Jorge Zavaleta Alegre
La globalización del mercado convierte a las urbes en un  desigual crecimiento cuyas consecuencias ya
se perciben. Proyecciones de la migración interna dan cuenta que en el 2025 las
ciudades latinoamericanas con los más altos  PBI serán  Sao Paulo (USS782 billones), México (745),
Buenos Aires (651), Lima (213),  Brasilia
(210), Santiago (207) y Salvador (210).
Si nos detenemos en el Perú podemos inducir  los graves desequilibrios internos: el Censo  Nacional de 2007 y sus proyecciones indican
que nueve departamentos lideran la mayor migración interna del Perú: Lima y
Callao, Madre de Dios, Moquegua, Arequipa, La Libertad, Tacna, San Martín,
Tumbes y Ucayali. La región que expulsó más población en términos relativos fue
Amazonas (perdió el 8% del total de sus habitantes), siguen Huancavelica y
Cajamarca, no obstante  el boom minero.
Las capitales de las primeras nueve regiones peruanas no solo
tienen la población más numerosa (Lima y Callao, caminan hacia los 17 millones),
sino también la concentración económica más aguda, con inversiones del exterior
y del narcotráfico,  que se traduce en mega
centros comerciales, salas de cine,  preocupación
por los centros históricos,  renovación
del parque automotor, lujosos cementerios, turismo y hotelería, más clínicas y
universidades, y renovación de clubes sociales en manos de empresarios
emergentes... 
Por cierto,  en estas
referencias no se destacan las políticas sociales del  Estado con programas y proyectos concretos porque
 no son suficientes  para superar 
las profundas brechas de desigualdad,  se mantiene intacta la vieja configuración, en
algunos casos cuasi virreinal, de un modelo urbano con demasiadas ventajas para
 la inversión transnacional.
Las ciudades de Moquegua y Trujillo:  La  primera, goza de los beneficios de una intensa
actividad agropecuaria, donde aún supervive la mediana propiedad de la tierra,
la minería tecnificada  del cobre con su
refinadora en Ilo; y la intensa relación comercial con la frontera chilena y la
población aymara del altiplano. 
En Trujillo, al igual que en Ica, Lambayeque, Piura ha
retornado vigorosamente el latifundio, con algunos ingredientes más nocivos de
los que existieron antes de la reforma agraria de 1969. Frente al Pacífico, los
desiertos de Chao, Virú, Moche hasta Paiján, 
con las irrigaciones construidas por el Estado, ahora  en manos de empresas internacionales, sus
mejores cosechas solo llegan a la mesa de 
europeos  y norteamericanos
de  altos ingresos, en tanto en Perú las
trabajadoras agrícolas  no pasan de los
cincuenta dólares semanales, suma  pequeña y simbólica para el  creciente costo de vida y las necesidades de
salud, educación y los  sueños
irrealizables  que alimentan los
conglomerados de la comunicación.
Las deformaciones del modelo están a flor de piel en las
urbanizaciones, En el antiguo casco urbano,  habita una modesta clase media y sus  vecinos, están brutalmente excluidos de ese
espejismo del desarrollo. La convivencia es imposible por la  masiva desocupación  sobre todo  masculina, ausentismo escolar, consumo de
alcohol,  riñas callejeras...
LA MULTIPLICACION DE MACONDO
La Literatura nos da grandes lecciones urbanas. Carlos
Eduardo Zavaleta, en  Los Aprendices y García Márquez en Cien años de soledad,  nos revelan que nuestra realidad social es más
con  zonas secretas, oscuridades y
ambigüedades y  que cierto realismo
epidérmico había preferido pasar por alto. 
Las ciudades son espacios donde está presente la muerte, la
violencia, el amor atormentado, el temor, la ansiedad. La juventud de hoy vive desinteresada
de los asuntos públicos, de la militancia ideológica. Hoy más que nunca  es vital  estar cerca de la historia contemporánea, probando
sus aptitudes, su coraje, su valentía, su capacidad para amar, la entereza, la
integridad y la honestidad de su posición.
La vida provinciana en un medio rural no es idílica. Fue un concepto
acuñado alentado por cierta literatura y durante tanto tiempo. El mundo rural
es más es teñido por la violencia, la explotación y  la injusticia que desencadenan diversos
sucesos políticos. La migración  siempre
ha existido,  pero nunca como el proceso actual  porque las personas dejan sus lugares de origen
en busca  de  oportunidades que   no existen. 
El estudio “La migración interna en el Perú” de la
Universidad del Pacífico, coincide  con
el inicio del auge del crecimiento económico, explicado por las expectativas de
una mejora en el empleo y en las condiciones de vida en la región de destino. 
Manuel Domínguez, desde la dirección de Cambio16, uno de los semanarios más prestigiados  en Europa,  no cesa luchar contra los  saldos del franquismo y toda variante del
fascismo. Nos dice que el gran triunfo del neoliberalismo no consiste en haber
convertido la sociedad en un inmenso mercado global en el que todo se puede
comprar y vender. 
El objetivo no puede ser alcanzar el éxito en cualquier
empresa, obtener beneficio y rentabilidad a cualquier precio, por encima de
principios éticos y pisoteando la dignidad del individuo, reducido a una cuenta
de resultados, un empeño titánico que se materializa con el asalto al poder, la
desactivación de derechos fundamentales y conquistas sociales, el expolio de lo
público como si se tratase del chalaneo de un tratante de ganado, el
sometimiento de las instituciones y la desvirtuación del modelo democrático,
huérfano de controles que vigilen y certifiquen su calidad.
En una concepción dialéctica de las relaciones sociales, se
asume la rebeldía ante la violencia cuando ésta es ajena, viene de fuera y se
ejerce para reprimir. La palabra cebada con la ideología, sabe que el mejor
aliado del silencio cómplice es la autocensura, pues bien, el neoliberalismo ha
comprendido que la mejor violencia que se puede ejercer sobre la condición
humana es la que el propio hombre se inflige: la lucha encarnizada por un
puesto de trabajo, la competencia desleal, la necesidad de sobrevivir, la
aceptación de condiciones infrahumanas, la codicia sin límites, la ambición
desmesurada…Hemos acabado siendo esclavos de nosotros mismos, remarca
Domínguez, mientras el sistema se fagocita con nuestro sometimiento
conformista.




 
