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sábado, 13 de enero de 2018

EL CINE NACIONAL EN CATEDRAL TOMADA: El Mercurio

http://www.elmercuriodigital.net/2018/01/catedral-tomada-y-cine-latinoamericana.html

Jorge Arturo Figueroa, Washington DC.- Catedral Tomada es  la revista de crítica literaria latinoamericana, publicada bajo la supervisión editorial de la Universidad de Pittsburgh, en inglés, español y portugués.
Un acierto el nombre y un interesante contenido. Catedral  Tomada, es un valioso elemento en la construcción de los mensajes de una publicación que tiene objetivos claros. El nombre se debe a la Cathedral of Learning, el principal edificio de Pittsburg, con más de 40 pisos. El Dpto. de Español  ocupa el piso 13.

El segundo componente, Tomada,  según Jorge Zavaleta Balarezo, es uno de los elementos  integrantes de esta Publicación y   alude al célebre cuento fantástico de Cortázar, Casa tomada, en que dos hermanos tienen que abandonar su vivienda porque comienzan a haber ruidos extraños. Y  agrega: “Creo que tratándose de una revista de literatura latinoamericana no valdría la pena  descartar  el título de la publicación de Vargas Llosa, Conversación en La Catedral, uno de los referentes más significativos del “Boom."
Catedral Tomada es  diseñada e intelectualmente conceptualizada para abordar los desafíos que la crítica latinoamericana está enfrentando en el nuevo milenio. Publica  trabajos originales de   académicos, escritores y estudiantes dedicados a la crítica literaria latinoamericana. Su más reciente edición corresponde al Vol 5, No 9 (2017) con el  Dossier “Cine y los Imaginarios Culturales en América Latina, en el  cual participan productores de las obras más difundidas del cine social, explican los editores son Mónica Barrientos, EEUU y César Zamorano, Universidad de Pittsburgh/Pontificia Universidad Católica de Chile.



Suman  treinta los estudios sobre el cine en los diferentes países  latinoamericanos, que incluye esta  Edición. El cine del Perú: Imágenes de sobrevivencia: del realismo urbano del Grupo Chaski al Perú contemporáneo de Claudia Llosa, escribe Jorge Zavaleta Balarezo, de la Universidad de Pittsburgh/Pontificia Universidad Católica del Perú-PUCP. 

El cine de otros países del Continente es abordado por Óscar Campo: memoria de la violencia en Colombia desde la estética del disenso, Diana Kuéllar.  El sur del Sur: cronotopías identitarias de la Patagonia en el cine argentino contemporáneo, Paz Escobar. Pequeña historia de un proyecto utópico: el Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano y su Revista Imagen, María Gabriela Aimaretti.

Estrategias textuales en siete autobiografías mexicanas. México: Bonilla Artigas, 2016Alejandro Arteaga Martínez. El mito del caníbal, mímesis y crítica social en Como era gostoso o meu francês (1971), Roberto Ponce Cordero. El cine y los imaginarios culturales de la ciudad violentada en Roberto Bolaño, Nelida Jeanette Sánchez Ramos...

Nos  ofrece   un panorama del Cine en el Perú: Incide a través de la crítica, que  las películas de estos cineastas,  permite  construir  una imagen de país que volvió a la democracia en 1980 y, desde entonces, ha sido gobernado por presidentes posteriormente acusados de corrupción y abuso de poder como Alan García, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Ollanta Humala.

Las películas de Chaski inciden en la pobreza y vulnerabilidad de niños enfrentados a la gran ciudad, Lima, y se anticipan a ese cine de la marginalidad que en los años 90 produjo cintas tan logradas como Pizza, birra, faso, La vendedora de rosas, Ciudad de Dios o Ratas, ratones, rateros. 

La obra de Claudia Llosa, por su parte, llamó la atención internacional por el triunfo de su segunda película, La teta asustada, en el Festival de Berlín. Esta película, que marca una continuidad respecto de la primera, Madeinusa, es un retrato de los años posteriores a la guerra interna, los de la barbarie de Sendero Luminoso y la respuesta de las Fuerzas Armadas.

El artículo aspira a ofrecer una mirada global de la sociedad peruana de los últimos treinta años, marcados por la pobreza estructural, el terrorismo, la aplicación de reformas neoliberales y la corrupción a todo nivel del estado. 

Tanto los filmes del Grupo Chaski de los años 80 como las dos primeras películas de Claudia Llosa en este siglo se aproximan a situaciones de conflicto, carencia, desprotección, victimización, violencia y son profundos registros de episodios de la historia peruana, siempre marcada por crisis y ambivalencias.

No son películas que piden una mirada facilista del espectador, todo lo contrario, cuestionan un orden social injusto, un país entregado a la corrupción y dominado por la violencia, el maltrato, el racismo y otras prejuicios y complejos.  Chaski y Claudia Llosa son cineastas que, en diferentes épocas y con distintos estilos, y a pesar del tiempo transcurrido y de los hechos ocurridos en el periodo que separa sus trabajos, coinciden en un minucioso registro de hechos traumáticos, comenta Zavaleta Balarezo.

 Zavaleta Balarezo, autor de varios ensayos en Cine incluyendo  su tesis universitaria, a manera de conclusión afirma  que la nación sigue un camino trágico y mantiene vigente aquella célebre interrogante formulada en la novela Conversación en La Catedral (1969): ¿En qué momento se había jodido el Perú?

"Si el cine configura el rostro de un país, este arte en Perú, huérfano de subvenciones por parte del Estado, aún carente de un marco legal que permita su desarrollo y expansión, tiene la misión de buscar alternativas de expresión y contenido propios, y no convertirse en una simple reiteración de modelos occidentales. En nuestra siempre conflictuada y aún incipiente cinematografía, no es muy ambicioso exigir, a estas alturas, propuestas novedosas y peculiares, que convivan en armonía en la diversidad de géneros, enfoques y estilos, característicos de toda gran industria cinematográfica que ha logrado trascender sus fronteras".

En el Perú de hoy, los gremios de cineastas persisten en la búsqueda de financiamiento local y foráneo, de espacios que permitan mejores condiciones de trabajo y producción, con miras al nacimiento, consolidación y expansión de una industria cuyo objetivo no sea, por cierto, solo producir cintas taquilleras. Ciertas corrientes del cine peruano insisten, con fundamento, en mantener y ampliar la memoria colectiva en una sociedad caracterizada --y es triste comprobarlo a diario-- por el egoísmo y la frivolidad, sentimientos y expresiones que son directa consecuencia de un exacerbado culto a la misma corriente neoliberal.

Quienes se adhieren, sin más, a ella, prefieren ignorar la riqueza de las producciones culturales y peor aún, la historia milenaria del país, concluye el documento de Zavaleta, en la Catedral Tomada. Vol 5, Nº 9.

Una reflexión final. Para los gobernantes  y sus empresarios: Pittsburgh,   fundada en  1758,  es la ciudad de los tres ríos, Mongahala, Allegheny, y Ohio. No es solamente famosa por sus ríos sino  por su participación en el mundo moderno con la producción de acero. Andrew Carnegie, quien activó dicha industria  en Pittsburgh, también fue conocido en el mundo por su interés en la educación pública. De hecho, él mismo fundó y financió varias organizaciones para mejorar el sistema de enseñanza pública en la ciudad. Carnegie fundó 2.811 bibliotecas gratis durante su vida, 1.946 de ellas en los EE.UU, en otros proyectos culturales. Buen ejemplo. No es cierto?
Tabla de contenidos
El cine de Óscar Campo: memoria de la violencia en Colombia desde la estética del disenso,
Diana Kuéllar. (Des)colonialidad del poder en 13 pueblos en defensa del agua, el aire y la tierra, Salvador Velazco,
Tierra en movimiento (2014) de Tiziana Panizza. Materialidad, memoria y supervivencia, Valeria de los Ríos
Trascender la superficie: El cuerpo como enunciante retórico e ideológico en el documental Noticias,
Vladimir Silva Oyaneder
Narrando la Dictadura a la Infancia. Imágenes que trafican significados, Macarena García-González
El cine y los imaginarios culturales de la ciudad violentada en Roberto Bolaño, Nelida Jeanette Sánchez Ramos
Imágenes de sobrevivencia: del realismo urbano del Grupo Chaski al Perú contemporáneo de Claudia Llosa, Jorge Zavaleta Balarezo
El mito del caníbal, mímesis y crítica social en Como era gostoso o meu francês (1971), Roberto Ponce Cordero
Imaginarios de la violencia en el cine mexicano contemporáneo. El caso de Miss Bala, de Gerardo Naranjo, Mayté Murillo
La disputa por las identidades étnicas en el cine mexicano contemporáneo, Aleksandra Jablonska
“Jacob y el otro”: a la luz del cine (Apolo), Armando Escobar
Circe y otras alusiones mitológicas en el relato y filme de Cortázar, Hugo Salcedo Larios
Movimiento y proyección en el matadero del cine argentino: Martín Fierro (1923) de Alfredo Quesada, Nicolás Suárez
Dos dispositivos de resistencia: Sobre Invasión (1969), de Hugo Santiago y Moebius (1996), de Gustavo Mosquera, Julio Ariz
El sur del Sur: cronotopías identitarias de la Patagonia en el cine argentino contemporáneo, Paz Escobar
Pequeña historia de un proyecto utópico: el Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano y su Revista Imagen, María Gabriela Aimaretti
El fracaso del diálogo migratorio transatlántico en Vientos de agua, Ignacio Dionisio Arellano-Torres
Las “perspectivas caleidoscópicas” en los videos musicales Afterlife y Porno: from the Reflektor Tapes de Arcade Fire, María Isabel Ledezma G.
Miscelánea
Configuraciones de la lengua en La casa de los conejos de Laura Alcoba, Estefanía Luján Di Meglio
No limiar da aurora: itinerários de uma travessia ritualística e alquímica em a Cidade Sitiada, Rodrigo Veloso
Modos de construcción de la memoria en la primera novela chilena experimental antidictadura: El paso de los gansos (1975) de Fernando Alegría, Patricia Espinosa
Julio Cortázar: el jazz y América, Araceli Abras Daneri
De la comunión política a la fragmentación estatal: crimen, ley y soberanía en Carlos Fuentes y Juan Rulfo, Guillermo J. Fajardo Sotelo
El peso del Archivo: Notables daños de no guardar a los indios sus fueros (1571) del Licenciado Polo de Ondegardo, Oscar Martin Aguierrez
Reseñas
Reseña. Jorge Arrate. Con viento a favor. Vol. I. Del frente popular a la Unidad Popular. LOM Ediciones, 2017. Cristina Moyano Barahona
“Las metáforas de la costura”. Reseña. Eugenia Prado Bassi. Advertencias de uso para una máquina de coser (segundo borrador). Santiago: Editorial Moda y Pueblo, 2017, Francisco García Mendoza
Reseña. Eleazar Humberto Guerra de la Huerta. Narración, experiencia y sujeto. Estrategias textuales en siete autobiografías mexicanas. México: Bonilla Artigas, 2016Alejandro Arteaga Martínez.





EL LENGUAJE PROCAZ SE APODERA DE LA POLÍTICA


Por Jorge  Zavaleta Alegre, Corresponsal de El Mercurio, en   Washington DC.
Residentes de Staten Island condenan declaraciones de Trump.Inmigrantes de unos diez países piden intervención de la ONU. Grupos de migrantes y políticos mesurados condenan la interrogante del presidente de los EEUU: “¿Por qué estamos teniendo a todas estas personas de esos ‘países de mierda’?”, refiriéndose a los países africanos y Haití. El inquilino de la Casa Blanca, según precisa el DiarioNY, se molestó cuando fue presionado respecto al restablecimiento del TPS, que ampara a diez países de Asia, Africa y América Latina y que su gobierno ha venido desmantelando desde el año pasado.  Luego sugirió que Estados Unidos debería atraer a más personas de países como Noruega, señala El Mercurio.

http://www.elmercuriodigital.net/2018/01/cuando-la-procacidad-quebranta-la.html



Piden que la ONU interceda ante Administración Trump para que extienda el TPS
Cientos de inmigrantes se manifestaron en las Naciones Unidas, donde estuvo el presidente Donald Trump, para pedir se extienda el TPS.
La procacidad se instala como una institución que invade el universo de las relaciones humanas. No hay espacio para el diálogo. Las Naciones Unidas prolonga su pálida existencia, su silencio ante la  agresión legalista contra los inmigrantes del campo a la ciudad y de los empobrecidos países del sur al norte iluminado de fuegos artificiales. A tal punto que el  presidente de los EEUU, con lenguaje coprolálico rompe las normas de convivencia pacífica.

La humanidad ha avanzado en muchísimas áreas, pero en cuanto al conocimiento del origen y la evolución del lenguaje, existen todavía grandes misterios por descubrir y a lo mejor, por la falta de evidencias, nunca sabremos cómo pudimos pasar de la vocalización animal a la sofisticación del lenguaje humano, escribió Umberto Eco.

Meses atrás, desafiando el masivo operativo de seguridad desplegado en las inmediaciones de las Naciones Unidas, cientos de inmigrantes neoyorquinos que se verían afectados por una eventual eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS) anunciado por la Administración Trump, se dejaron  escuchar, con la esperanza de que la  ONU pueda interceder, evaluando el tema como de carácter humanitario, publicó  Pilar Vélez, en el Diario Nueva York. 
Empieza el año  2018, y los migrantes protestan no solo por la amenaza de dejar  los  EEUU sino por la procacidad del lenguaje del presidente Trump. Pues, en este clima enrarecido, vale  recordar a Roberto Bolaño, el escritor chileno (1953-2003), cuya obra representa un icono sobre la importancia de la migración.

La revista Catedral Tomada, de la Universidad norteamericana de Pittsburg, en sus comentarios  sobre el  boom literario  latinoamericno de los 60  y  70   que incluye a Bolaño junto con García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Julio Cortázar,  destaca su  obra, que está directamente vinculada a la globalización, si seguimos los desplazamientos de  sus   protagonistas -Ulises Lima y Arturo Belano- alrededor del mundo y sus viajes de América Latina a Europa y a otros países. 

"Bolaño construye una narrativa colmada de poesía, nostalgia y recuerdos, basada en la permanente crisis del sujeto moderno, en un mundo dominado por grandes intereses financieros y políticos, un mundo donde siempre alguien gana la batalla cada día y otros la pierden. Bolaño, precisamente, representa con su narrativa a los perdedores y olvidados".
Volvamos a Umberto Eco uno de los intelectuales italianos más reconocidos del siglo, con su formación de filosófo, semiólogo, crítico y comunicólogo. Su existencia a través de la novela magistral “El nombre de la rosa”, “El cementerio de Praga” o “El péndulo de Foucault”, por citar algunas de sus novelas más populares, la  mayoría de los lectores comenzó a comprender la herramienta de su diario vivir: el lenguaje, el pensamiento y más allá: el universo de los signos. 
En su libro  “Signo”, Eco nos presenta a un personaje ficticio llamado Sigma. Un italiano que está de visita en París y sufre de un dolor en el vientre y tiene que enfrentarse a un sinnúmero de barreras (signos) para poder recibir la atención médica que necesita. En su ilustración, el personaje comienza por identificar su dolor y asignarle un nombre en su idioma. Luego, cuando por fin puede decodificar su entorno y llegar hasta el galeno, tiene la tarea de hacerse entender y explicarle qué es lo que siente y dónde. 
Ambos, el galeno y el paciente, manejan un sistema de signos, y es vital que se interprete el cuadro sintomático del paciente para atender esta emergencia. El relato, que de ficticio no tiene nada, revela el nivel de codificación de signos en el que vivimos y el papel del signo en la sociedad actual, independiente de que se trate de la vida en áreas urbanas o rurales. 
Lo que sí sabemos es que el lenguaje está conformado por un sistema de signos y sonidos, los cuales utilizamos para comunicarnos y que visto de una manera técnica, reconocemos en él tres dimensiones: la forma, la cual comprende la fonología, la morfología y la sintaxis. El contenido o semántica, que estudia el significado de las palabras, y el uso o la pragmática.
Los gobernantes poco saben o entienden  que la semiótica abarca el estudio del signo en general; su precursor fue el estadounidense Charles S. Peirce (1839-1914), conocido como el fundador del pragmatismo y el padre de la semiótica moderna. 
Mientras algunos animales pueden comprender algunos signos, no sucede igual con los símbolos, los cuales tienen un significado más amplio y menos concreto. Los símbolos son convencionalmente aceptados por un grupo o comunidad, según el contexto. Existen símbolos religiosos, nacionales, químicos, etc.  Una bandera, por ejemplo, es el símbolo de una nación y representa el concepto cultural e histórico de las personas de ese territorio. 

Una bandera sirve para unificar, demarcar, identificar, crear una historia y una conducta colectiva. “Apocalípticos e Integrados”, donde Umberto Eco habla de la semiótica y la cultura y la comunicación de masas. 
La ONU
Los defensores de inmigrantes, entre ellos grupos sindicales como el SEIU 32BJ, la New York Immigration Coalition, Make the Road New York y varios funcionarios elegidos hicieron coincidir la demostración con el inicio de la Asamblea General de la ONU, que inauguró el presidente Donald Trump.
Las organizaciones pro inmigrantes ratificaron su pedido a la Administración Trump de extender el TPS, el beneficio migratorio que permite trabajar y vivir legalmente en Estados Unidos a los inmigrantes procedentes de países afectados por tragedias naturales, afectados por la violencia política o guerra civil. Muchas personas han vivido en el país durante décadas bajo este estatus, trabajando, comprando casas, criando familias y comenzando negocios.. El TPS para la mayoría de los 10 países que actualmente lo tienen – El Salvador, Haití, Honduras, Nepal, Nicaragua, Sudan, Somalia, Sudan del Sur, Siria, y Yemen – está por caducar.
Las familias inmigrantes y jornaleros de Staten Island, convocados por las organizaciones Make the Road New York y La Colmena, condenaron que Trump se refiriera a Haití y naciones africanas y centroamericanos como “países de mierda”.  Las  expresiones del presidente Trump  generan una profunda indignación entre salvadoreños de Long Island, un enclave centroamericano en el estado de Nueva York.
“Las palabras de Trump son racistas y desagradables, es algo que sólo puede venir de una persona como él. Nos indigna, pero no nos sorprende. Sabemos que Trump es el supremacista blanco en jefe”, dijo Ernesto Trejo, presidente del Comité Salvadoreño Independiente, en Brentwood. “Los beneficiarios del TPS de todos los países han demostrado ser personas que aportan con su trabajo. De ninguna manera merecemos un trato como este”
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