Por Jorge Zavaleta Alegre. Fotos de Gustavo y Virginia Stuart. Pinturas de July Balarezo
Caraz y Huaylas en la Cordillera Blanca, Ancash, Perú
El futuro de la prensa escrita dependerá única y exclusivamente de su calidad, porque siempre existirán personas interesadas en contenidos que ayuden a la mejor comprensión y análisis de la convivencia humana. La historia del periodismo registra aleccionadores antecedentes, que sobresalen en la avalancha de las diversas fuentes electrónicas:
Hasta principios de la década del sesenta circulaba en América Latina, la revista brasileña O Cruceiro, con su célebre caricaturista y dibujante de cómics, autor de El Mal Amigo “O Amigo da Onça”, que apareció por primera vez en 1943.
Ese gran humorista, Péricles de Albuquerque Maranhão (Recife 1924 – Río de Janeiro 1961), con “O Amigo da Onça” llegó a la intimidad de miles de hogares, incluyendo los de Caraz, pequeña ciudad peruana, entre cordilleras de nieve perpetua, lagunas y ríos turbulentos, que los turistas europeos la llamaban “Suiza Peruana”, con sobrecogedora contemplación del templado valle, poblado por una secular pobreza que no ha variado sustancialmente.
En la casa paterna, Isaías Elías Zavaleta, con la misma lucidez de sus actuales 93 años, hablaba entre la familia y la radio sonora “Claridad” sobre el peligro de los cínicos, de aquellos siempre listos para sacar ventaja de todo, que ponían a sus interlocutores en situaciones humillantes y vejatorias.
“O Amigo da Onça”, no estaba asociado a los oprimidos y su lucha. Su movilidad social se daba en la falta de valores, en un mundo cuya competencia permanente exigía acciones libres de cualquier buen sentimiento para quien quiere ser vencedor.
¿Por qué esta introducción para hablar de Cambio16? Desde hace 20 años, a través de este Semanario he podido abordar y defender temas polémicos, que en sociedades aldeanas y conservadoras, como Lima, están dominadas por el criollo vivo, pícaro, adulador, arribista insaciable, racista, pedante, mendaz, inculto, prototipo de casi todos los políticos y sus seguidores que llegan al poder vía el “voto” o por golpes militares.
Egresé de la Facultad de Filosofía y Periodismo de la Universidad de Trujillo, cuando se iniciaba un proceso militar reformista encabezado por el general Velasco Alvarado. Ingresé a La Industria, la centenaria cadena regional del norte, que para sorpresa del mundo, acababa de ser transferida a la naciente Comunidad Laboral, por decisión de un oficial de la Marina de Guerra, representante de la familia propietaria.
Ese cambio de propiedad fue solo pasajera pantomima. Una sola referencia: en memoria a mi colega Juan Vicente Requejo, hijo de un médico español perseguido por el franquismo, puedo reiterar que fuimos privados de escribir durante un año por denunciar a la burocracia responsable de llevar adelante la impostergable Reforma Agraria, en un país dominado por relaciones semifeudales.
A ese poder de turno, le cayó como bomba la revelación del saqueo de las obras de arte y del menaje doméstico de Casa Grande, la hacienda que se extendía entre el puerto costeño de Malabrigo hasta los confines de la amazonia, atravesando Sunchubamba, un paraíso productor de carne y lácteos. Ese saqueo discurría en la primera transferencia de las tierras a los campesinos, ante la mirada impotente de cientos de “cutos”, trabajadores sin lóbulos de una oreja, arrancados por administradores de ascendencia alemana y sucesores, para acallar la rebeldía.
Durante el oncenio militar, diarios y canales más importantes fueron asignados teóricamente a diversos sectores sociales, pero en la práctica los procesos de cambio anunciados se fueron opacando con el progresivo cierrapuertas a la participación popular.
Con el retorno de la “democracia”, los diarios volvieron a sus antiguos dueños. Apareció el grupo Marka, con tirajes nunca antes logrados en el país. En sus páginas, era posible criticar la segunda presidencia de Fernando Belaúnde Terry que fue permisiva al enriquecimiento de sus principales colaboradores. En lugar de una simple nota sobre el saludo de las misiones diplomáticas al flamante gobernante, publiqué los testimonios de los quince empleados de servicio doméstico en el Palacio de Gobierno, alentando la emocionada propuesta de un primer sindicato en el corazón de la Casa fundada por Francisco Pizarro y denunciamos las tretas del servicio de inteligencia que pretendía acallar el nuevo remate del petróleo amazónico.
Cuando cayó el Muro de Berlín, comenzaron a llegar a Lima, las más prestigiosas publicaciones, entre ellas Cambio16. Los esfuerzos del colombiano Daniel Samper se coronaron en Bogotá. Cambio, en poco tiempo, pasó a manos de Gabriel García Márquez, y en este 2010, el semanario, es víctima del fundamentalista neoliberal de Álvaro Uribe, que el Tribunal Constitucional le acaba de cerrar el intento de una tercera reelección, por su peligroso ultraliberalismo.
Cambio16 en el Perú, fue perseguido y secuestrado por Alberto Fujimori, quien remató más de 200 empresas públicas a precios irrisorios, en manos de una mafia administrativa y una irrestricta maquinaria represiva para acabar con el demencial Sendero Luminoso. Por eso, Fujimori ha sido condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y corrupción generalizada.
La maquinaria de ese régimen requisó Cambio, porque se puso al descubierto que la delimitación fronteriza ecuaperuana, no podía ocultar el tráfico de armas, el maltrato a soldados adolescentes y los espeluznantes indicadores de enfermedades tropicales, desempleo y otros males, aún vigentes.
Cambio16 permanece en la mente y en el corazón de destacadas personalidades de la cultura de los países andinos que nos sigue dando su solidaridad para revelar los daños del continuismo del gobierno aprista. Siguen intactas las lacras de la corrupción, la pseudo descentralización, nula voluntad de reformar el Estado, primacía del capital transnacional que ha encontrado tierra fértil en una sociedad mercantilista, que asocia estabilidad macroeconómica con prosperidad para una minoría, e ignora los reclamos de una educación de calidad, empleo, seguridad, justicia para todos.
Cambio16 libra batalla contra la filosofía del perro del hortelano que alienta el despojo de los recursos naturales de propiedad de milenarias comunidades para favorecer a modelos económicos mono exportadores de materias primas, con estrategias, aparentemente distintas, a las de siglos atrás, que arrancaron, a sangre y fuego, el oro y la plata de los templos del Sol y de la Luna, y después de las montañas y socavones.
Cambio16, desde el Perú, ha puesto al descubierto el terrible endeudamiento externo, inducido por esas cajas abiertas que son los bancos multilaterales. Los diferentes y costosos programas de “desarrollo”, sin evaluaciones de resultados, y evasiones fraudulentas de derechos laborales de cientos de consultores como las que practica el BID, merecen nuevas alternativas que ya emergen desde el Brasil, Bolivia o Uruguay.
Ahora, en medio de millones de news paper, canales de tv, o redes sociales, Cambio16 está cerca de múltiples medios, desde emisoras comunitarias de mapuches chilenos, otovalos ecuatorianos, ashaninkas peruanos, hasta prestigiados centros académicos y agencias y diarios on line como Argenpress, El Mercurio, el diario La Primera de Lima, Prensa Ancashina, La Industria de Trujillo, y Gestión, que en su primera etapa, con la dirección del economista Manuel Romero Caro, trató de formar alianza con Cambio16, como se hizo en otro momento con Time. Recordemos que el Perú tiene los más bajos índices de lectura, después de Haití, y su clase dirigente, no obstante los tiempos de globalización comercial, vive ensimismada en la agenda de sus fiestas sociales, que en el conocimiento profundo del acontecer internacional.
Otra gran satisfacción personal es la simpatía del entorno familiar. De July Z. Camerieri, psicóloga en Maryland; de Jorge, crítico de cine y siguiendo un doctorado de literatura en Pittsburgh y de July Balarezo, pintora y profesora de historia, que compartimos semana a semana los contenidos de este privilegiado oficio de estar siempre cerca, muy cerca, de las esperanzas populares.
Marzo, 2010
Edicion 2000 de Cambio16, Madrid
Revista Semanal del Grupo Periodistico Español C16
http://www.cambio16.info/