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sábado, 16 de noviembre de 2019

Los Siete Saberes para la Educación del Futuro



Jorge Zavaleta Alegre
Crónica dedicada a Julio Rojas, sociólogo peruano
por su  vocación  docente.
Un Futuro Sustentable


Edgar Morín, filósofo  francés,  ha visitado muchas veces  América Latina y poca  atención ha recibido de quienes viven pendientes de la administración pública de nuestros países desde el esquema izquierda vs derecha, como si fueran paradigmas sagrados, irrefutables, según la inclinación, simpatía o volcánica pasión por estos extremos ideológicos. 

Valores para un futuro sustentable. 7 saberes para un futuro sustentable es una actividad de la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina y el Caribe, desde su Sector de Comunicación e Información, para promover en jóvenes una cultura de convivencia para el desarrollo sostenible utilizando tecnologías digitales (cursos en línea, aplicaciones educativas) inspiradas en la obra de Edgar Morin “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.

Chile nos acaba de  dar una lección. La movilización juvenil ha derrotado la visión sagrada  del liberalismo  representado por su actual presidente,  cuya riqueza personal al pasar por la revisión  tributaria encuentra evasiones  y  cuentas externas....En Bolivia, Morales deja la lección; poder que no se renueva se desgasta. Y retrocede dejando un  clima de incertidumbre para alegría para sus enemigos.

Pues, resulta muy atractivo conversar con los viejos y jóvenes Millennials vs. Gen-X y podremos salir de la dicotomía. 

Revisemos "Los Siete saberes" fundamentales que la educación del futuro debería tratar en cualquier sociedad y en cualquier cultura sin excepción alguna.

Morín nos habla de  las  Cegueras del Conocimiento: El Error y La Ilusión. La educación debe mostrar que no hay conocimiento que no esté, en algún grado, amenazado por el error y por la ilusión. 

Existe una relación estrecha entre la inteligencia y la afectividad. En general, debemos intentar jugar con el doble embeleso, de las ideas por nuestra mente, la de nuestra mente por las ideas, para lograr formas donde la esclavitud mutua mejoraría la convivencia. 

Cuántos sufrimientos y desorientaciones se han causado por los errores y las ilusiones a lo largo de la historia humana y de manera aterradora en el siglo XX.
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El conocimiento de los problemas claves del mundo, de las informaciones claves concernientes al mundo, por aleatorio y difícil que sea, debe ser tratado bajo pena de imperfección cognitiva, más aún cuando el contexto actual de cualquier conocimiento político, económico, antropológico, ecológico... es el mundo mismo.

El siglo XX y el presente han producido progresos gigantescos en todos los campos del conocimiento científico, así como en todos los campos de la técnica; al mismo tiempo, ha producido una nueva ceguera hacia los problemas globales, fundamentales y complejos, y esta ceguera ha generado innumerables errores e ilusiones comenzando por los de los científicos, técnicos y especialistas.

La educación del futuro deberá ser una enseñanza primera y universal centrada en la condición humana. Por tanto, éstos deben reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo cuanto es humano.

Enseñar la Identidad Terrenal. «Por primera vez, el hombre ha comprendido realmente que es un habitante del planeta, y tal vez piensa y actúa de una nueva manera, no sólo como individuo, familia o género, Estado o grupo de Estados, sino también como planetario» Vemadski.

Enfrentar las Incertidumbres.  «Los dioses nos dan muchas sorpresas: lo esperado no se cumple y para lo inesperado un dios abre la puerta» Eurípides.

Las civilizaciones tradicionales vivían con la certeza de un tiempo cíclico cuyo funcionamiento debía asegurarse por medio de sacrificios, a veces humanos. La civilización moderna ha vivido con la certeza del progreso histórico. 

La toma de conciencia de la incertidumbre histórica se hace hoy en día con el derrumbamiento del mito del Progreso. Un progreso es ciertamente posible, pero incierto. A esto se suman todas las incertidumbres debidas a la velocidad y a la aceleración de los procesos complejos y aleatorios de nuestra era planetaria que ni la mente humana ni un super computador podrían abarcar.

Enseñar la Comprensión. El problema de la comprensión se ha vuelto crucial para los humanos. Y por esta razón debe ser una de las finalidades de la educación para el futuro. Recordemos que ninguna técnica de comunicación, del teléfono a Internet, aporta por sí misma la comprensión. La comprensión no puede digitarse.

La Ética del Género Humano. La concepción compleja del género humano comprende la tríada individuo—sociedad—especie. Las interacciones entre individuos producen la sociedad y ésta retroactúa sobre los individuos. 

Esa es la base para enseñar la ética venidera. La antropo—ética supone la decisión consciente y clara de: Asumir la humana condición individuo—sociedad—especie en la complejidad de nuestra era. Lograr la humanidad en nosotros mismos en nuestra conciencia personal. Trabajar para la humanización de la humanidad. Efectuar el doble pilotaje del planeta: obedecer a la vida, guiar la vida. Lograr la unidad planetaria en la diversidad. Respetar en el otro, a la vez, tanto la diferencia como la identidad consigo mismo. Desarrollar la ética de la solidaridad. Desarrollar la ética de la comprensión. 

Por tanto, es un deber insoslayable de la educación de hoy para el mañana, dar a cada quien las herramientas necesarias para afrontar el vital combate por y para la lucidez. Conocer lo humano es, principalmente, situarlo en el universo y a la vez separarlo de él. Educar para este pensamiento tiene que convertirse en la visión-misión de la educación del futuro, que debe trabajar en pos de la identidad y la conciencia terrenal.

Esta  es una apretada síntesis  de las exposiciones que Edgar Morin ha  realizado  en Lima, Santiago, México, Cuba, Pensilvania, Rio de Janeiro....







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