Las débiles democracias de América. Jorge Zavaleta Alegre Periodista licenciado en ciencias sociales.-
Siempre la literatura nos permite encontrar una visión totalizadora de la realidad. Bien vale volver a la obra de Augusto Roa Bastos, “Yo, El Supremo”, más conocida con el acrónimo YES. para comprender mejor la suerte de Paraguay.
La OEA debe actuar de
manera “concurrente y complementaria” a la Unión Suramericana de Naciones del
Sur (Unasur) sobre la destitución del presidente Fernando Lugo del Paraguay y su remplazo por
el entonces vicepresidente Federico Franco, ha declarado el embajador
permanente del Perú ante este organismo.
Sin embargo, hay
expectativas sobre la decisión que
adopten los jefes de Estado en la reunión de UNASUR de este viernes en Mendoza,
Argentina. Los acuerdos de Unasur “no interferirá en la posición que adopte
finalmente la OEA”, señalan declaraciones oficiales.
Periodistas de Argenpress,
que viven en Asunción o muy cerca de ella, como Jorge Gómez Barata, Juan
Diego Sayán y Christiano Morsolin,
coinciden, desde diferentes posiciones, que los componentes del drama
paraguayo son más o menos los mismos de siempre en este continente. Los
protagonistas tradicionales son la oligarquía antidemocrática, instituciones
políticas carentes de legitimidad contra
unas mayorías sociales hundidas en la
pobreza y la desesperanza.
El presidente Fernando Lugo ha cometido muchos errores. El
principal de los cuales ha sido precisamente no darle forma eficaz a las fuerzas
sociales que le permitieron llegar a la primera magistratura. El mandatario se
debilitó pactando con una derecha que ha utilizado todos los medios para
erosionar su gobierno y finalmente destituirlo mediante una pantomima.
Paraguay, no es el país de Rodríguez de Francia o de Stroressner. Los países
vecinos, los ciudadanos familiarizados
con los proyectos de integración
regional y subregional consideran que lo sucedido en Asunción afectará a
las instituciones impulsoras del proceso de integración regional -UNASUR y
MERCOSUR- que han reaccionado ante el golpe.
El golpe de estado “constitucional” en Paraguay no es
entonces un hecho aislado. Corresponde punto por punto a una estrategia
continental, con nuevos métodos, más sofisticados. Resulta paradójico que ni
siquiera se pueda hablar de algún tipo de reforma o avance social destacable. La
reacción contra Lugo se produce tan solo
ante el anuncio de tibias medidas de democratización de la propiedad rural y
contra la corrupción administrativa.
En Paraguay la democracia no es una ficción ahora, sino que
lo ha sido siempre. La batalla por
restablecer la democracia en Paraguay es vital para todo el Continente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario