Jorge Zavaleta Alegre
Cincuenta seis años
después de la caída del régimen de Batista, la construcción del socialismo en
Cuba, la caída del Muro de Berlín en 1989 y los principales avances sociales en América
Latina encuentran una fuente de inspiración en las propuestas de los movimientos de izquierda y de las tardías
e inconclusas enmiendas del
neoliberalismo.
Cuando el Ejército Guerrillero
llegó a la Habana aquel primero de enero de 1959, el comandante Fidel Castro encargó al
Che Guevara que asumiera la atención del más grande hospital de la isla, donde
los gritos de los pacientes eran tan
intensos y lúgubres, que rompían el silencio nocturno de la capital
cubana.
No pasó mucho tiempo y ese
hospital – ahora Carlos Marx - se
convirtió en un referente mundial del tratamiento de la salud mental, así como la
inspiración de las políticas
prioritarias en pro de la salud integral, la atención a los niños, la mujer y
los ancianos. El apoyo al arte, la cultura y la educación como el instrumento
más sólido para la paz.
“Así
fusilamos al Che”, tituló la revista
española Interviú, en la edición especial 2001,
dedicada a su XXV aniversario:
Saluden a papá, fue la consigna que
ordenaba ejecutar al comandante Che Guevara, el 9 de Octubre de 1967. Diez años de aquella muerte, se conocía el
testimonio del general Luis Reque
Terán, responsable de la cuarta división del Ejército boliviano que protagonizó la
captura y ejecución del
líder revolucionario argentino-cubano.
Con documentación en mano, el general Terán detalla la operación anti guerrillera e indica que
fue el sargento Mario Terán, pariente de
Reque Terán, el encargado de acribillarlo
a balazos.
“Póngase sereno. Usted va a matar a un hombre”, dijo el Che al sargento,
mientras le indicaba que diera un paso atrás y cerrara los ojos antes de abrir la primera ráfaga.
El sargento no
se atrevía a matar al Che, pero
los insultos de su superior le conminaron a cumplir con su deber: “El Che cayó
al suelo con las piernas
destrozadas, se contorsionó y comenzó
a regar muchísima sangre. Yo recobré el
ánimo y disparé la segunda ráfaga…”
Abril 2015, en Panamá, la Cumbre de las Américas convocada por la OEA,
motiva la recuperación de la memoria histórica y los aportes
de Cuba a superar la marginalización,
la segregación o dominación económica y comercial.
Según la Comisión Económica
para la región (CEPAL), los países de América Latina y el Caribe deben cerrar
las brechas de la desigualdad con el objetivo de mantener la estabilidad de las
democracias. Advierte su secretaria ejecutiva Alicia Bárcena, al mismo tiempo
que alerta a tomar medidas para reducir la inequidad en la educación y los
ingresos e impulsar un desarrollo inclusivo y sostenible.
“Es necesario un cambio
estructural en la región que contemple la diversificación de la estructura
productiva de los países para reducir la dependencia de las materias primas”. CEPAL
proyecta el crecimiento de solo 1% para la Región en 2015
La cita de las Américas
evidencia la disposición de los gobiernos de EU y Cuba
para restablecer relaciones diplomáticas, pero también el desencuentro a la
orden ejecutiva firmada por el presidente Obama que clasifica a Venezuela como una
amenaza.
Obama goza del reconocimiento mayoritario de EU, como el
presidente más democrático al haber ejercido su poder para reivindicar el
derecho del migrante a los beneficios de la ciudadanía.
El encuentro
Obama-Castro es considerado en la propia Cuba como respetuoso y constructivo,
en el que ambos mandatarios expusieron sus puntos de vista acerca del proceso
de restablecimiento de relaciones diplomáticas.
Para Evo Morales, presidente
de Bolivia, quien mantiene relaciones tensas con EU, sostiene que América Latina es una fuerza vigorosa. «Es
hora de que el gobierno de EU no solo escuche la voz de nuestros pueblos, sino
la voz de su pueblo, que debe estar cansado de tantas guerras, de enterrar
tantos muertos. Es hora de que aprenda que debemos vivir en paz y con respeto, que
no tome como enemigos a «aquellos que quieren ser solidarios, los que luchan
por ideales nobles, los que salvan vidas, los que curan enfermedades, los que alivian el dolor de la gente”
El encuentro en Panamá no es el primero que dos líderes estadounidense y cubano se
saludan desde el encuentro de Eisenhower y Batista, Bill Clinton y Fidel Castro se vieron en la
sede de la ONU en Nueva York, en el 2000. Y Obama y Castro se saludaron en Johannesburgo en 2013, durante los
funerales de Nelson Mandela, el héroe de la reconciliación sudafricana. Las
relaciones diplomáticas con Cuba se interrumpieron en 1961.
El “embargo” se basa en un complejo legal estructurado por la Ley de Comercio con el Enemigo (Trading
With the Enemy Act) de 1917 y otras legislaciones más actuales como: Foreign Assistance Act de 1961; Cuban Assets
Control Regulation de 1963; Cuban Democracy Act de 1992; Trade Sanctions Reform
y Export Enhancement Act, estas últimas del 2000.
La presidenta Cristina
Fernández recalca sobre la amenaza a Venezuela “nadie en el continente se
olvida de Juan Bosch, Jacobo Arbenz, Salvador Allende, el asedio a los
sandinistas o la invasión a Granada”.
Paralelamente a la
cumbre presidencial, la Cumbre de los Pueblos, que convocó a más de dos mil
representantes debatió los temas de paz,
el bloqueo económico, comercial y financiero de EU contra Cuba y la ofensiva
económica, política y mediática contra Venezuela, con participación de sindicatos,
agricultores, comunidades indígenas, estudiantes, organizaciones de derechos
humanos, ambientalistas, feministas y todos los que tienen algo que decir sobre
los graves problemas que afectan a la
Región. La Cumbre de los Pueblos no abarca solo a un espacio sindical,
sino que es la plataforma que
presidentes de tendencia socialista usan como contacto con los pueblos
latinoamericanos.
Los descendientes
árabes se pronuncian por la solidaridad y de participación para que una nueva
relación entre las América sea más justa, en palabras de la Federación de
Entidades Panameña-Árabes.
De manera paralela a la
OEA, siguen actuando organizaciones como Alba para la integración económica, Unasur,
Petrocaribe y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
El consenso
latinoamericano se amplia. Hay reconocimiento
de las mismas aspiraciones de desarrollo económico, social, tecnológico y
cultural para atender los derechos a la salud, a la educación, a la
alimentación y a la vivienda.
Ante el deterioro
ecológico global, agravado por los países industrializados, la demanda popular
se expresa en un esfuerzo renovador
sobre bases de un régimen jurídico global que contemple los aspectos
indisociables del desarrollo y de la preservación de la naturaleza.
Esta aspiración
comparte en toda su amplitud el pueblo de Panamá, cuya nacionalización del
Canal Zone, constituye un hito en la vida del Continente, pero que no suficiente. George
Simenon, en Barrio Negro, una de sus
111 novelas, describe los males de la
economía y la marginalidad de los pobladores de Panamá:
El personaje central,
un migrante francés que llega a Panamá, contratado por una empresa colonial, se encuentra que
ésta está en quiebra y que los bancos se
niegan a pagarle. El protagonista, obligado a vivir en el barrio negro, “un
suburbio de mala fama”, separado de su esposa no solo por el nivel de vida,
sino por la gente a la que tratan, la desunión
de la pareja es cada vez mayor. Joseph, el protagonista de la historia, cae a partir de entonces, presa de una
paradójica fatalidad que ni él, ni el lector, sabrán cómo detener. Simenon, en
opinión de García Márquez, es el
principal escritor del siglo XX.