Jorge Zavaleta Alegre
La estafa está presentes en los
cielos azules que surcan algunas agencias aéreas de Panamá. Este es un país de grandes contrastes, de profundas desigualdades, donde
un reducido porcentaje de sus
habitantes, tiene altos ingresos
superiores inclusive a quienes
administraron y vivieron en el Canal Zone, cuando era administrado por
los EEUU. Esta república tiene el mayor crecimiento de América
Latina, pero más de la mitad de su población es
pobre. Y su aeropuerto internacional, junto con el de Lima, son los
más caros de América, voracidad
empresarial que perjudica al turismo y al
bienestar local.
Los grupos de poder de Panamá,
sueñan o deliran con las ventajas del pasado,
sin importar que los indicadores
siguen en rojo en cuanto a la gobernabilidad, la educación y el sector
agropecuario, según remarca la revista El Capital. La población rural, en los
pueblos alejados de la capital, vive
como refugiada, en el olvido.
En Panamá, ni la atracción de inversión extranjera, ha logrado equilibrar los ingresos de sus
pobladores, donde la pobreza y la desigualdad se han intensificado. Las medidas
promovidas por los gobiernos y
empresarios, solo han profundizado la brecha
secular. La valiosa función del Canal de Panamá que une geográficamente
El Pacífico y Atlántico, es lastimada por líneas áreas como Copa, la cual debía desaparecer, según
plantean diversos empleados y pasajeros que sufren el intenso abuso
de esta firma.
La estafa cotidiana de Copa, es anticipar el cierre de su ventanilla en los aeropuertos, empezando en el Washington Dules. Este horario es recortado arbitrariamente, antes del plazo
de los itinerarios anunciados. La venta de pasajes por encima de su capacidad es cubierta con medidas arbitrarias. Pues algunos pasajeros deciden bajarse de la nave, indicando alguna razón de fuerza,
y los pilotos tienen que aceptar porque se crea pánico entre los pasajeros, que en su mayoría provienen de Lima, Ecuador, Colombia y Centro
América. Si algún pasajero, al no encontrar
su espacio reservado, se ve forzado a comprar un boleto nuevo para el siguiente vuelo, pero el
valor es el doble del primero. La
apariencia del menor costo de un pasaje, que señala la propaganda, se
traduce en esta artimaña, que se mantiene
con el aval de los funcionarios públicos. ¿Dónde están las autoridades de aviación?. Si el pasajero decide viajar en el siguiente vuelo, le ofrecen el boleto con precios más altos que borden hasta los mil dólares, cuando pagó inicialmente no más de la mitad. Con esta ausencia de Etica, todo lo que publican Copa Airlines en su revista Panorama
cae por los suelos, es una burla a los usuarios. Esta conducta lesiva, contrasta con servicios, inclusive a menor precio, por viejas y prestigiosas líneas como United, Aerolíneas Argentina... Copa Airlines, ha hecho de la informalidad una regla oscura en el servicio de trasporte aéreo, ofreciendo un servicio en los Estados de Maryland, Virginia, donde se concentra la población migrante de Centro América, Panamá y Perú.
El Observatorio Visión País
2025, de la Asociación Panameña de
Ejecutivos de Empresas (Apede) señala
que mientras a la “zona de tránsito” se
destina el 75% del presupuesto de inversión del Estado, en las comarcas la pobreza y la marginalidad son mayores y sólo se le destina el 2%. En Darién esta cifra es aún menor, apenas
un 1% y un 3% en las provincias
centrales.
La disparidad, en cuanto ingreso es causada, en parte, por la mala asignación de la inversión pública. La pobreza
rural supera más de la mitad de la población nacional y la leve baja del
desempleo informal contrasta con el alto crecimiento.
Para el presidente de la
Comisión Visión País 2025 de Apede, Fernando Aramburú, existe mucha concentración
de poder y poca confianza en los
organismos del Estado. La inclusión pasa por resolver la marginalidad de la
salud, educación y el acceso a los servicios básicos.
No se puede seguir manteniendo el subsidio a la clase media y a los ricos y que el creciente sector informal termine en carga social. El sistema educativo, es centralizado y rígido, sin competencia ni incentivos para mejorar, y los recursos se concentran en las áreas urbanas y en gastos de funcionamiento.
El sector agropecuario ha vuelto
hacia el mercado interno, con muy poco nivel de tecnología y mecanización. El
sistema de protección arancelaria ha dejado al agro fuera de la competencia
internacional, explica Manuel Luna G, de la revista Capital.
mluna@capital.com.pa
En este contexto, la acción de ACNUR de Panamá permite conocer y
comparar la cruda realidad de los niños refugiados en otras partes del
mundo con la marginalidad en América
Latina.
La situación de Siria, por ejemplo, es mostrada con jóvenes
somalíes que viven en el mayor campo de refugiados del mundo, en Kenia. El lugar alberga casi 400.000 refugiados, la
mayoría de los cuales han huido del conflicto, sequía y hambruna que azotan a
Somalia desde hace 23 años.
En Panamá hay 2,370 personas
refugiadas, en su mayoría de nacionalidad colombiana aunque recientemente ha
habido un incremento de solicitantes
venezolanos y salvadoreños. El trabajo del ACNUR involucra acciones de fortalecimiento del
sistema de asilo en la condición de refugiado,
que permiten, de esa manera, su integración local, a través de
orientación y acompañamiento a la residencia permanente.
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