JORGE ZAVALETA ALEGRE
TIME. -La transformación digital nos plantea un desafío que sigue pendiente.
Veamos lo que viene ocurriendo en el
planeta y la necesidad de rescatar el tiempo perdido.
Las cabinas telefónicas pueden ser obsoletas, pero aún ofrecen un buen
modelo para evitar que nuestros teléfonos se apoderen de nuestras vidas. La
cabina telefónica es una cápsula del tiempo, una visión romántica del pasado.
Pero la cabina telefónica como metáfora, como inspiración para crear límites entre
la vida virtual y la real, todavía parece útil hoy en día.
Algo semejante ocurre con los
radioaficionados, que una década fueron absorbidos por la magia del
internet y los satélites a la luna y otros espacios siderales.
La prensa ya viene llamando la atención. Una crónica de Melissa Kirsch,
desde el boletín matutino del Times NY y
del Diario 16 de Madrid, abordan el tema y se espera que las voces se multipliquen.
LOS RADIOAFICIONADOS.
Los radioaficionados que habían dejado su
valioso servicio a los pueblos remotos comienzan a retomar su labor. ¿Por
qué?:
Internet, en los 30 años de vigencia, solo menos del 50% de las poblaciones ha podido acceder este
gran paso que nació con la llegada
del hombre a la luna.
En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, la UNESCO en Uruguay
promovió (del 2 al 4 de mayo) un debate: "Los medios de comunicación
quieren el dinero de las empresas de Internet, ¿qué sucede con el acceso a los
datos?". Los participantes se basaron en debates previos organizados por
la Asociación Mundial de Editores de Noticias.
“Consulta de datos”, veamos la
relación con las grandes compañías de Internet, que sirven como intermediarios
que conectan la cantidad de contenido noticioso que circula entre quienes lo
suministran y quienes lo consumen.
Actualmente, las empresas periodísticas observan las ventajas de que sus noticias estén en
esta plataforma, pero sienten que se están
moviendo a ciegas. “No sabemos a quién pertenecen los anuncios que
aparecen junto a nuestro contenido, ni sobre cómo los ciudadanos procesan
nuestras noticias”, comenta Martha Ramos, Presidenta de la Comisión de Internet
de la Sociedad Interamericana de Prensa y Directora de la Organización
Editorial Mexicana.
Desde el otro lado del Atlántico, Tangeni Amapudi, editora y directora
ejecutiva del periódico The Namibian en Windhoek dice: “Solo puedo asumirlo en
este momento porque no sé quién ve nuestras noticias en las plataformas o dónde
están los lectores”.
Antes, la publicidad se ubicaba en un contexto mediático y ahora se ubica
según la predicción del comportamiento. Sin embargo, las empresas de noticias
no pueden capturar la misma cantidad de datos de comportamiento que las redes
sociales.
Marcelo Liberini, Vicepresidente de Digital Caracol Televisión, Colombia invitó
a que los editores de noticias vean más allá de solicitar acceso a espacios de
datos amurallados, que están en poder de las empresas de Internet, y que se
centren en construir oportunidades de Web 3.0 descentralizadas. Propuso un
enfoque "federado" en todo el sector, que podría permitir la
extracción de los datos que los proveedores de noticias ya tienen de sus propios
servicios directos en línea”
Se propuso que las grandes tecnologías sobre los datos
deberían incluir el acceso a analistas y científicos.
En suma se planteó que los datos
pueden considerarse un bien público y que esto promueva potencialmente la
viabilidad de los medios de comunicación como productores de información como
un bien público.
Sera muy útil promover la investigación, el diálogo, la innovación y las
soluciones políticas para enfrentar la pérdida de empleos y los cierres de los
medios de comunicación a fin de promover nuevas oportunidades sostenibles para
mejorar la provisión de periodismo de calidad a las sociedades.
Esta iniciativa llega en un momento de crecientes presiones regulatorias en
la Unión Europea y en Estados Unidos para que las empresas permitan un mayor
acceso a los datos a los actores acreditados.
La agencia española EFE, desde Lima, plantea: ”Para muchos los Radioaficionados
pueden ver como una afición excéntrica en un mundo
hiperconectado, pero el gremio de los radioaficionados sigue vivo, dotado de un
intenso entusiasmo y siempre listo para apoyar a la sociedad en situaciones
extremas como terremotos o en medio de la pandemia de la COVID-19.
El caso peruano, después de haber reunido a 3.000 radioaficionados a fines
de los años 80, restan actualmente unos 328, la gran mayoría en Lima,
En países vecinos como Ecuador, que registra 1.700 radioaficionados, Chile,
que tiene unos 6.000, o Argentina, que reúne a unos 14.000, aunque todos estos
se quedan cortos ante los 700.000 que hay en los Estados Unidos.
LAS CABINAS TELEFONICAS
Recientemente, una multitud se reunió en Times Square para retirar lo que
la ciudad promocionaba como el último teléfono público de Nueva York . “El fin
de una era”, declaraba el titular del comunicado de prensa, aunque la era en la
que los teléfonos públicos desempeñaban un papel significativo en la vida no
solo de los neoyorquinos, ciertamente terminó hace mucho tiempo.
El refrán familiar sobre los teléfonos inteligentes, que nos han hecho la
vida más fácil de navegar a expensas de nuestros modales, nuestra atención y
seguridad mientras conducimos. Podemos estar físicamente presentes, pero nunca
estamos realmente allí.
Los teléfonos públicos eran estacionarios. Antes de los celulares, si
querías hablar con alguien, lo hacías en casa, en el trabajo o en una cabina.
Tus telecomunicaciones estaban contenidas en estos espacios discretos,
separados del resto de tu vida.
Los teléfonos públicos pueden estar casi obsoletos, pero no hay nada que
nos impida restablecer algunos de sus límites en un mundo posterior a los
teléfonos públicos.
Pregunta a más de un ejecutivo: ¿Cómo percibe usted? Para mí, significaría
detenerme a un lado de la carretera para enviar un mensaje de texto en lugar de
dictar mi mensaje. Saldría del flujo de peatones y entraría en la cabina
telefónica de la mente para escuchar el correo de voz.
LAS NUEVAS GENERACIONES.
En la generación antigua encantaba escuchar… los chicos de hoy no
escuchan, ven, ellos quieren imagen, quieren movimiento, a menos que pongamos
lo digital.
Los Radioaficionados del Grupo Andino señalan “tres
pilares fundamentales” para el actual desarrollo de la radio afición son las
tecnologías digitales, la experimentación con los medios digitales y las
comunicaciones de emergencia, explica Emilio Raborg, quien a sus 15 años integra el
nuevo grupo en formación de los radioaficionados peruanos.
Los radioaficionados también remarcan que en una situación de emergencia
pueden ayudar “tremendamente cuando la población lo requiera”, como sucedió
tras el terremoto que asoló la ciudad sureña de Pisco el 15 de agosto de 2007 y
el 31 Mayo de 1970 en el Callejón de Huaylas cuyo deslizamiento de la nieve del
Huacharan produjo la muerte de más de 70 mil personas, escribió Isaías Zavaleta
Figueroa, escritor peruano. (Biblioteca del Congreso-Unesco en Washington DC)
En ese momento, la destrucción fue tal que “todas las comunicaciones de servicio
público cayeron”, por lo que el Radio Club Peruano envió a un equipo para
ayudar con las comunicaciones mientras se recuperaban las redes públicas y
privadas.
Otro caso destacable se presentó en
plena pandemia de la COVID-19, cuando un radioaficionado peruano fue felicitado
desde varios países de la región por apoyar a una ambulancia aérea que había
perdido comunicación con la torre de control del aeropuerto de Santiago de
Chile.
La transformación digital es la nueva oportunidad con un desafío pendiente.
Se afirma que está entre las prioridades de muchos gobiernos por su gran
potencia, mayor transparencia, servicios más rápidos y accesibles desde
cualquier lugar y en cualquier momento, menos oportunidades para la corrupción,
y mayor eficiencia de las instituciones públicas.
CONTRASTES MUY GRANDES
Pese a estos avances, el esfuerzo no ha sido suficiente. Si bien se ha ampliado
el acceso a la banda ancha fija y móvil, la brecha digital con los países
avanzados aún dista de haberse reducido y el uso se concentra en aplicaciones
de consumo personal o en TIC básicas para las empresas, con el consiguiente
bajo impacto sobre la productividad.
Las grandes disparidades económicas, territoriales y de género en términos
de acceso siguen presentes y su reducción es demasiado lenta.
Es indispensable impulsar la banda ancha y formular políticas industriales
sectoriales. Solo así se podrá avanzar significativamente en la dirección de
una nueva estructura productiva más intensiva en conocimientos y capaz de
generar empleos de calidad, imprescindibles para alcanzar progresos estables en
materia de aumento de la igualdad y de sostenibilidad de los procesos.
Por sus efectos permeables y convergentes en el conjunto de la economía y
sociedad, la infraestructura de banda ancha no sólo debe ser considerada como
una herramienta de conectividad, sino como un medio para la aplicación de
políticas que apunten a lograr una mayor inclusión social y competitividad
económica.
El surgimiento de Internet comercial hacia mediados de los años noventa y
su expansión bajo la tecnología de banda estrecha, significó cambios radicales,
particularmente en materia de comunicación, con aplicaciones de correo electrónico
y la proliferación de sitios e información en línea en formato de hipertexto
con base en la World Wide Web.
Las tecnologías de acceso experimentaron importantes avances que se
tradujeron en aumentos significativos en las velocidades de transmisión de
datos.
En la actualidad, se observa una consolidación de trayectorias tecnológicas.
La combinación de servicios en la nube y movilidad total es el telón de fondo.
En promedio como porcentaje de la población total, solamente 40%de los
habitantes de América Latina es usuaria de Internet, mientras que en el conjunto
de la OCDE11, los usuarios son casi 80%. Pero los promedios ocultan grandes
desigualdades, como muestran los datos.
Ningún país de Latinoamérica
y Caribe alcanza siquiera los niveles de uno de los países europeos. Incluso Chile
y Uruguay, que exhiben las mayores tasas, apenas superan 50%, mientras que en
países como Nicaragua y Guatemala solamente 10% de su población es usuaria de
Internet.
La crisis provocada por la COVID-19 ha afectado a América Latina con más
fuerza que a cualquier otra región del mundo y ha puesto de relieve la
necesidad de una recuperación resiliente e inclusiva.
Los argumentos a favor del acceso digital son claros. La digitalización
impulsa la inclusión social y financiera. Unos 170 millones de estudiantes en toda la región se vieron
afectados por el cierre de escuelas durante la pandemia. Y el 71 % de los
países experimentó interrupciones en la prestación de atención para
enfermedades no transmisibles durante los primeros meses de la crisis provocada
por la COVID-19.
En la actualidad, menos del 50 % de la población de América Latina y el
Caribe tiene conectividad de banda ancha fija y solo el 9,9 % cuenta con fibra de alta calidad en el hogar.
Abordar la brecha digital. Los gobiernos latinoamericanos deben buscar la
inclusión a través del suministro de servicios y reformas jurídicas y regulatorias.
Actualmente, solo un 4 % de los centros de datos del mundo se encuentra en la
región.
Durante la próxima década, se estima que la universalización del acceso de
banda ancha en Latinoamérica costará el 0,12 % del PIB anual de la región.
Esta problemática impone soluciones de financiamiento innovadoras para la
infraestructura de conectividad digital, al mismo tiempo que apoya el
fortalecimiento de los marcos regulatorios y de políticas necesarios para
incentivar estas inversiones y promover la transformación digital de Latinoamérica
y el Caribe.
La transformación digital es muy prometedora para Latinoamérica, pero
liberar sus múltiples beneficios demandará un esfuerzo concertado.
PAPEL DE ARBOL
EDICION WASHINGTON DC.
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