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viernes, 16 de marzo de 2018

JUGAR CON FUEGO. Relaciones comerciales Sur-Norte


El Instituto Peruano de Economía - IPE según sus fundadores se propone promover el desarrollo del Perú a través de la participación activa en el debate de políticas públicas y el fortalecimiento del libre mercado. Aspira ser la institución privada más influyente en políticas públicas. 

Un informe reciente sobre las relaciones económicas con EEUU ha sido remitido a la redacción de Papel de Arbol. Siguiendo el compromiso de contribuir al debate sobre la realidad y perspectivas del Perú, publicamos este documento. Resulta preocupante que en el siglo XXI el mundo del Sur tiene problemas de mayor  dimensión que en  el pasado cuando los  modelos de gestión buscaban fortalecer el Estado para garantizar la estabilidad  de las  fuerzas productivas. Pero la libre empresa en países  donde la corrupción  se multiplica cada año los más afectados son  las mayorias nacionales. En consecuencia merece revisar conceptos y alentar más detabtes. Jorge Zavaleta, Corresponsal del Diario16,  El Mercurio de España  y Panoramica de Milán
El último jueves, el presidente de EE.UU., Donald Trump, impuso fuertes medidas arancelarias a las importaciones de acero (25%) y aluminio (10%), aunque dejó abierta la posibilidad de excluir a países aliados sujeto a nuevas negociaciones. Según la administración estadounidense, la medida tiene como objetivos la protección de los productores locales frente a la competencia extranjera y la “seguridad nacional”. Más allá del efecto negativo que se produciría en la economía estadounidense, el reciente anuncio establece un peligroso precedente que bien podría desencadenar una suerte de guerra comercial de efectos imprevisibles.

—El origen—
Las medidas arancelarias se basaron en las conclusiones de la investigación del Departamento de Comercio de EE.UU. para determinar si la importación de acero perjudicaba la economía y la seguridad del país. Según este, el acero es un insumo vital para la actividad económica y para el aparato militar. Sin embargo, es importante destacar que el consumo de acero y aluminio del sector defensa en EE.UU. –relacionado principalmente a la industria militar– solo representa el 1% y el 5% de la demanda doméstica, respectivamente.

Además, el presidente Trump criticó severamente a China por su política de subsidios, que habría devenido en la sobreoferta mundial de acero seguida de una disminución del precio del insumo, lo cual terminó afectando severamente la industria local. No obstante, solo el 7% de las importaciones y menos del 1% del consumo de acero y aluminio de EE.UU. provienen de China.

Adicionalmente, actualmente ya existen medidas que gravan el ingreso de acero y aluminio, principalmente de China. Según el Instituto Peterson de Economía Internacional, el 60% de las importaciones de acero de EE.UU. están sujetas a medidas de protección en distinto grado y, en el caso de China, la cobertura incluye el 90% de dichas importaciones. Por otra parte, respecto al aluminio, el ex presidente Obama presentó entre el 2016 y 2017 una serie de quejas ante la Organización Mundial de Comercio por los subsidios chinos. Producto de ello, las medidas de salvaguardia se endurecieron y las importaciones provenientes de China se redujeron.

—Impacto económico en EE.UU.—
Existe mucha incertidumbre respecto a las consecuencias económicas cuantificables de la subida de aranceles debido a que el Gobierno Estadounidense no ha brindado detalles suficientes acerca de la implementación de la política. Sin embargo, existe consenso respecto a los ganadores y perdedores de la medida en EE.UU.

El esperado aumento de los precios de acero y aluminio beneficiaría a la industria productora de estos insumos, cuyas empresas han saludado la medida y han visto un alza del precio de sus acciones en los últimos días.

Por el contrario, las industrias dependientes de acero y aluminio –que incluyen a algunas de las más grandes de EE.UU. como la automotriz, aeroespacial y de maquinaria pesada– sufrirían el aumento de sus costos de producción.

Se espera que buena parte del aumento de estos costos en las industrias dependientes se traslade al consumidor final. Esto impactará en diversos bienes, desde bebidas vendidas en latas de aluminio hasta automóviles y aparatos electrodomésticos.

El Instituto de Manufactureros de Lata señala, Por ejemplo, que el aluminio constituye aproximadamente 60% de los costos de producción y estima que un incremento de apenas 5% en los aranceles a este insumo les acarrearía costos adicionales por US$1.000 millones por año. “Dados los pequeños márgenes de la industria, los manufactureros no pueden absorber los costos y se verán obligados a pasarlos a los consumidores”, señaló el instituto.

Respecto al empleo, se estima que las industrias perjudicadas por la medida emplean más trabajadores que las beneficiadas. Según investigadores de las universidades Harvard y de California, las industrias dependientes de acero emplean 80 veces más trabajadores que las industrias productoras del metal.

Además, buena parte de la reducción de empleos en la industria del acero en las últimas décadas se explica por la ganancia de productividad de la industria debido a la automatización de los procesos, lo que demanda menos trabajadores. En ese sentido, no se espera un fuerte aumento del empleo en las industrias productoras. De acuerdo a la consultora Trade Partnership, la subida de aranceles creará cerca de 33.000 empleos en las industrias productoras, pero eliminará 179.000 en industrias dependientes; es decir, esta política comercial sería en neto negativa para el empleo de EE.UU.

Asimismo, las consecuencias a escala estatal son heterogéneas y pueden acarrear riesgos a las industrias locales dependientes en acero y aluminio. Según el Instituto Brookings, la participación de las importaciones de ambos metales respecto al total de importaciones en estados como Missouri (7,4%), Luisiana (7,3%) y Connecticut (6,4%) es muy superior al promedio estadounidense de 2%. Asimismo, otros estados dependen fuertemente de la importación de un solo país. Por ejemplo, el 70% de las importaciones de acero y aluminio de Michigan provienen de México y Canadá, y el 41% de las importaciones de acero de Illinois proviene de Brasil.

—Guerra comercial—
La nueva imposición arancelaria se aplicará sobre todas las importaciones, excepto para las provenientes de México y Canadá, debido a que son miembros del tratado de libre comercio de América del Norte. Sin embargo, Trump amenazó con retirar la excepción a dichos socios si no se firma pronto un nuevo acuerdo más favorable para EE.UU.

Por otra parte, en respuesta a las amenazas proteccionistas, la Unión Europea advirtió que aplicaría un arancel “recíproco” de 25% sobre los principales productos de exportación de EE.UU., los cuales representan aproximadamente US$3,5 mil millones. Ante ello, la administración estadounidense respondió que impondría aranceles a la importación de autos europeos –que suman cerca de US$38 mil millones–.

Estas crecientes amenazas representan una peligrosa tendencia hacia una guerra comercial, que llevaría a un fuerte deterioro del sistema de comercio internacional.

El Instituto de Investigaciones Económicas de Múnich (IFO) estimó los costos de un potencial aumento en 20 puntos porcentuales en los aranceles que EE.UU. impone al resto de países y de una respuesta similar en contra de dicho país. Esta guerra comercial implicaría una caída de 38,5% y 30,9% en las exportaciones e importaciones de Estados Unidos, respectivamente. Si además se incluye un aumento de 20% en las barreras no arancelarias –cuotas a la importación, controles sanitarios, fitosanitarios y medioambientales, controles de etiquetado y envasado, controles y trámites administrativos–, la caída se profundiza hasta 73,5% y 58,8%, respectivamente.

Finalmente, más allá del potencial impacto negativo que tendría esta medida sobre el comercio de acero y aluminio en EE.UU., el principal riesgo consiste en el debilitamiento del sistema de libre comercio, que ha explicado gran parte del crecimiento mundial de los últimos 30 años.
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III EDAD VS "MODERNIDAD", RETOS DEL BID


Jorge Zavaleta Alegre

Hace una semana llamé  al  Banco de la Nacion del Perú, y con varios intentos logre comunicarme con un robot que respondió con amabilidad exagerada. 

Pasaron los días y la posibilidad de hablar con un funcionario  se agotaba. De pronto apareció  en el otro lado de la línea  una dama, quien  al explicarle cierto inconveniente para manejar una cuenta por internet, me  explicó que la brecha generacional entre técnicos y usuarios  tiene como problema esencial  la  aguda distancia de edades para estar familiarizado con la tecnología que corre a la velocidad de un  rayo.  Esta servidora, muy sincera, me recomendó hablar con la  gerencia general o el presidente del directorio. Pues seguí sus sugerencias. Y el caso fue resuelto, salvo que el "sistema" computarizado sufra algun desperfecto o la mano de un "tecnico" no se oponga a la modernidad.

Además debemos de tomar en cuenta  que ninguna oficina pública de países con los niveles de educación como la peruana, existe la cortesía como premisa.  El servidor público es una persona que ha perdido el entusiasmo.  Una de las razones es el desempleo. Pocas personas podrían animarse a trabajar en el Estado  si el mercado ofreciera más oportunidades. 

En ambos mundos, la puerta de ingreso es una cuestion de poder: vinculación estrecha con el  gobernante de turno o el gerente de la empresa.  Después viene un simbólico concurso….Profesionales que estudiaron en universidades de prestigio internacional siguen varados. No tienen el padrino.

Considerando este drama, el BID viene  convocando  a profesionales relacionados a la tecnología de las comunicaciones, a través de una convocatoria del  Grupo de Trabajo del BID sobre la Economía del Comportamiento.

Como principal institución multilateral para América Latina y el Caribe, el BID se propone aprovechar su experiencia ayudando a los gobiernos a utilizar las herramientas de la economía del comportamiento para mejorar vidas ampliando la creación, divulgación y contenido operativo del conocimiento en la región, explica el BID, desde Washington DC.

Hasta la fecha, esos esfuerzos han abarcado un amplio conjunto de ámbitos de las políticas públicas. Incluyen trabajos para mejorar el ahorro, la recaudación tributaria y la educación. Se han centrado, entre otros temas, en los esfuerzos relacionados con la contaminación, el agua y el saneamiento, la rendición de cuentas y la transparencia. También se han entrenado a especialistas de la región.

El BID describe algunos de los proyectos en que ha trabajado. “Como parte de nuestro esfuerzo por continuar y ampliar estas actividades, invitamos a investigadores jóvenes, actualmente en un programa de doctorado o con al menos un título de Master en Economía del comportamiento, Ciencias del comportamiento o un campo similar a que se unan a nosotros. Los postulantes deberían tener uno o dos años de experiencia pertinente”.

“La experiencia ofrece la oportunidad para combinar la investigación independiente con una participación activa en los programas y actividades del BID, entre ellos la implementación de las intervenciones comportamentales en el terreno. Es interesante señalar que un postulante aprobado tendrá acceso a una amplia red de profesionales, académicos y responsables de las políticas y, en colaboración con el personal del BID, tendrá acceso a fondos para financiar investigación en el terreno”, remarca esta banca de segundo piso, fundado en 1960, con un financiamiento en Arequipa, ciudad cuyo sistema de agua potable había sido destruido por el terremoto del año anterior. Ese diseño de administración sigue funcionando bien, segun encuesta del municipio de la Ciudad del Misti.

El ganador del concurso trabajará con economistas del Departamento de Investigación y con asesores económicos y especialistas del sector en la aportación de nuevas ideas al diseño de políticas públicas; asesorará a funcionarios públicos sobre las mejores prácticas y soluciones; diseñará intervenciones comportamentales para los préstamos y ayudas del BID, evaluará el impacto de las intervenciones comportamentales y divulgará el trabajo mediante publicaciones y presentaciones.

Los investigadores sénior también participarán en presentaciones como parte de reuniones y seminarios y producirán documentos de trabajo; proporcionarán orientación y retroalimentación sobre proyectos específicos llevados a cabo por el BID y evaluarán propuestas de investigación y productos de conocimiento.