Con sus estudios de historia, el ejercicio de la docencia y su infatigable estudio de la literatura y el cine, llega al Taller Mestres para interpretar, principalmente, con motivos abstractos, una visión lírica del mar, los poblados cordilleranos y las caletas donde se conjugan algunos de sus personajes.
Amó la literatura, el cine,el arte. Y lo aprendido volcó con pasión en la formacion de Jorge y July, sus hijos que siguieron de cerca sus lecciones. July, desde la psicologia y las capacidades de organización. Y Jorge, con un PhD en literatura latinoamericana y estudios de cine. Ambos desarrollan sus habilidades en los EEUU.
“Diría
 que no hay rama del arte que no haya explorado: sus briosos caballos de
 paso, ya sean en acuarela, óleo o pastel, gozan de una belleza 
incomparable; sus bodegones son magníficos, a veces muestran frutas que 
ya quisiéramos saborear al instante. Así es la pintura de Teresa: 
vehemente, pura, sublime..., comenta sobre la obra de Teresa,  a su alumna July Balarezo, con 
quien habla de la soledad, filosofía que la anima en su cotidianidad, y 
que le recuerda a Lope de Vega y su genial poema: “A mis soledades voy,/
 de mis soledades vengo,/porque para andar conmigo/me bastan mis 
pensamientos”
http://cultural.argenpress.info/2009/10/plastica-teresa-mestres-la-nina-de-la.html
Trágica 
verdad. Las guerras dejan lecciones para nunca renunciar a la paz. 
Teresa Mestres, niña víctima de la guerra civil española, dejó, 
junto con sus padres, su natal Villanova i La Geltru, para transitar por
 América y sufrir los avatares del exilio. 
Sin embargo, se convierte, 
con su poderosa imaginación y agudo pincel, en una de las mejores 
intérpretes del arte hispanoamericano, ahora admiradora del boom 
artístico que emerge de amplios sectores populares. 
Sus
 creaciones reconocidas en diversas latitudes, enriquecen galerías 
privadas y públicas de Europa, América y Austria, incluyendo el Palacio 
de la Generalitat, Barcelona. Es la única pintora de América, que estuvo
 presente en el homenaje a Antonio Gaudí (Barcelona, 2006). Se espera 
con expectativa la próxima muestra del Taller que lleva su nombre, en el
 Centro Español de Lima.
Teresa
 Mestres, como en la famosa novela América de Kafka, encontró en el Perú
 su fértil valle de Oklahoma, después que su padre, Pedro Mestres, 
canciller de la Generalite de Cataluña, su madre y ella, arribaran a 
Nueva York desde el puerto Havre e iniciaran su peregrinaje por Cuba, 
México, Argentina, Brasil y Perú, hasta convertirse en activo miembro 
fundador del Consejo Mundial de Autores Plásticos, entre otros méritos, 
que la prensa especializada le reconoce. 
Pedro
 Mestres, ingeniero de profesión, se dedicó a asesorar e instalar 
fábricas de papel a partir del bagazo de la caña de azúcar. En La 
Habana, el Che Guevara le pidió transferir a la revolución las acciones 
de la planta que había levantado con inversionistas extranjeros y 
locales. En Argentina, el peronismo no le prestó mayor atención a la 
agroindustria del bagazo, a diferencia de los barones del azúcar de los 
valles norteños del Perú que necesitaban innovación técnica y social en 
sus trapiches.

Esta
 niña de una guerra que expulsó a múltiples espíritus ilustres en artes,
 ciencias, literatura, filosofía y otras vertientes liberales como se 
diría en el Medievo, encontró en Lima un atractivo clima para continuar 
sus estudios, conocer el exagerado y aburrido halago en los salones de 
la oligarquía, hasta renunciar al matrimonio convencional y optar por la
 creatividad sin corsé.
Estudió
 química y literatura en Argentina y Perú; y arte con Teodoro Núñez 
Ureta, connotado representante de la plástica nacional. Y hoy no cesa de
 volcar sus conocimientos de artista a otras generacioes. 
Señala
 que las galerías de arte están cerrando y que los centros culturales 
tomaron la posta. “Ahora todo vale. La originalidad y el atrevimiento 
llaman la atención. Las masas compran lo que la propaganda le sugiere. 
La tecnificación está inundando todos los planos del arte y la vida de 
las personas. Y justamente, ha surgido un campo muy competitivo y, el 
pueblo va imponiendo su arte, su manera de perennizarse por medio de la 
artesanía. Es el nuevo boom. Todos queremos trascender de algún modo”.
July  Balarezo  siguió muy cerca  el  camino de Teresa y de otros  artistas.  Su obra confirma una exuberante  y variada  creación. Pasó del paisaje al  abstracto para expresar  su personalidad y pensamiento frente al mundo.  Sus últimos lienzos  revelan un encendido  espiritu sobre el entorno  que domina la cotidianidad y los círculos  de fuego que muchas veces cierran  los caminos  de la libertad. (Jorge Zavaleta, 1.3.14)  

 
