Papel de Arbol

domingo, 23 de junio de 2019

AGROEXPORTADORAS Y ORAZUL SEPULTAN DEMOCRACIAS

https://www.elmercuriodigital.net/2019/06/agroexportadoras-sepultan-democracias.html

 Jorge Zavaleta  Alegre
https://diario16.com/las-agroexportadoras-sepultan-a-la-democracia/
América Latina  se ha convertido en la versión absoluta donde el libre mercado solo viene dejando corrupción. No hay país de esta Región, exceptuando Uruguay, donde la fragilidad de las instituciones democráticas sea aprovechada para hacer negocios extremadamente lucrativos.

Esta lista puede ser liderada por el Perú, donde  cinco jefes de Estado pasan por  procesos  judiciales en diferentes etapas – y  es  un paraíso de leyes para los  agroexportadoras  e  hidroenergéticas, que violando normas   comprometen la  salud de los consumidores, agricultores, y destruyen las fuentes de agua en perjuicio del presente y futuro  de miles de los pueblos  andinos.    

Hoy percibimos, por señalar la  grave amenaza del pueblo de Caraz,  en la Cordillera de los Andes Nororientales, que despierta    para exigir que el  sexto presidente nacional, derogue el Decreto Supremo N° 114-2019 PCM, que declara el “Estado de Emergencia de la Laguna Parón, “por peligro inminente ante posible desembalse” que  asegura  el  agua  de una transnacional radicada en la costa  norte del país, bastión del partido aprista  fundado en 1917 por Haya de la Torre y sepultado por Alan García Pérez, con su suicidio a principios del 2019..

La decisión gubernamental se basa en un informe  de la Autoridad Nacional que señala que el nivel del agua de la laguna se encuentra por encima de la cota mínima de seguridad. Sin embargo, la comunidad en protesta señala que el interés de las autoridades, es jugar en pared con la transnacional hidroenergética Orazul, para que finalmente el agua sea descargada en beneficio de la empresa. 

Orazul,  anteriormente tenía la licencia de uso del agua de la Laguna de Parón y perjudicaba a los agricultores de la Comunidad de Cruz de Mayo que también usaban el agua que venía de la laguna; hasta que el 2008 las comunidades se organizaron y recuperaron el control de la Laguna.

En ese entonces la empresa hidroenergética Orazul realizaba irregulares y grandes descargas de agua, poniendo en peligro la sostenibilidad de la Laguna y perturbando el delicado ecosistema del Parque Nacional Huascarán en general, del que es parte la Laguna.

La versión de la comunidad,  a través de la Red Muqui,  señala que no han tenido conocimiento del informe técnico, y que a pesar de que anteriormente han participado de mesas de diálogo, no les hicieron llegar el informe, que se suma a una serie de errores que el Estado ha venido cometiendo, al no asumir los compromisos  con las poblaciones que se encuentran alrededor de Parón.

La agroexportadora  desde febrero ha querido descargar la laguna, señalando  un “inminente peligro”. “En años anteriores también señalaron lo mismo y la comunidad permitió que se realicen descargas de agua, pero descargaban más de lo acordado,  perjudicando el  riego”.  Orazul  ha logrado que el ex presidente de la comunidad sea defenestrado. 

Las autoridades no tienen interés  ahora de proteger  el turismo. La comunidad no se opone a la descarga de agua siempre y cuando no esté muy por debajo de la cota máxima de seguridad que y terminaría afectando al turismo y la agricultura.

La arbitrariedad del  gobierno y su agroexportadora aliada  amenaza con  la fuerza cuando crece la voz de las rondas campesinas, con la participación de docentes, agricultores, la junta de regantes, transportistas, etc.

En la zona de la Laguna de Parón, las comunidades aledañas y gran parte del Parque Nacional Huascarán están concesionados a una empresa minera que tiene un proyecto llamado Yanamia. Las comunidades necesitan mejorar la gestión de agua para que todas las comunidades sean beneficiadas en el uso del agua de la Laguna Parón.

José Antonio Segrelles, del Departamento de Geografía Humana , Universidad de Alicante (España), explica que la globalización y la progresiva liberalización de los mercados agropecuarios mundiales representarán un importante estímulo para que los países latinoamericanos intenten aumentar la productividad y la competitividad internacional de sus producciones agrícolas y ganaderas, en consonancia con un modelo de crecimiento económico basado en la búsqueda de beneficios a corto plazo. 

Pero advierte que este proceso conducirá sin duda alguna a la profundización de los clásicos antagonismos entre la agricultura comercial y capitalista, ejercida por los complejos agroindustriales controlados por las empresas transnacionales y los grandes agricultores locales, y la agricultura campesina, condenada a la precariedad.

Tanto la creciente pobreza rural, por un lado, como la intensificación productiva, por otro, llevan consigo la degradación de los ecosistemas y graves desequilibrios ecológicos que acentúan los agudos problemas ambientales heredados de la revolución verde y del papel dependiente y periférico de América latina dentro del capitalismo mundial.

Aunque cada vez existe mayor atención ecológica en la población latinoamericana, no tiene ningún sentido reclamar el respeto ambiental y la necesaria conservación de los recursos sin criticar la lógica del modelo liberal, pues existe una incompatibilidad manifiesta entre el desarrollo sostenible y el modo de producción capitalista.

Con la Revolución Industrial se consolidó un mercado mundial para los principales cereales. En la actualidad cerca de 250 millones de toneladas de cereales son objeto de transporte internacional cada año. El aumento en el comercio de frutas y hortalizas frescas es responsable de la mayor parte de los problemas actuales asociados a las plagas de cuarentena  y el despojo  de alimentos para los campesinos productores. 

Tampoco la agro exportación es sinónimo de calidad alimentaria.  La prueba es la  industria alimentaria  de los  EEUU que viene generando la obesidad como enfermedad social, que ya se extendió a México y algunos  sectores populares  de Inglaterra y España.

-Notas: Información Andina agencia de noticias del Perú
-Comentarios  de la profesora Norma Carrasco Figueroa
-Fotografías de Muqui
-Universidad de Alicante
-Informes de PNUD, Agro y exportación
-La  Salud y la comida rápida. Organización Panamerican de Salud
-Orazul,  transnacional enegética con inversiones en varios países  de Américca Latina.

papeldearbol@gmail,com
Asociado a los  grrupos: Diaiio16 y  El Mercurio Digital  de España
Papeldearbol y Psicoanálisis  Estival
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sábado, 22 de junio de 2019

EXITOS DE NARRATIVA Psicoanálisis estival Jorge Zavaleta Balarezo

Lienzo July Balarezo, Enero 2015.Taller Mestres Lima-Barcelona

Cuando llegan las seis de la tarde —esa hora que encierra, juntas, incertidumbre y esperanza—, desde el malecón de Pucusana se observan las ondas marinas, furiosas, en un constante devenir, hambrientas de venganza. Los minutos, a la par, persisten en su paso hasta que el sol —un círculo amarillento, casi rojizo— se esfume, tragado por la tierra, allá en el lejano horizonte, cediendo, aunque de mala gana, su lugar a la tenebrosa oscuridad: símbolo eterno de la noche que todo lo cubre, tratando de comportarse como un bondadoso ogro mitológico.

María surge de pronto, caminando con lentitud. En la playa, las olas remueven las piedrecitas, las cambian de posición, queriendo dar a entender aún más —¿por qué serán tan obstinadas?— su consabida superioridad. Los pasos de ella —intentando detenerse de a pocos— son certeros.

Son pasos que imitan los tiros al blanco, escuchados hasta hace poco: tiros de cazadores practicando antes de sus matanzas, por las tardes. Su piel, a pesar de la oscuridad marina del momento, se advierte bronceada, aunque es blanca de origen. Cubierta por prendas fugaces. Los tiros están dispuestos a herir o matar aves indefensas, inquilinas de ese cielo límpido, un manto con blancos adornos gaseosos. Una blusa crema con botones del mismo color, semiabierta, provocando, sugiriendo. Sonreía. Un pantalón de esos popularmente llamados calientes, un short, azul y desteñido.


Ella le sonrió, pero no se detuvo. Continuó descendiendo las escaleras, tratando de alcanzar el océano. Él sí se detuvo. Alelado. Aturdido.

Él se cruzó con la esbelta figura cuando se aprestaba a bajar las gradas de concreto, camino a la orilla. Si ella fuese como la prenda y quizá más, quizá ardiente, la alegría, visitante oportuna, aumentaría. Allí, ausencia de gentes. Pucusana, la apacible caleta al sur de la metrópoli, tiene más barcos que personas. Ondas y ruidos parecieron tranquilizarse por la soledad presente. La caleta es portadora de una espléndida hospitalidad, con sus restaurantes dispuestos a recibir acalorados, sedientos clientes, y sus casas blancas, con agua para vender en las puertas, dicen traída de muy lejos, nunca de dónde.

Esa noche, desacostumbrada a visitantes así, se preparaba a recibir la exclusiva forma de la damisela de paños llamativos, seductores, fugaces. Eróticos. Él, sin quererlo, empezaba a conocerla. Luego —apenas unos instantes posteriores, deseándolo ahora— a amarla. Una población tranquila. Un lugar acogedor, frecuentado por familias enteras, ávidas de ocio, placer —¡ah!— y diversión —¿qué más podía hacerse?— en la época estival.

Al principio no entendió o no quiso hacerlo, esa enternecedora sonrisa canicular —sí, porque el veintiuno de diciembre estuvo aquí y esta era su secuela—, mostrada por unos dientes blanquísimos, partes de una boca romántica… labios carnosos, rojizos…

Ella le sonrió, pero no se detuvo. Continuó descendiendo las escaleras, tratando de alcanzar el océano. Él sí se detuvo. Alelado. Aturdido. Sus pies se negaban a dar pasos. Su cuerpo, él mismo, no sabía qué hacer, qué decir, qué plantearle o proponerle a esos hermosos ojos incansables.

Se recostó en la arena. Su cuerpo delgado, su blusa enterrada. Con la grava y arena formaba un trío desentonante. Grava y arena, grises y frías. No importaba. También, en el suelo natural, los largos cabellos rubios descansaban. Cerca, un rompeolas dejaba escuchar el ondulante pero sobre todo violento recorrido marino, intentando rendirle a ella un homenaje que aceptaría como otro cumplido —debía estar demasiado acostumbrada—, nada especial —pensaría—, recibido con una fingida indiferencia.

Bajó por fin a tratar de conversarle. Primero la miró. Ella, aunque no lo distinguía, buscaba el horizonte. Las estrellas los acompañaban, tan lejanas y útiles a la vez, sin encapricharse, sencillas, iluminando desde donde estuviesen así sólo vivieran en ilusionadas mentes. Necesitaba hablar con alguien. Él lo advirtió. Para fortuna propia, era el único interlocutor posible en millas… y el más avezado.

Nombre. Dirección. Teléfono. Gustos. Manera no muy excéntrica, suponía, de iniciar una conversación. Tanto para averiguar de una amiga recién hallada, una amante en potencia. Optimismo. Intuía su nombre, su rostro era elocuente. Nombre de virgen, no te equivocaste. Recostada y pensativa, qué pensaría sobre su presencia. Seguro cavilaba en el próximo día, cuando, era una costumbre, ese círculo brillante resurgiese de su exilio y volviera a iluminar el paisaje, a aclarar el pueblo.

Por la mañana, los pescadores irían a encontrarse con el alimento y la mercadería. Irían en sus bolicheras, lanchas carcomidas por el tiempo eterno. En el pueblo, los heladeros buscarían clientes deshidratados. Ahora, sin embargo, era de noche. Las luces se mostraban muy pálidas y ella seguía echada en el borde, en las orillas veraniegas casi tibias, sintiendo la brisa y balbuceando, al comienzo, algo, queriendo dar a conocer tantas cosas que, de pronto, tenía metidas en la cabeza.


Su mente daba vueltas. Sus pantorrillas sufrían escalofríos y sus huesos, entumecidos, se negaban a otro movimiento, ni uno más siquiera, así fuera leve. Retornó a la orilla.

Se despojó de su blusa. En pantalón corto y la parte superior del bikini entró al mar. Estaría gélido a esa hora. Ella extrañaría al sol pero se conformaría con mojarse, remojarse en esas aguas abandonadas al momento por el calor. Ella se bañaba y riendo salpicaba espuma: luego empezaron sus carcajadas. Él quiso unírsele. Sentía ese éxtasis, como en la película de Hedy Lamarr, tanto como la mujer que seguía internándose entre las olas a manera de móviles arenales. La ropa no se despegaba de su cuerpo. Le privaba de la tentación. Mejor, de la acción.

Escuchaba su risa, similar a la de una histérica, no sabía por qué, y recordaba la conversación de antes. Su nombre, su apellido. Él se presentó. Luego ella, con entusiasmo. Muy cerca, a pocos metros de ellos, se divisaba la isla de rocas negras, una especie de pequeño acantilado. Hablaron de pintores flamencos, de El año pasado en Marienbad en cine club, de Thomas Mann, de la literatura que él estudiaba en la universidad. La convenció para llevarla a almorzar. Se refirió al siguiente campeonato de vóley, al teatro en la ciudad. ¿Y la urbe? ¿Cómo estaría? Más allá de vomitar humo, uno de sus goces inevitables, otros hechos estarían ocurriendo. Los autos iban hacia ella, por la vieja carretera, a contaminarla con sus tubos de escape y anunciando su llegada con el infernal chirrido de relucientes llantas.

María dijo me voy y sus brazadas, tan ágiles y sorprendentes, la alejaron de él, de su vista, y la contagiaron de mar, de agua salada, de infinitud. Trató de ubicarla. Era tarde. La inmensa oscuridad del cielo impedía cualquier pesquisa. Se perdió con rapidez entre las olas o desapareció tras las rocas negras. Esperó quince minutos y no la veía. Se impacientó. Transcurrió un rato, largo, nervioso. La madrugada reemplazaba a la noche y él se decidió a investigar.

Dónde estarían los largos cabellos rubios. Dónde las piernas bronceadas a plenitud y exhibidas en secreto. Dónde la mujer dichosa y sonriente. Tenía esperanzas de poder encontrar su figura, escuchar otra vez su voz, ver su cuerpo entero y plácido. Se zambulló en el agua y nadó hacia la isla. Unas cuantas algas y otros tantos erizos fastidiaban el recorrido. Buceó un poco. No estaba por allí. Quiso ser un submarino para explorar las profundidades a ver si la ubicaba flotando entre el reino de lo desconocido.

Su mente daba vueltas. Sus pantorrillas sufrían escalofríos y sus huesos, entumecidos, se negaban a otro movimiento, ni uno más siquiera, así fuera leve. Retornó a la orilla. Tomó sus prendas que evidenciaron fidelidad mientras su dueño luchaba entre los límites marinos.

Se encaminó al pueblo. Pucusana debería estar durmiendo. Qué hora sería. Ya el tiempo no importaba, nunca importa. Era el momento, él con el cuerpo mojado —agotado y friolento— podía sentirlo, de las brujas que quedaban de primavera y de los mostrencos veraniegos que soltaban sus hechizos, cometían sus travesuras horrorosas tantos días, que, esta noche, la luna, tímida, se negaba a salir, a presentarse entera.

Llegó a su casa. Se acostó, rendido. Los gallos cantaban con sonora insistencia. No cesaban sus llamados a los durmientes, sus afinados coros se convertían en sinfonías prematinales. El sol brillaba otra vez, entró por la ventana con intensidad hiriente, molestando sus ojos, obligándolos a abrirse. Los gallos y el sol, el estío y la naturaleza con su vehemencia le dijeron levántate y estaba incorporándose, dejando, para no perder la costumbre, la cama sin hacer, cuando llamaron a la puerta.

No recordaba mucho de lo ocurrido horas antes. Olvidó sus posibles culpas y su nueva —misteriosa— amistad. Un oficial con revólver al cinto, de esos tipos que usan uniforme y armas para intimidar y nunca lo logran, se presentó y solicitó —él lo dijo así— su identificación.

Pudo rememorarlo. Ella. María, ese nombre flotando en su sueño. El ofrecimiento a almorzar. Febrero era el mes de la canícula por excelencia. El cine club de la ciudad de la torre. Que cuál es su nombre. Era periodista. Que en qué periódico. Las cimbreantes tanguistas disfrutaban, apenas el sol nacía, de su estada en el balneario. No tenía trabajo estable ni pensaba conseguirlo. Algunos caballeros, la mayoría tímidos, miraban a las bellezas desde el malecón. Que qué hacía aquí. A usted no le importa. Unos golpes verbales hábilmente intercambiados. Le tocaba interrogar. Lo haría con gusto. Con suspenso. Con temor. Que qué querían de él. El guardia no mencionó para nada a María y menos a una chica que yacía en el mar, flotando sobre las aguas con la boca abierta, mirando al cielo, esperando ser levantada por ángeles anónimos, quizá hasta pecadores.

Era una simple revisión, un tipo de censo, le dijeron. De la sociedad podía esperarse cualquier acción y más aún de sus fuerzas represivas. Los autos jugaban a perseguirse en las curvas del cerro, mole pétrea indestructible que protege, aunque no está cerca, el poblado. Los niños seguían pensando cómo mejorar sus habilidades arquitectónicas a la par que contemplaban el derrumbe, para ellos una catástrofe, de sus castillos arenosos medievales. Fácil era hacer tortas, no construcciones fortificadas.

Retornaba a su lecho, pero llamaron nuevamente a su puerta. María rubia y fascinante. Y no era (¿o sí?) un fantasma. Con la blusa transparente y húmeda. Riendo, por variar, quizá. Preguntándole si estaba asustado o si se había entristecido. Pidiéndole un refresco. Sonriendo con sus dientes blanquísimos. Decidida a contarle toda su vida. Diciéndole que no tenía nada que hacer. Ofreciendo preparar el almuerzo, la cena: me quedo a dormir si quieres, me portaré bien. Una niña contando cuentos de hadas. Él no comprendía esta situación, su actitud aparente, su modo de ser, su comportamiento, sus complicadas intenciones amorosas impersonales. Cuál era su mundo interior. Trató de ser psicoanalista. Ella, hablaba del mar.

Las personas presentes en la defensa escucharían atentas, quizá hasta estupefactas, aunque el caso no era tan novedoso, pero sí hiriente para el principal implicado, es decir él mismo.

Le dijo chao al dejarlo en una esquina de la avenida Pardo. Mañana te veo. Pasaron los días, las horas, interminables, los minutos angustiosos, los segundos como valiosas gotas de un antídoto vital. Pasaron las semanas, los meses. Un año. Le salían canas, ficticias, y su espera se prolongaba infinita, misteriosamente. ¿De veras se ahogaría en el mar aquella noche? Qué sería de ella. El auto con la placa de rodaje (LOVE8$) circulando por la tierra. Ella y sus ojos llamativos, guiñándole, permanente en sus sesiones oníricas, en sus despertares sudorosos.

Compró un diario. Leyó la página cultural. Confirmó sus sospechas. Esa tarde, la señorita María… sustentaría su tesis para optar el grado de doctora en psicología en la universidad urbana. No continuó las líneas.

Imaginaba el resto. Una estudiante, futura psicoanalista, conoce a un hombre e intenta examinarlo con extrema suspicacia. Ella corre al mar, se esconde. El paciente, ignorante de que es tal, no la sigue y la deja ir. Ella aparecerá en su casa y averiguará, por testimonio personal e inconsciente, todo cuanto necesita saber de él, un falso amigo, un falso amante. Anotó la dirección del auditorio. Se interrogó sobre su próximo paso. Las personas presentes en la defensa escucharían atentas, quizá hasta estupefactas, aunque el caso no era tan novedoso, pero sí hiriente para el principal implicado, es decir él mismo. El jurado pensaría en el paciente. En el armario del dormitorio encontró el revólver, igual que en las películas. Lo limpió, lo introdujo en una bolsa de plástico, luego en el bolsillo interior de la chaqueta. Salió rumbo a la universidad. En el camino, mientras el auto patinaba en la autopista Ventura, se descerrajó, con violencia, un tiro en la sien, segundos después de pensar en lo imposible. En ella. En María.


Jorge Zavaleta Balarezo
Escritor, crítico de cine y periodista peruano (Trujillo, 1968). Es doctor (Ph.D.) en literatura latinoamericana por la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos). Además, tiene estudios de literatura, periodismo, cine, publicidad y análisis político en la Pontificia Universidad Católica de Lima (PUCP) y el Taller Robles Godoy. Su obra creativa incluye la novela Católicas (1998) y una colección aún inédita de cuentos. Ha publicado ensayos y reseñas en revistas académicas como Mester, Variaciones Borges, Revista Iberoamericana, Nomenclatura, Visions of Latin America y Catedral Tomada. Su carrera periodística incluye artículos y crónicas en diarios, revistas y agencias de noticias como Gestión, Butaca, Voces (Perú), Argenpress (Argentina), Notimex (México) y DPA (Alemania). En 1998 participó en el volumen colectivo Literatura peruana hoy: crisis y creación, editado por la Universidad Católica de Eichstätt (Alemania), con el ensayo “El cine en el Perú: ¿la luz al final del túnel?”.. Fundador  de Papel de Arbol  y Psicoanalisis Estival.

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RIBEYRO y su literatura para ayuda a mirar. Por Natalio Blanco, Diario16,

https://diario16.com/ribeyro-y-su-literatura-para-ayudar-a-mirar/

Seix Barral rescata tres de las obras más representativas del limeño Julio Ramón Ribeyro con motivo del 90 aniversario de su nacimiento
  
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Julio Ramón Ribeyro, el genial e inclasificable escritor peruano (Lima, 1929-1994), dejó una obra amplia, variada y sobre todo original, apartada de modas y corrientes literarias. Sus incontables registros para el cuento, sus diarios inclasificables, sus aforismos, ensayos filosóficos y relatos quedaron para las posteridad como algunas de las creaciones más destacadas de la literatura latinoamericana de la segunda mitad del pasado siglo.
RIBEYRO FUE UN HOMBRE SABIO Y SOBRE TODO UNA CAJA DE SORPRESAS, NUNCA SE SABÍA POR DÓNDE ATACARÍA, LITERARIAMENTE HABLANDO
Este año se conmemora el 90 aniversario de su nacimiento y Seix Barral se ha volcado con la publicación de tres de sus títulos más destacados, prologados cada uno de ellos por tres relevantes autores del panorama literario español actual, como son el también cineasta Fernando León de Aranoa, la sevillana de adopción Sara Mesa y el barcelonés universal Enrique Vila-Matas.
Precisamente León de Aranoa, en el prólogo de Prosas apátridas, una obra breve pero de fuerza literaria inclasificable por su anhelo de representar una realidad a través de retazos hiperfragmentados que conforman un todo unificador, asegura que “la lectura de estas prosas apátridas se hace todavía más valiosa, más necesaria. Porque ayuda a comprender la hermosa complejidad del mundo y, quizás lo más importante, enseña a mirar”.
Así es Julio Ramón Ribeyro, un hombre sabio y sobre todo una caja de sorpresas, nunca se sabía por dónde atacaría, literariamente hablando. El barcelonés Enrique Vila-Matas presenta La tentación del fracaso, el colosal diario personal del autor peruano que abarca los años comprendidos entre 1950 y 1978. “Julio Ramón Ribeyro imaginó un libro que sería desde la primera hasta la última página un manual de sabiduría, una caja de sorpresas, un modelo de elegancia, un valioso conjunto de experiencias, una guía de conducta, una regalo para los estetas, un enigma para los críticos, un consuelo para los desdichados y un arma para los impacientes”. Ahí es nada. Dos grandes cara a cara ante el proceso de creación literaria.
Tampoco son pocos ni limitados los protagonistas de sus cuentos, agrupados en el volumen La palabra del mudo, prologado para esta edición conmemorativa por Sara Mesa. Matones, maleantes, oscuros personajes limeños de ilusiones frustradas, militares, alcohólicos, hacendados, escritores, prostitutas, burócratas y profesores… Un sinfín de posibilidades temáticas acompañadas de protagonistas variopintos para el gran autor por excelencia de lo fragmentario. “Yo veo y siento la realidad en forma de cuento y sólo puedo expresarme de esta manera”, confesó el autor peruano.
  
  • Natalio Blanco – Asesor Presidente / Metodología línea editorial y defensor del lector


jueves, 20 de junio de 2019

EL PODER COMUNAL DE EUROPA A LOS ANDES, Jorge Zavaleta Alegre

https://www.elmercuriodigital.net/2019/06/varayoc-de-europa-los-andes.html
Corresponsalía  en  EEUU



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DIARIO16, Madrid: El Varayoc de Europa a los Andes

https://diario16.com/varayoc-de-europa-a-los-andes/
  

Artículo anterio
 Agencia Europea del Medicament




miércoles, 19 de junio de 2019

"Varayoc" París - Lima: Patricia López - Merino




Jorge Zavaleta Alegre
https://diario16.com/varayoc-de-europa-a-los-andes/
El cielo está enrarecido. No  hay día que no haya tormentas en el cielo  y/o en la tierra. Entre los dos espacios hay un  relación estrecha con la vida y la muerte. 

Patricia López - Merino dejó el Perú hace décadas después de tener contacto cercano con las potencialidades y grandes limitaciones  de la pequeña comunidad  o empresa en la medida que hubiera un sólido pacto entre autoridad local y poder central. Este mes de Junio nos ofrece en París una novedosa exposición de esculturas del  Varayoc, aquel representante de los pueblos más remotos de los  Andes, que han creado sistemas democráticos en sus aldeas, aunque los Estados y gobiernos  oficiales, se resisten a reconocer la Historia. 

Patricia Lopez Merino, estudió Sculpture en Beaux-Arts de Paris,  en la Université des Arts Plastiques Saint Jordi - Barcelona, Historia del arte  en Universidad Nacional Mayor de San Marcos y  en el Taller de Diseño y Pintura de Carlos Quispez-Azin, en Lima.  Los varayocs son mostrados en la tradicional  bodega de bananos de París este mes de Junio.

Algunos antecedentes necesarios para mundo aún con fronteras infranqueables. Tras la caída del imperio incaico y la inserción del gobierno español, surgieron nuevas formas de gobierno para administrar los recursos de las comunidades indígenas. Así surge el Varayoc, la autoridad intermediaria entre  patrones y trabajador indígena.

El Varayoc usa como símbolo de mando un bastón adornado y decorado. Normalmente las comunidades indígenas, nominaban como Varayoc a la persona más anciana quien ejercía su autoridad con firmeza, con justicia y equidad, ya que por su experiencia y sabiduría conducían a las comunidades campesinas con el bienestar colectivo e individual.


Esta manifestación cultural inclusive ha sido declarada como Patrimonio Cultural de la Nación, pero no incorporada a la estructura del  Estado,. 

Patricia  López Merino, nos muestra cómo la tierra  conecta con una historia atemporal que va de la prehistoria al mundo contemporáneo, al igual que la dinámica de su país, donde conviven las tradiciones incas y el desarrollo vertiginoso del globalización. 







Por su importancia, vigencia y significado, el “Sistema de autoridades tradicionales conocida como Varayoc”, del distrito de Písac, en la provincia cusqueña de Calca fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, hace seis años, con miras a que  en el Bicentenario Nacional 2021 sea parte orgánica del Estado.

La Resolución Viceministerial Nº 026-2013-VMPCIC-MC publicada en el boletín de Normas Legales del Diario Oficial El Peruano señala que dicha manifestación es descendiente de la larga historia de la organización política en los Andes y constituye un vehículo de cohesión e identidad de la población del referido distrito.

El documento señala que el carácter del sistema de autoridades tradicionales conocido como “Varayoq” y similares, han sido motivo de numerosas polémicas debido a su ascendencia colonial y su papel como intermediario entre los patrones y la fuerza de trabajo indígena durante el periodo republicano.

Refiere que los fundamentos básicos de la sociedad y la organización política tradicionales andinas no han sido oficialmente validados dentro del sistema de organización política peruana.

   Varayoc del quechua:persona mayor de edad, con signo de mando y jefe de la comunidad indígena. 
   Fotografia  de  Marie-Hélène Fabra.

Las leyes de comunidades indígenas (1920 - 1936), así como la legislación sobre comunidades campesinas vigente desde 1968, han descrito la organización local andina en un sentido muy positivo, pero ninguna de ellas ha validado su sistema tradicional de organización, indica.

Sin embargo, sostiene, la normativa ha insistido en la formalización de la organización rural local, en la estructura compuesta por un presidente, un vicepresidente, un secretario, un tesorero y vocales, estructura política a la que se han tenido que adscribir las comunidades rurales que han deseado ser reconocidas oficialmente por el Estado.

Este sofisma jurídico,  ha reducido la organización tradicional (sistema de Varayoq) a un nivel simbólico y ritual.

Los cargos que conforman el sistema de autoridades que sobrevivió a la extinción del régimen de hacienda han sido denominados “tradicionales” y, en un sentido más concreto, “de vara” o “Varayoq”. A esta categoría pertenecen las autoridades del distrito de Písac.

Este tipo de autoridades, sin embargo, no ha quedado completamente marginado del sistema formal de administración debido a que en varios lugares, aunque de modo irregular, son reconocidas con el grado de teniente gobernador; es decir, un representante de la población integrado al sistema de administración local, distrital y departamental. No obstante, esto no ocurre en otras localidades, en que el papel rector de estas autoridades está limitado al plano ritual, en las fiestas del agua y otras festividades tradicionales.



   Varayoc - foto de Martín Chambi


La manifestación más visible del sistema de “Varayoq” de Písac es el llamado wachu, qu la presentación pública del conjunto de autoridades tradicionales de las comunidades durante las ceremonias religiosas católicas, como las misas dominicales, pero también en rituales y otras fechas del calendario festivo y agrícola.


Se trata de una sucesión en fila de los representantes de centros poblados del distrito, en una secuencia determinada y orientados hacia una dirección específica.

A cinco  décadas de desaparecido el régimen de haciendas, el sistema de autoridades tradicionales ha persistido en Písac, dando cuenta del papel que la población le sigue confiriendo, de manera que las “autoridades de vara” siguen teniendo un rol en el sistema ritual como intermediarios entre la población y el mundo espiritual al que se debe rendir homenaje.


El sistema de autoridades tradicionales de los centros poblados de Písac, poniendo como ejemplo a la comunidad de Viacha, está compuesto por nueve cargos, que en orden ascendente son “cañari”, “regidor”, “qaywa”, “wachu capitán”, “pasña capitán”, “ch’uncho mayordomo”, “segunda”, “mayordomo mayor” y “alcalde o varayoq”. Estas autoridades, en conjunto, son denominadas con el término de “kuraqkuna”.


Que, el cargo principal es el del “varayoq” o alcalde, quien recibe los mayores respetos, ostenta toda la indumentaria completa de su cargo: montera, “chullu”, poncho, ojotas, “buches” pantalón y la vara de más de un metro de alto, adornada de plata, heredada de autoridad a autoridad.

"La organización tradicional de los 'Varayoq', de antigüedad comprobada, dista mucho por tanto de ser un relicto del pasado. De hecho, lo valioso de este sistema no radica tanto en su origen sino en el valor actual que la comunidad le otorga", destaca el documento.

La población está involucrada en este sistema desde temprana edad y a lo largo de la vida de sus miembros, siendo un factor de integración social de un conjunto de poblaciones que conforman el distrito, y constituye un aspecto importante de su vida, identificando su forma de ser.

Las autoridades tradicionales de Písac, en su papel de representantes de la población ante la sociedad nacional, comprometidas con el desarrollo de sus comunidades, se han convertido en un emblema de autoridad nativa en el área de Cusco, informa Andina, la agencia oficial del Estado peruano: www.andina.com.pe - Foto: Martín Chambi - Publicado el 05/04/2013

Desigualdad, diversidad cultural y democracia son los temas con los que el Instituto de Estudios Peruanos se ha sentido comprometido en su medio siglo de trabajo. Sus integrantes intentan construir una visión del país que sume perspectivas y que sea consciente de los diferentes lugares desde donde se puede analizar la realidad social. En esta tarea integradora han aportado José Matos Mar, María Rostworowski, José Efraín Gonzales de Olarte, Roxana Barrantes, Martín Tanaka, Patricia Ames, Víctor Vich. Uno de los más grandes problemas que aquí se detectan es que el Estado se equivoca cuando intenta realizar políticas únicas o uniformes sin tener en cuenta la diversidad (cultural y económica) del país. 

Patricia López Merino, con su exposición de esculturas, concurre a reflexiona lo que explica el ensayista y filósofo Michel Onfray, quien en uno de sus libros elabora una teoría de la dictadura basada en la obra de George Orwell. Él dice que hemos entrado en un nuevo tipo de sociedad totalitaria que destruye la libertad, suprime la verdad o niega la naturaleza. Él explica en la familia cristiana:

Ahora, la mayor parte del tiempo, uno piensa en la dictadura con respecto a los fascismos marrones o rojos de Hitler, Lenin, Stalin, Mao, Pol-Pot. Nuestra incapacidad para considerar el asunto por mucho tiempo ahora nos obliga a no saber cómo pensar sobre la dictadura fuera de nuestro pasado más reciente. Pero Hitler y Stalin no son la medida eterna y están fuera de la historia de la dictadura.
                                                    Escultura de Manuel López López
Sin duda, los lectores de Onfray y de otras  voces coincidirán que las nuevas  dictaduras son aquellos que alientan el  mercado y sus distorsiones al  extremo  que la libertad va agotándose o solo existe para élites. El  rescate del Varayoc, es un aporte a la cultura de una etapa de la  Historia, dominada por la  tecnología que poco a poco  va cerrando puertas y ventanas para el acceso universal. La escultura  de Patricia  Lopez -  Merino forma parte de esta nueva cruzada.

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