Jorge Zavaleta Alegre
Fe y la alegría son palabras que alientan a que la
humanidad emprenda buenas relaciones. El sacerdote José Carlos Garaycochea, SJ,
explica que Fe y Alegría es una
organización que convoca en el Perú a 89
mil niños, niñas y jóvenes, quienes comparten un modelo de educación
estrechamente vinculado entre la familia y la comunidad.
Recordemos que la iglesia romana, en un momento de la
historia de América Latina, consiguió convertir la representación de dios en la
tierra en la persona del dueño de la hacienda o
de la mina, y de quienes formaran parte del grupo dominante de la comarca.
Llegamos al siglo XXI, y esa misma Iglesia, cambiando formas y mensajes, ha logrado el
reconocimiento de amplias colectividades en torno a su capacidad
para brindar educación de calidad, contando con un parcial
apoyo del Estado, alianza que los teóricos del mercado llaman
subsidios y por lo tanto deberían ser eliminados.
¿Por qué razones la
administración pública no puede
conseguir los resultados que la sociedad espera?
La respuesta no puede
ser contestada con la necesaria claridad y amplitud por los apasionados del
mercado. Una forma de comprender es visitar un colegio de Fe y Alegría:
Por ejemplo en Andahuaylillas, a 45 kilómetros al sur de la
ciudad del Cusco, la Iglesia de San
Pedro Apóstol, tiene una réplica, una arquitectura símil a la del Vaticano, de cuyo altar brotan los cantos
y el arte religioso. La iglesia
solía utilizar el vocablo en su
significación de entonces: "maravillar", "asombrar hasta el
límite", al visitante, pues la decoración en pan de oro y los murales, no
deja casi espacio libre.
La iglesia de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas debe de
haberse construido a finales del siglo XVI, pues uno de sus murales, que firma
Luis de Riaño, lleva la fecha de 1626. Estas
pinturas fueron encargadas por el párroco, Juan Pérez Bocanegra, autor del
Hanacpachap cussicuinin ( Hanaq Pachap Kusikuynin = Alegría del Cielo), la primera obra polifónica vocal compuesta en
todo el continente americano, con letra mayoritariamente escrita en quechua.
Los jesuitas cuidaron de la Iglesia en algunos años del siglo
XVII. En Andahuaylillas no solo es el
templo, sino la extensión de su mensaje. El colegio Fe y Alegría, frente a
un Colegio Nacional, solo los separa una
estrecha vía para caminantes y arrieros que suben y bajan de las
comunidades.
La diferencia entre
ambas instituciones es abismal. Los pobladores se quejan ante los visitantes sobre
el ausentismo de los maestros, de lo
difícil que es conseguir una plaza en un
plantel del estado. Inclusive se ha detectado
consumo de bebidas alcohólicas.
Por lo general, los profesores son
nombrados por recomendación de un
parlamentario, el ministerio o un delegado del partido político en el
poder. El cuadro de docentes tarda meses.
En cambio, los comentarios en torno a Fe y Alegría son el
polo opuesto. La plana de profesores está cubierta desde el primer día del año
escolar. Si tardara el nombramiento, el
director y una delegación de profesores y vecinos, se dirigen a las
instancias provinciales y regionales. Y
esperan de pie hasta que la autoridad entregue las respectivas resoluciones. La puntualidad es una norma vigorosa.
Sus profesores mantienen un cálido clima de relaciones con los alumnos y padres de
familia. Tienen mística. El director
sabe el nombre de cada al alumno y
saluda con especial cariño y autoridad.
El plantel de Fe y Alegría dispone de un auditorio especial
para presentaciones de coros, teatro, cantos. Canchas deportivas, granjas con
aves, vacas lecheras, con una autoridad que tiene registrado en libros de
caja y en su memoria personal el número de litros de leche, de huevos y otros
productos para garantizar la dieta diaria de los alumnos.
Los directivos
mantienen estrecha relación con las grandes empresas. Reciben donaciones
nacionales y del exterior. Las placas de agradecimiento aparecen en un muro
especial.
Andahuaylillas tiene una fértil campiña, en las cercanías del
Vilcanota, en los primeros tiempos de la colonia, se instalaron vecinos que construyeron casonas que
todavía conservan algún vestigio, de
propietarios muy cercanos a la autoridad.
Fe y Alegría de Perú inicia sus actividades en 1966 con la
creación de cinco colegios en las zonas pobres que circundaban el perímetro de
Lima... El P. José María Vélaz vino de Venezuela en compañía de Ignacio
Marquínez y José Luis Alcalde para
trabajar en esta obra.
Fe y Alegría se trazó
como su principal objetivo, en la educación integral de calidad para los
sectores marginales. Entre 1967 y 1974 fueron tiempos de organización,
constitución de equipos de trabajo con la dirección del Movimiento, el acompañamiento
pedagógico de los centros, el cultivo de relaciones con el Estado y la búsqueda
de las bases de financiamiento.
Entre 1975 y 1979 se enfatiza el trabajo de fortalecimiento
del equipo y el accionar pedagógico, se potencia la educación técnica a través
de talleres y una formación más integral, y se sientan pautas de una política
de construcciones.
Así surgen los
“Programas de Autoempleo”, con la
fundación de colegios en la selva, la expansión de la educación rural a través
de redes escolares, la “Defensoría del Niño”,
la Escuela de Padres y la Educación Radiofónica.
Con similar organización y filosofía también el movimiento San Juan Bosco ha pasado a la
historia como maestro de educadores. La Pedagogía de las Virtudes en Don Bosco
se configura en una estructura especial. La virtud peculiar del educador es la
caridad, con las características de los
Corintios que debe ser una caridad palpable, visible por los educandos. « No basta que améis”. Constelación virtuosa
en trabajo y templanza en el horizonte de «pan, trabajo, paraíso».
En suma: Fe y Alegría es un Movimiento de Educación Popular
Integral y Promoción Social, basado en los valores de justicia, libertad,
participación y fraternidad, dirigida a la población empobrecida y excluida
para contribuir a la transformación de las sociedades.
Aunque el modelo no es completo. Las comunidades
alejadas también comentan que los
colegios creados por la Iglesia Católica
en las principales urbes del Perú son muy caros, a los cuales no pueden
acceder los sectores que no tiene ingresos altos y las pocas becas que existen no es
garantía para poner evidencia las
limitaciones y sutiles formas de
discriminación en la población estudiantil.
JZA: El Mercurio/Madrid
Panoramical/Milán
papeldearbol@gmail.com