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domingo, 19 de julio de 2020

LA BIBLIOTECA DE MI CIUDAD, EN LOS ANDES PERUANOS. TIME NY






Jorge Zavaleta Alegre

Biblioteca de mi ciudad. En Huaylas,  pequeño pueblo de los Andes  del Perú, Eusebio Acosta, el adolescente convertido en visionario ciudadano,  fundó en su suelo natal,  la biblioteca más moderna  de su región. Fruto de su esfuerzo   emprendió  el retorno a su terruño,  desde el puerto de Nueva York hasta el Callao y  la travesía en acémilas enviando el regalo para su municipio local: cinco mil volúmenes de diferentes materias.

Pues en ese personaje de un pueblo remoto se valora más la trascendencia The New York Public Library, considerada  una de las mayores instituciones de conocimiento del mundo y  como un lugar de bienvenida, intercambio cultural y aprendizaje. Con  ubicaciones en Manhattan, Bronx y Staten Island, "la biblioteca se compromete a ser un recurso para todos los habitantes de esta ciudad multifacética y  representativa de todo el planeta..."

EX LIBRIS - The New York Public Library, es el título de una película que se estrenó  en abril  del 2020. Con los avances de la tecnología es un mensaje que a través del  cine, está alcance de cualquier habitante del mundo. Se aprecia que la Biblioteca  se esfuerza por inspirar el aprendizaje, avanzar el conocimiento y fortalecer las comunidades.

En este  horizonte, bienvenida la producción cinematográfica de  EX LIBRIS, que nos recuerda: "La democracia está viva y en manos de un enérgico defensor y brillante cineasta, que ayuda a hacer de esta una de las mejores y más emocionantes películas de Wiseman", opina Manohla Dargis, The New York Times.

Retomando el gesto  ejemplar de ese ciudadano peruano, que conoció desde muy joven la dinámica de los EEUU, pudo reivindicar los errores de su infancia:  La Lira Huaylina, que dirige David Flores  recrea diversos escenarios de esta ciudad donde hacemos  memoria  de Eusebio Acosta, quien en su niñez   pastoreaba sus ovejas, y  en una tarde apacible,  la acumulación de paja seca en la chacra lo tentó prender fuego,  pero el viento trasladó la llama a un trigal vecino...

 Aterrado por la tragedia causada,  decidió fugar del lugar ”y sabe Dios, venciendo qué peripecias,  apareció un tiempo después en Lima. Logró ubicarse en una casa de familia, comportándose con diligencia y esmero.  Y,  un buen día, un amigo extranjero del dueño de casa alabó la laboriosidad del muchacho y lo invitó a viajar a los Estados Unidos, donde  pudo ubicarse convenientemente y formar familia”.


Dicen que nunca dejó de pensar en su patria y en su tierra. Siempre decía que algo quería hacer por ella. Le gustaba asistir a la escuela a estudiar, no faltó quien le aconsejara regalar libros. FInalmente, convencido,  ofreció donar una Biblioteca a su tierra. Entre tanto en Huaylas,  ante tan importante anuncio, el pueblo empezó a edificar en la Plaza de Armas, junto a la Municipalidad,  el lcal de la futura Biblioteca, un inmueble de dos amplias plantas.o

Pero, surgió allí un problema. El  Municipio modesto no tenía partida para pagar un bibliotecario. Entonces,  ante el riesgo que todo quedara sin utilidad alguna, surgió un maestro jubilado que se ofreció a ejercer el cargo “ad honorem”.   Además  visitaba las escuelas para convocar su presencia  en la casa del libro.  En el frontis se colocó la leyenda:  “Las puertas  de esta casa están abiertas, dan acceso a la cultura de todos los tiempos”. Fernando Belaúnde Terry. Arquitecto, cuando fue presidente del país, tuvo ocasión de seguir apoyando el desarrollo de la ciudad  de Huaylas, siguiendo la lección de Eusebio Acosta.
   Parque de la ciudad andina  de Huaylas. En el segundo piso de la
Municipalidad, la Biblioteca al servicio de  ciudad con sus  10 barrios:
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