Arturo Rocha Felices
Después de  125  años, la  tragedia se  repite tal  cual.  Actualmente vivimos los mismos
problemas, pero con mayor intensidad: falta de previsión y de un tratamiento
armonioso de los ríos y sus cuencas, nos 
recuerda  Rocha  Felices, 
profesor  de la  Universidad 
Nacional de Ingeniería  del Perú,
en un  foro de Abril del  2011. Y la  investigación también advierte, la  gestación  de nuevas fortunas, con la  sustracción  de los  fondos que destina el  Estado.
Leamos  la 
voluminosa investigación que realizó años  atrás sobre los Meganiños.  Y comprobaremos que no culpemos a la
naturaleza sino  a la  cadena 
de  gobernantes y
administradores  de los fondos públicos.
Problemas en el Manejo de Ríos en
Áreas Urbanas
Hay ríos como el Rímac y los
otros que  bañan la costa,  que en realidad son torrentes, de régimen muy
irregular, escasos de agua, con mucho transporte de sólidos y gran
contaminación, en los que preocupa los estrechamientos causados por acciones
humanas que provocan aumento de la velocidad de la corriente y la peligrosa
degradación del cauce. Preocupa también la erosión de la cuenca, la
irregularidad de las descargas y el elevado grado de contaminación que
presentan, lo que dificulta su incorporación al paisaje urbano.
Reflexiones 
A la luz de la información  queda suficientemente confirmado que en el
verano de 1891 se presentó en la costa norperuana un cambio violento y
transitorio del clima dominante. Dicho cambio no se manifestó
significativamente en otras partes del mundo.
Estuvo caracterizado por fuertes
lluvias con una duración aproximada de dos meses, altas descargas de los ríos y
elevación de la temperatura ambiental, se registró en toda la costa norperuana
y, con menor fuerza, en algunos lugares de la costa central y sur. 
Hubo cuantiosos daños. Sin embargo,
no se presentaron Índices de Oscilación Sur Negativos persistentes,
característicos de la aparición del Fenómeno El Niño internacionalmente
definido, lo que lleva a la conclusión de que se habría tratado de un Meganiño
de la Costa Norperuana. 
El evento de 1891 es el primero
que en su época fue estudiado científicamente y su origen se atribuyó al
aumento de la temperatura del mar. La por entonces recientemente creada
Sociedad Geográfica de Lima contribuyó notablemente al mejor conocimiento del
fenómeno ocurrido. Pasaron 34 años y se produjo el Meganiño de 1925, que
Basadre calificó como de verdadera catástrofe. 
Las investigaciones que viene
realizando el autor le han permitido identificar once Meganiños que han
afectado la costa norperuana en los últimos cinco siglos con un intervalo medio
de 42 años, lo que debe hacernos pensar seriamente sobre su consideración en
los diseños. Lo expuesto nos recuerda la necesidad de intensificar las tareas
de prevención para contrarrestar los efectos negativos del fenómeno y, sobre
todo, tener en cuenta en los diseños de ingeniería la alta probabilidad de
repetición de estos fenómenos.
Amplia información en el link
indicado.  Agradecemos los aportes  de este destacado profesional,  sobre todo para conocimiento  de miles 
de personas  que viven en otras
latitudes,  y cuya cooperación  tiene que ser brindada y publicitada.  Porque de cada  gran tragedia natural, emergen  nuevas fortunas. 



 
 
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