JORGE ZAVALETA ALEGRE.
Foto cortesia de Martha Guillen,
TIME.-Los ucranianos han dicho al mundo
que Rusia podrá destruir todas sus iglesias pero no podrán destruir su fe. Ucrania
cuenta actualmente con más de 140 mil sitios patrimoniales y con unos 132 mil
monumentos, entre históricos y arqueológicos, los cuales se encuentran ahora en
grave peligro de desaparecer o sufrir severos daños.
Este comentario también se escucha en Nueva York, donde
un equipo del programa de salud asiste a
los inmigrantes de Ucrania que hablan de la “catástrofe cultural” que azota a su país.
La Unesco ha reconocido la
necesidad de aplicar la resolución 2347 del Consejo de Seguridad de la ONU, en
el que se “condena la destrucción ilegal de sitios y de objetos religiosos, así
como el pillaje y el tráfico de bienes culturales provenientes de sitios
arqueológicos, de museos, de bibliotecas y archivos”.
La Unesco también demanda “la
protección del patrimonio cultural ucraniano, que da cuenta de la rica historia
de ese país”. “La comunidad internacional tiene el deber de proteger y
preservar para las generaciones futuras”.
Las obras de arte e instituciones
históricas, han soportado un terremoto sobre “siglos de historia desde
el período bizantino hasta el barroco”.
Según personal de la Unesco y la policía de aeropuertos y puertos
marítimos dan cuenta que “el patrimonio
cultural es un patrimonio común, y la
inspiración para toda la humanidad, tiene el poder de unirnos y es fundamental
para lograr la paz”.
Pero la Vida y el Patrimonio Cultural de Ucrania que están
siendo violados por el gobierno de Rusia
en este 2022, no tienen reemplazo, y se supone que la reconstrucción no borra el
delito, y casi nunca se cumple con esa promesa.
En Ucrania, la religión mayoritaria
es el Cristianismo, más del 85% de su población lo profesa. Se suman el Islam, Hinduismo, Budismo, Animismo, Judaísmo.
Ukraine, con su capital nacional de Kiev, escenario de multiples encuentros interoceanicos, cuyos invitados visitaban un amplio circuito de iglesias, como la Catedral de Santa Sofía de Kiev, el Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas, la Iglesia de San Andrés. En 1992 se realizo una cita de profesionales de la salud de New York y otras ciudades del mundo. En el 2022, NY es una ciudad donde son bienvenidos los ukranianos.
(El balance COVID-19: 16/03/2/022:
Confirmados: 5.040.518. Muertos: 112.459. Vacunadas: 15.221.792 (36,75%)
La invasión rusa arrojó su primer desastre patrimonial con el incendio del Museo Histórico y Cultural de Ivankiv. La destrucción es una pérdida irreparable para la autoridad histórico-cultural de Ucrania”, comentan servidores de la Reserva Histórica y Cultural de Vyshhorod.
Son numerosos los monumentos históricos y
arquitectónicos y sitios arqueológicos que están bajo la amenaza de bombardeos
de artillería y movimiento descontrolado de camiones militares pesados.
El ministerio de Cultura y
Política de Información de Ucrania, escribe en sus redes que “las acciones
rusas ya han causado daños a la antigua ciudad de Tavriian Khersones, incluida
en la lista del Patrimonio Mundial, así como al Palacio Bakhchisaray de los
Khans de Crimea”.
Kharkiv, reconocida en el
catálogo de la Unesco como “ciudad creativa” para la Música, también
experimentó las consecuencias de los ataques rusos.
El legendario centro histórico de
Tchernihiv y el monumento en memoria de los más de 30 mil judíos masacrados en
la ciudad de Babyn Yar en 1941, durante el holocausto nazi, han sido otras de
las afectadas por los bombardeos.
La prensa internacional da cuenta
que Kiev ocupa un lugar especial en la interpretación que hace Putin de la
historia de Rusia y sus raíces. Muchos hallazgos realizados en Ucrania durante
el siglo XIX y principios del XX ya se encuentran en los dos mejores museos
rusos.
También hay pruebas de que los
objetos de las excavaciones arqueológicas en Crimea se han enviado al Museo del
Hermitage de San Petersburgo”.
Desde el Instituto Smitshsonian
de EEUU se leen mensajes sobre la
necesidad inminente de preservar los bienes culturales de Ucrania que comprende
museos, galerías de arte y espacios de investigación, que ha emprendido un plan
para rescatar de la guerra todas las obras y objetos artísticos posibles.
La Unesco informa como Patrimonio
Cultural de la Humanidad: el conjunto del centro histórico de Lviv –ejemplo
destacado del cruce entre las tradiciones de Italia, Alemania y la Europa
Oriental–; la residencia de los metropolitanos de Bucovina y Dalmacia –otro
ejemplo de amalgama de estilos arquitectónicos concebido por el checo Josef
Hlavka en el siglo XIX.
Además, el arco geodésico de
Struve –serie de puntos de triangulación construidas por el astrónomo Friedrich
Georg Wilhelm Struve a mediados del siglo XIX–. Y la Catedral de Santa Sofía de Kiev
–representante fundamental de la Nueva Constantinopla.
“Según los datos de los servicios
de Inteligencia, los rusos han preparando un ataque aéreo contra la catedral de
Santa Sofía en Kiev, patrimonio de la Humanidad.
Desde la destrucción de la
Biblioteca de Alejandría hasta los bombardeos nazis sobre enclaves históricos
europeos durante la Segunda Guerra Mundial, pasando por la mutilación del
Partenón de Atenas al calor de la guerra de la Liga Santa en el siglo XVII, la
destrucción de la cultura ha sido un mecanismo muy recurrente para eliminar la
memoria, valores y legado colectivo de los adversarios.
En los últimos años, se han
producido muchos otros casos similares en países como Yemen, Libia, Myanmar o
incluso achina. También se recuerda la destrucción de patrimonio cultural sirio
e iraquí a manos de la organización terrorista Dáesh.
Según UNESCO, ejemplos como los
anteriores son el fruto de campañas deliberadas de “limpieza cultural”
destinadas a la destrucción del ser inmaterial de los pueblos.
UNESCO instaba recientemente a
reforzar la cooperación entre los Estados, la Organización Mundial de Aduanas,
el Consejo Internacional de Museos, las casas de subastas y las agencias
policiales a nivel internacional con objeto de impedir que los bienes
sustraídos de una zona de conflicto puedan ser vendidos por sumas millonarias a
través de redes de tráfico internacional, que burlan cualquier aduana o servicio
policial.
La dimensión del tráfico ilegal
de obras de arte a nivel internacional es escalofriante y su volumen no deja de
crecer año tras año. La base de datos de INTERPOL, creada a partir del sistema
de monitoreo PSYCHE, ha registrado hasta la fecha más de 51.000 bienes
culturales robados en 134 países, muchos de los cuales circulan todavía en el
mercado ilegal del arte.
La Comisión Europea, por su
parte, estima el valor total de las importaciones anuales de este tipo de
bienes en la nada desdeñable cantidad de entre 2.500 y 5.000 millones de euros,
tan solo superado por el tráfico internacional de armas y de estupefacientes.
El Consejo de Seguridad aprobó en
2015 la Resolución 2199 para prohibir el comercio ilegal de bienes culturales
procedentes de Siria e Irak. Sin embargo, la falta de armonización de las
regulaciones nacionales todavía favorece lagunas legales que diezman la
eficacia de las convenciones internacionales en la materia. La sofisticación de
los métodos de compraventa hace que los cazatesoros se movilizan con facilidad
asombrosa.
Como señala la propia UNESCO, “la propiedad
cultural quizá no sea un arma para matar o bombardear objetivos, pero sin duda
tiene el potencial de hacer sostenibles estas acciones si cae en las manos
equivocadas”.
Según la Organización Mundial de
Aduanas, la estrecha relación entre el robo de arte, el lavado de dinero, es un
fenómeno que atrae hasta grandes magnates del petróleo o narcotraficantes, los
ejemplos de la triangulación entre dichas prácticas son abundantes.
La magnitud de este mercado, es cifrado
en 67.400 millones de dólares en 2018 según FMI. UNESCO ofrece una pequeña
selección panorámica: la mayor parte de los países africanos han perdido
alrededor del 95% de su patrimonio cultural, por ejemplo.
Tras la guerra de independencia
de 1971, Bangladesh ha visto cómo se destruían 2.000 templos hindúes en todo el
país y cómo cerca de 6.000 piezas de gran valor histórico fueron sustraídas
ilícitamente por traficantes culturales. En el caso de Irak, durante la guerra
del Golfo de 1991 se estima que unos 15.000 objetos fueron robados del Museo de
Bagdad durante el transcurso de las operaciones militares de la coalición
internacional; solo 7.000 fueron recuperados.
En este contexto, la diplomacia
cultural ha sido siempre una herramienta fundamental para la cooperación
internacional en la lucha contra el tráfico ilegal de bienes culturales y en
los esfuerzos en favor de su protección y conservación in situ.
Testimonios de turistas que
visitaron Kiev y otras ciudades de Ucrania revelan, en síntesis forzada que los
monumentos históricos de mayor atención son los siguientes: El Monasterio de
las Cuevas de Kiev. Catedral de Santa Sofía de Kiev. Monasterio de San Miguel
de las Cúpulas Doradas. Iglesia de San Andrés
de Kiev. Catedral de San Vladímir. Catedral
de San Nicolás. Iglesia de la Puerta de la Trinidad. La capital ucraniana fue
considerada como el centro histórico de la civilización eslava oriental y de la
cristiandad ortodoxa.
Kiev, Foto cortesia Martha Guillen, periodista peruana, residente en Europa
Hace unos días la prensa europea
y americana recordaron la obra de Anna Stepánovna Politkóvskaya, periodista rusa nacida en Estados Unidos y de
ascendencia ucraniana. Se formó como activista por los derechos humanos y fue
reconocida por su oposición al conflicto checheno y a las políticas del
presidente ruso Vladímir Putin. Fue asesinada el 7 de octubre del 2006 en Moscú.
papeldearbol asociado a TIME
CULTURAL
PROPERTIES OF UKRAINE ON THE WAY TO OTHER WORLDS
JORGE
ZAVALETA ALEGRE.
The
Ukrainians have told the world that Russia will be able to destroy all their
churches but they will not be able to destroy their faith. Ukraine currently
has more than 140,000 heritage sites and about 132,000 monuments, including
historical and archaeological, which are now in serious danger of disappearing
or suffering severe damage.
This
comment is also heard in New York, where a team from the health program assists
immigrants from Ukraine who speak of the "cultural catastrophe"
plaguing their country.
UNESCO
has recognized the need to apply resolution 2347 of the UN Security Council,
which "condemns the illegal destruction of religious sites and objects, as
well as the looting and trafficking of cultural property from archaeological
sites, of museums, libraries and archives.
UNESCO
also demands "the protection of the Ukrainian cultural heritage, which
accounts for the rich history of that country." "The international community
has a duty to protect and preserve for future generations."
Works
of art and historical institutions have withstood an earthquake over
"centuries of history from the Byzantine to the Baroque period."
According
to UNESCO staff and the airport and seaport police, they realize that
"cultural heritage is a common heritage, and inspiration for all humanity,
has the power to unite us and is essential to achieve peace."
But
the Life and Cultural Heritage of Ukraine that is being violated by the Russian
government in this 2022, has no replacement, and reconstruction is not supposed
to erase the crime, and that promise is almost never fulfilled.
In
Ukraine, the majority religion is Christianity, more than 85% of its population
professes it. Islam, Hinduism, Buddhism, Animism, Judaism are added.
(COVID-19
balance: 03/16/2022: Confirmed: 5,040,518. Deaths: 112,459. Vaccinated:
15,221,792 (36.75%)
The
Russian invasion brought its first heritage disaster with the burning of the
Ivankiv Historical and Cultural Museum. The destruction is an irreparable loss
for the historical-cultural authority of Ukraine”, comment servers of the
Historical and Cultural Reserve of Vyshhorod.
Numerous historical and architectural
monuments and archaeological sites are under threat from artillery shelling and
uncontrolled movement of heavy military trucks.
The
Ministry of Culture and Information Policy of Ukraine writes in its networks
that “Russian actions have already caused damage to the ancient city of
Tavriian Khersones, included in the World Heritage list, as well as to the
Bakhchisaray Palace of the Crimean Khans. ”.
Kharkiv,
recognized in the UNESCO catalog as a "creative city" for Music, also
experienced the consequences of the Russian attacks.
The
legendary historic center of Tchernihiv and the monument in memory of the more
than 30,000 Jews massacred in the city of Babyn Yar in 1941, during the Nazi
holocaust, have been others affected by the bombings.
The
international press realizes that kyiv occupies a special place in Putin's
interpretation of Russia's history and its roots. Many finds made in Ukraine
during the 19th and early 20th centuries are already in the two best Russian
museums.
There
is also evidence that objects from archaeological excavations in Crimea have
been sent to the Hermitage Museum in St. Petersburg."
From
the Smithsonian Institute of the USA, messages are read about the imminent need
to preserve the cultural assets of Ukraine, which includes museums, art
galleries and research spaces, which has undertaken a plan to rescue all
possible works and artistic objects from the war.
UNESCO
reports as Cultural Heritage of Humanity: the whole of the historic center of
Lviv –an outstanding example of the intersection between the traditions of
Italy, Germany and Eastern Europe–; the residence of the metropolitans of
Bukovina and Dalmatia – another example of amalgamation of architectural styles
conceived by the Czech Josef Hlavka in the 19th century.
In
addition, the Struve geodesic arc – a series of triangulation points built by
the astronomer Friedrich Georg Wilhelm Struve in the mid-19th century. And the
Saint Sophia Cathedral in kyiv –a fundamental representative of the New
Constantinople.
“According
to data from the Intelligence services, the Russians have prepared an air
attack against the Saint Sophia Cathedral in kyiv, a World Heritage Site.
From
the destruction of the Library of Alexandria to the Nazi bombing of European
historical sites during World War II, passing through the mutilation of the
Parthenon in Athens in the heat of the war of the Holy League in the
seventeenth century, the destruction of culture has been a very recurrent
mechanism to eliminate the memory, values and collective legacy.