Francisco Carranza
Romero
El 4 de agosto de 2019,
cuando estaba de visita en Corea, recibí la triste noticia: “Falleció el doctor
Eugenio Chang Rodríguez en Nueva York a los 94 años”. Inmediatamente me
comuniqué con su esposa, doctora Raquel, quien me confirmó la noticia. Era
verdad. Don Eugenio se nos adelantó en el viaje, cruzó la frontera invisible y
fatal entre la vida y la muerte, cruzó el río también invisible que separa las
dos vidas. Y ahora, a un mes de su partida, lo recuerdo como en la escena de
nuestro primer encuentro en Brown University donde participamos en un evento
académico organizado por el peruano Julio Ortega. Desde esa oportunidad
mantuvimos continua correspondencia y nos reencontramos muchas veces en los
eventos académicos en Europa y América. En Lima también nos reunimos varias
veces, ya en su casa o en la mía. Él siempre estaba dispuesto al encuentro y al
diálogo amigable y ameno.
Durante su larga vida siguió
leyendo, reflexionando, escribiendo y enseñando en las aulas o fuera de ellas.
A pesar de su vasto conocimiento no daba la imagen de uno que sabe mucho sino
de uno dispuesto a compartir con generosidad lo que sabe; pero también,
dispuesto a oír a otros para intercambiar ideas y seguir aprendiendo.
Su pueblo natal Paiján
(departamento de La Libertad) y la ciudad de Trujillo lo vieron crecer y
madurar. Y cuando retornó tantas veces los recibieron con afecto.
Él ha aportado mucho
como lingüista e investigador de la Literatura y Cultura Peruana. ¿Quién no ha consultado “Collins Spanish-English
English-Spanish Dictionary”? Gracias a él fueron conocidos los
pensadores peruanos como Manuel González Prada, José Carlos Mariátegui, Antenor
Orrego, Víctor Raúl Haya de la Torre (con quien compartió muchas vivencias
acompañándolo en su viaje a Europa). Su libro “Latinoamérica: su civilización y
su cultura” fue traducido a la lengua coreana. Y, como descendiente de los
chinos también investigó y publicó “Diásporas chinas”.
Los colegas Thomas Ward
y Richard Cacchione tuvieron la buena iniciativa de preparar un reconocimiento
al peruano ilustre con la participación de sus amigos. Así lograron publicar el
libro “Homenaje a Eugenio Chang Rodríguez” (2017, Universidad
Ricardo Palma, Lima) donde yo también participé con el artículo “El demonio en
los Andes”. Ahora cito algunas opiniones que aparecen en este volumen. Harry
Belevan-McBride escribe: “Eugenio Chang Rodríguez es una persona afable, con
una cordial sonrisa estampada en su rostro tras el cual se disimula una cierta
timidez que contrasta con el fogueado catedrático de reconocida trayectoria
intelectual” p. 17. Wilfredo Chau Villanueva (Exministro de Trabajo del Perú)
dice: “Antes de conocer personalmente a Eugenio y leer sus escritos, lo tenía
muy presente debido a los constantes encomios que de él nos hacía Víctor Raúl
Haya de la Torre a los jóvenes de mi generación”, p. 31. Gonzalo Gutiérrez Reinei escribe: “Eugenio
Chang Rodríguez es ciertamente un hijo de la síntesis de culturas” p. 56. El
día de la presentación del libro estuvo presente el entonces presidente Pedro
Pablo Kuczynsky. Fue una reunión muy emotiva.
Su ausencia física nos
duele a quienes lo conocimos y compartimos unos momentos gratos; pero,
recordarlo con afecto y gratitud por su amistad y sus aportes a los estudios
americanos es tenerlo muy cerca. El recuerdo grato es nuestra oración: Kananqa,
shuutarillay (Ahora, descanse bien). La doctora Raquel Chan Rodríguez es quien nos da fuerza y ánimo: “La
tarea de investigar debe seguir adelante con Ud. y otros interesados en las
variadas aristas de la cultura peruana”.
*Francisco Carranza
Actualmente es investigador del Instituto de Estudios de Asia y América, Dankook University, Corea del Sur; profesor visitante en la Universidad Nacional Agraria La Molina, Perú. Y es profesor emérito de la Universidad Nacional de Trujillo.
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