Solo la Etica salvará a la prensa como el arma de la verdad y del cambio.
Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura y presidente de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano –FNPI–, ante la 52a. asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, en Los Angeles, U.S.A., octubre 7 de 1996, dijo lo siguiente:
A una universidad colombiana se le preguntó cuáles son las pruebas de aptitud y vocación que se hacen a quienes desean estudiar periodismo y la respuesta fue terminante: “Los periodistas no son artistas”. Estas reflexiones, por el contrario, se fundan precisamente en la certidumbre de que el periodismo escrito es un género literario.
En esta filosofía, se inspira Jorge Ramos, quien obtuvo el Reconocimiento a la Excelencia del Premio GGM 2017. Desobedezcan es el
título y contenido del Discurso de Jorge Ramos, periodista de Univisión, quien viene a pedir a sus colegas que desobezcan.
Hoy vengo aquí a pedirles -no, más bien a rogarles- que no
sigan las instrucciones de sus gobiernos, que se rehúsen a creer muchas de las
cosas que aprendieron en las escuelas de periodismo, que no siempre le hagan
caso a sus padres y maestros, y que no sigan al pie de la letra los preceptos
de lo que se supone debe ser un reportero respetable.
Hoy vengo a pedirles que desobedezcan.
A todos. Desobedecer, al final de cuentas, es una
transgresión. El buen periodismo siempre rompe algo; nunca deja las cosas como
están. Por eso me gusta pensar en el periodismo como contrapoder. Hay que estar
siempre del otro lado de los que tienen el poder y, particularmente, cuando
esos poderosos abusan de su autoridad.
Por eso hay que desobedecer al bully antiinmigrante que hay
en la Casa Blanca.
Por eso hay que desobedecer a los dictadores de Cuba y Venezuela.
Por eso hay que desobedecer al presidente de México, donde
nos han matado tantos periodistas, y donde la mayoría de los crímenes queda en
total impunidad.
Por eso hay que desobedecer a cualquiera que pida lealtad y
paciencia.
Entiendo el periodismo como un servicio público. ¿Y para qué
servimos? Servimos para hacer preguntas.
Aquí en Colombia tienen una hermosa palabra que dicen cuando
uno asume toda la responsabilidad sobre algo y no hay más remedio: toca.
Bueno, nos toca precisamente a los periodistas hacer las
preguntas incómodas, exigir rendición de cuentas y poner contra la pared a los
presidentes y gobernadores, a los sacerdotes, empresarios y a cualquiera que
acumule un poquito de autoridad.
Toca. Cuando voy a hacer una entrevista con alguien
importante o influyente -sobre todo si ocurre en un momento históricamente
relevante- siempre pienso dos cosas. La primera es que si yo no hago las
preguntas difíciles -esas que te hacen sudar las manos antes de soltarlas-
nadie más lo va a hacer.
Y lo otro que pienso es que nunca volveré a ver al
entrevistado. Es mejor así. Al final del encuentro no estoy esperando palabras
amables ni más acceso en el futuro. A veces pasa que ese entrevistado al que
fusilé, regresa para otra entrevista. Claro, hay casos de masoquismo. Pero
suele ocurrir que los que regresan, de verdad, no tienen nada que esconder.
Estoy convencido que la principal función social del
periodismo es cuestionar a los que tienen el poder. En casos de racismo,
discriminación, corrupción, mentiras públicas, dictaduras y violaciones a los
derechos humanos tenemos la obligación de romper el silencio y cuestionar. Para
eso sirve el periodismo.
El periodismo y la paternidad son muy parecidos. En ambos
casos la mitad del trabajo es estar presente. Los buenos papás y los buenos
periodistas son los que están donde tienen que estar; los padres con sus hijos
y el reportero donde está la noticia.
Es de una enorme importancia el ser testigo. Cuando algún
periodista que comienza se va por primera vez a una asignación especial y me
pide consejo, casi siempre le digo esto: quiero que tú seas mis ojos. Llévame a
donde estás.
En nuestra querida, apasionada y convulsionada América Latina
-donde la democracia y la justicia se pelean con puños y con teclas- nos urgen
periodistas que estén donde tienen que estar y que, ya ahí, desobedezcan.
El periodismo, más que una profesión, es una misión.
Nunca deja de sorprenderme la valentía de mis colegas; esos
que reportan sobre los narcos en un pueblito, o los que se echan a cuestas la
tarea de encontrar a desaparecidos -desde Ayotzinapa hasta Argentina-, o los
que denuncian a mandatarios y políticos por sus casas blancas y sus cuentas
negras.
Me pregunto muy seguido que hubiera ocurrido si en lugar de
irme a vivir a Miami -la trinchera desde donde preparo mis batallas- me hubiera
quedado en México. Me fui de México, donde nací, para no ser censurado. Hoy,
casi a los 60, creo que calculé bien. He podido decir lo que se me pega la
gana. Pero otros se quedaron.
Nos han matado -y lo digo así porque en esto somos una
familia- a más de 109 periodistas en México desde el año 2000, según la
organización Artículo 19. Y ya van 36 muertos en el sexenio de Enrique Peña
Nieto.
Esta noche, este premio va por los que se quedaron, por los
que no huyeron, por los 780 hermanos periodistas que de acuerdo con Reporteros
Sin Fronteras han sido asesinados del 2006 al 2016 debido a su profesión en
todo el mundo. Este premio va por los que los que desobedecieron y los mataron
por eso.
Lo que no saben sus asesinos -y los gobernantes que los
protegen- es que por cada reportero que matan, habrá dos, o tres, o mil que
retomarán sus causas, sus reportajes y sus palabras. Esta es nuestra promesa a
los que se fueron.
El Festival Gabo
Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el
Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la
búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración
en los ideales y obra de GGM y en la dinámica de creatividad y liderazgo que
caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a
la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos
Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina. No estamos en el negocio
de quedarnos callados. El silencio es cómplice. Por eso, por favor,
desobedezcan.
El Premio Gabriel Gabriel García Márquez de Periodismo en su
quinta edición dio a conocer a los ganadores de las cuatro categorías del
concurso: Texto, Imagen, Cobertura e Innovación, entre las 1.383 postulaciones recibidas.
Los trabajos ganadores son: Historia de un paria (Cuba), en
categoría Texto; Buscadores en un país de desaparecidos (México), en categoría
Imagen; El mapa de la muerte (Colombia), en categoría Cobertura y El hábito de
la mordaza (Honduras), en categoría Innovación.
Durante la premiación también se entregó el Reconocimiento a
la Excelencia Periodística a Jorge Ramos, periodista de Univisión y a Clemente
Manuel Zabala, editor colombiano de La Patria de Manizales.
Estos son los ganadores: Categoría Texto, Historia de un
paria, a Jorge Carrasco, de El Estornudo
(Cuba). Es una descripción del trabajo de una Negra, homosexual y pobre, llamada
Farah, quien reunía en los grises años 80 todas las condiciones para ser un
paria social en la nueva Cuba que se construía, mientras la homofobia se
institucionalizaba paulatinamente en el país. La madre de las travestis
cubanas, que nunca ha salido en las páginas de la prensa nacional o los libros
que publican las editoriales del Estado. El hijo no deseado de la Revolución.
La adopción, la prostitución, el rechazo social, la cárcel, la violencia, la
miseria y el Sida: todo cabe en 53 años y un cuerpo flaco y largo como palo de
escoba. Para esta extraordinaria diva, la gente es su público y su periplo
dantesco por la vida es su carrera.
Categoría Imagen. Buscadores en un país de desaparecidos. Autores:
Consuelo Morales Pagaza, Prometeo Lucero, Daniela Pastrana, Ximena Nátera,
Marcos Vizcarra, Iván Medina, Félix Márquez, José Ignacio de Alba, Fernando
Santillán, Victoria Helena, Daniela Rea, Mónica González, Rafael Pineda “Rapé”,
Adriana Tienda, Erik Kuru, Lucía Vergara.
Medio: Pie de Página (México). Descripción del trabajo: Cada
dos horas una persona es desaparecida en México. En los últimos 10 años suman
más de 30 mil quienes faltan en casa. Para traerlos de vuelta, cientos de
familiares han salido a hacer lo que el Estado no: buscar y encontrar pistas de
sus familiares desaparecidos. Buscadores
es una serie documental que retrata la conversión de madres, padres, hermanos,
hijos y parejas de personas desaparecidas, en antropólogos forenses, gestores,
abogados, investigadores y peritos, asumiendo funciones que son obligación del
Estado. La historia de los buscadores es también la historia de un estado
ausente, criminal y una década de guerra de facto no declarada por el gobierno
federal desde 2006.
Categoría Cobertura. El mapa de la muerte: 15 años de
homicidios en Cali. Autores: Ossiel Villada, Ana María Saavedra, Hugo Mario
Cárdenas, Germán González y Lina Uribe. Medio: El País (Colombia). Descripción
del trabajo: ¿Por qué Cali se convirtió en un infierno en el que durante 15
años murieron casi 27.000 personas de forma violenta? Para intentar responder a
esta pregunta, cinco periodistas se valieron de nuevas tecnologías, como
herramientas de gestión de bases de datos, georreferenciación y video en 360,
que fueron incorporadas a la reportería tradicional.
El resultado fue un
reportaje que muestra las diferentes facetas de la criminalidad heredadas del
narcotráfico, y su relación con la compleja situación social de Cali. Este
proyecto marcó un hito en la historia del diario El País, pues a través de él
este periódico dio un enorme salto cualitativo hacia la consolidación de una
redacción multiplataforma.
Categoría Innovación. El hábito de la mordaza. Autor: Germán
Andino (Honduras). Medio: El País (México). Descripción del trabajo: El hábito
de la mordaza es la primera parte de un proyecto periodístico que pone el
enfoque en la violencia palpable latinoamericana. Específicamente, este cómic
multimedia trata el fenómeno de las pandillas en Honduras desde historias muy
personales que cobran vida a través de la imagen y el audio. El proyecto
experimenta con nuevas formas de lectura y control narrativo, presentándose a
los lectores en un sólo dibujo: una tira cómica de casi 100 metros de largo.
Sobre el Premio y Festival Gabo. Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.
El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.