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lunes, 18 de septiembre de 2017

LA MUSICA, COMPAÑERA ETERNA


Jorge Zavaleta Alegre
Para July y Jorge, mis hijos
En 1966,  egresé de la Universidad Nacional de Trujillo, y mi primer trabajo fue en la La Industria, el diario más antiguo del norte del Perú, el cual apoyaba con pasión el nacimiento del Grupo Andino por el embajador Vicente  Cerro Cebrián, propietario de la cadena  de cuatro ediciones en Trujillo, Piura, Chiclayo y Chimbote.

Como jefe de la Pag. Editorial  y Suplemento  Dominical, el director del diario. Daniel  Gordillo, un excelente amigo, me pidió que terminara lo más pronto mi labor, porque teníamos  una reunion con el dueño de un cine- teatro donde estaba actuando el  trio Los Panchos.

El empresario  Carlos Smith, consiguió que el cumpleaños de su madre fuera celebrado con la presencia  este célebre conjunto, creado en Nueva York  y  convertido en símbolo del Bolero.

Fueron los más grandes. Los Panchos dejaron una dulce marca imborrable en la música popular hispanoamericana del siglo XX, imponiendo el modelo de los llamados tríos románticos en el género del bolero.

Noche inolvidable. Recordé mi infancia en Huata, un pequeño distrito al frente del Alpamayo (Ancash-Perú). Las guitarras y las voces de mi padre y de un amigo,  todas las noches de 6 a 7, puntualmente, cantaban al amor, mientras mi madre Elena y mis hermanos  Helida, Arturo y Rosita (que toca acordeón) muy niños escuchábamos las notas con el alma y el corazón.

Pues la crónica que escribí en 1966  me permitió reproducir las opiniones  y anécdotas de cada uno del músicos con que conversé esa  noche del verano. Recordé con ellos  casi todas sus canciones que cantamos en nuestra juventud con mis compañeros de colegio, en las serentas, en aquellas madrugadas eternas, en balcones y puertas de nuestras amigas y compañeras de aula. Recordamos las guitarras y voces de Silvano Béjar, Paco Polo Cabeza, Luis Flores, David Flores, Antonio Meneses, Quimi Lara y Manuela  Ramos, con la coordinación de Gustavo Stuart.

Vive en mi memoria, la casa de mi abuelo Víctor Alegre, un juez muy querido por su pueblo de Huaylas, porque supo defender con equidad el agua para los campesinos, en una tierra de gamonales y latifundios. Nos entretenía a mi aubela Porfiria, a sus 9 hijos y nietos, con  tangos y boleros al son de  su guitarra, del café cargado y cigarrillos inca. 

Al son de  esa música aprendí a sentir y conocer la dimensión de  las relaciones humanas. Mi hijo Jorge, un académico en literatura y cine, me recuerda, por ejemplo el bolero Perfidia que se escucha en la inolvidable película Casa Blanca.

También recuerdo que la música y el cine mantuvo permanente unida a mi familia. Mi compañera de toda la vida lo sintió mucho no haber compartido la velada  con los mexicanos como Chucho Navarro, médico que cuidaba sus cuerdas bucales con clara de huevo y sin beber.

Mi hija Yulita, identificada con la psicología empresarial, siempre evoca su temprana preferencia por el   cine y los conciertos. Escuchamos, por ejemplo,  a Víctor Jara, tres mese antes que fuera  asesinado por el tirano Pinochet.  A Los  Compadres y a numerosos grupos  que cantaron la música desde la Patagonia hasta Canada.

 No perdimos las oportundades para disfutar  la sinfónica de Berlín y Bruselas,  el jazz en Nueva  York y a los grupos musicales de  La Paz, Oruro o Potosí, La Orquesta  Juvenil de Venezuela, con su famosa Alma Llanera, o Zíngara del Festival de San Remo.
 La prensa española  comentó dos años atrás que  Los Panchos, nada es lo que parece. Nacieron en Nueva York en 1944 y sus creadores, debieron nacionalizarse estadounidenses durante unos años y enfrentarse a la posibilidad de luchar en la Segunda Guerra Mundial.

En sus orígenes cantaban con orquestas el repertorio tradicional mexicano hasta que hallaron el filón del bolero elegantemente dicho por tres voces e instrumentado con dos guitarras y un requinto.

Trío Los Panchos - Sin un Amor. Enrique Cáceres Méndez, cantante y vocalista del trío, falleció  el 22 de agosto del 2011, informó el Ministerio de Cultura mexicano a través del Consejo Nacional para las Artes y la Cultura.

Enrique Cáceres llegó a ser primera voz de Los Panchos, fundado en 1944 por la discográfica CBS, y fue el que popularizó el bolero: "Alimentó el romanticismo en la música mexicana" durante años, según ha expresado con pesar el gobierno mexicano.
Con Los Panchos, Cáceres grabó más de doscientas canciones entre 1966 y 1971 en discos como Volví la espalda, Que no te cuenten cuentos y un albúm de canciones junto a Armando Manzanero.

El trío Los Panchos original lo formaron los mexicanos Alfredo El Güero Bojalil Gil, José de Jesús Chucho Navarro Moreno y el puertorriqueño Herminio Avilés Negrón. A lo largo de los años, la formación se fue renovando y así fue como entró Cáceres.

Los Panchos marcaron una época en la música romántica latinoamericana a mediados de siglo pasado dedicando sus letras de amores y desamores. Dejaron una dulce marca imborrable en la música popular hispanoamericana del siglo XX.

Pero, ahora llega un libro -complementado con un disco de seis temas- que revela que su historia íntima fue igual de fascinante pero mucho menos armónica. Los Panchos (MR Ediciones) está escrito desde dentro. El Diario El País señala que la autora es Celina Fernández, la esposa argentina de Rafael Basurto, que cantó con los fundadores a partir de 1976 y que ahora actúa como la voz de Los Panchos. Sus letras nunca hablaron de la cocaína, que fue motor secreto del incansable trío.
Una calle de  serenatas July Balarezo/Taller Mestres Lima.Barcelona

En los años noventa se dejó de mantener el alto nivel de profesionalidad que los caracterizó e incluso se les convirtió en una franquicia, con formaciones cuya "autenticidad" estaba garantizada por documentos dudosos.

Ese periodo crepuscular es un aquelarre de abogados, notarios, doctores, disqueros y representantes que Celina Fernández narra con dolor e indignación.

Lo extraordinario es que, entre tantos dramas, Los Panchos materializaran tanta y tan bella música (también aparecieron en ¡33 películas!). La autora, que advierte que circulan discos bajo el nombre de Los Panchos que contienen interpretaciones de otros tríos, establece un listado de lo grabado por las diversas formaciones.
Son más de 1.300 temas, incluyendo los discos que hicieron con Eydie Gorme, Estela Raval, Gigliola Cinqueti y, aprovechando las posibilidades del estudio, un "desenterrado" con el desaparecido Javier Solís; años después, José Luis Rodríguez El Puma haría una hazaña parecida con sus cintas añejas. Al final, Los Panchos han resultado ser inmortales.


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