Jorge
Zavaleta Alegre. TIME – DIARIO16.
El
periodismo científico, es el reto de las sociedades del siglo XXI, sostiene
Manuel Calvo Hernando, presidente de la
Asociación Española de Periodismo Científico, cuyo objetivo es impulsar el
periodismo científico, comunicación científica, divulgación científica,
formación.
Calvo
Hernando, valora la divulgación de la ciencia a través de algunos de sus
precursores, tanto españoles como de otros países. En España se hace periodismo
científico desde los primeros decenios del siglo XX y gracias a la conquista de
la luna y su conversión en gran satélite
de la comunicación.
Hoy
las sociedades necesitan divulgadores procedentes de la ciencia, el periodismo
o la docencia, pero las dificultades son grandes y falta gente preparada para
abordar este desafío del siglo XXI. Uno de los problemas consiste en la formación
de tales divulgadores.
Esta referencia viene a propósito de la Revista
Prensa Ancashina, cuya tarea ha sido y sigue siendo, precisamente, alentar el
conocimiento integral de las regiones geográficas del Perú, con especial
énfasis de la Región Ancash, porque su geografía abarca Costa, Sierra y Selva.
Prensa
Ancashina, presente este 28 de Julio del 2021, cuando el Perú celebra su Bicentenario como Republica, se suma al
festejo. Los fundadores de este medio que camina al medio siglo de vigencia son dos Educadores, desde el aula tradicional y desde
esta excepcional Revista. Los directores fundadores Lucio Pinedo /Alicia
Bravo y la participación de sus hijos y colaboradores del país y del exterior, permite
hacer periodismo con las exigencias del nuevo siglo.
La
geografía del Perú es imponente. Viene marcada, como en el caso de otros países
de la región, por la presencia de la Cordillera de los Andes. La posición
geográfica del Perú sitúa al país en la zona intertropical de la Tierra, es
decir, a baja latitud y cerca del ecuador terrestre.
Perú,
en una visión de Richard Ellis Harrison, fechada en 1938, lleva a la
clasificación del territorio en unidades geográficas o regiones naturales, a
saber: Costa, Sierra y Selva, división
asociada a la colonización española, como simplificación de las ocho
regiones naturales indígenas.
Según
esta clasificación general, la región de la costa vendría a ser una estrecha
franja longitudinal, que se extiende entre las estribaciones occidentales de la
Cordillera de los Andes y el Océano Pacífico. La Costa cuenta con una extensión
que representa el 11% por ciento de la superficie total del país.
La
sierra es la región geográfica situada entre la Costa y la Selva, con una
superficie que representa el 32 por ciento del territorio nacional. Su relieve
es marcadamente irregular pues el entrecruce de los contrafuertes andinos en
distintas direcciones impide la formación de extensas llanuras. Solo se
exceptúan las generalmente estrechas a lo largo de los ríos, constituyendo los
valles interandinos.
La
selva, al este de la Cordillera de los Andes, es la región que ocupa la mayor
extensión de la superficie territorial del país (57 por ciento). Cuenta con dos
zonas bien definidas.
Por
un lado, la Selva Alta o Ceja de Montaña, donde el relieve es accidentado,
boscoso y con quebradas profundas. Por otro, la Selva Baja o Llano Amazónico,
de relieve uniforme y con exuberante vegetación tropical, surcado por el río
Amazonas y sus afluentes.
Las
ocho regiones naturales del Perú, de acuerdo a la clasificación del geógrafo
Javier Pulgar Vidal, los nombres han quedado guardados en la Toponimia Regional
Peruana: Chala, Yunga, Quechua, Suni, Puna, Janca, Rupa-Rupa y Omagua”.
El
Perú, en el último tercio del siglo XVI fue el centro del mundo. La historia de
la humanidad discurriría, en adelante, en tierras peruanas. La nueva Roma era
Lima. Aquí iban a gobernar, gloriosos y épicos, un nuevo Rey y un nuevo Papa.
Un
novísimo pueblo de mestizos, indios y mujeres, administrarían la siguiente
etapa de la sociedad. Europa, en su decadencia, era el pasado. El Perú,
significaba el futuro. Igualmente alcanzaba ribetes universales. Ese
megaproyecto civilizatorio, el primero de esas dimensiones colosales, fue
propuesto por el teólogo dominico, ex rector de la Universidad de San Marcos,
fray Francisco de la Cruz.
Años
después, en 1609, con Los Comentarios reales, el platónico Garcilaso de la Vega
diseñaba una alianza de civilizaciones: la Inca y la española. Imagina un Perú
compuesto inevitablemente por dos tradiciones sin roces mayores. Bajo esas
claves, los mestizos, ese grupo de desclasados, solicitaban participar en el
juego de poder.
Sin
embargo, la administración colonial ya no solo excluía a los indios sino
también a los mestizos. Éstos comenzaron a reclamar pública y académicamente su
inclusión.
El
modelo imperial los substraía de toda posibilidad real. Por ello iniciaron un
reclamo a la Metrópoli. En 1668, en Philosophia tomística, El Lunarejo, Juan
Espinosa Medrano, sostenía una estratégica defensa de la peruanidad creciente.
Construye una narrativa con una conciencia mayor y profunda sobre lo peruano
pero esta vez desde el lado filosófico.
El
Mercurio Peruano (1791-1795) convocó a construir una promesa, una ruta del cual
no habría regreso. La comunidad académica ya había interiorizado su valor. Pero
la descolonización, el proceso es vehemente, intenso, con vaivenes.
Es
Manuel Lorenzo de Vidaurre, con su Plan del Perú ([1810],1823), que planteaba
desde la racionalidad política una necesaria autonomía de España. Apelaba a la
razón como guía de la gobernanza y el uso científico de todo sistema de
producción. Las máquinas debían facilitar el trabajo. Afirmaba que distribuir
equitativamente las riquezas aseguraba la paz social.
Además, la propiedad privada siempre tiene que estar en armonía con el bien común. Era un convencido antiesclavista y asiduo lector de Rousseau y Montesquieu. Subrayaba que toda forma de servidumbre era un contrasentido. Su proyecto, como muchos que imaginaron a un Perú menos desigual, terminó prácticamente en el olvido.
Luego
nació la República. Ya a esas alturas, la rebelión de Tupac Amaru había sido
aplastada furiosamente unas décadas antes. Con ello, la posibilidad de una nación
indígena quedó aniquilada.
El
Perú nació blanco, varón, letrado, católico. Es decir, fraccionado, partido,
desintegrado. Las ideas de monarquía constitucional de Monteagudo, derrotadas.
Bolívar y su planteamiento federal, desbaratados. Lo que siguió es conocido:
idas y vueltas de generales y advenedizos peleando. El s. XIX fue una pugna entre
liberales y conservadores.
La
derrota del Perú ante Chile (1879), obligó a recapacitar la composición de la
ciudadanía. Manuel González Prada lanzó las acusaciones precisas.
Javier
Prado, propugnaba una mezcla de razas como política de Estado. Solo los
europeos salvarían al Perú. Encima, la mayoría de la población, seguía sin
reconocimiento como ciudadanos. Los indígenas, subyugados.
El
camino del Perú es una educación científica, respondía Margarita Práxedes
Muñoz, positivista, psicoanalista y después teósofa. Son los brillantes Pedro
Zulen y Dora Mayer, en 1909, quienes inician uno de los más activos movimientos
de lucha social: la Asociación Pro-indígena. Una defensa de los vencidos. La
filosofía era un campo de batalla o no era.
Mariátegui luego insiste que el problema es fundamentalmente económico. La realidad peruana iba más allá de la teoría. Habían pasado ya cien años desde 1821 y más que celebración, era una conmemoración.
Una
de las principales preocupaciones de los investigadores de cualquier rama del
conocimiento humano es la de difundir sus ideas, avances y descubrimientos de
sus investigaciones y labores académicas.
Las
revistas son un dispositivo privilegiado para la comunicación científica,
combinan los procesos de investigación, creación y diseminación del
conocimiento, lo validan, lo hacen público y son depositarias de ese
patrimonio.
La
accesibilidad y cercanía a revistas con el sello de la investigación es un invalorable
instrumento para el apoyo e incentivación
de todos y contar con nuevos y mejores lectores.
Este nuevo modelo de comunicación ayuda a una
formación básica en investigación, saber manejar las fuentes de información y
adquirir una base para la lectura crítica de la literatura científica. Los investigadores, editores y revisores de
revistas científicas deben actuar siempre, en cualquier modalidad de
publicación, como garantes del rigor metodológico, la privacidad, la calidad y
los principios éticos.
En
España se hace periodismo científico desde los primeros decenios del siglo XX.
Prensa Ancashina, es expresión de ese periodismo, que revela como hoy las
sociedades necesitan divulgadores procedentes de la ciencia, el periodismo o la
docencia, pero las dificultades son grandes para abordar este desafío del siglo
XXI.
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papeldearbol creado en 1992 en Perú por July Balarezo, Historiadora y egresada del Taller de Arte Teresa Mestres .Lima-Barcelona. Y Jorge Zavaleta Balarezo, PhD en Literatura y Cine Iberoamericano de la Universidad de Pittsburgh, PA.
Desde 2017 se edita en EEUU. Emmitsburg, MD - July Z. Camerieri -Jorge Zavaleta Alegre
papeldearbol@gmail.com
Asociado a Diario16 de Madrid. El MercurioDigital.net. Europa.
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