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Los nuevos aportes de
la tecnología pueden mitigar dramas
vigentes. Pruebas de fuego para los procesos de descentralización, con un Estado empírico y empleados anómicos.
Del intercambio
entre las universidades Politécnica de
Valencia y la Universidad Nacional de
Ingeniería, que celebra este mes 136 de presencia académica en la Comunidad
Latinoamericana, se conocen nuevos aportes para dar respuestas a las crecientes necesidades de poblaciones que sufren la violencia del cambio
climático. En las faldas de las cordilleras del macizo andino o en la Amazonía,
donde UNICEF da a conocer la situación de emergencia de los niños y sus
familias en la Región Loreto tras las inundaciones de los ríos.
“Existen 366 mil
personas afectadas y damnificadas, de los cuales 146,700 son niños, niñas y
adolescentes que se encuentran en riesgo de enfermedades diarreicas,
infecciones respiratorias, y problemas de malaria, dengue y leptospirosis”,
señala un informe de esa organización.
Es factible la
utilización de ceniza de cáscara de arroz (cca) en materiales de construcción
no convencionales para viviendas de bajo coste económico y ecológico, es una de
las conclusiones de un reciente ciclo de
capacitación a microempresarios.
La realidad nos indica
que a pesar de los esfuerzos de los Estados y de las poblaciones no se alcanza
a cubrir ni siquiera el crecimiento del déficit habitacional. Las soluciones
tecnológicas que hoy se utilizan, por su costo, no inaccesibles a los grupos
más desfavorecidos.
Las emisiones de gases
de efecto invernadero en la atmósfera, van en aumento, generando un cambio
climático no natural, irreversible a corto plazo, nocivo para la vida humana y
la naturaleza, que se manifiesta en el acelerado deshielo de decenas de nevados
y limitación de riego de las parcelas de
autoconsumo.
Los laboratorios más
prestigiados del mundo certifican que la industria de la construcción es
responsable de la emisión de un 40% de CO, siendo así la que más aporta al
deterioro del medio ambiente.
Investigadores de la UNI
y UPV han sumado conocimientos y
experiencias y han verificado la utilización de puzolanas en la producción de
morteros y concretos para revestimientos y fabricación de componentes
constructivos con base “cementicia”. mencionados.
En Perú ya se han
identificado y localizado puzolanas, que garantizar la utilización de las
cenizas de cascarilla de arroz (CCA) que tienen alto contenido de sílice,
ingrediente sustancia de una excelente puzolana.
Los estudios indican
que en el Perú se produce casi 2.500.000 de toneladas métricas anuales de
arroz, para unas 600.000 toneladas métricas anuales de cascarilla de arroz, que
terminan en los cauces de agua o son quemadas al aire libre.
Por lo tanto, la
propuesta se orienta también a solucionar la disposición del contaminante
residuo. Las viviendas que utilizan las cenizas del arroz pueden recurrir a
otros elementos constructivos de muros y techos fabricados con caña y bambú,
recursos que ayudan a mantener y conservar la belleza y la tradición de la
arquitectura popular. Los empresarios
que participaron en el taller práctico en de Ingeniería Civil de la UNI apreciaron la producción de tejas y bloques de
concreto, viguetas, domos simples, y revestimiento de un domo con caña y
paneles de quincha.
Tema de otro comentario: Las investigaciones
sobre cómo acortar los períodos de desarrollo de los juncos y la totora que
producen las comunidades del Titicaca pueden mejorar la vivida y ampliar las
posibilidades de un turismo que asombra y cautiva al visitante.
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