Papel de Arbol

miércoles, 18 de marzo de 2015

Esquisto y Arquitectura Global ILUSION O POSIBILIDAD


Jorge Zavaleta  Alegre.-
 El crecimiento económico a la velocidad de las dos últimas décadas, parecería que no se repetirá en la historia, salvo en aquellas economías  que  mantienen la tecnología en el manejo  de los recursos energéticos. Es decir, el liderazgo podrán mantenerse en manos de   EEUU y China, si analizamos el valor de los esquistos,  nombre que no tiene nada mágico - petróleo de esquisto (shale oil)–, pero está cambiando la dinámica  energética mundial con consecuencias económicas y geopolíticas.

La  CEPAL - Comisión Económica para América Latina y el Caribe nos habla ahora de un “desafío en la arquitectura global del desarrollo”, mensaje que en palabras de  la Agencia  Xinhua  implicará en “cómo movilizar recursos para el financiamiento productivo y poner en práctica las estrategias en la Agenda del Desarrollo Post-2015, que considera la Economía,  lo Social y Ambiental, como pilares  del “desarrollo sostenible".


CEPAL, reactualiza  la importancia de los bancos del desarrollo de América Latina (ALIDE, por ejemplo agrupa a más de ochenta instituciones de larga trayectoria), la necesidad de aquella banca de desarrollo nacional, regional y global en la canalización de recursos hacia la inversión y el desarrollo. Incide también  en la capacidad de movilización doméstica de los países y reducir la evasión tributaria,  a nivel doméstico como hacia el exterior, a través de los "paraísos fiscales".

EL ROL  DE LA ENERGIA
La energía es la clave para  hablar de desarrollo social. La historia señala que en Escocia fueron ubicadas tres colinas de escombros de esquistos en West Lothian, esa primitiva industria de parafina.   El petróleo de esquistos fue una de las primeras fuentes de aceite mineral usadas por los humanos.

A finales del siglo XIX, se construyeron plantas para extracción de shale oil en Australia, Brasil y Estados Unidos. China (Manchuria), Estonia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, España, Suecia, y Suiza producían shale oil a comienzos del siglo XX.

El descubrimiento de petróleo crudo en Medio Oriente a mediados del siglo XX paralizó a la mayoría de estas industrias, aunque Estonia y Noreste de China mantuvieron la  extracción hasta comienzos del presente siglo.
El aumento de los costos del petróleo a comienzos del siglo XXI, han provocado el reinicio de la extracción y/o de exploración en Estados Unidos, China, Australia y Jordania.  


Fuentes científicas señalan que Estados Unidos se convertirá en el primer productor de petróleo en 2017,   que se percibe en gran parte por su crecimiento del 2014 y el  auge del crudo y del gas de esquisto, mediante un proceso más complejo que posibilita la extracción del interior de las rocas. En 2035 llegará el autoabastecimiento, convirtiéndose en un país que incluso sería capaz de exportar energía a mediano plazo.  

"Está reduciendo su importación de gas y petróleo y eso le permite mejorar su balanza de pagos, un peso que estaba condicionando gravemente a la economía estadounidense", según informa la  BBC y  The Economist:

ARGENTINA Y VACA MUERTA
Estados Unidos no está solo en esta carrera que puede cambiar el panorama geopolítico global. Los campos de petróleo y gas de esquisto en la zona de Vaca Muerta, en Argentina, explicarían la decisión del gobierno de expropiar YPF, controlada por la española Repsol.

"El éxito que ha tenido en Estados Unidos reduciendo el precio del gas doméstico ha abierto los ojos a los gobiernos de todo el mundo desde Australia y China hasta Argentina.

La fiebre ha alcanzado a las costas europeas, que tienen una gran dependencia energética de Rusia y Medio Oriente. En Francia y Alemania hay  presión para que se levante la prohibición  sobre la técnica de fractura hidráulica, clave para la explotación de gas y petróleo de esquisto. En Reino Unido, el gobierno autorizó a fines del año pasado el uso de esa técnica que había prohibido en 2011, luego de que se registraran dos temblores sísmicos en el norte del país.

La tecnología norteamericana para realizar el “fracking” o rompimiento de napas geológicas, se ha depurado y con ello ha aumentado considerablemente la extracción del  shale oil. Se puede apreciar entonces un cambio o reordenamiento en el mapa energético mundial.

Para los productores de petróleo esta nueva realidad  es mala noticia, ante las posibilidades de que EEUU se convierta en exportador. Se prevé que no le va a seguir comprando gas a Perú y que va a reducir las importaciones de petróleo desde Venezuela, comenta la BBC.

Algunas políticas que está adoptando Estados Unidos ya estarían influenciadas por la nueva perspectiva de una mayor autonomía. Uno de esos cambios sería, por ejemplo, el enfriamiento de las relaciones con Arabia Saudita.  “Medio Oriente tiene que prepararse igual por todo el tema de las negociaciones de Cambio Climático”.

De los 41 países medidos sólo China tiene más esquistos. Argentina también tendría un gran caudal de petróleo de esquisto (shale oil) después de Rusia, EE.UU. y China.  Argentina podría competir con Venezuela como principal productor sudamericano de combustibles.

En los últimos cinco años, la producción de gas de esquisto en EEUU se ha extendido por grandes superficies de Texas, Luisiana y Pensilvania.  China e India, que tienen economías en intenso desarrollo y dependen del carbón para generar electricidad, tendrían  un gran potencial de gas de esquisto.

En las próximas décadas el gas de esquisto revolucionará la industria y cambiará el mundo. Impedirá la aparición de nuevos carteles, alterará la geopolítica y desacelerará la transición a energías renovables.

Antes de 2007 parecía que Estados Unidos y Europa verían eclipsar su poder global al tener que doblegarse ante sus proveedores de energía.

El desarrollo del gas de esquisto también podría representar cambios para China, que se ha visto obligada a acudir a países conflictivos como Irán, Sudán y Birmania para cubrir sus necesidades de energía, complicando los esfuerzos de Occidente por promover políticas globales para afrontar a esos países.

El gas de esquisto tiene también sus detractores, incluido el ex primer ministro ruso Vladimir Putin. Analistas de Wall Street  no están convencidos de que el gas de esquisto tenga el potencial de revolucionar la industria de la energía. Los argumentos en contra que ofrecen giran en torno al costo de su explotación y los riesgos medioambientales que implica su producción.


Para Energía16, publicación del Grupo EIG de España,  Estados Unidos podría convertirse en el mayor productor de petróleo del mundo, agudizando aún más la competencia existente con  otros productores.

A manera de conclusión. El gas de esquisto pone en tela de juicio el argumento de la independencia energética favorecido por las energías renovables. Pues al igual que la eólica y solar es también producido localmente, reduciendo el costo de las importaciones de crudo, gas y sus derivados. La nueva arquiectura global es una exigencia.