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miércoles, 3 de enero de 2018

RANCHO GRANDE, LA PRIMERA RADIO DEL PERU

Taller Mestres Lima-Barceloma. Teresa Mestres, July Balarezo...

Jorge Zavaleta Alegre
Nueve de la noche, y escuchó que la fiesta de Nicolás todavía continuaba. Recuérdale cuáles son las normas. El mayoral, bajando de la  yegua que le confiaba el patrón, tocó la puerta y le recordó la regla impuesta por el  señor de la hacienda. Pero la fiesta continuó…A las 6 de la mañana,  la vivienda asignada a Nicolás y familia quedó vacía. Todos los enseres habían sido trasladados  a la  carretera Panamericana.

Con esa disciplina funcionaba Chiclín, una de las haciendas más modernas  del Norte del Perú en las primeras décadas del Siglo XX, que había sido adquirida por  los Larco Herrera, migrantes sicilianos de los años  veinte, para cultivar caña de azúcar,  producir licores y criar ganado de lidia.

Esta fue una de las tantas historias que recordaba  Juan Balarezo Soltero (Guadalupe 1909-Trujillo 1998), responsable  de la sección mecánica de esa empresa, cuya  principal responsabilidad era el mantenimiento de los  tractores,  la  imprenta del diario La Nación y los  equipos de Rancho Grande, la primera radioemisora  de Trujillo.

Don Juan fue apasionado de las corrida de toros y crianza de caballos de paso. Contrajo matrimonio, con Eva Alayo, dama nacida en Tulpo, cerca  de Santiago de  Chuco, la tierra del poeta César Vallejo.  Ese matrimonio, creó una  familia ejemplar con Aida, Ricardo  y Julia, que recibieron  especial  apoyo en  Educación.  Sus tres hijos estudiaron en las  ramas de la pedagogía, el derecho, la contabilidad, la historia  y cultura en general. 

Chiclín fue  una suerte de modelo, porque junto a los excesos de rigidez y abuso en  el  cumplimiento  de las jornadas de los  trabajadores, se distinguió por desarrollar  el arte y la  cultura, sobre la base  de la arqueología,  el  cinema y la  visita  de ballerinas y cantantes de ópera de la Italia natal.

Los Larco fueron, en su época, el prototipo  de empresario moderno, pero que no  fueron secundados por ningún otro. Llegaron a ejercer la cancillería del Perú, dirigir el diario La Crónica, promover la radiodifusión y construir un museo arqueológico.

Los que trabajaron o conocieron la dinámica de Chiclín, siempre tuvieron argumentos para recordar la falta de continuidad del modelo cooperativista de la  Reforma Agraria, proceso que se quedó  trunco, para desgracia  del Perú actual donde el reciclaje de la  gran propiedad de la tierra ha trasladado las utilidades  a los exportadores y el retorno al salario miserable para los labradores  de cañaverales, viñedos, espárragos, paltas, frutales...

El 29 de diciembre del  2017,  falleció  Ricardo Balarezo Alayo, después  de un quinquenio  de lucha contra la muerte. El  2014, Aída el 2005 y July cuyos lienzos adornan las casas de sus familiares más queridos.

Corresponderá a los nietos de Juan y Eva, mantener  viva la memoria de sus padres y abuelos, desde el lugar dónde se encuentren. Para Raquel  Vásquez, viuda de Ricardo Balarezo Alayo, y los nietos Juan, Silvia, Cecilia, Julia y Jorge,  mi solidaridad permanente, quienes, sin  seguirán manteniendo el recuerdo del Abuelo, quien instaló la primera emisora del Perú que  en   productivo valle de Chicama y apreciaba el arte y el coraje  de la  fiesta brava y  de los criadores y jinetes de los caballos de paso.





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