Querida  Yulita:
Lima, sábado 5 de Noviembre  2016:
Tía Amelia Alegre de Stuart
partió al cielo esta madrugada. Ella deja una historia de un siglo, sembrada de
bondad y  solidaridad,  como promotora  de la unidad 
familiar. Siempre tuvo todo el tiempo del mundo para  escuchar pesares y alegrías. Dotada de una
inigualable  sensibilidad, sus palabras,
sus frases, su paciencia colmaban de afecto, de admiración y respeto. Yo siempre
decía que era como la Mama Grande, cuando mamá Elena,  hermana mayor de los Alegre-Mejía, nos dejó
en 1993.
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| Lienzos de July Balarezo - Taller Mestres Barcelona-Lima 2013 | 
Conversar con Tía Amelia  era evocar  
la niñez, aquel mundo a la vez mágico y real de Huaylas, un lugar de
alegría, en donde la infancia,  al lado
de tu abuela Elena y de  nuestra Tia Amelia,
nos deja el profundo  respeto y  agradecimiento por el cuidado que nos
brindaron  y que garantizaron que sus
hijos siguieran el mismo camino. Formamos parte de esa  gran familia 
que construyó Tia,  formada por 5
hijos, 14 nietos, 16 bisnietos  y
sobrinos como  Tu, Jorge y Yo.
Siempre  me ayudaron a mantener la  idea que en la tierra donde nacimos solo  vivía gente honrada,  en paz y tranquilidad, con respeto mutuo. Que
se  dedicaba a  sus quehaceres, y que sabía compartir desde
un pan, una presa de  cerdo o de  ave sacado de un horno  encendiendo con leña, de eucaliptos y molles.
O auxiliar al  vecino necesitado. O  de 
unirse a los amigos mayores a cantar al pie de  balcones, aquella  poesía 
y  música de compositores locales,
como las de tu abuelo Isaías, acompañados de guitarras, mandolinas y violines,  que  también tocaba tu bisabuelo Víctor.
La  hora del almuerzo  y la merienda eran citas,   parte
de un credo invalorable, porque a unos pasos 
estaba un templo iluminado, que el terremoto de  1970 lo destruyó, y que la feligresía
creyente o agnóstica, la consideraba como  institución eterna, que fue reconstruida  con la ofrenda de sus fieles. 
También me lleva a la primera
visita a la  Biblioteca Municipal,
formada con una primera donación de la Familia Acosta, una de primeras que emigró
donde ahora tú vives, trabajas,  no
cesas  de estudiar  y tienes 
tu  Hogar.  Saluda 
a Bob. Esa casa de  libros inspiró sin duda, mi participación exitosa en la campaña internacional de un Sol, para la construcción de la nueva sede de
la Biblioteca Nacional del Perú, en San Borja.
                                         Lienzo July Balarezo, Taller Mestres  Barcelona 2000
Tía Amelia supo brindarnos posada,
en su casa, frente a la Plaza de Armas. Con Heli, Arturo y Rosita  vimos las danzas locales, junto con mis  primos hermanos  Delfina, Gustavo casado con Virginia
Valverde, Chabuca, Sarita, y Arturo (EEUU). 
Aprendí a querer las manifestaciones culturales, como la danza de Los Pashas
y  de Pallas.  
Vi a los bailarines que evocan
escenas pastoriles, con sus exclamaciones 
al arrear su ganado. Las multicolores sayas de la cintura hasta el suelo.
Sus cabezas cubiertas con una capucha y su cara con una máscara fiera y
grotesca. Portaban unos chicotes largos y pesados de cabuya, hilos que salen de
los cactus o pencas, que van restallando con fuerza en sus desplazamientos.
Escuchaba los compases de una banda de música.
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| Atardecer de Huaylas. Foto sede de la Municipalidad. | 
Los Pashas representaban a cada
barrio.  El barrio de mi niñez  era Yacup, donde vivían mi  Abuela Porfiria y mi  Abuelo Victor, el  árbitro, el juez,  que armonizaba el reparto  del 
agua para la agricultura. Tia Amelia vivía en el Barrio de Delicados,
donde don Juan Stuart  en la  Calle Comercio,  con su 
surtida  bodega,  era un ameno centro de conversación  de los 
adultos, y siempre nos ofrecía 
una golosina.
Me despido. Te agradezco por esa
hermosa  carta que envistes  anoche a tu tía  Chabuca, premonitoria  comunicación. 
Yulita, hasta pronto
Jorge, saludos de tu hermano
Jorge, quien me escribe, estuvo hasta
tarde  revisando un trabajo para la Revista  Borges de su 
Universidad de Pittsburgh.  Sin duda comparte conmigo que  Tía  Amelia partió al cielo, para estar  junto con tus 
abuelos Elena e Isaías, Juan y Eva 
y TU ADORADA MADRE JULY, cuyas pintura nos permite tenerla más cerca en cada amanecer.
Jorge, desde la calle  30, y desde  Emitsburgh,
compartiendo contigo gracias a tu generosa invitación. 


 
 

