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sábado, 30 de marzo de 2019

En Europa los Bancos se roban entre Bancos, en Perú la víctima es el ahorrista pequeño



El Santander insiste en crear Una nueva Doctrina Botín en el Caso Popular.
Antes pasemos por el Perú. Aparentemente la banca brinda servicios generales  relativamente  eficientes, no  se conocen mayores escándalos  o la prensa  trata  de ocultar en lo posible porque la dependencia es muy grande y solida. Perú, un país con una  creciente masa laboral informal, porque la formalidad   abusa con la pequeña  empresa  y premia  a las  grandes mediante  moratorias infinitas... Aún más, los  malos  servicios para los pequeños  tardan en ser  corregidos, pero en cuanto a los daños a  pequeños  ahorristas  se pierden entre  encuesta  y encuesta, cartitas   cordiales, siguiendo a la hipocresía aristocrática del pasado. Toda la jurisprudencia financiera  opera en favor del gran ahorrista, pero no hay  futuro para  el pequeño, que  sufre algún robo o clonación  de una tarjeta. Las "soluciones"  tardan  meses de meses. La  Banca Telefonica es la más lenta e indiferente. No se preocupa  ni siquiera de  registrar la  dirección electrónica y las  derivaciones de esa desatención  recaen sobre el incrédulo ciudadano que su tarjeta es sinónimo  de seguridad. He consultado a dos juristas  de intachable conducta, David Flores Vásquez  y Adolfo Céspedes Thorndique, imposible de que sean callados por agentes, por ejemplo  del Banco que siempre se irriga la representación del  Perú. En el intercambio de  comunicaciones puedo  afirmar  que este  Banco no  tiene supervisión alguna. La  SBS y AFP, Indecopi, Infocor  son organizaciones públicas  y privadas que no  velan en absoluto por el reclamo de  un ciudadano. Quien escribe  esta crónica sufrió la clonación  de una tarjeta  de  crédito, que  si hubiera  sido emitida en la matriz internacional, el problema  era  resuelto en 24  horas.  Pero ya pasaron más  de 15 meses  y el reclamo aún no  ha sido  resuelto en su integridad. en cero.  Debo  saludar  el  esfuerzo  de algunos  funcionarios, especialmente  de  Trujillo,  que han hecho  lo posible  de dar  solución. Pero la maquinaria que trabajó  desde 1990  como socio  del Fujimorismo, ofreciendo inclusive  su avión privado al  mafioso socio  del entonces president  de la  República, mantiene un grueso  callo jurídico para no  respetar al  ahorrista, al país  de los  trabajadores,  de la  gente  honrada. Una nota en  el espacio  sideral  es  un suave  brisa que acaricia  el corazón  de estos  astutos  dueños  del Perú.
Pasemos al Banco Santander ha vuelto a recurrir la decisión del juez Calama Teixeira de imputarle penalmente, insistiendo en la similitud entre el Caso Banco Popular y lo ocurrido con Banco Valencia y CaixaBank, según Diario16.

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 30/03/2019 

  
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Tal y como indicaba el auto del juez Calama Teixeira en relación a la imputación penal del Santander en el Caso Banco Popular, dicha decisión podía ser recurrida y el banco presidido por Ana Patricia Botín, aún sabiendo que la opinión del juez y de la Fiscalía Anticorrupción es la de mantener dicha imputación, ha decidido presentar recurso, un texto en el que incide en la creación de un «banco nuevo» para evitar dicha imputación. Además, vuelven a insistir en la equiparación de lo ocurrido con el Popular con lo sucedido con Banco Valencia y CaixaBank. Sin embargo, el recurso oculta demasiadas certezas.
El Santander reconoce que la causa de la resolución fue la crisis de liquidez generada en el segundo trimestre de 2017 y no de solvencia. Por tanto, están culpando directamente a la gestión de Emilio Saracho y que esa fue la única razón por la que las autoridades bancarias europeas tuvieron que aplicar el Mecanismo Único de Resolución (MUR).
Para justificar la existencia de un nuevo y un viejo Popular el recurso del Santander dice lo siguiente: «se produjo la completa e inmediata renovación de los órganos de administración y de alta dirección de Banco Popular. Banco Santander ha puesto al frente a un equipo gestor que se ha hecho cargo de la delicada situación de la entidad y ha conseguido que el nuevo Banco Popular se encuentre saneado y deje atrás los problemas de liquidez que lo convirtieron en inviable y forzaron su resolución». Esto es algo habitual cuando se produce la compra de una entidad o de una empresa: cambiar al Consejo de Administración, por lo tanto, no es una causa para determinar que el día 7 de junio naciera un nuevo Banco Popular.
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Además, afirma que el hecho de que Santander inyectara liquidez en la entidad el mismo día de su compra es otra demostración de que ese era el nuevo banco, olvidándose del hecho de que el Popular disponía, según un informe del Banco de España, de liquidez suficiente para estar en disposición de funcionar con normalidad el día 7 de junio.
Respecto a las coincidencias de este caso con el de Banco de Valencia y CaixaBank, la entidad cántabra afirma que «las similitudes en la situación de partida y la conclusión entre Banco de Valencia y ambos casos son evidentes: (i) tanto Banco de Valencia como Banco Popular eran entidades inviables, con problemas graves de liquidez; y (ii) se aplicó en ambos casos como herramienta de resolución la venta del banco a una tercera entidad (i.e., CaixaBank y Banco Santander, respectivamente), acompañando dicho proceso de venta con la imposición de la previa absorción de pérdidas por parte de los accionistas y acreedores subordinados del banco en resolución (además de, en el caso de Banco de Valencia, el apoyo financiero público).
Lo que no dice el Santander
El Santander pretende que esos hechos demuestren que ellos compraron por un euro un banco y que en apenas unas horas lo transformaron en otro totalmente distinto. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cesaron al Consejo de Saracho pero que Uría y Menéndez continuó asesorando en favor de la entidad cántabra para hacerse con el patrimonio del Popular y de sus accionistas.
Por otro lado, tal y como hemos indicado en repetidas ocasiones en Diario16, el Caso Popular y el Caso Banco Valencia no tienen nada que ver, por mucho que Uría pretenda hacer una argumentación farragosa en la que mezcla hechos que distorsionan la realidad. En ambos casos se produjo una adquisición derivada de un proceso de resolución, eso es cierto. No obstante, hay un hecho claro que los diferencia: la entidad valenciana fue declarada insolvente, había recibido un rescate público y su principal accionista, Bankia, renunció a salvarlo. El Banco Popular, por su parte, fue resuelto a causa de una grave crisis de liquidez pero seguía siendo un banco solvente. Además, a los accionistas se les expolió sin darles la oportunidad de decidir sobre el futuro de SU ENTIDAD.
Según fuentes del sector financiero consultadas por Diario16, Banco Popular estuvo interesado en el proceso de venta de Banco Valencia y el subgobernador Fernando Restoy redujo el número de posibles postores a finales de 2012. «Restoy algún día tendrá que explicar su papel en el Caso Bankia y la querencia que tiene por el Santander, que muchos conocen y sufrieron», confirman las mismas fuentes.


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