Washington DC, Diario con sede en Madrid
Nos ha dejado un hombre coherente
y lleno de
verdad que luchó toda su vida
por unos ideales que algunos calificaron
de antiguos pero que el tiempo le ha dado
la razón que
eran y son los que hay que
defender siempre: la justicia social y
orientar la
ejecución del poder hacia el pueblo.
Hoy es un día triste para quienes luchamos día a día, cada uno desde nuestras responsabilidades, por alcanzar la justicia social absoluta, por hacer que el pueblo no se vea sometido por las clases dominantes. Julio Anguita ha iniciado un nuevo camino pero ha dejado el legado de haber vivido para demostrar que la política es un servicio para y por el pueblo, no un modo de vida.Muchos te recordarán tus errores, que los tuviste, como todos los seres humanos. Muchos te reprocharán aún tu elocuencia en tu modo de entender la política. Sin embargo, yo te recuerdo todo lo que diste, tu coherencia ideológica a la que no renunciaste ni siquiera cuando la sinrazón te arrebató a un hijo en una guerra ilegal e innecesaria en la que España no debería haber estado presente.
Siempre quedarán sus frases. Su «Programa, Programa, Programa» no fue otra cosa que una lección de política y de progresismo en un momento en que la persona que ocupaba la Presidencia del Gobierno había abandonado las esencias de la izquierda para ser un representante más de los defensores de las élites. Esa frase resume, en la repetición de una palabra, lo que fue Julio Anguita: la coherencia ideológica llevada al final, la ética política que reivindicaba el cumplimiento de las promesas incluidas en el programa electoral en su versión más maximalista. Julio, tú luchaste por llevar tu idea a una clase trabajadora que veía la ruptura entre lo hecho y lo dicho por parte de quienes empezaron a plantear las teorías neoliberales escondidas detrás de una falsa socialdemocracia; Julio, tú luchaste para lograr que los programas de la izquierda debían priorizar las necesidades del pueblo, no buscar un teórico equilibrio que, finalmente, sólo favorece a las clases dominantes. Cuando dijiste aquello de que «objetiva y políticamente, por acción u omisión consciente, González es el señor X», tampoco te equivocaste. Julio, tú nunca renunciaste a la lucha de clases porque eras sabedor de que las élites sí tienen claro que esa lucha está vigente hoy en día por más que desde el capitalismo y sus políticos cómplices en ambos lados de la balanza ideológica pretendan hacer ver que eso es algo del pasado.
Muchos de los que crecieron a la sombra de tu barba califal, hoy ocupan un puesto en el Gobierno y están defendiendo todo aquello que tú ya defendiste hace más de 25 años. Esperemos que tengan tu valor, tu fortaleza y que no se dejen engatusar por los cantos de sirena de las élites.
Cuando dejaste la política activa, tú seguiste, en un segundo plano, defendiendo todo por lo que siempre luchaste. Cuando el movimiento republicano era algo residual, allí estabas tú subido en humildes escenarios hablando de la corrupción de la Monarquía delante de apenas unas decenas de personas. Hoy sabemos que también tenías razón.
No puedo olvidar aquella entrevista que nos hicieron juntos en la revista Haritu en aquellos momentos tan duros del terrorismo en Euskadi. Como homenaje a ti y para que quienes no te conocieron te vieran como realmente fuiste, la reproduzco en estas páginas, porque tu coherencia, tu sabiduría, tu ideología y tu talante por el diálogo son una lección para todos aquellos que siguen utilizando la confrontación. Julio, que la tierra te sea leve.
Haritu: ¿cómo nos encontramos, Julio?
Julio Anguita: bastante bien, sobre todo desde que estoy en una segunda línea, aunque, eso sí, siga combatiendo. Acaban de cumplirse siete años desde que me operaron y lo cierto es que me dejaron como nuevo. Me pusieron un doble by-pass que es algo así como que te cambian las tuberías y, eso, que me encuentro como un chaval. De hecho, tres veces por semana me tiro dos horas en el gimnasio lo que casi se ha convertido en un vicio.
Manuel Domínguez: a decir verdad, se te ve estupendo. Hace mucho que no nos encontrábamos y lo cierto es que te encuentro muy bien.
Haritu: el caso es que ésta es la primera vez que ahora con Haritu y antes con la revista Elkarri nos venimos hasta el Sur. En otras ocasiones hemos estado un par de veces en Galicia, unas cuantas veces en Catalunya y otras tantas por Madrid.
Manuel Domínguez: pues bienvenidos. Andalucía es una tierra hermosa y rebelde.
Haritu: y es que entendemos que fuera de Euskal Herria las personas pueden sufrir de cierto hartazgo por la sobredosis de información que sobre el denominado conflicto vasco ofrecen todos los medios de comunicación sin apenas ninguna excepción.
Julio Anguita: estoy convencido de que la realidad que nos presentan los medios de comunicación sobre el conflicto vasco es muy reducida. De un modo muy esquemático se lanzan consignas para uso de unos y de otros. Pero el problema vasco exige debate, mucho conocimiento de las cosas, que se le quite hierro al asunto, que se asuman con racionalidad todas las propuestas, también la autodeterminación y la independencia. Pero todo se reduce a las consignas y, sin embargo, hace falta que la gente sepa qué es lo que sucede más allá de las informaciones un tanto propagandísticas. De hecho, la cuestión que se esconde en el fondo de todo es cómo construimos España, cuestión ésta que no puede ser resuelta desde planteamientos superficiales. Por lo que a mí respecta, defiendo el derecho de autodeterminación de los pueblos y que en el fondo es una construcción federal del Estado. Pero ¿y qué dicen a este respecto las fuerzas nacionalistas? ¿Y dónde queda para unos y otros la construcción europea? En este sentido, todas estas preguntas nos ponen de manifiesto que nos encontramos ante un debate muy difícil, muy aristado, sobre todo y muy especialmente en Andalucía por lo que, con vuestro permiso, contaré una anécdota.
Haritu: adelante.
Julio Anguita: desde hace años formo parte del colectivo Prometeo desde donde solemos organizar diferentes conferencias y reuniones de debate y reflexión sobre distintos problemas políticos y sociales. Cuando hace unos cinco años asistíamos al debate virulento de si los vascos son esto y lo otro, desde este colectivo organizamos las jornadas «Con sus propias voces» a donde invitamos a Mayor Oreja, a Adolfo Ares, al Lehendakari y a Javier Madrazo para que fueran ellos quiénes nos explicaran cuál era su punto de vista. El primero que aceptó la invitación fue Juan José Ibarretxe. Pero, pese a todo, nos sorprendió que las autoridades académicas no quisieran participar en estas jornadas aún cuando el Lehendakari tiene rango de ministro. Digo todo esto porque estas mismas autoridades académicas actuaron de un modo muy distinto cuando por otros motivos visitó Córdoba Edurne Uriarte que, claro está, siempre será bienvenida. Quiero decir que por aquel entonces las autoridades locales estaban muertas de miedo ante la presencia en la ciudad del Lehendakari, como si se tratara del diablo. Las calles estaban como alteradas. La presión era tremenda. De hecho, al final no conseguimos que Mayor Oreja y Adolfo Ares vinieran, por lo que a Madrazo le dijimos que no viniera¬ ya que nos iban a acusar de escuchar sólo a una parte. Por todo ello digo que seguimos necesitando serenidad y conocimiento.
Manuel Domínguez: efectivamente hay que desmitificar Andalucía en todos los conceptos. Andalucía no es esencialmente Marbella ni lo que aparece en los programas de televisión. Andalucía no es esencialmente ni el cante ni el toreo, por mucho que te gusten el toreo y el cante. Andalucía esencialmente es una tierra de reivindicaciones. No podemos olvidar que las primeras revueltas del campesinado español se dan en el campo andaluz. Ahora bien, hay algo que envuelve a la historia y es el clima, por lo que a los ojos de otras tierras, como puede ser la vasca, se pueden construir fotografías distintas y expectativas diferentes. Pese a todo, por lo que a mí respecta, insisto en que el pueblo andaluz es coherencia, lucha y sabiduría, capaz de entender también la cuestión vasca. En este sentido, entiendo que el gran problema que hay en Andalucía respecto al País Vasco es la falta de coherencia de los dirigentes andaluces socialistas respecto a las reivindicaciones de sus compañeros socialistas de Euskadi. Recuerdo ahora cuando acompañé a Jesús Eguiguren en la presentación en Sevilla de uno de sus libros. A aquella presentación no apareció ninguna autoridad del Partido Socialista de Andalucía. Todos estaban muertos de miedo.
Julio Anguita: el problema es que actualmente las fuerzas políticas sólo piensan en las elecciones. Han perdido el valor de la coherencia. Lo que por aquel entonces vivimos en Córdoba era el miedo al Partido Popular que nos señalaba con el dedo como amigos de los terroristas, incluso como terroristas en algún caso. Incluso, todavía hoy padecemos las consecuencias de este miedo que imposibilita que los partidos políticos expliquen las cosas desde la serenidad al margen de la coyuntura del momento. La coyuntura de un momento concreto no puede condicionar el mensaje de la ideología. No obstante, sucede que problemas como el vasco no pueden ser solucionados desde la coyuntura.
Haritu: ¿en qué sentido?
Julio Anguita: decidan lo que decidan los vascos si alguna vez lo pueden hacer, deben ganarse el apoyo de los españoles de fuera del País Vasco. Al final, todo este galimatías deberá ser resuelto por los pueblos de España. Estoy hablando de apelar al pueblo, ejercicio que en algunos sitios se llama Derecho de Autodeterminación y en otros sitios se reconoce como reforma constitucional. Puede que a la gente nos duela la cabeza de tanto pensar. Posiblemente al mundo abertzale también le duela la cabeza. Durante muchos años todos estamos formando parte de un mismo Estado donde se han creado ciertas dependencias y unas relaciones de intereses. Por eso, deberán pensar en las consecuencias que trae consigo la asunción de la independencia. El pueblo deberá decidir también sobre la asimetría o no del Estado.
Haritu: acabas de tocar otro hueso muy difícil de roer.
Julio Anguita: cuando planteo la cuestión de un debate asimétrico estoy hablando de un debate político, no de un debate de sentimientos, no de cómo un dirigente político va a decirles a sus ciudadanos que su patria chica es menos que la de los otros. De hecho, hay patrias chicas que son menos. Me molesta cuando a este respecto el Presidente de Extremadura arremete contra los vascos o los catalanes. De hecho, tanto los andaluces como los extremeños no hemos sido explotados por los catalanes o los vascos. Los andaluces y los extremeños hemos sido explotados por nuestra propia oligarquía. No echemos la culpa fuera. Por muy andaluz que sea, no tengo nada que ver con la oligarquía andaluza que es y será mi enemigo y adversario.
Manuel Domínguez: ahí está el quid de la cuestión, y hablo como un andaluz que desde hace ya unos cuantos años vive en el País Vasco. De hecho, en las últimas elecciones fui candidato independiente a la alcaldía de Mondragón por parte del PSE. En Mondragón hay una importante comunidad andaluza, sobre todo cordobesa, como de un veinte por ciento. Así, recuerdo ahora que hace unos siete años, cuando en la Secretaría General estaba Nicolás Redondo, todas estas personas eran muy reacias a una solución basada en el diálogo, en la palabra a las personas, ya que desde el Partido Socialista de Euskadi se defendía la tesis de una sociedad vasca dividida en bloques. Pero desde que cambió la dirección del PSE y llegaron al partido personas como Jesús Eguiguren, Miguel Buen, Manuel Huertas, incluso Patxi López que sería reciclado a las nuevas tesis, el diálogo es un valor fundamental del socialismo. De hecho, hoy puedo decir que todas estas personas vascas de origen andaluz están de acuerdo con el nuevo rumbo emprendido por el PSE. ¿Qué es lo que ha sucedido entonces?
Haritu: ¿qué?
Manuel Domínguez: ha sucedido que todas estas personas saben que no han sido oprimidas por el pueblo vasco. Estas personas no han sido oprimidas en las fábricas de la Cooperativa de Mondragón. En absoluto. Es más, muchas de estas personas se sienten ahora propietarias de esta cooperativa. Es decir, estas personas saben que fueron oprimidas por las personas que les obligaron a abandonar Andalucía por la oligarquía andaluza que es la que todavía quiere mandar los mensajes de la división. No hay duda de que el andaluz ha sido bien tratado tanto en Euskadi como en Catalunya pero, ¡ojo!, los andaluces también han trabajado muy duro a favor del progreso de estos dos pueblos.
Haritu: no hay ninguna duda.
Manuel Domínguez: de hecho, en este sentido, tanto el pueblo catalán como el vasco tienen que saber que no se puede expulsar a nadie porque algunas personas hayan nacido en otro lado, más todavía cuando la patria es principalmente y sobre todo la conciencia. La conciencia se ha convertido en la patria del ser humano, más todavía ahora que todo se está globalizando, tanto las bondades como las maldades, en este sistema donde se prima el duro y puro capital. No pretendo que el mío sea un discurso demagógico. Lo siento así. Y no sólo hablo del capital como dinero. También hablo de la ambición al poder, ya que para demasiados políticos la política se ha convertido en el modo de perpetuar el sillón, aún cuando para conseguir este objetivo sean capaces de crispar hasta el dolor de las víctimas.
Haritu: ¿consideras que se hace un uso partidista de ellas?
Manuel Domínguez: por supuesto, desde el mismo momento en el que las víctimas se distinguen entre buenas y malas. ¡Pero si no puede haber víctimas buenas y víctimas malas! He asistido a muchos funerales de asesinados y de boca de los familiares casi siempre he escuchado esto de que ojalá sirva la muerte de su ser querido para el final de la violencia y el comienzo de la paz. Sin embargo, hoy resulta que hay un sector de la sociedad española que está medrando con las víctimas, poniéndolas delante, ocultando esta reflexión del pasado de perdón que no de olvido, para que la solución al problema vasco se convierta en una lucha puramente electoral. Las víctimas están siendo utilizadas por unos y por otros, aunque más por unos que por otros. Soy muy amigo de Gorka Landaburu a quien le explotó en las manos un paquete bomba. Estamos muy unidos, tanto personal como profesionalmente. Así, siempre recordaré las palabras que Gorka hizo públicas en un homenaje que hace un par de años le hicieron en un pueblo de Sevilla. Ante doscientas personas, Gorka Landaburu reconoció públicamente que sabía en qué prisión estaba la persona que le envió la bomba a su casa. Landaburu admitió que estaba dispuesto a ver en la calle a esta persona si este hecho servía para facilitar el diálogo alrededor de la mesa. También recuerdo el juicio del asesinato de Juan Priede.
Haritu: único concejal socialista en el Ayuntamiento de Orio (Gipuzkoa)…
Manuel Domínguez: así es. El caso es que a la primera sesión del juicio sólo asistieron los hijos del asesinado. ¿Dónde estaban sus compañeros? ¿Dónde estaba la Federación Socialista Madrileña? ¿Dónde? Lo denunciamos en nuestra revista. Sólo después encontraron los argumentos para presentarse en el juicio. No citaré nombres, pero con ellos también llegaron las cámaras de televisión. En fin. Estoy cansado de decirlo, pero no podemos utilizar a las víctimas como armas arrojadizas ya que de este modo las convertimos doblemente en víctimas.
Haritu: ¿y dónde puede estar la solución al problema vasco?
Julio Anguita: además de la idea que unos y otros podamos tener sobre el Estado español y su configuración, considero que de nuevo estamos discutiendo sobre el artículo 10 que ya recogía el acuerdo de Ajuria-Enea, punto que una y otra vez se va repitiendo de un modo u otro. ¿Qué hacemos cuando ETA deje de matar? Así, José Luis Rodriguez Zapatero ha propuesto dos foros de diálogo, uno entre los poderes competentes del Estado y ETA y otro marco donde se vayan a reunir los representantes políticos del pueblo vasco. En este sentido, respecto a la ilegalización de Batasuna, ya entonces denuncié que con esta norma se cortaba la posibilidad del diálogo, ya que éste es otro de los problemas que tiene el PSOE, para ver de qué modo los puede volver a legalizar. En todo caso, entiendo que la solución al problema vasco exige que se cambie la Constitución, a no ser que rizando el rizo la legislación española asuma la legislación internacional que ha firmado como suya ya que podemos recordar que en el año 1977 España firmó los tres pactos que desarrollan los Derechos Humanos entre los cuales también está el Derecho de Autodeterminación. Es decir, de un modo u otro, el derecho de decisión sigue siendo la cuestión de fondo. El Plan Ibarretxe, que no sólo era de él ya que era un plan del Parlamento Vasco en su conjunto, volvía a incidir en lo mismo.
Haritu: pero también entonces se abrió la caja de los truenos.
Julio Anguita: no me da ningún miedo el Derecho de Autodeterminación. Que conste que si tuviera que votar optaría para que Euskadi fuera parte del Estado español si bien al día siguiente quisiera discutir cómo y de qué modo. Ahora bien, yo no le niego a nadie la otra opción, el de la independencia. De hecho, ¿por qué siempre el Derecho de Autodeterminación se ha visto desde la perspectiva de la ruptura cuando puede ser también considerada desde la perspectiva contraria?
Haritu: ¿a qué te refieres?
Julio Anguita: considero que si ahora mismo el pueblo vasco fuera consultado, los vascos y las vascas votarían por seguir siendo parte del Estado español. Estoy seguro. Por eso, el ejercicio de autodeterminación también tiene una dimensión constructiva. Pero esto no quiere decir que no considere el derecho que tienen los vascos a configurar un Estado independiente y propio, por mucho que haya voces que defienden la simetría del mismo. ¡Pero si ni con Franco eran todos iguales! Navarra, por ejemplo, tiene su privilegio económico desde Alfonso XII. ¡Claro que hay que leer la Historia de España! Tenemos que tener la sensatez de reconocer que la situación de La Rioja es muy distinta a la del País Vasco. Y esto no tiene nada que ver con la justicia social. Tiene mayor relación con un espíritu uniformador que no admito. En este sentido, el reto sigue siendo construir un Estado español donde haya gentes que tienen un nivel de entidad propio porque previamente así lo han decidido.
Manuel Domínguez: el pluralismo de los modos de pensar se tiene que aceptar con mayor normalidad de lo que hoy es asumido. Además, los referéndums y las consultas populares siempre ayudan a cimentar las democracias, por mucho que dentro de las filas del Partido Socialista de Euskadi haya costado mucho asumir este principio. Vuelvo de nuevo a la figura de Jesús Eguiguren, que desde la defensa de estas tesis tuvo que ver cómo el aparato de Madrid intentó desbancarlo en el VI Congreso de los socialistas vascos. De hecho, Zapatero les dio la mano a todos los miembros de la nueva ejecutiva, a excepción de Jesús Eguiguren. Hoy son buenos amigos e íntimos colaboradores. De hecho, todos los medios de comunicación, desde La Razón a El Mundo, desde el ABC a El País, confluyen a la hora de determinar que los libros «La crisis vasca» y «Los últimos españoles sin patria y sin libertad» de Jesús Eguiguren constituyen la hoja de ruta de las negociaciones con ETA.
Haritu: libros que prologaste.
Manuel Domínguez: y que fue un orgullo hacerlo. Así, desde el momento en que las armas callen y el tiro en la nuca sea un ejercicio macabro del pasado, este libro recoge el camino hacia el entendimiento entre vascos y entre el País Vasco y España. No se puede ocultar el hecho de que en el País Vasco hay un porcentaje muy importante de personas que quieren la independencia, aunque esta voluntad independentista pueda tener muchos matices. Pues bien, habrá que consultar a la sociedad cuál es su voluntad a fin de poder construir un futuro distinto.
Haritu: ¿sois optimistas con el proceso? Las noticias positivas y negativas se suceden sin descanso.
Manuel Domínguez: soy absolutamente optimista. Es cierto que nos llega información en un sentido y en otro. En este último tiempo hemos podido comprobar que desde Francia hay grandes resistencias. Por supuesto que hay que detener a quien evidentemente ha robado pistolas. En todo caso, el camino sólo es uno, el de la palabra y el entendimiento. Sin que yo tampoco esté a favor de la independencia, admitiré la voluntad de la sociedad vasca, porque mi patria también es mi conciencia, porque vivo en Euskadi, porque nunca daré la espalda a la voluntad libre de las personas. Además, también estoy convencido de que la sociedad vasca no apoyaría un referéndum a favor de la independencia.
Haritu: si esto es así, ¿por qué tanto freno a la convocatoria de una consulta a la ciudadanía vasca?
Manuel Domínguez: no creo que el freno venga sólo desde las filas constitucionalistas. Dentro del Partido Nacionalista Vasco tampoco hay unanimidad a este respecto. El PNV es un partido de derechas y la independencia tendría consecuencias económicas imprevisibles. El nacionalismo es un sentimiento y la ideología es otra cosa distinta. Así, en el PNV coexisten el sentimiento nacionalista y una ideología conservadora. ¿Y cómo se conjuga todo esto con una izquierda abertzale que ha luchado por conseguir la independencia? Es muy difícil.
Julio Anguita: también en el mundo de ETA, como toda buena secta, hay luchas internas y el regusto por seguir manteniendo una situación de tensión y excepción que consideran que les beneficia. A una organización como ETA lo que más le reconforta es la linealidad del pensamiento, que es el fondo del fascismo. El fascismo no es ni más ni menos que no querer pensar. En todo caso, en ETA se han empezado a dar cuenta de que este estado de excepción se puede mantener como respuesta a un régimen dictatorial pero no como respuesta a un sistema democrático, aunque nuestra democracia tampoco es que sea una maravilla. Y esto exige tener que pensar, matizar. Y sucede que las organizaciones instaladas en el estado de excepción evitan tener que pensar. Lo peor de las dictaduras es que producen una linealidad del pensamiento también en las organizaciones de lucha contraria. Ahora bien, es posible superar esta linealidad del pensamiento. Hay muchas personas que en los primeros años lucharon en ETA, en la de la VI Asamblea, y que hoy la censuran. Recuerdo ahora a Anton Karrera.
Haritu: dirigente de Ezker Batua en la actualidad
Julio Anguita: mientras tanto, por el contrario, te encuentras con esos pistoleros disparando al aire que dicen que lucharán a favor de la independencia hasta el final, también de modo violento, y se te cae el mundo a los pies.
Manuel Domínguez: porque, además, saben que de este modo no lo van a conseguir. Están locos si piensan que la independencia no pasa por la voluntad de la ciudadanía. Ojalá se trate sólo de teatro, de una puesta en escena.
Julio Anguita: la historia de ETA es muy compleja. Mataron a Melitón Manzanas porque, además, era un archivo viviente. Luego llegó la muerte de Carrero Blanco. De hecho, los terroristas de ayer pueden ser los padres de la patria mañana. Ahí están Isaac Rabin, Yasser Arafat… Pero luego llegaron muchos asesinatos vergonzosos, injustificables ya fuera del pensamiento lineal de la dictadura. Pese a todo, también soy optimista, aunque a veces lo sea a ciegas. Así, no nos queda otra que dialogar, sabiendo que para la palabra no hay ninguna barrera, ni la autodeterminación, ni la Constitución.
Manuel Domínguez: vamos a abstraernos por un momento. ¿Qué campaña veríamos en la próxima primavera sin el tema del terrorismo en el fondo de todo? ¿Qué político es capaz hoy de plantear al país argumentos para perder o ganar unas elecciones sin mentar las cuestiones que tienen como referencia al País Vasco? Puede que nadie, y menos aún la clase política de la derecha. De hecho, como no tiene argumentos, ha movilizado hasta a las víctimas. A excepción de la bandera, la derecha se queda sin discurso político y social. Con esto no quiero decir que la derecha esté deseando que ETA vuelva a matar, ni mucho menos. Pero debemos evitar que nadie le pegue un tiro en la nuca a nadie, aunque la responsabilidad sea sólo del que decide empuñar esa pistola. Por supuesto que creo que ETA no volverá a la lucha armada. Pero, al mismo tiempo, quiero dirigirme a Zapatero para que no deje en saco roto todas sus promesas de diálogo con ETA, de modificar la Constitución, por mucho que ahora que se acercan las elecciones tenga que soportar las presiones de la derecha política y mediática, inclusive las presiones de algunos dirigentes de dentro de su partido.
Julio Anguita: en un contexto tal, es inevitable pensar en qué es lo que haría uno. Por eso, entiendo que ya es hora de que alguien se atreva de una vez por todas a plantar cara a este problema sin ningún tipo de complejos. Es decir, el presidente que se plantee sin complejos cómo redefinimos España se ganará un lugar en la Historia. De hecho, recuerdo que cuando estaba en Madrid, Pujol ofreció a este respecto dos discursos magistrales. El problema no se reduce sólo al País Vasco. Catalunya también es y se siente distinta porque bebe de la revolución industrial del Siglo XVIII. Sucede que hemos estudiado una Historia falsa de España donde la gente crispada se ha llevado siempre el gato al agua, los crispados que siempre se han presentado ante la gente envueltos en la bandera de la patria. Será que me siento moderadamente español, sobre todo porque me siento más tanzano cuando un tanzano pasa hambre, aunque seré también español ante el capitalista tanzano.
Haritu: vemos que no renuncias a los planteamientos de clase.
Julio Anguita: por supuesto que no, aunque algunos insistan en que son argumentos anticuados. No, ni mucho menos. En todo caso, retomando la idea de España que sigue en vigor, es necesario recordar las palabras de Marcelino Menéndez Pelayo quien dijo que la unidad de España era la católica, y que no otra. Cuando más tarde José Antonio Primo de Rivera defiende un destino universal para España también está poniendo de manifiesto un problema muy importante o lo que es lo mismo, un puñetero problema. Se llamó unidad a la de los Reyes Católicos, pero siguieron con políticas distintas. Por ejemplo, la Corona de Aragón no pudo ir a América. El nacionalismo vasco no es de hace dos días. Sin embargo, también es verdad que la burguesía catalana, vasca y gallega no dudaron a la hora de pactar el Estado de la Restauración en aras de la unidad y temerosos de las revueltas del proletariado. Son algunas lecciones de Historia. Y ahora volvemos a estar en las mismas. Nos encontramos delante con el problema de siempre. Así, apoyo a Zapatero aunque como uno ya no está en el ajo, uno teme que todo se quede en agua de borrajas de cara a las elecciones. En política la racionalidad debe dominar a los afectos a pesar de que la racionalidad entiende que los afectos, los sentimientos y las emociones son parte de la sociedad.
Haritu: mientras tanto, en esta idea de España predominan las muestras de la identidad de Andalucía ya que el nacionalismo español toma para sí la idiosincrasia andaluza. ¿Cómo lo veis?
Manuel Domínguez: ¿qué culpa tenemos los andaluces si a los señoritos de Madrid les da por venir a la feria de Córdoba o a la de Sevilla y hagan el ridículo vestidos de algo que realmente ni sienten ni entienden? Me parece ridículo que una persona asuma alguna de las costumbres del pueblo andaluz para exteriorizar su españolismo. No obstante, paso de él ya que el problema es suyo, no mío. Ahora bien, como andaluz no me puedo identificar con ese español que cree que lo andaluz es español. Aun así, no renuncio a lo español. Lo español es la pluralidad de sus pueblos. A pesar de costumbrismos y modas, volvemos de nuevo a la cuestión del Estado federal.
Julio Anguita: en esta cuestión de los estereotipos, el problema es que España se ha reducido a Andalucía, lo mismo que Andalucía se ha reducido a Sevilla. Admito que a mí siempre me ha gustado la copla, sobre todo la copla de la República, ya que el resto de aderezos que después le han echado no me gustan ni un pelo. También soy un asiduo de la Semana Santa en la calle aunque cuando era alcalde nunca fui con la vara ya que no soy creyente. Sin embargo, Andalucía hasta hace poco tiempo también fue Reino de Granada. Y es que ésa también es Andalucía, la del cuchillo cachicuerno, la de la opresión, de la rebelión, la de la insumisión ante la imposición del catolicismo. Pero ésta ya no aparece. Sólo subrayan el espíritu sevillí, que no el sevillano. Porque una cosa es el espíritu sevillí de aleteo del abanico y de abalorio, desde la mediocridad, y otra cosa el espíritu sevillano de protesta, insumisión y lucha.
Manuel Domínguez: aunque, eso sí, no creo que esta característica de la apariencia sea propia sólo de nosotros. Ahora que vivo en el País Vasco también se están imponiendo los valores del aparentar. En el fondo, si la patria es la conciencia, es la conciencia quien nos dirige por un camino u otro, el de la honestidad o la traición. Porque Marbella también está llena de vascos, de igual modo que desde Bilbao se fletan aviones para la feria de Sevilla. En el fondo, somos las personas quienes nos encargamos de echar por tierra todos los estereotipos.
Julio Anguita: los hermanos del Río son quienes compusieron la archiconocida canción de La Macarena. En el referéndum de la Constitución europea llegaron a manifestar. con esa gracia andaluza que se les presupone, que como no la habían leído iban a votar que sí. Es terrible que se haga gala y se presuma de la ignorancia. El discurso de la gracia es miserable, maldito y ramplón, lo mismo en Andalucía que en el País Vasco.