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miércoles, 27 de marzo de 2019

ELGA REATEGUI EN PRIMAVERA


Jorge  Zavaleta  Alegre
Todos sabemos que la envidia es un vicio  múltiple: engrandece o deforma  el “yo” al cotejarlo  a menudo con los demás y extraer conclusiones que lo  humillan, recordó  Carlos  Eduardo Zavaleta  Rivera (Caraz, 7 marzo 1928 - Lima, 26 abril 2011), el escritor, diplomático y docente universitario peruano.

Conversando  con Jorge Zavaleta  Balarezo, joven  escritor quien le entregaba “Católicas”, su primera novela, Carlos Eduardo continuó la charla con la anécdota, publicada más tarde en un libro de cuentos cortos:

“…la piel del envidioso arde y hasta puede quemarse sola en el cotejo  con las  ventajas del otro: el envidioso vive para magnificar o inventar defectos  ajenos, buscando difundir  su odio al  “otro” entre los amigos, con la esperanza  de  formar de  formar  un bando propio contra los  supuestos  rivales. En fin el envidioso tiene los ojos  miopes  y  difunde chismes como  una profesión…”
CEZ, recordó  que “una vez en Madrid, atendió a un escritor  novel  que volvía ufano  de conocer París, como si eso  equivaliese  a lanzar  un libro.  Le preguntó por Ribeyro, quien venía justamente de París.

Pues no  sabes- replicó con los ojos brillantes y satisfechos- murió hace unos días…Pero luego felizmente  años  después  con el “muerto”, en Lima se atrevió a contarle  esta anécdota.

Algo de este panorama  reina en el mundillo literario  de algunas capitales  de Latinoamérica, pero el  desarrollo  de las tecnologías de la comunicación, donde la Nube es patrimonio  público  y privado, ha roto mitos y abierto grandes avenidas para  que las ideas caminen sin barreras y caprichos aldeanos.

Elga Reátegui, escritora peruana acaba de presentar La fugacidad del color, obra  con la cual  brinda un agradecimiento a la ciudad de Valencia y a sus amigos valencianos. “… Valencia adorada, que me abrió sus brazos mediterráneos, y a su gente, que desde el primer día me obsequió su sonrisa y supo acogerme con generosidad.”

Años atrás presentó en París su novela “De Ternura Y Sexo”. Ahora, radicada en Valencia, España, quien se hiciera conocida en el mundo literario internacional, con su primera novela “El santo cura”, incursionó en el mundo de la literatura con el poemario “Ventana Opuesta” (1993), al cual le siguieron “Entre dos polos” (1994), “Alas de acero” (2001), “Etérea” (2004), “En mi piel” (2008)
Junto al escritor y decimita, Pedro Rivarola (ya fallecido) publicó  los epistolarios “Correo de Locumba” (2002) y “Violación de correspondencia” (2003), además de la plaqueta de poesía “Madera y fuego” y el CD “Abrazados” (2003).

Tiene un blog que lleva su nombre, donde realiza entrevistas a personajes del ámbito cultural y un canal en YouTube que contiene los videos de sus actividades literarias.

En Estados Unidos dio a conocer su novela “De ternura y sexo” a nivel de bibliotecas y otros  recintos culturales. Participó  en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Publicaciones especializadas  hablan  de  “Los microrrelatos de Elga Reátegui  que caminan por la siempre fecunda senda de la sugerencia. De esbozar un mundo en muy pocas frases, creando así un contar diverso y atractivo, que en parte se deja suspendido en el aire, a la espera de que el lector lo interprete. Lo haga suyo.   El egoísmo más ciego y la violencia. También el amor y la bondad. Y todo ello contado con intuición y con un gran sentido del ritmo, siempre decisivo en un microrrelato. La política peruana, los terribles años de la guerrilla de Sendero Luminoso, un tiempo en el que Elga vivía en su patria, también aparecen en algunos de estos cuentos, tal vez los más duros.  Es una de las candidatas en el I Certamen 'Mujeres migrantes' que organiza la Asociación Rumiñahui de Madrid.

Periodista y escritora peruana Elga Reátegui acaba de lanzar a los lectores ‘La fugacidad del color’ (Lastura). Acostumbrados a las novelas y poemarios de esta autora, afincada en Valencia,  ofrece  cuentos breves y microrrelatos. Destaca su prólogo, a cargo del también escritor César Gavela, quien en afirma de los microrrelatos que “constituyen una gran metáfora de la vida del ser humano”.

Los microrrelatos de Elga Reátegui participan de esa metáfora de la vida en este libro, transitan por distintos senderos emotivos; no en vano, la propia autora los ha dividido en distintas categorías. Algunos de ellos se basan en experiencias reales, en hechos personales.  Como fin del verano  2019, Elga presenta:  La  fugacidad del color de Lima  en la  Biblioteca Nacional  del Perú.Felicitaciones.

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