Jorge Zavaleta
Alegre
La Federación Latinoamericana de
Periodistas (Felap) es una organización no gubernamental asociada a la UNESCO.
La Felap está integrada por organizaciones de periodistas -Asociaciones,
Federaciones, Uniones, Círculos, Colegios, y Sindicatos- de América Latina y el
Caribe, representando a más de 80 mil periodistas de la región.
Esta Federación agrupa, sobre todo, a periodistas cuya conducta
pública es cuestionar el orden establecido y
por lo tanto su destino es la desocupación permanente. Se
olvida que la mejor prensa está en los pequeños pueblos, donde el comunicador no puede disfrazar su figura,
ni esconderse en el anonimato. El periodismo oficialista al servicio del poder
de turno atraviesa ahora por
dificultades para trasmitir su
“verdad”, en tanto la tecnología va rompiendo
las barreras para decir la verdad.
La Felap alberga también -como
organizaciones asociadas- a más de 50 instituciones ligadas al estudio y la
práctica de la comunicación y el periodismo: Centros de Investigación, Escuelas
de Periodismo, Bibliotecas especializadas, Agencias de Noticias, Publicaciones,
etc. Desde su fundación, en 1976, la Felap lleva celebrados ocho Congresos en
los que se resuelven las líneas de acción y se eligen los miembros de su Comité
Ejecutivo, responsable de cumplir lo dispuesto por éste. Así como innumerables
Seminarios, Encuentros, Cursos de Capacitación Profesional, Edición de
Boletines y Revistas, y también gestiones diversas de carácter internacional en
defensa de los intereses de los trabajadores de la prensa.
Párrafo aparte, merece la
creación de la Comisión de Investigación de Atentados a Periodistas (CIAP), organismo
de índole regional fundado en 1991 por decisión de la Felap y la Organización
Internacional de Periodistas (OIP).
Mapochopress, es editado por el
periodista chileno Ernesto Carmona, presidente
de la Felap. Y estos días vuelca su foco de atención a México. Carlos
Trejo, desde la capital azteca
reflexiona sobre la violencia infinita,
y a la amenaza constante contra periodistas,
de reconocida conducta al servicio de la
verdad.
Al grito de “¡Justicia!”,
periodistas y activistas marcharon ayer tarde del Ángel de la Independencia
rumbo a la Procuraduría General de la República en protesta por el asesinato de
comunicadores en el país. Hay amenaza permanente contra Carmen
Aréstegui.
El grupo cargó imágenes de
Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en Chihuahua, asesinada el jueves
a balazos frente a su domicilio.
Los manifestantes gritaron
consignas como “¡Gobierno farsante que matas informantes!” y “¡Estado fascista
que matas periodistas!”.
La exigencia común es la
investigación y sanción de los homicidios de comunicadores, que en 17 años
suman 103 víctimas, según cifras de la organización Artículo 19.
Carmen Aristegui, y el periodismo
que hace, forman parte de la vida pública mexicana. Quienes han propiciado la
cancelación de su espacio radiofónico, o quienes con obtusa intolerancia
festejan por anticipado esa posibilidad, se equivocan al suponer que de esa
manera los contenidos incómodos que
Aristegui difunde desaparecerían de nuestro
escenario informativo.
Con el periodismo de Carmen
Aristegui se pueden tener desacuerdos. Se han podido señalar a veces sesgos
temáticos en sus coberturas, de cuando en cuando la insuficiencia de sus
fuentes, en otras ocasiones carencias éticas. En todo caso ese trabajo
periodístico es abierto y, en tanto que público, está expuesto al escrutinio de
la sociedad. De eso se trata. Por eso, también, los enfoques periodísticos de
esa informadora y sus colaboradores, aunque no siempre nos gusten a todos,
resultan indispensables en la sociedad mexicana.
El periodismo complaciente no le
sirve a nadie, excepto a los que hacen dinero y trafican influencias con él. La
función del periodismo en una sociedad abierta es investigar, poner los
acontecimientos en su circunstancia, crear contexto y abrir espacios para la
deliberación. El periodismo, así entendido, resulta incómodo para aquellos
cuyas acciones discrecionales son develadas gracias a esa tarea informativa.
Ese periodismo, aunque perturbe y precisamente por ello, contribuye a
establecer contrapesos delante del poder y de esa manera sirve a la sociedad.
No todo el periodismo de Aristegui y sus colaboradores cumple siempre con esas
aspiraciones, pero las practica con más frecuencia que la mayoría de los medios
de comunicación en México.
Ese periodismo, aunque hay
quienes lo abominan, satisface las expectativas, en materia de información, de
un segmento muy importante de nuestra sociedad. Las numerosas expresiones de
irritación y desazón ante la posibilidad de que pudiera ser afectada la
libertad que Carmen Aristegui ha sabido ejercer, demuestran que su presencia en
la vida pública es importante y es necesaria.
El episodio que ahora afecta a
esa periodista y a su equipo de trabajo comenzó con una pifia, que pudo haber
sido insignificante pero fue magnificada por la empresa MVS. Al participar
junto con otros medios en el proyecto “Mexicoleaks”, que pretende recibir
denuncias para investigarlas, el equipo de Aristegui involucró a MVS. Una
aclaración hubiera bastado pero esa firma respondió con inusitada cólera.
A la explicación de la
periodista, sorprendida por ese comportamiento de la empresa, MVS contestó con
el despido de dos reporteros. A la declaración de Aristegui que pidió que sean
reinstalados y sostuvo que se trata de un diferendo por la libertad de
expresión, MVS respondió con un reglamento que les quita a los conductores de
sus noticieros el derecho a tomar decisiones editoriales.
Los “lineamientos” de MVS obligan
a supeditar su agenda informativa a un comité encabezado por la empresa,
cancelan áreas de investigación de cada noticiero, les impiden a los
conductores designar reporteros o comentaristas y establecen una evaluación
periódica a cargo de “empresas especializadas” cuyos criterios no serán
periodísticos sino mercantiles o políticos, entre otras disposiciones. El Ombudsman
de Noticias MVS, Gabriel Sosa Plata, ha considerado que tales “lineamientos”
contradicen el contrato que Carmen Aristegui tiene con esa firma.
Toda empresa privada, cuando se
dedica a la comunicación, tiene derecho a tomar decisiones editoriales de
carácter general. La más importante de ellas es la selección de sus conductores
y el resto de los cuadros directivos. Contratar a un periodista para conducir
un programa implica dejar a su cargo las decisiones sobre agenda, asuntos,
enfoques y voces que incorporará a ese espacio. De otra manera, la empresa no
estaría contratando a un periodista sino a un merolico, o a un muñeco de
ventrílocuo.
Lo que quiere hacer MVS con esos
“lineamientos” es homogeneizar sus noticieros para que en ellos no haya inflexiones,
sino genuflexiones. No se trata del ejercicio de las facultades de una empresa
para tomar decisiones legítimas sobre el medio que administra, sino de una
decisión para cancelar espacios en donde se ha ejercido la libertad de
expresión. Llama la atención ese viraje porque, si bien con desencuentros,
hasta ahora la familia Vargas, propietaria de MVS, había respetado la libertad
de periodistas como Aristegui. Ese periodismo les ha ocasionado problemas pero
también les ha permitido ganar buen dinero.
El más conocido de los trabajos
periodísticos de Aristegui y su equipo, la revelación de la “casa blanca” de la
familia Peña Nieto, es impecable y no fue desmentido. Ningún acontecimiento en
lo que va del actual gobierno ha sido tan costoso para la imagen del presidente
de la República como la noticia de esa residencia que compró su esposa y el
irregular financiamiento que recibió para adquirirla.
El hecho de que los reporteros
despedidos en MVS, Daniel Lizárraga e Irving Huerta, sean precisamente quienes,
junto con otros dos informadores, realizaron la investigación sobre la “casa
blanca”, afianza las conjeturas sobre la causa del nuevo distanciamiento entre
esa empresa y su conductora más relevante. La única explicación es que los
propietarios de MVS quieren congraciarse con el gobierno, aunque sea de una
manera tan burda y políticamente costosa.
La presencia de Carmen Aristegui
y su grupo de trabajo es necesaria y saludable para la vida pública mexicana.
Por eso, más allá del desenlace de este episodio en MVS, no sería descabellado
que esos periodistas se hicieran cargo de un espacio informativo en un medio de
comunicación de carácter público.
Allí está la emisora de
televisión del recientemente creado Sistema Público de Radiodifusión del Estado
Mexicano, que en el DF se puede ver en la frecuencia del canal 30. Esa
televisora aún no tiene noticiero. Se trata de una emisora del Estado, no del
gobierno, con autonomía constitucional y cuyo presidente fue designado por el
Senado.
Si el canal 30, para cumplir con sus
principios rectores, requiere un espacio de noticias y discusión de asuntos
públicos, y si Carmen Aristegui y su equipo tienen el respaldo de un sector
importante de la sociedad, ¿por qué no pensar que ese noticiero puede estar a
cargo de esos profesionales? No tendría que ser muy costoso. En la televisión
pública de otros países hay ejemplos de programas informativos, en donde el
análisis y el contexto reemplazan a las coberturas sofisticadas.
Con una opción así, Carmen
Aristegui y sus colaboradores tendrían un espacio en donde desarrollar la
libertad que han ejercido antes. Por su parte el canal del Sistema Público,
cuya existencia hasta ahora es prácticamente desconocida, se beneficiaría en
primer lugar con la atención de numerosos televidentes. Todos ganarían con una
fórmula como esa.
Por lo pronto, si Aristegui y su
equipo dejan MVS, todos saldrán perdiendo: periodistas, empresa, radioescuchas,
sociedad e incluso, tenga o no responsabilidad directa en este asunto, el
gobierno. trejoraul@gmail.com
Recientes atentados:
24 Mar, 2017: En tres meses tres
periodistas muertos
23 Mar, 2017: Gremio de
periodistas de Tuxtepec pone placa pública a favor de la libertad de expresión
23 Mar, 2017: Condena Defensoría
el asesinato de Miroslava Breach y el aumento de ataques a periodistas
23 Mar, 2017: “Policías me
dispararon con el gas”, asegura el reportero Hugo Velasco
21 Mar, 2017: Grave deterioro de
la libertad de expresión en México: Senado
20 Mar, 2017: Pide CNDH agotar
todas las líneas de investigación por muerte de periodista
15 Mar, 2017: Pronunciamiento de
la APO contra la agresión a periodistas en Tuxtepec y Matías Romero
14 Mar, 2017: Se agrava violencia
contra periodistas en Oaxaca
13 Mar, 2017: Se manifestó gremio
de periodistas de Tuxtepec contra espionaje y censura frente a palacio
municipal
13 Mar, 2017: Detienen y
encarcelan a periodista en Matías Romero
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