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lunes, 28 de abril de 2014

NI UNOS, NI OTROS, SOMOS LOS MISMOS



Maribel Alatrista Flor*  
Master en Política Social

Desde hace algunos años, leo y escucho sobre el conflicto limítrofe por territorios en controversia entre Moquegua, Tacna y Puno, luego me pregunto: ¿Por qué insistir en anexar los poblados de Tincopalca, Titiri, Aruntaya, Toroya, Tolapalca, Jatumpampa, Cruzani, Huaytiri y Candarave a unos u otros? ¿Algunos de estos distritos no pertenecen al Perú? ¿Coexistimos en mundos diferentes? ¿Qué nos hace diferentes a unos y otros? ¿Qué motiva la disputa entre departamentos unidos por lazos históricos, étnicos y comerciales?


Inmediatamente vino a mi mente una de las grandes composiciones de Augusto Polo Campos inmortalizada en la voz del Zambo Cavero: “Cosechando mis mares, sembrando mis tierras, quiero más a mi patria. Mi nación que luchando, rompió las cadenas, de la esclavitud. Es la tierra del Inca, que el sol ilumina, porque Dios lo manda. Y es que Dios a la gloria, le cambió de nombre, y le puso Perú. Y se llama Perú… Yo también me llamo Perú.

Cuando escucho esta canción, mi corazón se estremece y mis ojos se tornan brillosos, lágrimas  de emoción fluyen desde lo más profundo de mí ser. En ese instante, no logro distinguir si soy de aquí o soy de allá. Con qué derecho nos autonombramos autoridad para decidir si este territorio es de unos u otros, si somos los mismos.

Desde que el canon minero pasó del 20% al 50% en junio del 2002, se ha  difundido la idea, que estos territorios albergan enormes yacimientos mineros, albergando en el corazón de comuneros y pobladores de estos pueblos en situación de pobreza y falta de oportunidades, una esperanza, el canon minero.


¿Y si el canon es inexistente?, el año pasado a nivel nacional esta partida cayó en 25%, casi mil 200 millones menos con relación a 2012, además se ha anunciado que el Canon va a bajar a menos de la mitad por la caída de los precios de materia prima. Es probable que en 2014 el recorte sea mayor (dicen que 25%). Así que en vez de  dividirnos, hay que ponerse a pensar en la pérdida de recursos necesarios y proponer la reorganización del canon. Las regiones productivas tienen que recibir una mayor parte de todas las ganancias, porque moqueguanos y tacneños tendrán que vivir con las consecuencias de la minería.


Como ustedes pueden ver, sin querer queriendo hemos agitado las aguas de la serenidad territorial, emprendiendo un trajinar cual nuevo caballero andante por caminos indescifrables. Unos hemos cuestionado la demarcación territorial, al asociarla con supuestos mayores ingresos. Otros hemos sentido herida nuestra sensibilidad migrante, pues atenta contra la esperanza y arraigo a la tierra que nos alberga.  Y nadie logra aun, sostener que la repartición tiene que ser equitativa a nivel regional, sin que el gobierno nacional trate de normar el uso de manera que buena parte de los ingresos no pueden ser invertidos.


“No vine a explicar al mundo, sólo vine a tocar. No quiero juzgar al hombre, al hombre quiero contar”, decía Facundo Cabral. Y es en este contexto que quiero compartir con todos ustedes un diálogo del que fui testigo de excepción, entre el Gerente de una empresa constructora y su administrador: “estoy preocupado, no lograremos cumplir con el plazo establecido para entregar la obra, el tiempo es muy corto”. El subalterno respondió: “Jefe, hay un grupo de hombres que desean trabajar, ellos tienen experiencia y además son del Sur”. Hasta ahora recuerdo como cambió la expresión de su rostro y el tono de su voz que decía: “contrátalos, con ellos llegamos a tiempo, esa gente es trabajadora, responsable y fuerte, están acostumbrados a trabajar doble turno, son de los que vienen a ganar y no a gastar”.

Quedé gratamente sorprendida por el prestigio bien ganado de mi raza aimara, porque soy moqueguana y también, me llamo Perú.

 *Moquegua, "Capital del Cobre Peruano". 28.04.2014

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