https://blogs.iadb.org/innovacion/es/tomando-el-pulso-de-la-ciencia-latinoamericana/
UNESCO en un informe sobre la Dia de la Ciencia, considera esta es la herramienta que el ser humano ha creado tanto para comprender el mundo que le rodea, como para aplicar esos conocimientos en su beneficio. Los avances científicos nos permiten hallar soluciones a los nuevos desafíos económicos, sociales y medioambientales con los que construir un futuro sostenible. La ciencia tiene, además, un papel en la construcción de la paz al fomentar la cooperación internacional para alcanzar el desarrollo sostenible.
Esta declaración, sin duda lírica, está muy lejos de la realidad y de lo que hacen los países del Sur, particularmente América, al sur del Río Bravo, por el desarrollo de la ciencia.
Acercar la ciencia a la sociedad es fundamental para que los individuos tengan los conocimientos necesarios y, de esta forma, puedan elegir sus opciones profesionales, personales y políticas. Además, sirve para atraer a los ciudadanos hacia el apasionante mundo de la investigación.
Cada año, el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo promueve que los ciudadanos estén informados sobre los avances científicos, creando sociedades más sostenibles, al tiempo que favorece la comprensión sobre la fragilidad del planeta en el que vivimos.
El Día ofrece la oportunidad de movilizar a todos los actores en torno al tema de la ciencia para la paz y el desarrollo, desde los funcionarios gubernamentales hasta los medios de comunicación y los alumnos de las escuelas. La UNESCO anima encarecidamente a todos a unirse a la celebración del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo organizando su propio evento o actividad ese día.
En este 2020, que ya termina, vivimos en un momento en que el mundo está luchando contra la pandemia global de COVID-19, el enfoque del Día Mundial de la Ciencia es "La ciencia para y con la sociedad para hacer frente a la pandemia global".
A lo largo de esta crisis sanitaria sin precedentes, la UNESCO, como la agencia de las Naciones Unidas con el campo de la ciencia en su mandato, se ha esforzado por acercar la ciencia a la sociedad y reforzar las colaboraciones científicas internacionales que se necesitan de manera crítica. Desde la perspectiva científica, la respuesta de la UNESCO al COVID-19 se estructura en torno a tres pilares principales: promover la cooperación científica internacional, asegurar el acceso al agua y apoyar la reconstrucción ecológica.
Para celebrar el Día Mundial de la Ciencia de 2020, la UNESCO organizó una mesa redonda en línea sobre el tema “La ciencia para y con la sociedad frente al COVID-19”.
En un post anterior se planteó que las capacidades científicas han resultado necesarias para poder responder con prontitud a los diferentes aspectos de la crisis, sanitaria, económica y social. Al mismo tiempo, estas capacidades serán críticas para que nuestras naciones retomen la senda de recuperación.
Además de este déficit de inversión, los esfuerzos para superar la pandemia y recuperar el crecimiento y el desarrollo se darán en un contexto de presupuestos fiscales más restringidos y de recursos acotados. Así como la ciencia ha respondido a la pandemia, la pandemia también afectará la actividad científica.
En un esfuerzo por monitorear estos cambios, el BID aunó esfuerzos con la OCDE en el lanzamiento de la encuesta flash de la Ciencia 2020 para ALC, que aún se encuentra abierta. Este estudio experimental se enfoca en tomar el pulso a la situación en tiempo real (antes que en la precisión estadística) y los datos recolectados de las dos mil respuestas recibidas hasta la fecha nos dan un primer panorama sobre los impactos del COVID-19 en la ciencia latinoamericana.
La actividad científica en tiempos de coronavirus
Una de las primeras imágenes que nos muestra esta encuesta es que la actividad científica en general pudo ser flexibilizada para operar de manera remota. Sin embargo, en ALC este ajuste fue menos evidente que en los países de la OCDE. Así, mientras cerca del 70% de los científicos participantes de los países de ALC migró a trabajar desde casa, en la OCDE lo hizo un 85%. La rigidez es aún más evidente al observar que el 15% de los científicos participantes en ALC vieron sus actividades suspendidas o canceladas durante la pandemia, poco más que el doble de la proporción en la OCDE (7%).
El incremento en la fragilidad de la actividad científica latinoamericana también se hace evidente en la disponibilidad de recursos. Por ejemplo, un 40% de los científicos en el universo de la encuesta espera una reducción en el tiempo disponible para hacer investigación, probablemente impulsado por las nuevas demandas para dictar clases de manera remota y la suspensión de los servicios de cuidado infantil. Aún más importante, tres de cada cinco científicos en ALC anticipan una precarización del empleo en las ciencias y un deterioro en sus oportunidades de carrera.
Si bien a nivel global una proporción importante de científicos experimentó un incremento en la intensidad de su trabajo y/o un cambio de tópico de investigación hacia COVID-19, la actual discusión presupuestaria de los gobiernos en ALC parece dar la razón a algunas de las principales las preocupaciones de la comunidad científica: la reducción de los recursos. En un contexto de contracción económica son evidentes las presiones para reducir y reorientar la inversión pública, sin embargo, no se deben dejar de lado los evidentes riesgos que conlleva dejar de invertir en las capacidades que generarán el crecimiento del futuro y, como hemos visto, nos proporcionan el arsenal de respuesta ante eventos como la pandemia de COVID-19.
Revalorizar la ciencia, repensar las estrategias
La recuperación de la actividad económica en ALC tendrá que ir de la mano con una revalorización de la actividad científica, y eso implica, además de repensar la inversión, idear mecanismos complementarios que permitan, al menos, mantener las capacidades científicas instaladas. Para saber qué hacer, los resultados de la encuesta también nos entregan ciertas luces.
En primer lugar, al menos un tercio de los científicos de la región espera o ha experimentado un aumento en la colaboración científica, tanto con instituciones con las cuales no colaboran de manera permanente, como con aquellas con que sí lo hacen de manera regular. Asimismo, casi la mitad de los científicos de la región espera que aumente el acceso a datos e información para hacer investigación. En ese sentido, el proceso de adopción de nuevas herramientas digitales para la actividad científica en diferentes áreas, ya en curso, se acelerará. Casi el 70% de los científicos de LAC, espera que aumente el uso de estas herramientas en la ciencia, cifra similar a la esperada en la OCDE.
Queda claro que avanzar en una reactivación económica de la mano de la creación y aplicación de conocimiento científico implica pensar en nuevas maneras de mejorar el entorno para la ciencia, enfocándose en facilitar la cooperación, el flujo de datos, y la digitalización. Esto incluye al menos la identificación y eliminación de trabas a la colaboración interinstitucional y regional, mientras se diseñan iniciativas que faciliten el registro, almacenamiento y difusión de datos para uso científico. Estas líneas, enmarcadas en lo que se ha denominado ciencia abierta, deben ser acompañadas de programas que faciliten la formación rápida en habilidades digitales, tanto a la comunidad científica existente como a aquellos jóvenes científicos en formación, necesarias para hacer ciencia de primer nivel a escala global.
Desde antes de la actual crisis ya era un desafío de gran magnitud cerrar la brecha en capacidades científicas entre ALC y los países de altos ingresos así como un enorme reto el transformarla en un motor de desarrollo sostenible . ¿Podremos escuchar y responder esta vez a la urgencia de contar con mayores capacidades científicas en la región? Esto solo pasará si nos planteamos seriamente políticas con nuevos y ambiciosos enfoques, que consideren activamente la creación de nuevos espacios de colaboración entre los países de la región, fortalecer la cooperación global, las prácticas de ciencia abierta en cada uno de nuestros países, y un fuerte impulso a la incorporación de nuevas herramientas y habilidades digitales para producir y aplicar nuevo conocimiento científico que impulse, no solo una reactivación de la economía, sino un camino de desarrollo sostenible para la región.
La lucha contra la pandemia continua, con la ciencia como una de sus principales protagonistas. Hoy se habla de ciencia como no se ha hecho en mucho tiempo, aunque no siempre se la entiende. ¿Podremos aprovechar este contexto para acercarla cada vez más a la sociedad y ponerla a su servicio, como reza el lema del Día Mundial de la Ciencia 2020?
¿Y tú, cómo ves el futuro de la ciencia y las políticas científicas en América Latina y el Caribe? Cuéntanos en los comentarios.
* En este posteo haremos referencia a la OCDE, como el grupo de países miembros a la organización, con la excepción de Chile, Colombia, y México, cuyos datos, para efectos comparativos, son incorporados en el grupo de países de ALC.
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Fundado en 1992 en Lima. Desde 2017 se edita en Pittsburg PA y Emmitsburg MD
Fundadadores: July Balarezo, historiadora y egresada del Taller de Pintura Teresa Mestres Lima-Barcelona. Jorge Zavaleta Balarezo, escritor y especialista en literatura y cine latinoamericana.
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