La tecnología vino a dar mucha luz y la mentira le cuesta ocultarse. Hoy en día el espacio que cree de que en las afueras del congreso se autoconvocó una manifestación popular y espontánea es cada día menor. Una forma de hacer política está muriendo, incapaz de generar las modificaciones que exige la modernidad para sobrevivir.
Las batallas en las definiciones de los conceptos ya poco importa en estos días. Escuchar "cacería ilegal de militantes" en un gobierno que se jacta de no reprimir y en democracia parece surrealista. Y que en resumidas cuentas, sólo termina ayudando al que acusan de torturador. Pero quizás lo más grave, es confundir tranquilidad con amateurismo.
La oposición le saca que no respondan con violencia. No pueden aceptar la no respuesta como respuesta. Ellos esperan guerra y reciben tolerancia. Ellos rompen una plaza y al siguiente día la arreglan. Ellos tiran piedras y los policías aguantan con sus escudos la ira de los que no escuchan. Ellos los tratan de dictadores y asesinos en discursos vehementes en sus bancas, y ellos contestan con frases que auguran la certeza de que la realidad va a ser mejor día a día.
Y en esa ira por la no respuesta violenta, los grandes y expertos rosqueros tratan de novatos a los que ganaron todas las elecciones de 2007 a la fecha. Sin darse cuenta que en ese día, Cambiemos logró una serie de victorias rotundas: Aprobó el presupuesto en tiempo y forma con varios votos de sobra. Le dió un mensaje al mundo de que este gobierno no es débíl. Y también, logró una tercera victoria referida a desviar la discusión y lograr evidenciar bien claro dos modelos de país que están en juego: Un progreso acompañado por la innovación tecnológica y profesional frente a un proyecto que quiere más pasado que futuro.
Detrás de las acciones que lleva a cabo Cambiemos, se encuentra una red filosófica que las nutre. Siempre me pregunté el por qué de no contestar los insultos, cuál era el motivo para no reprimir y esas cosas que a uno le provoca cuando ve el odio en acción. Pero ahora lo entiendo. Setenta veces siete. No se puede contestar con violencia a la violencia. No podemos ser mejores si hacemos lo mismo.
Podrán destruir la plaza mil veces, pero se reconstruirá mil uno. Al día siguiente, ya empezará la limpieza y la reconstrucción. Porque el progreso se trata de eso. De no mirar atrás y tener la suficiente integridad para no ser lo que la mayoría aborrece. De que somos muchos los que queremos otra Argentina y la estamos logrando de a poco. Cosas buenas están llegando día a día, pero a veces se encuentra con esa idea que agoniza en cada piedra que se tira. Las heridas sanan, los ruidos se callan tarde o temprano y cuando menos lo esperan, en la plaza aparecen flores de colores y el mundo sigue su rumbo, con nosotros en el medio, haciendo posible lo necesario.
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Papel de Arbol
domingo, 28 de octubre de 2018
PODEMOS SER MEJORES por Francisco Sola
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