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miércoles, 3 de junio de 2020

LA LINEA ECUATORIAL Y EL VIEJO DEL MAR EN EL SIGLO XXI

    El Pacífico en la línea ecuatorial...

Jorge Zavaleta Alegre, 
Corresponsal para América del DIARIO16 de Madrid.
Para July, Jorge y Roberto, desde Colán.
El lunes 16 de abril de 1956 llegó a Piura, ciudad peruana en el límite con Ecuador, el escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) acompañado de  su esposa Mary Welsh, un capitán de pesca y dos amigos, uno de ellos el deportista cubano Elicin Argüelles, cuenta Carlos Batalla, desde el diario El Comercio de Lima.

Dos años antes, en 1954, Hemingway había sufrido dos accidentes aéreos en África (incluso lo dieron por muerto), y el Premio Nobel de Literatura de ese año lo ayudó mucho a salir de un intensa depresión. Por eso llegó al Perú bañado en gloria literaria.

Cuatro años  después, en 1952,  en las playas de Cabo Blanco habían pescado el primer merlín negro del mundo (unas 1.000 libras de peso que representaban 453 kilogramos). Lo tenían desde entonces disecado en el salón principal del Fishing Club de Cabo Blanco, local en el que se alojó  el famoso novelista, ahora remozado  y exclusivo.

Vargas Llosa, ya escritor activo y lejos de su país, se lleva éste consigo, y Piura de un modo particular. No sólo transforma en universal nuestra ciudad, sino que descubre en otros lugares inesperados fragmentos de Piura: en las páginas de Víctor Hugo reconocerá la Mangachería piurana, o en las de Maupassant la “Casa Verde”. Acertadamente, Víctor Palacios apostilla estos recuerdos vargasllosianos con la reflexión de Wilde: la vida imita al arte, pues gracias a él adquiere un carácter más real y persuasivo, escribió desde la Universidad, Manuel Prendes Guardiola, el 2012, cuando se conoció que MVLL recibía el Premio Nobel.

Voces tejidas.
En el conversatorio Racismo y sujetos étnicos en la literatura peruana, como parte del ciclo de charlas Voces Tejidas, Cornejo Chaparro, especialista en literatura amazónica, recordó al auditorio que a principios del siglo XX  los viajeros limeños escribían crónicas sobre la Selva con “una mirada anacrónica, cargada de discriminación y racismo”.

Estas crónicas buscaban afirmar un orden social impuesto desde Lima, desvirtuando las agencias y características diversas de los pueblos indígenas. Sin embargo, en algunos textos se vislumbran miradas distintas, más empáticas: la  crónica del investigador alemán Enrique Brüning sobre los awajún y el poema A Samarem del lambayecano Rómulo Paredes Gonzales.

Wilfredo Ardito, crítico lierario,  dijo que “es difícil encontrar hasta los años 70 un autor que no trate el tema del racismo en el Perú”: Aves sin nido de Clorinda Matto de Turner, Matalaché de Enrique López Albújar o los cuentos de Ventura García Calderón, donde está presente la figura del blanco abusivo, explotador y cruel.


A finales del siglo XIX, las élites quisieron modernizar la sociedad peruana. Desde traer o motivar el ingreso de extranjeros hasta grupos que buscaban reivindicar a los “otros”, al indio y al afromestizo o afrodescendiente en paralelo. 

Y estudios diversos se preguntan: ¿Por qué Enrique López Albújar escribió una novela sobre negros como “Matalaché” (1928), cuando en el proceso histórico que se vivía entonces lo que primaba era una literatura sobre indios? Él propone que el negro, el afrodescendiente, puede ser reivindicado siempre y cuando se mezcle, se mestice. Esto porque en esos años se creía que había “razas superiores”; en ese sentido, lo negro, es decir, lo débil, iba a desaparecer. Así buscaban incorporarlo.

Matalaché es una novela histórica ambientada en una hacienda  de Piura, llamada La Tina, propiedad del criollo Juan Francisco de los Ríos. Allí, un grupo de esclavos negros trabajan en la fabricación de jabones y en la curtiembre. María Luz, la joven y bella hija del hacendado, y el esclavo mulato José Manuel Sojo, apodado Matalaché, se enamoran. Pero el amor de la pareja acaba trágicamente cuando el hacendado se entera que su hija está esperando un hijo de Matalaché. Juan Francisco, hasta entonces descrito como un patrón bondadoso con sus esclavos, muestra entonces su verdadera naturaleza, condenando a Matalaché a un suplicio horrendo: ser arrojado vivo a una tina de jabón hirviente.

En junio del 2020,  la región Piura sufre con  272 mil familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad; cifra que representa el 57,1% de las familias de la región, cifra mayor al porcentaje nacional (46.7%). No obstante, la situación es poco distinta  en el área rural. Según el último  Censo, el 27,6% de los trabajadores de la región se dedicó al sector agropecuario, el cual sigue subviviendo  "con normalidad".

Piura es una región proxima a la frontera con Ecuador. El antiguo diario El Universo informa que las víctimas de la corona-virus, se dejan en las calles, según Cynthia Viteri, la alcaldesa de la ciudad guayaquileña. Y el presidente, Lenín Moreno, que la pandemia del nuevo coronavirus está sobrepasando, más si cabe que al resto del mundo, a todos los planos del país. Las cifras convierten al pais meridional, tras la inmensidad territorial de Brasil (211 millones de habitantes por los 17,3 ecuatorianos), en el país más afectado en Sudamérica a pesar de ser el séptimo en ocupación. Es obvio, que, cuanta más población y dada la alta tasa de transmisión del virus, más contagios y consecuentes muertes.
    July Balarezo, una voz del silencio, Lima-Barcelona Taller Mestres 2016.

 En "Las venas abiertas de América Latina", el uruguayo Eduardo Galeano, nos  recuerda la pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra.
Y en páginas siguientes,  un documento de la historia de nuestro continente:
"...Hemos guardado un silencio parecido a la estupidez":  (Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809).



                               La Iglesia San Lucas de Colán data de 1535.









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