película tiene un
metraje excesivo y es un canto espiritual de González Iñárritu ya queda para el
debate y la charla. Estamos ante un filme histórico, aunque no se perciba en un
primer momento, pues habla de un pasado del que poco conocemos. Estamos,
también, ante la gran apuesta de un cineasta ya consagrado, en la que no solo
se enfrentan el bien y el mal sino que, tal cómo está establecido en la
narración, es difícil encontrar una línea divisoria y definitiva entre estas
posturas.
*PhD en Literatura Latinoamericana, University of Pittsburgh
*PhD en Literatura Latinoamericana, University of Pittsburgh
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