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lunes, 13 de abril de 2015

LAS AMERICAS NECESITAN EQUIDAD, SEGUN LOS ANDES



Escribe: Jorge Zavaleta Alegre | Política - 12 abr 2015

Cincuenta seis años después de la caída del régimen de Batista, la construcción del socialismo en Cuba, la caída del Muro de Berlín en 1989 y los principales avances sociales en América Latina encuentran una fuente de inspiración en las propuestas de los movimientos de izquierda y de las tardías e inconclusas enmiendas del neoliberalismo.
Cuando el Ejército Guerrillero llegó a la Habana aquel primero de enero de 1959, el comandante Fidel Castro encargó al Che Guevara que asumiera la atención del más grande hospital de la isla, donde los gritos de los pacientes eran tan intensos y lúgubres, que rompían el silencio nocturno de la capital cubana.
No pasó mucho tiempo y ese hospital – ahora Carlos Marx - se convirtió en un referente mundial del tratamiento de la salud mental, así como la inspiración de las políticas prioritarias en pro de la salud integral, la atención a los niños, la mujer y los ancianos. El apoyo al arte, la cultura y la educación como el instrumento más sólido para la paz.
“Así fusilamos al Che”, tituló la revista española Interviú, en la edición especial 2001, dedicada a su XXV aniversario:
Saluden a papá, fue la consigna que ordenaba ejecutar al comandante Che Guevara, el 9 de Octubre de 1967. Diez años de aquella muerte, se conocía el testimonio del general Luis Reque Terán, responsable de la cuarta división del Ejército boliviano que protagonizó la captura y ejecución del líder revolucionario argentino-cubano.
Con documentación en mano, el general Terán detalla la operación anti guerrillera e indica que fue el sargento Mario Terán, pariente de Reque Terán, el encargado de acribillarlo a balazos.
“Póngase sereno. Usted va a matar a un hombre”, dijo el Che al sargento, mientras le indicaba que diera un paso atrás y cerrara los ojos antes de abrir la primera ráfaga.
El sargento no se atrevía a matar al Che, pero los insultos de su superior le conminaron a cumplir con su deber: “El Che cayó al suelo con las piernas destrozadas, se contorsionó y comenzó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga…”
Abril 2015, en Panamá, la Cumbre de las Américas convocada por la OEA, motiva la recuperación de la memoria histórica y los aportes de Cuba a superar la marginalización, la segregación o dominación económica y comercial.
Según la Comisión Económica para la región (CEPAL), los países de América Latina y el Caribe deben cerrar las brechas de la desigualdad con el objetivo de mantener la estabilidad de las democracias. Advierte su secretaria ejecutiva Alicia Bárcena, al mismo tiempo que alerta a tomar medidas para reducir la inequidad en la educación y los ingresos e impulsar un desarrollo inclusivo y sostenible.
“Es necesario un cambio estructural en la región que contemple la diversificación de la estructura productiva de los países para reducir la dependencia de las materias primas”. CEPAL proyecta el crecimiento de solo 1% para la Región en 2015.
La cita de las Américas evidencia la disposición de los gobiernos de EU y Cuba para restablecer relaciones diplomáticas, pero también el desencuentro a la orden ejecutiva firmada por el presidente Obama que clasifica a Venezuela como una amenaza.
Obama goza del reconocimiento mayoritario de EU, como el presidente más democrático al haber ejercido su poder para reivindicar el derecho del migrante a los beneficios de la ciudadanía.
El encuentro Obama-Castro es considerado en la propia Cuba como respetuoso y constructivo, en el que ambos mandatarios expusieron sus puntos de vista acerca del proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas.
Para Evo Morales, presidente de Bolivia, quien mantiene relaciones tensas con EU, sostiene que América Latina es una fuerza vigorosa. «Es hora de que el gobierno de EU no solo escuche la voz de nuestros pueblos, sino la voz de su pueblo, que debe estar cansado de tantas guerras, de enterrar tantos muertos. Es hora de que aprenda que debemos vivir en paz y con respeto, que no tome como enemigos a «aquellos que quieren ser solidarios, los que luchan por ideales nobles, los que salvan vidas, los que curan enfermedades, los que alivian el dolor de la gente”.
El encuentro en Panamá no es el primero que dos líderes estadounidense y cubano se saludan desde el encuentro de Eisenhower y Batista, Bill Clinton y Fidel Castro se vieron en la sede de la ONU en Nueva York, en el 2000. Y Obama y Castro se saludaron en Johannesburgo en 2013, durante los funerales de Nelson Mandela, el héroe de la reconciliación sudafricana. Las relaciones diplomáticas con Cuba se interrumpieron en 1961.
El “embargo” se basa en un complejo legal estructurado por la Ley de Comercio con el Enemigo (Trading With the Enemy Act) de 1917 y otras legislaciones más actuales como: Foreign Assistance Act de 1961; Cuban Assets Control Regulation de 1963; Cuban Democracy Act de 1992; Trade Sanctions Reform y Export Enhancement Act, estas últimas del 2000.
La presidenta Cristina Fernández recalca sobre la amenaza a Venezuela “nadie en el continente se olvida de Juan Bosch, Jacobo Arbenz, Salvador Allende, el asedio a los sandinistas o la invasión a Granada”.
Paralelamente a la cumbre presidencial, la Cumbre de los Pueblos, que convocó a más de dos mil representantes debatió los temas de paz, el bloqueo económico, comercial y financiero de EU contra Cuba y la ofensiva económica, política y mediática contra Venezuela, con participación de sindicatos, agricultores, comunidades indígenas, estudiantes, organizaciones de derechos humanos, ambientalistas, feministas y todos los que tienen algo que decir sobre los graves problemas que afectan a la Región. La Cumbre de los Pueblos no abarca solo a un espacio sindical, sino que es la plataforma que presidentes de tendencia socialista usan como contacto con los pueblos latinoamericanos.
Los descendientes árabes se pronuncian por la solidaridad y de participación para que una nueva relación entre las América sea más justa, en palabras de la Federación de Entidades Panameña-Árabes.
De manera paralela a la OEA, siguen actuando organizaciones como Alba para la integración económica, Unasur, Petrocaribe y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El consenso latinoamericano se amplia. Hay reconocimiento de las mismas aspiraciones de desarrollo económico, social, tecnológico y cultural para atender los derechos a la salud, a la educación, a la alimentación y a la vivienda.
Ante el deterioro ecológico global, agravado por los países industrializados, la demanda popular se expresa en un esfuerzo renovador sobre bases de un régimen jurídico global que contemple los aspectos indisociables del desarrollo y de la preservación de la naturaleza.
Esta aspiración comparte en toda su amplitud el pueblo de Panamá, cuya nacionalización del Canal Zone, constituye un hito en la vida del Continente, pero que no suficiente. George Simenon, en Barrio Negro, una de sus 111 novelas, describe los males de la economía y la marginalidad de los pobladores de Panamá. El personaje central, un migrante francés que llega a Panamá, contratado por una empresa colonial, se encuentra que ésta está en quiebra y que los bancos se niegan a pagarle. El protagonista, obligado a vivir en el barrio negro, “un suburbio de mala fama”, separado de su esposa no solo por el nivel de vida, sino por la gente a la que tratan, la desunión de la pareja es cada vez mayor. Joseph, el protagonista de la historia, cae a partir de entonces, presa de una paradójica fatalidad que ni él, ni el lector, sabrán cómo detener. Simenon, en opinión de García Márquez, es el principal escritor del siglo XX.

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