Por Jorge
Arturo Figueroa
Fotos de los archivos de las hermanas Rosa Amelia y Hélida Zavaleta Alegre, Lolo Castillo y Adolfo Céspedes.
Fotos de los archivos de las hermanas Rosa Amelia y Hélida Zavaleta Alegre, Lolo Castillo y Adolfo Céspedes.
Los 100 años de Isaías Elías Zavaleta Figueroa (Perú,
Febrero 2017- Setiembre 2016) revelan que la vida continúa en otros escenarios, como bien lo explica el escritor checo Milán Kundera. Esta evidencia tiene una estrecha relación en
tanto se busque para para todos una educación de calidad y una buena salud pública, marcada por la Etica como pensamiento y acción. Pues, así el
resto vendrá por añadidura y podrán disfrutar, desde las comarcas más alejadas hasta las ciudades, de la abundancia de recursos que nos ofrece el planeta.
El poeta, escritor, matemático, periodista, educador de juventudes, con sus 100 años deja bases y principios para pensar en la necesidad de buscar la armonía entre el conocimiento humano en un activo avivamiento espiritual que en el siglo XX se extiende entre cristianos del mundo, señalando la negativa influencia en la lucha desmedida por la acumulación del capital en desmedro de los valores humanitarios.
El Siglo que vivió Isaías Zavaleta, no fue
de soledad sino de absoluta y constante
comunión con muchos de sus semejantes, con quienes
ponderó la vocación por el bien social, alentó con pasión la necesidad
de conocer la Matemática, la Literatura, practicar la militancia Política y emprender la misión de forjar
generaciones de bien. Fue un pionero predicador de los derechos sociales que deben gozar ese
ejército de misioneros que llevan el mensaje de paz a los pueblos más alejados
y que al final de sus vidas, salvo los
que logran construir familias unidas por
el amor, ven a los ancianos como la síntesis de los códigos del humanismo.
Grata ocasión la de hoy, en el siglo de vida que cumple Isaías Zavaleta, para recordar su entrega como misionero de la evangelizadora Asambleas de Dios del Perú, organización que llenó su vida, después de una frustrante militancia en un partido, fundado en México (1917), de la cual pronto, y revisando Los intereses creados, de Jacinto de Benavente (Madrid 1856-1954), corrobora que la falsedad está disfrazada de diferentes formas.
Ahora, en la tímida primavera del 2016, haciendo
un balance de la vida de Isaías
Zavaleta, conocemos que él puso permanente valor al rol social de la Familia, concepto
marcado por los lemas de la Revolución
Francesa y los idearios
del bienestar común,
sustentados en bases científicas y culturales de los pueblos.
Para explicar su filosofía, Isaías Zavaleta recordaba el mensaje premonitorio de su madre Rosa
Figueroa: “Ahora que ya han terminado los cinco años de Educación Secundaria,
debo decirles que las parcelas de tierra que nos dejaron los abuelos en Santa
Cruz, camino al nevado Alpamayo, son tan pequeñas, que no cabe pensar en
ninguna repartición. Estas serán entregadas a Teófilo, el hermano mayor, siguiendo la tradición. Y a tí
Isaías, agregó la señora Rosa Figueroa, solo
te queda estudiar y cuidar a Aurelio,
Hernán y Raúl, mis tres nietos huérfanos
de padre y madre”.
Tales palabras fueron
órdenes. Isaías, se esforzó por ingresar
a la Escuela Normal, de Tingua, en
Yungay, en una época en que asistir a
las aulas de ese centro de formación de maestros rurales, significaba disponer
de acémilas o seguir a pie las huellas de los caminantes, por las laderas de
los nevados (Huandoy y Huascarán), cuyas
aguas y manantiales discurrían al caudaloso río Santa que desemboca en el Pacífíco.
Pasaron rápido los
tres años en esa Escuela de Normalistas,
y ya Isaías, con su vocación
de matemático encontró su primer trabajo en la llamada Caja de Depósitos y Consignaciones (ahora Banco de la Nación),
encargándose de la agencia distrital de Huaylas. Y fue allí donde conoció a Elena, la hija mayor del juez distrital, Víctor Alegre, de quien había heredado el sentido de equidad
como entendieron su padre y mamá Porfiria Masa. Aquel juez atendía, sin mayores dificultades, la demanda de agua de los campesinos, de los medianos agricultores,
a pesar de las presiones de los latifundistas locales, que no eran tan primitivos como en
otras zonas de los andes o de las dueños de grande extensiones en el litoral
del Pacífico.
Isaías Zavaleta y Elena Alegre criaron a sus cuatro hijos - Hélida,
Jorge, Arturo y Rosa Amelia - con los
sabios dictados de los abuelos y el sentir
de las poblaciones más pequeñas.
Isaías defendía las
propuestas de su partido y que en la década del
30 se enfrentaba contra las dictaduras y el gamonalismo. Fue perseguido por sus ideas. Se acuerda que una madrugada, en Cashapampa, Santa Cruz, provincia de Huaylas, varios policías violentaron la puerta de su casa, y su esposa Elena, no tardó un instante para abrir la pequeña ventana del dormitorio al traspatio, y el joven soñador desapareció entre los rosales y enredaderas de Madre Selva, que dejaban un perfume que acompaña sus recuerdos.
Escribió un relato sobre la valiente actitud de Carlos Philips, quien murió con disparos de los esbirros de la dictadura. Célebre es la carta que este militante aprista, dejó en 1932, a su familia y militantes: “Prométeme que querrás mucho a nuestro hijo y que le enseñarás a odiar todas las tiranías. No me siento culpable de nada. Tengo mi conciencia tranquila. Muero sin culpa, tranquilo, pero como un verdadero cristiano, llevando en el pecho a Cristo, Nuestro Señor. Más tarde la historia reivindicará mi nombre".
Después esa temprana frustración de la política tradicional, dedicó su vida al magisterio no solo del aula de los niños, sino en las comunidades vecinas y en la iglesia que fundaron en Caraz, junto con las familias Béjar, Erickson, Torres...que lograron convocar a grupos que abrieron trocha para que se rompiera el monopolio de la Fé. Fue uno de los que planteó la necesaria seguridad social, ideario que aún sigue pendiente. Y hoy, la mayor de las satisfacciones es mantener vivo el vinculo espiritual con familias convencidas en los ideales de la organización y la multiplicación de miembros en diferentes ciudades del Perú, como Trujillo, donde reside desde la década del 70, después del terremoto del 30 de Mayo.
Después esa temprana frustración de la política tradicional, dedicó su vida al magisterio no solo del aula de los niños, sino en las comunidades vecinas y en la iglesia que fundaron en Caraz, junto con las familias Béjar, Erickson, Torres...que lograron convocar a grupos que abrieron trocha para que se rompiera el monopolio de la Fé. Fue uno de los que planteó la necesaria seguridad social, ideario que aún sigue pendiente. Y hoy, la mayor de las satisfacciones es mantener vivo el vinculo espiritual con familias convencidas en los ideales de la organización y la multiplicación de miembros en diferentes ciudades del Perú, como Trujillo, donde reside desde la década del 70, después del terremoto del 30 de Mayo.
ECOLOGIA YUNGAY 1970/EUROPA DEL ESTE
Panorámica Latinoamericana, con sede en Milán y Bruselas, dio
a conocer los alcances del Foro de Desglaciación (Huaraz, Agosto 2016) la
dimensión del daño que causa el acelerado cambio ambiental, sobre todo en
países que tienen una geografía tan compleja y tan rica en especies naturales.
Isaías Zavaleta recordó que sus intensos estudios de ingeniería llegaron a quebrantar su salud, en tiempos que los médicos conocían poco del agotamiento físico, como tampoco de la Salud Mental, porque los hospitales eran y ahora son amplias antesalas de la muerte. Meses después de recuperarse, necesariamente en Lima, continuó la construcción de la vivienda familiar con cimientos de piedra, paredes de ladrillo y cemento y techos reforzados con las rieles del tren Chimbote-Hidroeléctrica de Huallanca, que la Corporación del Santa reemplazaba por una carretera polvorienta y estrecha, rematando los rieles.
Isaías Zavaleta recordó que sus intensos estudios de ingeniería llegaron a quebrantar su salud, en tiempos que los médicos conocían poco del agotamiento físico, como tampoco de la Salud Mental, porque los hospitales eran y ahora son amplias antesalas de la muerte. Meses después de recuperarse, necesariamente en Lima, continuó la construcción de la vivienda familiar con cimientos de piedra, paredes de ladrillo y cemento y techos reforzados con las rieles del tren Chimbote-Hidroeléctrica de Huallanca, que la Corporación del Santa reemplazaba por una carretera polvorienta y estrecha, rematando los rieles.
La casa paterna, tiene desde
hace 60 años, agua potable, techo
cubierto de un tejido de cañerías con pintura negra, que con el calor del día
deja agua caliente hasta el siguiente día.
Cuando se produjo el terremoto del 1970, que causó
la desaparición de más de 70 mil vidas, una misión de técnicos de Moscú visitó
esa vivienda, que no sufrió ningún daño y sirvió como seguro centro de albergue y de distribución de la ayuda
humanitaria. Y su testimonio, escrito en su vieja Remington, fue solicitado
por la misión soviética, obra que enriquece
las principales bibliotecas universitarias del mundo.
EL FINAL DE UNA VIDA
EL FINAL DE UNA VIDA
Compartió su
adolescencia con Carlos Eduardo
Zavaleta, quien es autor de una novela ejemplar titulada Los Aprendices, e Isaías, con El final de una madre, ambas novelas
coinciden en señalar que las sociedades de pequeñas comarcas, asumen hábitos y costumbres muy similares a los prototipos de las grandes urbes. Por ello perviven,
deformaciones, como el racismo, prevalencia del valor material en lugar de pensamientos
solidarios con los menesterosos.
A manera de conclusión: Zavaleta Figueroa nos deja reflexiones que hablan de su infancia
y de los valores que fomentó:
Caraz tiene un cielo azul luminoso en el día. Estrellas rutilantes y
nubes blancas que se desplazan por la noche. Nevados disputando altura y
formando centenas de lagunas y lagunillas. Y ríos cuyas aguas terminan en el
mar, comienza a ser un paisaje del pasado y una amenaza irreversible para la
Vida, desde La Patagonia hasta la gran Colombia, donde termina esa gran columna
vertebral llamada los Andes y se abre el paisaje tropical de Centro América y
el Caribe.
La superficie glaciar de la Cordillera Parón, en Caraz, se ha reducido
en 18% en los últimos 24 años, agravado por la irresponsable perforación del
fondo de la laguna por una empresa transnacional encargada de abastecer con más
agua a los neolatifundios costeros de Chavimochic, en La Libertad.
La disminución de glaciares ya generó una pérdida de 7,000
millones de metros cúbicos de agua. Los Glaciares del Parque Nacional Huascarán
están siendo afectados por el cambio climático. Va en aumento la pérdida de
agua, empezando por la laguna de Parón, al pie del nevado del Huandoy, en la
cabecera del valle de Huaylas, con su capital Caraz Dulzura, según el
diccionario geográfico del peruanista- italiano Antonio Raimondi.
Para el año 2050, todos los glaciares ubicados por debajo de
los 5 500 msnm desaparecerían. “En suma, el manejo sabio de los recursos naturales y la
protección del ambiente son esenciales para lograr el desarrollo económico
sostenible y por tanto mitigar la pobreza, mejorar la condición humana y
preservar los sistemas biológicos de las cuales depende toda la vida”.
Isaías en un siglo de vida, nos deja, entre otros trabajos literarios: El final de una vida (180 pp),
publicada en 1974, en la Editorial Parón, pequeña empresa que continuó
operando en Trujillo, desde la calle Bolognesi 656, en el
Centro Histórico de esta ciudad del norte peruano.
El autor, en el prólogo de su obra, considera que hay
tantísimas manifestaciones del hombre que quedan ahogadas a diario en el fondo
del ser, por falta de un lenguaje oral o escrito que dé curso a las ideas
engendradas por la mente.
Y esas manifestaciones que a cada persona le toca sentir en
grado variable a su actividad, están aquellas que impresionan a nuestro ser, y
son específicamente las experiencias externas que timbran las
cuerdas de nuestra sensibilidad, haciendo surgir en nosotros amor u odio,
alegría o sentimiento, gozo o desilusión, adhesión o protesta contra todo
aquello que es injusto del hombre contra el hombre.
SU OBRA LITERARIA
EL FINAL DE UNA VIDA. Precisamente, describe al personaje central como a los demás que conforman el elenco de esta obra, los que simbolizan la trama real del mundo actual en que vivimos hoy, con su odio, desengaño, vanidad, lucro, farsa, vicio, venganza, deslealtad, conductas que luchan contra el amor y el perdón, únicos patrimonios que el hombre debe defender a todo costo.
EL FINAL DE UNA VIDA. Precisamente, describe al personaje central como a los demás que conforman el elenco de esta obra, los que simbolizan la trama real del mundo actual en que vivimos hoy, con su odio, desengaño, vanidad, lucro, farsa, vicio, venganza, deslealtad, conductas que luchan contra el amor y el perdón, únicos patrimonios que el hombre debe defender a todo costo.
FRAGMENTOS. IV Volúmenes. Publicados en los años 1971, 72 y
73. Constituyen una serie de comentarios y análisis sobre la organización
y desorganización de las entidades públicas encargadas de la reconstrucción de
los pueblos destruidos por el sismo del 70.
LA MADRE Y EL HIJO ACUSADO, 1963. Un drama corto que
revela las dudas e incertidumbres de los grupos sociales para criar a sus hijos
dentro o alejados de los esquemas de la sociedad tradicional de los años
sesenta, década de los grandes acontecimientos que vivió el mundo.
Imprenta Atun Huaylas, Jirón Luzuriaga 114, Caraz.
VALORES QUE NO SE PIERDEN, 1962. Relatos de actualidad para
niños, jóvenes y adultos. Impreso en los Talleres Gráficos “Atalaya”, Caraz,
de Abel Angeles.
¿QUIENES SON CULPABLES? Drama Protesta, en II Actos. Escrita
en Caraz, Mayo de 1970. Impreso en Editorial Parón, Trujillo, 1974.
Estas y otras de sus publicaciones han sido presentadas por
el autor, a través de un largo peregrinaje por los pueblos de Ancash y el Perú,
fuentes inagotables para su creación poética y sus prédicas dominicales en
concurridos auditorios. “A medida que los años pasan/ Si tú amigo que siempre
me lees/ Estas experiencias que yo te cuento,/ déjalas que en tu corazón se
graven.
LOS SALUDOS: Don Isaías Elías reciba el saludo de sus seres más queridos: Arturo Miguel*. Rosa Amelia-Lolo, Lolito y Bruno. De Elida Beatriz y Adolfo: Adolfo Omar*, Coco-Montse y Andreu. De Jorge - July: Yulita y Jorge. Y las familias de Aurelio, de Hernán y de Raúl. No olvidar a Amelia, hermana de Elena (1916-1993), madre de cinco hijos: Delfina*, Gustavo-Virginia, Sara -Rupo*, Arturo - Sonia, Ell es también abuela de 14 niños y bisabuela de igual número de niños..
La respuesta de Isaías, siempre ejemplar, la hemos conocido. Por
ejemplo, en su poema "Practica el Bien”: "No dejes de honrar a
tus padres,/ Porque largura de años tendrás como premio/ Y te irá bien en todo
lo que hagas,/ Porque es un mandamiento con promesa”.
Sus hijos le aseguran que Isaías seguirá vivo, más allá de los siglos. Porque su vida merece proseguir en otra parte, desde el cielo o en la lectura de sus libros o en la memoria de quienes comparten predicar el bien común.
Sus hijos le aseguran que Isaías seguirá vivo, más allá de los siglos. Porque su vida merece proseguir en otra parte, desde el cielo o en la lectura de sus libros o en la memoria de quienes comparten predicar el bien común.
Lienzo de July Balarezo, Nuestra casa paterna, tras terremoto Mayo 70 |
Referencias
bibiográficas
Milan
Kundera nació en Brno (República Checa) en 1929. En su lengua materna escribió,
en estricto orden de escritura, el volumen de cuentos El libro de los amores ridículos y
las novelas La broma, La vida está en otra parte, El vals del adiós (La despedida), El libro de la risa y el
olvido, La insoportable levedad del ser y La
inmortalidad. Ya en francés, las novelas La lentitud, La identidad, La ignorancia y La fiesta de la insignificancia; la
obra de teatro en tres actos Jacques y su amo.
Homenaje a Denis Diderot; y cuatro ensayos: El arte de la novela, Los testamentos traicionados, El telón y Un encuentro.
Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz, 1928 - Lima, 2011) Escritor, ensayista, traductor,
periodista cultural y diplomático peruano. Miembro notable de la Generación del
50, considerado como uno de los mejores cuentistas peruanos del siglo XX.
Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, Perú, donde
también fue catedrático principal en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas
(UNMSM) hasta el 2011.
Los aprendices de Carlos Eduardo Zavaleta es el valioso fruto de
más de una década de trabajo creador y se sitúa, desde su aparición, como uno
de los libros fundamentales de nuestra literatura actual. La acción novelesca
se reparte entre el ambiente universitario de Lima y la vida provinciana de Sihuas.
Son dos bandas narrativas que van avanzando paralelamente, y que se tienden
entre sí diversos vasos comunicantes. Los jóvenes protagonistas, entre los
cuales destacan Edgardo, Matilde, Benites, Lucha, han pasado de una actitud de
completo desinterés político hacia una situación de militancia ideológica y de
activa participación. Ambientados en los años del breve experimento democrático
de Bustamante y Rivero y la inmediata dictadura odriísta, los acontecimientos
ofrecen una aguda, penetrante y vívida visión de una época crucial y
significativa de la historia contemporánea del país.
Referencias consultadas:
Editada en Lima/Washington DC.
Publicación de Milán y Bruselas
Lima/Washington DC
Buenos Aires/Argentina
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