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domingo, 16 de octubre de 2016

La “U” invertida




Por Jorge Zavaleta  Alegre
«¿Cuántos, en la vida, huyen de otros porque no se ven a sí mismos?». Lazarillo de Tormes.

No hay un caso en la historia de América Latina que  una empresa transnacional   deje un país  porque algún gobierno haya exigido  mayor tasas impositivas. No existe una muestra, una sola.

Es la figura inversa la que se impone a lo largo de siglos, décadas.  Cada gobernante y sus equipos buscan mayor cercanía a las cúpulas  del capital externo, porque Fujimori, hoy condenado a 25 años de prisión por quebrantar los  DDHH, en entrevista para  Cambio16 (semanario de mayor prestigio en España y Colombia, teniendo como presidente del directorio a Gabriel García Márquez), después de una visita al  Cotahuasi, el cañón o precipicio más profundo  de los  Andes, afirmó:

“Quiero hacer del Perú el país más seguro de la tierra, inclusive más que los  EU, para la  inversión extranjera”.

Y en efecto  cumplió  este sofisma.  Vendió, regaló y/o logró increíbles prebendas, de las cuales no se sabe dónde se encuentra la diferencia entre los 6 mil millones que dejó en la caja  fiscal  y los  14 mil millones que suma del “remate” o desaparición  de las empresas públicas.

Claro, tiempos de globalización, cayó el Muro. La globalización, el libre mercado, no ha beneficiado a las grandes mayorías. El  gobierno de Ollanta Humana y de su primera dama Nadine  Heredia, es parte de esa corrosiva cadena, de asalto a la caja fiscal, cuyo gobierno terminó el  28 de julio de 2016, entregando el Oleoducto Sur Peruano a la firma Odebrecht por 14 mil millones de dólares, cuando meses atrás negó la propuesta de Kúntur-Odebrecht,  por 3,500 millones de dólares, operación que ha sido analizada, criticada principalmente por  el economista  Manuel  Romero, fundador del  diario Gestión, en 1990.

Las  multinacionales, son agentes de una economía cada vez más concentrada. A partir de 1990 la economía se organiza en torno a las exportaciones de materias primas: minería, productos agroindustriales, y algunas manufacturas como los textiles y confecciones. El Estado ha vendido gran parte de sus empresas y concesionado puertos y aeropuertos, en ningún caso ha optado por  el accionariado difundido, inclusive en las pensiones, la infraestructura con playas de estacionamiento,  prisiones, cementerios y cremaciones, según explica un gráfico: Participación en el PBI de los diferentes tipos de capital (1950 - 2000). Elaboración: Humberto Campodónico. Fuente: FitzGerald, cuadro 19, p. 50 (2000)

INGENUIDAD O CAMBIO DE ESTILO
En este contexto, con voz pausada  y  frases ingenuas, el presidente Pedro Pablo Kuczynski manifiesta que “conseguir trabajo en el Perú es difícil pero uno de “esos objetivos es cambiar “,   ayudar a aquellos que no tienen empleo y que ese trabajo sea debidamente remunerado, con los beneficios laborales que establece la ley. 

PPK grafica su política nacional anunciando la Feria del trabajo, promovida por el  Ministro del sector, en el distrito de Comas”, en las estribaciones desérticas del  norte de Lima.

A principios del siglo XXI, el efecto Pisco, frente al efecto Banano del  Ecuador, Tequila de México y Tango de Argentina, logró  los mejores resultados en reducción de pobreza e inflación, aparecía como el  líder del crecimiento en América Latina. Lo cierto es que no hubo ningún  “milagro peruano”, como lo definen los directos beneficiarios del modelo y socios del  fujimorismo y sucesores.

El Perú  sigue siendo profundamente desigual. Equipos liderados solo por respetados profesionales de la PUCP y San Marcos  confirman las cifras de distribución del ingreso.  En el Perú operan 144 universidades o fábricas de dinero, que pagan a los profesores 20 soles por hora de clase, según confesión de algunos docentes. 

La realidad es más  grave aún. Entre  EEUU y Europa, más de 3,500 profesionales  han obtenido grados de maestrías y doctorados, pero las puertas se cierran al conocimiento  en este país de 33 millones de habitantes con los más bajos índices de comprensión de lectura  y un  galopante "aumento de la  anemia  y desnutrición", según el consultor internacional, Marco  Castillo  Torres.

Un estudio de la PUCP resume el drama: ¿Cuáles son las razones que explican ese alto grado de desigualdad? ¿Nuestra herencia colonial ha tenido un papel en esta materia? ¿Cuál ha sido la relación entre la política peruana y las diferencias en el ingreso desde mediados del siglo XX hasta la actualidad? ¿Cómo y por qué se han ido modificando estas desigualdades durante las últimas seis década en el Perú?

El libro  responde a esas ¿?, de manera interdisciplinaria -desde la historia, la ciencia política y la economía. La mayor parte de la PEA es sub- empleada, es decir un alto porcentaje de trabajadores reciben ingresos muy bajos. La encuesta del Banco Mundial del 2014 provocó un gran error abusando de su capacidad de convocatoria o manipulación: “Una persona que percibe más de 2.5 dólar/día pasa a la condición de “clase media”.

OTRO APORTE
Richard Webb (1975), utilizando una cobertura cercana al 92% del ingreso nacional registrado en cuentas nacionales, encuentra que en 1961, 39 por ciento del ingreso personal y 43 por ciento del ingreso nacional se concentraba en manos del 5 por ciento más rico de la población, mientras que el 1 por ciento más rico concentraba 25.4 por ciento y 30.5 por ciento respectivamente.

México, Brasil y Bolivia tenían coeficientes de Gini entre 0.52 y 0.53, mientras que los de Argentina y Chile superaban ligeramente el 40 por ciento.
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¿Cómo entender los resultados del Perú? Una opción poco creíble es que la educación y salud públicas tengan altos niveles de calidad. Una más creíble es que el ritmo de crecimiento de la primera década de este siglo, muy alto en comparación con cualquier estándar, generó el surgimiento de nuevas empresas, pequeñas y medianas (lo que algunos llaman “nueva clase media emergente”).

Las cifras del Perú mostrarían que un crecimiento alto y sostenible, por encima de cierto umbral que parece ser 6.5%, mejora la distribución de ingresos, aún en presencia de políticas sociales de muy bajo impacto. Si esto es cierto, imagínese lector, cómo serían los resultados sociales si el Estado funcionase con eficiencia.  Con esta frase, contundente e irrefutable,  los discursos por el Gran Kambio, son simple vanidades del poder.

FUENTES CONSULTADAS
Diario  Gestión. Manuel  Romero,  Ricardo Parodi.
La desigualdad de la distribución de ingresos en el Perú. Orígenes históricos y dinámica política y económica. Carlos Contreras, José Incio, Sinesio López y Cristina Mazzeo y Waldo Mendoza. Fondo Editorial - Pontificia Universidad Católica del Perú. 2015.
Fuente: Empleo en Perú (Zonaeconomica.com - vhicaserna - Enero Del 2010) - http://www.zonaeconomica.com/peru/estrategia/empleo



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