Jorge Zavaleta Alegre
La droga y las
obras de arte constituyen en el presente siglo las dos mayores fuentes de dinero en el comercio internacional. Esta es una aseveración de un foro realizado en
París, en torno a lo que hoy significa
la posibilidad de acceder a las fuentes
originales de la producción literaria del siglo XX.
La investigación genética, es demasiado
costosa, inalcanzable. En algunos casos, los archivos no fueron conservados o protegidos por el autor
o sus familiares. En otros, manos
clandestinas manejan grandes fortunas, trasfiriendo la valiosa información a bibliotecas o museos privados. No es raro
diplomáticos, ex jefes de estado, reyes, príncipes, banqueros sean propietarios de bienes ajenos.
La crítica genética, desarrollada
desde mediados de la década de 1970,
entre borradores y materiales pre-textuales de textos literarios, ha
tenido un enorme avance. Esta disciplina nace de una preocupación específica
por estudiar “los procesos de escritura que engendran una obra mediante el
análisis de las evidencias que deja el autor en dicho proceso”, según afirma Godinas
e Higashi. En la última década se observa un creciente interés de los estudios
genéticos sobre materiales no literarios.
Los trabajos pioneros de J.
Bellemin-Noël adoptaban una perspectiva psicoanalítica sobre los textos, lo
cual ha llevado –junto a un interés biográfico por los autores- a una
concepción muchas veces idealizada del proceso de escritura, que fuera cuestionada
por P. Bourdieu (1995), el cual sostiene, básicamente, que el seguimiento, a
través de los borradores, del trabajo escriturario de un autor, más que
reconstruir los textos posibles, debería permitir dar cuenta de las acciones
sociales posibles –y descartadas- y sus condiciones de posibilidad.
En efecto, la crítica genética,
al analizar las huellas que el trabajo de escritura de una persona deja en
borradores, esquemas y notas sueltas, despliega, por detrás de la superficie
aparentemente uniforme y homogénea del texto publicado, una arborescencia de
opciones tomadas y luego descartadas.
“Las tachaduras, sustituciones,
omisiones y adiciones que atestiguan el proceso escriturario muestran una parte
–la única visible- del despliegue del lenguaje como sistema de opciones. Estas
operaciones, que pueden leerse como huellas del proceso individual de
generación de un texto, pueden también interpretarse desde el punto de vista de
las condiciones sociales de lo pensable y de lo decible. Desde este punto de
vista, tanto las opciones tomadas como las descartadas son significativas; del
mismo modo que aquello que ni siquiera se consideró.
Esta particular mirada sobre los
textos nos permite un acceso privilegiado a aquellos aspectos de la producción
discursiva que, de otro modo, serían invisibles. De este modo, los paradigmas
de reformulaciones, omisiones, sustituciones y adiciones subyacentes al texto
publicado son comprendidos como una confluencia de opciones individuales y
restricciones sociales que convierten al autor en sujeto de la escritura,
advierte un centro de investigación de Buenos Aires.
Más allá del interés originario
por la literatura, recientemente asistimos a una proliferación de estudios
sobre materiales no literarios: discurso pedagógico y apuntes de niños en edad
escolar (Doquet-Lacoste 2007), el discurso autobiográfico (en el caso de
Althusser, analizado por Fenoglio 2001, o de infectados de VIH-SIDA, presentado por Cugnon y Artières 2001), el
discurso científico (como los trabajos sobre R. Barthes de Fenoglio 2002,
Pétillon 2002, Lebrave 2003 o las inminentes investigaciones sobre el archivo
de M. Foucault, reseñadas por Bellon 2007), el discurso político-religioso
(Bonnin 2009, 2010 b).
También desde el punto de vista
teórico-metodológico encontramos un progresivo abandono del aparato conceptual
de la teoría literaria a favor de la adopción de perspectivas lingüísticas
variadas: los géneros discursivos (Arnoux 2006), las dimensiones campo, tenor y
modo de la Lingüística Sistémico Funcional (Lois 2001), el análisis de objetos
discursivos y formas pronominales Fenoglio (Bonnin 2010) y, especialmente, la
lingüística de la enunciación (Grésillon 1994, Ferrer 2001, 2006).
Otro de los aportes de la crítica
genética consiste en devolver al actor su carácter de agente. Nuevamente, una
mirada a menudo sobredeterminada –y sobredeterminante- sobre los procesos sociales de producción de
sentido no se interesa por lo que un actor pudo haber dicho en lugar de otra
cosa. Los borradores, sin embargo abren la puerta al espacio individual de
agencia discursiva del actor, donde éste dice en el espacio de lo íntimo lo que
no quiere (o no puede) enunciar en el espacio de lo público.
O, en la misma dirección, donde
éste construye y desarrolla sus criterios de lo decible. Esto no indica una
mirada ingenua sobre el decir de un individuo que realiza el cálculo de lo que
puede enunciar o no. Permite, sin embargo, flexibilizar las interpretaciones
estructurales que muchas veces se realizan a partir del análisis de textos publicados,
ignorando los paradigmas de opciones inicialmente tomadas y luego descartadas
por los mismos actores.
El Quijote ha tenido una
influencia enorme en el desarrollo de la ficción en prosa. Según Rene Girard,
en la novela occidental no hay ninguna novela que no haya tenido su germen en
El Quijote. Sin intentar atribuirle
todas las paternidades posibles, es claro que esta novela, en cuanto a haber
coincidido con el nacimiento del género, ocupa un lugar primordial en la
formación de todos los novelistas. Y en el siglo en que vivimos la huella de
Cervantes perdura en todos los grandes innovadores de la novela contemporánea,
explica M Sun Kwon, Univ. Kyung de Seúl.
El interés de América Latina por
la nueva y abundante creación literaria, se reactualiza a cincuenta años del
Boom, aquel movimiento que en las figuras de Cortázar, García Márquez, Fuentes y
Vargas Llosa, entre otros grandes escritores,
presentó una nueva visión del continente al resto del orbe. En las
últimas décadas surge una diversidad temática, crece la autoría femenina y más
de una obra es adaptada para el cine.
Esta impresión se ha fortalecido
durante los congresos internacionales
realizados en Lima, en Octubre del 2014, sobre Literatura Latinoamericana y
Narrativa Fantástica, organizados por el Instituto Raúl Porras Barrenechea y la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos – UNMSM; el Centro de Estudios
Literarios Antonio Cornejo Polar; y las conferencias en la Facultad de Letras y
Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica del Perú-PUCP.
En este espacio académico destacó
la participación del Dr. Daniel Balderston, profesor de University of
Pittsburgh, EE.UU, quien ofreció tres conferencias sobre el célebre escritor
argentino Jorge Luis Borges, cuya universalidad se consolida, precisamente, con
la crítica genética, aplicada a sus manuscritos, que permiten comprobar la
fortaleza de su obra.
Recurriendo a una invalorable
documentación, Balderston abordó la obra de Jorge Luis Borges desde el análisis
de la forma cómo escribía, su cercana relación con Adolfo Bioy Casares, y el
estudio de las versiones primarias de “El jardín de senderos que se bifurcan”,
uno de sus cuentos más difundidos. En la PUCP, el profesor Balderston mantuvo
ameno diálogo con alumnos, directivos y docentes. El conversatorio fue
propiciado por la Decana de la Facultad, Susana Reisz, Dra. en Filología
Clásica por la Universidad alemana de Heidelberg, la directora de estudios
Carmela Zanelli, la profesora principal Cecilia Esparza y Giovanna Pollarolo,
poeta, narradora y guionista.
En ambos Congresos
Internacionales de Literatura Latinoamericana como de Literatura Fantástica,
participaron más de cuarenta ponentes. El presidente de ambas citas, Elton
Honores, candidato doctoral por la UNMSM y el diplomático Harry Beleván
McBride, de la Academia Peruana de la Lengua, además de otros destacados
investigadores y especialistas, consideraron que en el Perú la investigación
genética, siendo un valioso instrumento, recién está dando sus primeros pasos.
En las mencionadas citas hubo
exposiciones de libros de los autores participantes y editoriales
independientes como Altazor, Animal de Invierno, Agalma, Micrópolis, Cuerpo de
la Metáfora, entre otras. Las exhibiciones de óleos de Delia Revoredo Sedero y
la cronología literaria de José Adolph.
Otro importante aporte nos ofrece
el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL), dependiente del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Fue creado en el
año 1971 en el ámbito del Instituto de Investigaciones Administrativas de la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata.
La finalidad del Ceil es
producir, comunicar y transferir conocimientos científicos de excelencia,
preservando la libertad académica y promoviendo el pluralismo en cuanto a
marcos teóricos y enfoques metodológicos, interviniendo con diversas
modalidades para lograr la equidad social y el mejoramiento de las condiciones
de vida y trabajo de la población.
El Ceil pertenece a la red de
institutos del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y a
numerosas organizaciones académicas de la Argentina, América latina y Europa
vinculadas con sus temas de investigación.
Nota aparte. El MALI, Museo de
Arte de Lima, que se modernizó a principios del 200, con una cooperación del Banco
Interamericano de Desarrollo, ha descuidado las donaciones de varios pintores.
El caso más evidente es la obra de Teresa Mestres, pintora española que formalizó
la donación de su obra. Unos
250 lienzos, no han sido
debidamente canalizados por el MALI. El
manejo burocrático, ha dado lugar que
los cuadros de Teresa Mestres, ahora están en venta por un
sistema electrónico, cuyo administrador es invisible. El MALI no ha dado respuesta
a la comunidad española radicada en Lima ni a sus
familiares que radican en Europa.
Teresa Mestres Planas, reconocida
artista plástica de nacionalidad española,
llegó al Perú exiliada de la guerra civil de su país, falleció en Lima
la madrugada del 14 de enero y fue sepultada en un cementerio muy cerca de la
ciudad pre inca de Pachacamac, despedida por sus discípulas y amigas.
La pintura de esta Niña de la
Guerra Civil Española es una alegoría del tiempo en las culturas de
Iberoamérica. Su última exposición “Vivencias” fue el pasado verano en la sala
Luis Miro Quesada del Municipio de Miraflores, como parte del 475 aniversario
de fundación de la capital peruana, convocada por España, en el semestre que
ejerció la presidencia de la Unión Europea.
Teresa Mestres en una de sus
libros testimonio recuerda que tuvo que salir de su natal Villanova i La
Geltru, junto con sus padres. Y acompañó a su familia en un peregrinaje por
Nueva York, Argentina, México, Cuba y Perú. En la Habana, su padre recibió de
Ernesto Che Guevara un documento de expropiación de la planta azucarera que
acababa de construir con inversión española.
Estudió química y literatura en
Argentina y Perú; y arte con Teodoro Núñez Ureta, connotado representante de la
plástica nacional. Y hoy no cesó de
volcar sus conocimientos de artista a otras generaciones. Una fructífera lección
se aprecia en el grupo multinacional del Taller que lleva su nombre y ha creado
un estilo, integrado por la lingüista brasileña-japonesa Ritsuko Shima de
Yoshimoto; Valeria Susti de
Musante; María Antonieta Mercado, July
Balarezo Alayo y Lucy Gutiérrez Dongo, joven lingüista que interpreta el arte y
los dialectos de las comunidades amazónicas.
Teresa estudió permanente la
historia de América. Y en su obra pictórica recogió las costumbres y
tradiciones, incluyendo conceptos del esoterismo, tema tan vigente en los
sectores populares, alternando con juegos de naipes, sesiones con brujos,
hechiceros y chamanes. Además de la acuarela, destacaba en el óleo, en el
acrílico, en el grabado. No obstante sus años, poseía una vitalidad que muchos
jóvenes quisieran tener. Ella dictaba cátedra a la juventud.