Papel de Arbol

miércoles, 15 de julio de 2020

Bichon de Amish en Emmitsburg, Julio 2020


             Foto July 15 Julio  2020. Papel de Arbol.

La presencia de una mascota en el hogar contribuye a mejorar la calidad de vida, la salud física y mental de las personas.

American Heart Association señala  que las personas que sacan a pasear a su mascota tienen un 54% más de energía en el día.

Esta referencia explica que las mascotas se han convertido en un miembro más de la familia.  Más allá de la compañía, su presencia tiene un impacto  en la salud física y mental de las personas, contribuyendo a que aumente la calidad de vida y la sensación de bienestar.

Charlie es el nombre de esta mascota. Cuando la dueña de casa sale al trabajo  muestra su rechazo se cobija  en un rincón de la sala. Y salta, ladra, corre de un extremo da otro,  reacción que repercute en el ánimo de quienes habitan la vivienda. Ese bienestar que ofrece es uno de los principales beneficios de las mascotas en la vida de las personas.

La presencia de perros (y otros animales de compañía) es determinante en el estado de ánimo. Tener una mascota es un gran medicamento  contra la depresión porque su compañía aumenta la sensación de seguridad y protección. “Interactuar con la mascota provoca la liberación de oxitocina, la conocida hormona del amor, generando alegría y confianza”, explica la psicóloga Ana María.

Tener mascota baja la presión. Las mascotas trasmiten gestos  de cariño, que se transmiten a los seres humanos aportándoles habilidades sociales que se trasladan en una mejor interrelacin “La influencia de los animales, sobre todo, en los niños es muy positiva porque los anima a interactuar, a asumir responsabilidades para su cuidado y a fortalecer valores como la solidaridad y el respeto”, comenta el psiquiatra Luis.

Pero los beneficios no solamente son emocionales. Tener una mascota puede ayudar a prevenir dolencias físicas como ataques cardíacos, pues al pasearlas varias veces al día las personas están haciendo un ejercicio que los deja menos propensos a sufrir de enfermedades cardiovasculares.


Los “amish”, en estos tiempos de tempestad, creada por el coronavirus 2919, llaman  la atención al mundo y en especial a la población norteamericana. Su conducta social ligada con la naturaleza, es un valioso atractivo   para el futuro inmediato,  y al mismo tiempo una severa reflexión sobre las crisis de las grandes ciudades. El retorno a la pequeña aldea es la respuesta más vigorosa y certera.

Las comunidades amish cuentan con alrededor de 230.000 personas ubicadas en 22 asentamientos  en los Estados Unidos de América y en Ontario, Canadá. La congregación amish de Lancaster es la segunda más grande que existe, sólo por detrás de la comunidad del condado de Holmes, en Ohio.

Los amish son una comunidad cultural unida por religión, origen y tradiciones, pero divididos en más de cuarenta subgrupos, algunos de los cuales son bastante diferentes. Son descendientes de inmigrantes de lengua alemana de origen suizo y del sur de Alemania. 

El modelo de vida de los Amish llama la atención en un momento como hoy, en que la humanidad sufre el impacto del coronavirus, y la concentración forzada de las familias, para evitar el contagio de la actual pandemia, provoca en EEUU una especial demanda de mascotas. 

Y los amish, que suelen  criar animales domésticos, han sido visitados para adquirir más de un ejemplar, criado en el  campo  abierto, cubierto  de pasto  y fuentes de agua naturales. La demanda ha sido creciente que la oferta se  anuncia para el próximo año. En ese mercado, el bichón, forma parte de un extenso universo entre los que destacan el pastor alemán, bulldog, beagle, boxer...

¿Cuales son los negocios típicos de Amish?
Amish produce muebles, construye casas y fabrica edredones, entre otros productos y servicios. Las empresas Amish abarcan desde puestos de venta ambulantes hasta grandes constructores y fabricantes que venden productos de costa a costa e incluso internacionalmente. Amish prospera en una serie de sectores comerciales clave que atienden a clientes ingleses (no amish) y amish.

El nombre anabaptista (del prefijo ana-, 'de nuevo', y el griego 'el que bautiza') se refiere a “rebautizar” o “bautizar de nuevo”. Los componentes de las comunidades amish parecen haber salido de una película ambientada en el siglo XVII, los hombres llevan trajes oscuros y sombreros negros o de paja, mientras que las mujeres de la comunidad, vestidos sencillos, una cofia blanca y un delantal.

Los amish trabajan como agricultores, granjeros y carpinteros, y suelen desplazarse hasta las localidades cercanas en sus coches de caballos para vender sus productos artesanos.

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