Escribe: Jorge Zavaleta Alegre | Opinión - 19:16h
Después de cincuenta años, aparecen en América Latina emergen nuevas situaciones que enriquecen la memoria de sus ciudadanos, respecto a la necesidad de promover cambios integrales de los Estados democráticos para evitar que el olvido y la indiferencia sigan dominando la vida futura.
A lo largo de once largos capítulos, Jan Lust, economista holandés, egresado de la Universidad de Amsterdam y profesor en centros académicos de Perú y México, presenta un amplio estudio sobre los movimientos revolucionarios, a partir de la experiencia de Cuba y los avances especialmente en Sudamérica.
El libro de Lust, Lucha revolucionaria 1958 – 1967, constituye un valioso recuento y análisis enriquecido con testimonios de líderes en plena actividad pública. En lo que va del nuevo milenio, se aprecia la presencia de presidentes en Uruguay y Brasil, José Mujica y Dilma Rousseff, militantes en los movimientos guerrilleros Tupamarus y Vanguardia Revolucionaria Palmares, respectivamente. En Argentina, una vertiente del peronismo, con los esposos Kirchner, y Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, en la conducción de Venezuela, Bolivia y Ecuador, intentado modelos de renovación del Estado tradicional.
Vive aún en el recuerdo popular el asesinato del Che, del poeta Javier Heraud, militante del Ejército de Liberación Nacional; de Luis de la Puente Uceda, fundador, junto con Gonzalo Fernández Gasco, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria - MIR, entre otras expresiones de necesario cambio en la historia del Perú.
También se advierte que en cincuenta años, son escasos los cambios en el Perú, de manera estructural, a favor de los explotados y oprimidos. El gobierno de Velasco, solo fue capaz de suspender por siete años, los pasos del neoliberalismo.
Del gobierno de Ollanta Humala se analiza la expectativa que despertó su programa inicial, y que al ganar las elecciones, en lo económico ha seguido la orientación de sus predecesores, rescatando, por cierto, el énfasis de la gestión en los programas sociales para aliviar la pobreza.
De los diversos testimonios de las guerrillas peruanas, Lust, enfatiza el rol del MIR, movimiento que surge como respuesta a la conciliadora alianza popular revolucionaria americana que fundó Haya de la Torre, en México de 1917.
Entre los diversos testimonios que publica Lust, cabe mencionar el de Julio Rojas Julca, quien formó parte del MIR, y explica el rol de los campesinos (por ejemplo de la emblemática Comunidad de Catacaos de Piura) en la lucha por sus tierras, pero que sus líderes tenían poca experiencia política. La selección para viajar a China o Cuba no necesariamente fue rigurosa y tampoco la revolución china puso énfasis en la formación militar sino ideológica de sus cuadros. La gente que apoyó el MIR fueron los amigos y familiares de los guerrilleros. Al estallar el movimiento guerrillero, la represión fue intensa en Piura y se extendió a varias regiones del país…
En suma, la acción guerrillera fue simiente para la izquierda democrática, que en 1985, alcanzó una candidatura presidencial, la de Alfonso Barrantes, pero no ha logrado aún un proyecto de unidad, en tanto las fuerzas del mercado consolidan el país mono exportador de materias primas y un ejército de consumidores con bajos salarios.
El balance político de los años sesenta, facilita la comprensión de los problemas y las condiciones económicas, sociales y políticas que llevaron a la insurgencia de los movimientos guerrilleros peruanos, y “descubre las causas de la derrota desde las concepciones estratégicas y tácticas de la misma guerrilla”.
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