"Paris se despierta, son ls 5 de la mañana, los diarios están impresos, los obreros deprimidos"-Canción francesa.
La noche cubre ya la ciudad de Lima la horrible.
 Y aunque ustedes no lo crean sobre los techos se inicia la orgía 
multitudinaria. Somos inmunes al serenazgo y luchan contra nosotros las 
gentes decentes (o sea, la mansa muchedumbre, el rebaño al que se 
refiere Erich Fromm) que van a dormir para ir a trabajar al día siguiente, cuando la ciudad se despierta, los diarios están imprimidos y los obreros deprimidos(1). Realmente somos suertudos y no hay vida más relajada que la nuestras. Es
 cierto que hacemos bulla al corretear, jugar a la pega, a las 
escondidas, a la ronda, al teléfono y al llamar -con voz en cuello y en 
un extraño idioma- a nuestras parejas para amarnos locamente durante 
toda la noche. Desde los puentes del rio Rímac, hasta el puente Camote, 
pasando por Cailloma, la Arequipa, Carabayllo, etc. practicamos el swing
 sin culpas ni remordimientos…
Nada
 nos detiene, ni los moretones, ni los cardenales, ni los gritos 
desesperados de los vecinos, ni la garúa persistente. Nuestras correrías
 desenfrenadas para dar rienda suelta a los más bajos instintos (20 cm. de altura) son lo único que de verdad nos interesa. Somos hijos de la noche y cuando
 la aurora nos sorprende no nos pulverizamos como los vampiros, sino que
 huímos de entre los elementos acumulados en los techos que a veces nos hacen
 recordar a esas cosas de arte conceptual. Sedientos, hambrientos, 
agotados de tanta actividad orgiástica, retornamos a nuestros hogares. A
 veces algunas callejeras que no tienen domicilio fijo se meten a camas 
de hombres por un plato de leche sin ningún desparpajo (!así esta de
 brava la situación en Lima!). Incluso cuentan que una de esas dejo al 
incauto (un músico) con arañones en el cuello y la espalda para marcarlo
 para ella sola -para que sepan todas (os) que él le pertenece… (la muy fresca).
Al
 día siguiente cuando la noche vuelve a cubrir la ciudad, plebeyos y 
aristócratas somos de igual valor y del mismo color pardo y no nos 
distraemos aunque una rata desnuda y seductora nos muestre sus atributos
 carnales al aire. Amantes incesantes, volvemos a enredarnos todos contra todos en una especie de delirante “pogo”, volvemos a formar un enmarañado montón de cuerpos donde los polígonos funiculares, las catenarias y las vectoriales están a la orden (mejor dicho, al desorden).
 *Eleonora Patiño
 Sus dibujos
 y pinturas están inspirados en imágenes eróticas tomadas, según ha 
confesado, de sus fantasías. Según el investigador Jorge Bernuy: “Eleonora Patiño nos regala sus
 dibujos cargados de erotismo y de intensa pasión, que se traducen en el
 trazo de línea continua y cerrada. Saca a flote su insolencia, 
rehusando agradar o halagar a quien observa”.  “Nos invita al mundo de los sentidos que se 
despiertan, la omnipresencia del sexo evadiendo el marco represivo de la
 censura a la que nos somete la sociedad”.
Arquitecta, egresada de la Universidad Nacional de Ingeniería en Lima, se declara  dibujante autodidacta. Su más reciente muestra fue en el Museo de San Marcos. Esa  fue  su muestra individual número 50 y ha 
participado también en 63 muestras colectivas.  Sus trabajos se encuentren en colecciones privadas de París, Ámsterdam, 
California, Florencia, algunas ciudades del Japón, Camerún, Helsinki, 
Caracas, Buenos Aires, Bogotá y Lima.

 
 
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