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lunes, 20 de febrero de 2017

PANDEMIA ANUNCIADA POR BILLY GATES YA LLEGO A PERU-BRASIL


El Mercurio, Grupo de Comunicación digital de Europa, con sede en Madrid
Jorge  Zavaleta Alegre/corresponsal en Washington DC

Estudiantes de la universidad  de Pittsburgh recuerdan que iban frecuentemente a un bar donde cada mes, un viernes, se organizaba una fiesta baile llamada Pandemic en la que tocaban música de todo el mundo. Esta denominación a la cita juvenil, sin duda es  una ironía frente al descalabro del planeta, y permite interpretar actitudes  y respuestas de quienes como Bill Gates,   dueño de Microsoft, soslaya para realidades más complejas y evidentes. Pocos se acuerdan del ébola.


"Mantengo los dedos permanentemente cruzados para que no nos llegue una gran epidemia como la gripe en los próximos diez años", declaró  a la prensa Bill Gates.  

Conocido como  benefactor de  programas para la erradicación de enfermedades se muestra preocupado porque  actualmente somos un tanto vulnerables a que una infección mortal se propague muy rápidamente.

El riesgo se debe principalmente al uso excesivo de antibióticos que ha generado bacterias resistentes a esos fármacos y, según Gates, se necesita un esfuerzo mundial coordinado para desarrollar nuevos métodos y nuevos fármacos para reducir esa amenaza.

Si el propietario de una de las  más  grandes empresas  de internet, con justa razón, considera que es indispensable destinar  recursos para crear un antídoto contra las súper - bacterias, las investigaciones sociales del siglo XXI inciden que la peor bacteria que ya azota el mundo es la corrupción, terrible pandemia que mata a los más pobres del mundo.

Esa pandemia que anuncia Gates, por ejemplo,  está ya encarnada en un país sudamericano que se llama  Perú, donde el 95 por ciento del Producto Bruto Interno, que debería corresponder  a sus  33 millones de habitantes, solo está en manos de un 5 por ciento de la población nacional.
  
En ese territorio sudamericano crece en progresión geométrica, el latrocinio de la caja fiscal,  el contrabando, el narcotráfico  y los sobrecostos de inversiones. La  Justicia no existe. Los presidentes  asaltan el fisco  con miles de contratos  a suma  alzada.

Y las grandes mayorías   no tienen atención  a la salud, ni colegios, ni carreteras, ni fuentes laborales,  En pleno  siglo  XXI  hay niños que aún se mueren por el frío de las punas  y por males estomacales y bronquiales. Se  acuerdan de  Haití con el terremoto de mediados  de los noventa, que destruyó solo la parte donde viven los más pobres.



Pues  ellos siguen viviendo igual, como si el sismo hubiera sido  ayer. En los bancos de Puerto Príncipe, empresarios sudamericanos de la construcción dejaron depositados las sobreutilidades, con el fin de evadir impuestos.  Y en Ecuador, en  víspera de sus elecciones generales, la población exige  que se continúe la lucha del gobierno del presidente Correa para que la transnacional  Chevron pague a las comunidades nativas la deuda de 19 mil millones de dólares por haber destruido, en décadas pasadas, las principales reservas de la amazonía, empezando con la vida de sus pobladores nativos.

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