Jorge Zavaleta Alegre. Cambio16-Madrid.-
La Corte Internacional de Justicia de La Haya emitió el 27 de enero su veredicto sobre el
diferendo marítimo entre Perú y Chile,
en un momento, en que ambos países
mantienen inversiones por encima de los 20 mil millones de dólares,
aunque las rentas no benefician aún a las grandes mayorías y
menos aún de quienes habitan sus fronteras.
La Corte, en palabras del presidente peruano, ex comandante del ejército Ollanta
Humana, no ha reconocido la validez
de la posición peruana, lo que significa que hay un camino de “200 millas de la frontera marítima con
Chile. Ha procedido a establecer un límite
que otorga a Perú de derechos soberanos sobre un área estimada en 50 mil
kilómetros cuadrados.
El fallo sobre el diferendo marítimo se resume así: “se
extiende en la intersección con el paralelo de latitud que pasa a través de
Hito N º 1 con la línea de bajamar, y se extiende por 80 millas náuticas a lo
largo de ese paralelo de latitud al punto A. A partir de este punto, el límite
marítimo discurre por la línea equidistante al punto B, y luego a lo largo del
límite de las 200 millas marinas medidas desde las líneas de base chilenas al
punto C”.
El gobierno peruano remarca que dicho el fallo
no perjudique o afecte la inviolabilidad de la frontera terrestre
establecido por el Tratado de 1929 y los trabajos de la Comisión Mixta de
Límites de 1929 y 1930, que estableció su punto de partida en el Punto
Concordia.
Perú está satisfecho con el resultado de esta opción de paz. El
Tribunal ha resuelto esta disputa mediante el establecimiento de la frontera
marítima entre los dos Estados en un final pacífico, de acuerdo con el derecho
internacional.
El Perú anuncia acciones inmediatas y las medidas para la
pronta implementación del fallo, y se espera que el Gobierno de Chile actúe de
manera similar. Hay expectativas sobre el futuro de este fallo, para profundizar los lazos de amistad,
confianza mutua y cooperación.
En esta fecha, el gobierno peruano sostiene que el país puede
sentirse satisfecho con el trabajo realizado, “ya que hemos ganado los derechos
de soberanía sobre unos 50.000 kilómetros cuadrados de territorio marítimo, lo
que representa más del 70 % de nuestra demanda”
Remarca, con entusiasmo: “Nuestros recursos y mejores
esfuerzos, incluidos los de nuestra política exterior, ahora pueden converger
en el gran objetivo nacional de promoción del desarrollo económico, la
inclusión social, con la ayuda de todos los peruanos. Sin embargo, también hay voces de insatisfacción, empezando por los pescadores en el mar de
Tacna.
CHILE Y BOLIVIA
El presidente Sebastián
Piñera declara que Chile mantiene casi la totalidad de sus
derechos de pesca'' y que “cumplirá y exigirá el cumplimiento del fallo, pero
dada la naturaleza de éste, la implementación deberá ser gradual”.
El mandatario chileno aclara que “la controversia básica era
determinar la existencia o no existencia de un acuerdo que fijó los límites
marítimos entre Chile y Perú. La posición peruana negaba la existencia de ese
acuerdo. Y solicitaba a la Corte que el punto de partida de esa línea equidistante
debía ser el punto 266”-
“Sin duda Chile discrepa profundamente de esta decisión, ya
que todos los acuerdos, declaraciones y alegatos hechos por Chile y Perú,
siempre se refirieron única y exclusivamente a las 200 millas. Sin perjuicio de
lo anterior es necesario destacar que el fallo reconoce y cautela en su total
integridad las 12 millas que constituyen en mar territorial de chilenos”,
afirmó Piñera.
Para Chile el fallo conserva
la casi totalidad de sus derechos de pesca e igualmente mantiene y respalda
íntegramente la colectividad y proyección de la ciudad de Arica.
ALGUNOS ANTECEDENTES
La delimitación es un diferendo planteado por Perú respecto a la soberanía de una zona
marítima en el Pacífico. Perú sostiene la no existencia de un tratado
específico de límites marítimos, en tano Chile considera la existencia de
tratados internacionales vigentes sobre la materia.
El área marítima en cuestión está entre el paralelo que cruza el punto donde
termina la frontera terrestre, en la línea de la Concordia («Hito 1» según Chile y el «Punto Concordia» según
el Perú) y la línea bisectriz a las perpendiculares a las costas chilenas y
peruanas.
La posición peruana es que Chile y el Perú nunca habrían
firmado un tratado específico. Los
instrumentos firmados en 1952 y 1954 corresponderían a acuerdos de una
"Conferencia sobre Explotación y Conservación de las Riquezas Marítimas
del Pacífico Sur", para resguardar los recursos marinos de flotas
extranjeras.
La Declaración de Zona
Marítima de 1952, firmada por delegados de Chile, Ecuador y Perú, define como
zona marítima de un país las 200 millas medidas desde la costa. En caso que se
encuentren islas, la zona marítima queda limitada por el paralelo, pero no
define que sucede cuando las 200 millas se superponen. Entre Chile y Perú no se
encontrarían islas en las 200 millas.
El Perú no reconoce los tratados de 1952 y 1954 como tratados
de límites marítimos ni con Ecuador, ni con Chile. La posición peruana, sobre la inexistencia
de tratados de límites marítimos con Chile, se vería reforzado por la fijación
de límites entre Perú y Ecuador que habría ocurrido en 2011. Ecuador y Perú
firmaron notas diplomáticas idénticas en las que se fija la frontera marítima, sin mencionarse
a los acuerdos de 1952 y 1954.
En noviembre de 2012, Ecuador y Perú firmaron una declaración
presidencial conjunta sobre reconocimiento internacional del golfo de Guayaquil
como «bahía histórica», en la cual se indica que el acuerdo suscrito en mayo de
2011 mediante notas reversales era uno «sobre límites marítimos». La integración económica y social es un
referente valioso para la nueva situación peruano-chilena.
Ecuador y Colombia definieron sus límites marítimos con los
instrumentos que firmaron en 1952 y 1954. Chile y el Perú firmaron los mismos
instrumentos.
Perú solicitó a Chile, durante los años 2000 y 2004, negociaciones tendientes a firmar un tratado
de límites marítimos, ante lo cual Chile respondió en el año que los acuerdos
de 1952 y 1954 constituyen tratados de límites marítimos entre ambos países.
Otra situación pendiente es la Mediterraneidad de Bolivia: la
situación es entendida en Chile como una dificultad para resolver el problema
de la mediterraneidad boliviana si decide otorgar una salida al mar por Arica.
En el Perú se considera que la solución para la demanda boliviana por Arica,
sólo será posible cuando esté resuelto el tema de la delimitación marítima.
EL DESARROLLO, LA MEJOR JUSTICIA
Existe entre otros proyectos el Anillo Energético Sudamericano, que une a los
estados de América del Sur para la producción de energía y su suministro. Esta
propuesta ha estado en tela de juicio debido a la inestabilidad política de
Bolivia, y ahora se abre un camino que debe propiciar Chile y Perú.
En síntesis, las
fronteras territoriales siguen limitando
la buena vecindad. La complejidad de estas demandas, no son de preocupación de los pueblos,
porque, valgan verdades, en los pueblos fronterizos de América del Sur, sus
pobladores viven siempre entre el olvido
secular y las demandas geopolíticas, que no siempre esconden oscuras
operaciones de comercio de armas y otras
amenazas.
En 1929, con la suscripción del Tratado de Lima, tras la
Guerra del Pacífico, se fijó la frontera terrestre entre la República del Perú
y la República de Chile –estableciéndose la reincorporación al Perú del
territorio de Tacna y la cesión definitiva a favor de Chile de la territorio de
Arica–. Dicho Tratado no definió cual
sería la frontera marítima entre ambos Estados.
Desde los años 1950 la suscripción de la Declaración de
Santiago de 1952, Chile sostiene venir
ejerciendo soberanía sobre el área en controversia, de manera ininterrumpida y
amparada en el derecho. Es por ello que la Armada chilena, en los casos que
naves pesqueras peruanas han cruzado el paralelo y efectuado actividades de ese
rubro, procede a detenerlos, trasladándolos hasta el puerto de Arica, lugar
donde se procede a confiscarles los productos marinos obtenidos y se dispone su
deportación a su país de origen.
El Perú rechaza que Chile estuviese ejerciendo soberanía sobre
el área en controversia amparado por el derecho, pues estima que aquél entonces
–año 1952 y 1954– no hubo establecimiento o reconocimiento de límites
marítimos, sino declaraciones o convenios para conservar los recursos marinos.
En suma, el fallo de La Haya deja mayores satisfacciones
para Chile sobre los límites marítimos
entre Perú y Chile. Los principales puntos de la sentencia son: La frontera marítima mantiene una línea
paralela que se inicia en el Hito N. 1 y llega hasta la milla 80.
2. A partir de la milla 80 la frontera sigue una línea
diagonal hacia el suroeste hasta el punto B del gráfico.
3. La línea limítrofe continúa por una pequeña línea desde el
punto B hasta el C del mismo gráfico elaborado por la Corte de La Haya.
En conclusión: Chile
fue favorecido con la consagración de la línea paralela hasta la milla 80. A
partir de ahí cede un gran espacio marítimo a favor del Perú.
En ambos casos
el reto del futuro inmediato es mejorar las condiciones laborales en
ambos territorios e impulsar inversiones en educación e infraestructura de
salud y transporte para sacar del olvido
a centenas de poblados que no limitan con el mar. Solo así la paz será
permanente y real, y ambos países son
miembros de los bloques regionales de
UNASUR. CELAC y la Alianza del Pacífico.
Los fallos de la Haya pueden ser
referentes, pero la realidad cotidiana la viven los habitantes que mueren
soñando en una tierra y sus recursos que nunca son para todos