El célebre refrán de «Nadie regala duros a pesetas». Fue Doña Baldomera, hija de Mariano José de Larra, la pícara protagonista que siempre hace caer en la trampa a todos los timados: beneficios rápidos y una avaricia ingente. Fue la inventora de las estafas piramidales. Por la Lima Virreinal siguen multiplicándose en el siglo XXI. En esta nota, se encontrará con sorpresas.
Por Jorge E. Zavaleta Alegre/ Grupo El Mercurio de Madrid
Una experimentada jurista fue convocada por una de las universidades de Lima para que enseñara un curso sobre legislación y arquitectura de la ciudad. El aula estaba llena de jóvenes. El decano- empresario-legislador nacional, presenta a la profesora. Un estudiante lanza la primera preocupación: “Profe, en realidad yo y mis compañeros necesitamos que usted nos enseñe cuál o cuáles son los pasos más efectivos que podemos dar para evadir trámites en una municipalidad y empezar cuanto antes la construcción de una obra, un edificio de 10 pisos por ejemplo”.
Un propietario de otra universidad que lleva el nombre de un clérigo dedicado al magisterio, distribuye volantes y publica en las redes sociales, que entre sus planes de innovación se creará el próximo semestre una facultad de investigación científica, arte y cultura, con los mejores docentes de universidades del extranjero. Pasan los días y efectivamente docentes de prestigio, con maestrías y doctorados, inclusive ex alumnos de la misma casa de estudios que convoca, envían por correo electrónico sus hojas de vida. Uno de los postulantes a la cátedra llama, y la desaprensiva secretaria le contesta. “Disculpe doctor, la facultad recién empezará a funcionar el año siguiente, sus documentos ya se encuentran en la nueva superintendencia como docentes de planta”.
Otro promotor cultural lanza el rumor que cuenta con el auspicio de un filántropo cuyo nombre no quiere que se identifique. ”Vamos a promover cultura en todas sus facetas”. El presidente de la institución, ligado a la investigación de la violencia política de los años ochenta y noventa, convoca a un grupo de amigos, pero no le convence la calidad de sus socios. Pues, recurre a contactos con centros académicos de Europa y EEUU. Exige a los candidatos la presentación de contenidos de los cursos que podría enseñar (syllabus), libros y recomendaciones académicas. Entrevistas formales, recorrido por el campus. Pasan las semanas y la respuesta del empresario, a través de su asistente egresado del consorcio: “Disculpe ya hemos cubierto las plazas, con docentes que venían trabajando con nosotros. Muchas gracias por las valiosas propuestas. Cuelga el teléfono.
Otra forma de estafa. De cuando en vez, la empresa universitaria, invita en persona a una autoridad académica de Europa, Inglaterra, La Florida, de Las Canarias. Las conferencias son secretos de Estado. Las fotografías son muy útiles en la industria de productos culturales.
Un organismo internacional rescinde el contrato de trabajo y entrega un cheque a cuenta de su indemnización, con asistencia del abogado de la institución. El jurista es abogado, profesor, ministro, representante ante la OIT, etc.). También asiste el notario. El trabajador despedido recibe el cheque, firmando el compromiso de aceptación que es un documento estrictamente privado. Pasan los meses y no hay entrega del saldo. Argumenta el jurista de la OIT que el reclamo es infundado porque el reclamante nunca laboró en la institución financiera de desarrollo social, económico…. Monseñor Escrivá será testigo de esta infamia.
La estafa, “académica” no es nueva. La buena literatura nos recuerda grandes casos de estafadores. Los de hoy no tienen el ingenio de los antiguos. Sus fortunas provienen de evasión de impuestos, narcotráfico, contrabando, asesoramientos al Estado en inversiones a suma alzada. Universidades sin libros ni laboratorios… Tres presidentes, decenas de periodistas, empresarios de toda laya. No habría espacio en las cárceles. Los estafadores están a la orden del día. Odebrechet- Humala-García-Toledo y sus corifeos podrán contarnos, desde los tribunales de algún siglo venidero, la importancia de ser embustero.
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