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viernes, 27 de julio de 2018

Marx y el movimiento de liberación nacional

Por Joan Marti
Dice el filosofo griego Epicarmo que “los mortales deberían tener pensamientos mortales, no inmortales”. Este artículo trata de pensamientos mortales no de patrias eternas.

El proceso independentista catalán, digámoslo así, es un movimiento de liberación Nacional. Es un movimiento en el cual la pequeña y mediana burguesía ha tenido un papel importante y no lo ha tenido la clase obrera. Precisamente la clase obrera no lo ha tenido porque los partidos que tienen influencia sobre ella, en lugar de aproximarla a esta lucha, han hecho todo lo posible para alejarla. A pesar de todo el llamado procés, se ha convertido en un movimiento popular de masas.

Que la pequeña y mediana burguesía luche por reformas democráticas, por la exigencia del derecho a la autodeterminación, que es una reivindicación democrática, creo que no es criticable, ya que hacen lo que les toca hacer. Lo malo sería que hiciesen lo contrario, luchasen en contra de la liberación Nacional.

Una correcta lectura de Carl Marx, nos iluminaria acerca de lo que pensaba sobre la liberación nacional. Así vemos que una de las prioridades de la hija de Marx fue contribuir con el movimiento de liberación de Irlanda. Y no fue porque ella lo decidiese, después de la muerte de su padre, sino porque coincidía con el punto de vista de su padre.

El marxismo nos explica que la clase dominante, la alta burguesía, domina no a través de los partidos políticos, que son utilizados según convenga, sino que este dominio se ejerce a través de la propiedad de los medios de producción y mediante el control del Estado. Ellos son, en todo caso, los que oprimen al obrero y no la clase media (pequeña y mediana burguesía) que es el grueso del independentismo.

El problema de la desconfianza entre la burguesía y digamos la clase obrera, persiste todavía hoy. Lenin lo detectó en 1914 y a causa de ello escribió un texto, donde hablaba, del derecho de las naciones a la autodeterminación, en contra de Rosa Luxemburgo que lo contemplaba como una reivindicación burguesa.

Lenin decía que, a veces, el miedo a favorecer a la burguesía de la propia nación, hace que algunos se pongan al lado de la burguesía que oprime a la nación.

Que la clase obrera se distancié, de la lucha nacional, no es nuevo, viene de lejos. Es un problema que Catalunya ha tenido otras veces. Lo tuvo Lluís Companys cuando proclamó la república catalana.

Cuando proclamó la república en el año 1934, y a causa de una relación muy conflictiva entre ERC y la CNT, la CNT le dijo: allá tú te las compongas. Esto sentó las bases para que el Estado español, en aquel momento con gobierno republicano, pudiese ganar la batalla y disolver la Generalitat, desde el año 1934 al 1936.

La solución vino de lo que Gramsci llamaba “gran política” es decir, aquellos hechos que afectan a la “configuración de los Estados”, los temas históricamente irresueltos por las clases dominantes, se desbloquearán si las clases trabajadoras y populares proponen soluciones y son las protagonistas.

En febrero de 1936 el Frente Popular, habiendo ganado las elecciones, y erigiéndose protagonista restituye la Generalitat de Catalunya, fuerza la liberación de los presos políticos y apuesta por el derecho de autodeterminación. El nuevo movimiento, la Crida Nacional per la República, busca una estrategia similar.

El procés nos ha hecho descubrir, un pasado que no pasa, un pasado con futuro, una historia ha realizar por los hombres y las mujeres de hoy y de mañana.
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Papeldearbol@gmail.com
Corresponsal del Diario16 en America Latina
Jorge Zavaleta Alegre

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