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sábado, 13 de enero de 2018

EL LENGUAJE PROCAZ SE APODERA DE LA POLÍTICA


Por Jorge  Zavaleta Alegre, Corresponsal de El Mercurio, en   Washington DC.
Residentes de Staten Island condenan declaraciones de Trump.Inmigrantes de unos diez países piden intervención de la ONU. Grupos de migrantes y políticos mesurados condenan la interrogante del presidente de los EEUU: “¿Por qué estamos teniendo a todas estas personas de esos ‘países de mierda’?”, refiriéndose a los países africanos y Haití. El inquilino de la Casa Blanca, según precisa el DiarioNY, se molestó cuando fue presionado respecto al restablecimiento del TPS, que ampara a diez países de Asia, Africa y América Latina y que su gobierno ha venido desmantelando desde el año pasado.  Luego sugirió que Estados Unidos debería atraer a más personas de países como Noruega, señala El Mercurio.

http://www.elmercuriodigital.net/2018/01/cuando-la-procacidad-quebranta-la.html



Piden que la ONU interceda ante Administración Trump para que extienda el TPS
Cientos de inmigrantes se manifestaron en las Naciones Unidas, donde estuvo el presidente Donald Trump, para pedir se extienda el TPS.
La procacidad se instala como una institución que invade el universo de las relaciones humanas. No hay espacio para el diálogo. Las Naciones Unidas prolonga su pálida existencia, su silencio ante la  agresión legalista contra los inmigrantes del campo a la ciudad y de los empobrecidos países del sur al norte iluminado de fuegos artificiales. A tal punto que el  presidente de los EEUU, con lenguaje coprolálico rompe las normas de convivencia pacífica.

La humanidad ha avanzado en muchísimas áreas, pero en cuanto al conocimiento del origen y la evolución del lenguaje, existen todavía grandes misterios por descubrir y a lo mejor, por la falta de evidencias, nunca sabremos cómo pudimos pasar de la vocalización animal a la sofisticación del lenguaje humano, escribió Umberto Eco.

Meses atrás, desafiando el masivo operativo de seguridad desplegado en las inmediaciones de las Naciones Unidas, cientos de inmigrantes neoyorquinos que se verían afectados por una eventual eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS) anunciado por la Administración Trump, se dejaron  escuchar, con la esperanza de que la  ONU pueda interceder, evaluando el tema como de carácter humanitario, publicó  Pilar Vélez, en el Diario Nueva York. 
Empieza el año  2018, y los migrantes protestan no solo por la amenaza de dejar  los  EEUU sino por la procacidad del lenguaje del presidente Trump. Pues, en este clima enrarecido, vale  recordar a Roberto Bolaño, el escritor chileno (1953-2003), cuya obra representa un icono sobre la importancia de la migración.

La revista Catedral Tomada, de la Universidad norteamericana de Pittsburg, en sus comentarios  sobre el  boom literario  latinoamericno de los 60  y  70   que incluye a Bolaño junto con García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Julio Cortázar,  destaca su  obra, que está directamente vinculada a la globalización, si seguimos los desplazamientos de  sus   protagonistas -Ulises Lima y Arturo Belano- alrededor del mundo y sus viajes de América Latina a Europa y a otros países. 

"Bolaño construye una narrativa colmada de poesía, nostalgia y recuerdos, basada en la permanente crisis del sujeto moderno, en un mundo dominado por grandes intereses financieros y políticos, un mundo donde siempre alguien gana la batalla cada día y otros la pierden. Bolaño, precisamente, representa con su narrativa a los perdedores y olvidados".
Volvamos a Umberto Eco uno de los intelectuales italianos más reconocidos del siglo, con su formación de filosófo, semiólogo, crítico y comunicólogo. Su existencia a través de la novela magistral “El nombre de la rosa”, “El cementerio de Praga” o “El péndulo de Foucault”, por citar algunas de sus novelas más populares, la  mayoría de los lectores comenzó a comprender la herramienta de su diario vivir: el lenguaje, el pensamiento y más allá: el universo de los signos. 
En su libro  “Signo”, Eco nos presenta a un personaje ficticio llamado Sigma. Un italiano que está de visita en París y sufre de un dolor en el vientre y tiene que enfrentarse a un sinnúmero de barreras (signos) para poder recibir la atención médica que necesita. En su ilustración, el personaje comienza por identificar su dolor y asignarle un nombre en su idioma. Luego, cuando por fin puede decodificar su entorno y llegar hasta el galeno, tiene la tarea de hacerse entender y explicarle qué es lo que siente y dónde. 
Ambos, el galeno y el paciente, manejan un sistema de signos, y es vital que se interprete el cuadro sintomático del paciente para atender esta emergencia. El relato, que de ficticio no tiene nada, revela el nivel de codificación de signos en el que vivimos y el papel del signo en la sociedad actual, independiente de que se trate de la vida en áreas urbanas o rurales. 
Lo que sí sabemos es que el lenguaje está conformado por un sistema de signos y sonidos, los cuales utilizamos para comunicarnos y que visto de una manera técnica, reconocemos en él tres dimensiones: la forma, la cual comprende la fonología, la morfología y la sintaxis. El contenido o semántica, que estudia el significado de las palabras, y el uso o la pragmática.
Los gobernantes poco saben o entienden  que la semiótica abarca el estudio del signo en general; su precursor fue el estadounidense Charles S. Peirce (1839-1914), conocido como el fundador del pragmatismo y el padre de la semiótica moderna. 
Mientras algunos animales pueden comprender algunos signos, no sucede igual con los símbolos, los cuales tienen un significado más amplio y menos concreto. Los símbolos son convencionalmente aceptados por un grupo o comunidad, según el contexto. Existen símbolos religiosos, nacionales, químicos, etc.  Una bandera, por ejemplo, es el símbolo de una nación y representa el concepto cultural e histórico de las personas de ese territorio. 

Una bandera sirve para unificar, demarcar, identificar, crear una historia y una conducta colectiva. “Apocalípticos e Integrados”, donde Umberto Eco habla de la semiótica y la cultura y la comunicación de masas. 
La ONU
Los defensores de inmigrantes, entre ellos grupos sindicales como el SEIU 32BJ, la New York Immigration Coalition, Make the Road New York y varios funcionarios elegidos hicieron coincidir la demostración con el inicio de la Asamblea General de la ONU, que inauguró el presidente Donald Trump.
Las organizaciones pro inmigrantes ratificaron su pedido a la Administración Trump de extender el TPS, el beneficio migratorio que permite trabajar y vivir legalmente en Estados Unidos a los inmigrantes procedentes de países afectados por tragedias naturales, afectados por la violencia política o guerra civil. Muchas personas han vivido en el país durante décadas bajo este estatus, trabajando, comprando casas, criando familias y comenzando negocios.. El TPS para la mayoría de los 10 países que actualmente lo tienen – El Salvador, Haití, Honduras, Nepal, Nicaragua, Sudan, Somalia, Sudan del Sur, Siria, y Yemen – está por caducar.
Las familias inmigrantes y jornaleros de Staten Island, convocados por las organizaciones Make the Road New York y La Colmena, condenaron que Trump se refiriera a Haití y naciones africanas y centroamericanos como “países de mierda”.  Las  expresiones del presidente Trump  generan una profunda indignación entre salvadoreños de Long Island, un enclave centroamericano en el estado de Nueva York.
“Las palabras de Trump son racistas y desagradables, es algo que sólo puede venir de una persona como él. Nos indigna, pero no nos sorprende. Sabemos que Trump es el supremacista blanco en jefe”, dijo Ernesto Trejo, presidente del Comité Salvadoreño Independiente, en Brentwood. “Los beneficiarios del TPS de todos los países han demostrado ser personas que aportan con su trabajo. De ninguna manera merecemos un trato como este”
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