Jorge Zavaleta Alegre. Desde Rio y Lima
Siguiendo la estela de
Dilma Rousseff, Michelle Bachelet en Chile y Cristina Fernández de Kirchner en
Argentina, Marina Silva es aspirante a gobernar Brasil, aunque las últimas encuestas revierten los
resultados a favor de la candidata del
Partido Socialista.
Tras la muerte del líder socialista Eduardo Campos, es Marina Silva, la ecologista que quiere
gobernar Brasil, representando a la coalición entre socialdemócratas y verdes
para vencer en las urnas a la actual presidenta Dilma Rousseff, del Partido de
los Trabajadores, de quien su Marina Silva afirmaba que “el gobierno de Dilma no ha dejado su
marca o una característica propia”.
Las próximas elecciones del Brasil tienen un profundo
significado para América Latina, en tanto el próximo presidente debe gobernar
una de las potencias mundiales emergentes, con enormes retos de cara al futuro
Las encuestas le daban a Marina Silva como ganadora en
segunda vuelta. En los debates
televisados celebrados semanas atrás la vencedora era ella con 56 años de edad, cristiana evangélica, quien se muestra hostil
al aborto como uno de sus rasgos
políticos.
La hija política del mítico activista Chico Mendes, María
Osmarina Marina Silva Vaz de Lima, natural de Río Branco, senadora, concejal y
ministra del Ambiente del gobierno de Lula da Silva, aspira a ser presidenta de
Brasil, para seguir luchando por un mejor Brasil y la integración de América
Latina y el Caribe.
Marina Silva plantea “la crisis de la civilización” desde
cinco grandes crisis que atraviesa el mundo: “económica, social, ambiental,
política y de valores”.
Sus reflexiones para salir de esta cruda realidad pasan por
el “cambio en el tejido social” y la emergencia de un nuevo sujeto político, el
“Activista Auroral”, encarnado en la civilización, más allá de la política, de
los gestos moralistas, del pesimismo o del optimismo, sino más bien de la
persistencia.
Considera indispensable un nuevo modelo de desarrollo
sostenible, más allá de los partidos políticos y de las lecciones del
socialismo, no solo económico y social sino desde la diversidad cultural, de la
sabiduría de los pueblos, eliminando las diferencias, dando valor supremo a la
belleza. “Es una tarea de la civilización para conservar la vida”.
AMAZONIA y GOBERNANZA DEL AGUA
Para el Partido Socialista de Brasil que encabeza Marina
Silva, la mayor selva del mundo es tremendamente vasta y aparentemente indómita
y ha despertado sueños de riqueza infinita. En el pasado, bajo el amparo de
leyes favorables para la colonización, el gobierno brasileño dotó enormes
latifundios a incipientes empresarios que tenían por misión potenciar el
crecimiento económico regional. Las nuevas actividades productivas implicaron una
creciente deforestación.
Ante la inacción de los gobiernos, emergieron movimientos
sociales en defensa de los árboles, de los cuales, el más conocido fue Chico Mendes
en los años 80. “Los desafíos del desarrollo sostenible”, de los que habla la
maestra e historiadora, a lo largo de sus 30 años de vida pública, pasan por la
defensa de la ética, de la valorización de la naturaleza”. Desde Futuro, una
organización que lidera y promueve diálogo, capacidades y desarrollo
sostenible, plantea seis estrategias esenciales: la gobernanza marina para
evitar la sobreexplotación de los recursos pesqueros.
La agenda del Brasil
pasa por una gestión integrada de los recursos hídricos, por los territorios
interculturales, el respeto, diálogo horizontal, comprensión mutua y equidad
entre los diversos actores a nivel local, nacional y regional.
La difícil construcción del desarrollo local implica el
fortalecimiento de las capacidades de municipios y sociedad civil, como se ha
logrado en la provincia de Azuay en Ecuador. Otra iniciativa estratégica es la
cultura de paz y las zonas fronterizas, consolidando tejidos sociales y disminuyendo
la vulnerabilidad en que viven los jóvenes de los lugares más alejados.
Marina Silva fue candidata en 2010 por el Partido Verde y
obtuvo unos 20 millones de votos. Posteriormente se asoció para los comicios al
Partido Socialista Brasileño (PSB). La número dos pasó a ser cabeza de lista
tras la traumática pérdida de Eduardo Campos que se estrelló con todo su equipo
de campaña cuando volaba en un viaje interior por Brasil.
La activista medioambiental considera que las prioridades que
debe fijar la política en el mundo han cambiado con el nuevo siglo. “Se
necesitan programas para los grandes desafíos actuales. Qué y cómo vamos a
hacer para tener energías limpias y renovables. Cómo vamos a aumentar
producción por gran productividad y no por expansión predatoria.
Una economía con prosperidad, pero con bajo carbono, con
respeto a la diversidad cultural, profundizando la democracia y preservando las
conquistas”. Fútbol y campañas políticas estarán mezclados gran parte del año,
y los brasileños no dejarán de lado sus reclamos de cambios por la pasión
futbolística, afirma Marina Silva y remarca: “Somos apasionados por el fútbol,
pero la gente cada vez más quiere que los problemas sociales y ambientales sean
resueltos”.
En cuanto a la candidatura de la presidenta Rousseff, en su último año atraviesa
con una serie de dificultades “con un crecimiento muy bajo, un regreso del alza
de la inflación y preocupación por el riesgo de desequilibrio fiscal”.
Entre sus convicciones destaca que Brasil, el gigante
sudamericano, debe seguir con su “principio de liderazgo fraterno y solidario”
en América Latina, e insistir para que el Mercosur se convierta en un área de
libre comercio. Con relación a otros bloques como la Alianza del Pacífico
–Colombia, México, Perú y Chile, declaró Marina Silva, en Lima, en entrevista exclusiva.
Explicó que Brasil necesita profundizar la
experiencia del Mercosur, sin dejar que ese acuerdo regional vaya en perjuicio
de la libertad de hacer alianzas bilaterales. “Mercosur quedó muy limitado a
una articulación política y debe transitar a una integración efectiva, que
abarque todos los aspectos, no sólo utilitaria y meramente económica, tiene que
integrar los aspectos sociales, culturales y ambientales”.
Siendo el desarrollo sostenible la doctrina de una nueva
política, apuesta por “la sostentabilidad en sus diferentes dimensiones:
estamos hablando de economía, de inclusión social, de reducción de la pobreza, de
mejora de la calidad de vida de las personas, de educación, tecnología e
innovación”.
EL BRASIL DE HOY
Según informes de la prensa brasileña, este país es una de las economías que más ha crecido en los
últimos años, pero también es una de las más vulnerables de los países
emergentes. El Fondo Monetario Internacional alerta que la situación de las cuentas externas es
“moderadamente frágil”, aunque el país no lo reconoce.
El Mundial de Futbol en el Brasil, no permitió mostrar, como se esperaba, la cara deportiva del campeonato. Las
tensiones sociales derivadas de las elevadas inversiones provocaron que la
brecha entre ricos y pobres se evidenciara, convirtiendo la situación política,
económica y social de Brasil en un problema alarmante. Algunas organizaciones
denunciaron que el 18,6% de la población vive en la pobreza (37 millones de
personas).
En Brasil, país integrante del grupo BRICS, junto con Rusia, India,
China y Sudáfrica, la mirada global percibe condiciones financieras más restrictivas y que
continua la debilidad de la confianza de las empresas y los consumidores están
frenando la inversión y moderando el crecimiento del consumo.
DILMA ROUSSEFF EN MINAS GERAIS
A principios de este año Dilma Rousseff alcanzó el 44% de las
intenciones de voto, convirtiéndola en la
favorita para ganar las elecciones de Brasil en primera vuelta. Ahora, después
de experimentar una montaña rusa, vuelve al punto de partida, liderando las encuestas
después de semanas en que su contendora Marina Silva llevaba ventajas, según el Instituto
Datafolha.
Descartando los votos
blancos y nulos, Dilma Rousseff alcanzaría el 45% de los votos válidos contra
el 31% de Marina Silva, resultado que induce a pensar que disminuye la
posibilidad de una segunda vuelta.
La baja de simpatía de la candidatura de Silva sería su apuesta por una actitud más cercana a
Estados Unidos, en tanto varios países como Nicaragua, El Salvador, Panamá,
Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Cuba y Uruguay, mantienen una posición más independiente que se sintetiza en una visión de Cambio de
época en esta parte del mundo.
La candidatura de Marina Silva llevó hace pocos días a Washington un discurso de
cambio de actitud ante las apretadas
elecciones presidenciales brasileñas. Washington y Brasilia aún no han
recuperado del todo la confianza por la revelación de que EE UU espió a la
presidenta brasileña, Dilma Rousseff. La campaña de la candidata Silva coincide
con la de Obama en el mensaje de "cambio y esperanza"
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