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jueves, 22 de septiembre de 2016

ISAIAS ZAVALETA,  EL SIGLO CONTINUARA




Por Jorge Arturo  Figueroa
Fotos de los archivos de las hermanas Rosa Amelia y Hélida Zavaleta Alegre, Lolo Castillo y Adolfo Céspedes.
Los 100 años de Isaías Elías Zavaleta Figueroa (Perú, Febrero 2017- Setiembre 2016) revelan que la vida   continúa en otros escenarios, como bien lo explica el escritor checo Milán Kundera. Esta evidencia tiene una estrecha relación   en tanto se busque para para todos una educación de calidad y una buena salud pública, marcada por la Etica como pensamiento y acción. Pues, así el resto vendrá por añadidura  y podrán disfrutar, desde las comarcas más alejadas hasta las ciudades, de la abundancia de recursos que nos ofrece el planeta.


El poeta, escritor, matemático, periodista,  educador de juventudes, con sus 100 años deja bases y principios para  pensar en la necesidad de buscar la armonía entre el conocimiento humano en un activo avivamiento espiritual que en el siglo XX  se extiende entre  cristianos del mundo, señalando la negativa influencia en la lucha desmedida por la  acumulación del capital en desmedro  de los  valores humanitarios. 

El Siglo que vivió Isaías Zavaleta,  no  fue de soledad sino  de absoluta y constante comunión con muchos de sus semejantes, con quienes  ponderó la vocación por el bien social, alentó con pasión la necesidad de conocer la Matemática, la Literatura, practicar la militancia Política y  emprender la misión  de forjar  generaciones de bien. Fue un pionero predicador de los  derechos sociales que deben gozar ese ejército de misioneros que llevan el mensaje de paz a los pueblos más alejados y que al final  de sus vidas, salvo los que logran construir familias  unidas por el  amor, ven a los ancianos   como la síntesis de los códigos del humanismo.

Grata ocasión la de hoy, en el siglo de vida que cumple Isaías Zavaleta, para  recordar su entrega como misionero de la evangelizadora Asambleas  de Dios del  Perú, organización que llenó su vida, después  de una frustrante militancia en un partido, fundado en México (1917), de la cual pronto, y revisando Los intereses creados, de Jacinto de Benavente (Madrid 1856-1954),   corrobora que la falsedad está disfrazada de diferentes formas.

Ahora, en la tímida primavera del 2016,  haciendo  un balance  de la vida de Isaías Zavaleta, conocemos que él puso   permanente valor al rol social de la Familia, concepto marcado por los lemas de  la Revolución Francesa y  los  idearios  del  bienestar común, sustentados  en bases  científicas y  culturales de los pueblos.

Para explicar su filosofía, Isaías Zavaleta recordaba  el mensaje premonitorio de su madre Rosa Figueroa: “Ahora que ya han terminado los cinco años de Educación Secundaria, debo decirles que las parcelas de tierra que nos dejaron los abuelos en Santa Cruz, camino al nevado Alpamayo, son tan pequeñas, que no cabe pensar en ninguna repartición.  Estas serán  entregadas a Teófilo,  el  hermano mayor, siguiendo la tradición. Y a tí Isaías, agregó la señora Rosa Figueroa,  solo te queda estudiar  y cuidar a Aurelio, Hernán y Raúl, mis tres nietos  huérfanos de padre y madre”.

Tales palabras  fueron órdenes. Isaías,  se esforzó por ingresar a la Escuela Normal,  de Tingua, en Yungay, en una época en  que asistir a las aulas de ese centro de formación de maestros rurales, significaba disponer de acémilas o seguir a pie las huellas de los caminantes, por las laderas de los  nevados (Huandoy y Huascarán), cuyas aguas y manantiales discurrían al caudaloso río Santa que  desemboca en el Pacífíco.


Pasaron rápido los  tres años en esa Escuela de  Normalistas, y ya  Isaías, con su  vocación  de matemático encontró su primer trabajo en la llamada  Caja de Depósitos y  Consignaciones (ahora Banco de la Nación), encargándose de la agencia distrital de Huaylas. Y fue allí donde  conoció a Elena, la   hija mayor del  juez distrital, Víctor Alegre,  de quien había heredado el sentido de equidad como entendieron su padre y mamá Porfiria Masa. Aquel juez  atendía, sin mayores dificultades,  la demanda de agua  de los campesinos, de los medianos agricultores, a pesar de las presiones de los  latifundistas locales,  que no eran tan primitivos  como  en otras zonas de los andes o de las dueños de grande extensiones en el litoral del Pacífico.

Isaías Zavaleta y Elena Alegre criaron a sus cuatro hijos - Hélida, Jorge, Arturo y Rosa Amelia -  con los sabios dictados  de los abuelos  y el sentir   de las poblaciones más pequeñas. Isaías defendía  las propuestas  de su partido y  que en  la década del  30 se enfrentaba contra las dictaduras y el  gamonalismo. Fue  perseguido por sus ideas. Se acuerda  que una madrugada, en  Cashapampa, Santa Cruz, provincia de Huaylas, varios policías  violentaron la puerta de su casa, y su esposa Elena, no tardó un instante para abrir la pequeña ventana del dormitorio al traspatio, y el joven soñador desapareció entre los rosales y enredaderas de Madre Selva, que dejaban un perfume que  acompaña  sus recuerdos.  

Escribió un relato sobre la  valiente actitud de Carlos Philips, quien murió con disparos de los esbirros de la dictadura.  Célebre es la carta que este militante aprista, dejó en 1932, a su familia  y  militantes: “Prométeme que querrás mucho a nuestro hijo y que le enseñarás a odiar todas las tiranías. No me siento culpable de nada. Tengo mi conciencia tranquila.  Muero sin culpa, tranquilo, pero como un verdadero cristiano, llevando en el pecho a Cristo, Nuestro Señor. Más tarde la historia reivindicará mi nombre".

Después esa temprana frustración de la política  tradicional, dedicó  su vida al magisterio no solo  del  aula de  los  niños, sino  en las comunidades vecinas y en la iglesia que fundaron en Caraz, junto con las  familias  Béjar, Erickson, Torres...que lograron  convocar a grupos que abrieron trocha para que se rompiera  el monopolio de la Fé.  Fue uno de los que planteó la necesaria  seguridad social, ideario que aún sigue pendiente. Y hoy, la mayor de las satisfacciones es mantener vivo el vinculo espiritual con familias convencidas en los ideales de la organización y la multiplicación  de miembros en diferentes ciudades del Perú, como Trujillo, donde reside desde la década del  70, después  del  terremoto del  30 de Mayo.


ECOLOGIA YUNGAY 1970/EUROPA DEL ESTE


Panorámica Latinoamericana, con sede en Milán y Bruselas, dio a conocer los alcances del Foro de Desglaciación (Huaraz, Agosto 2016) la dimensión del daño que causa el acelerado cambio ambiental, sobre todo en países que tienen una geografía tan compleja y tan rica en especies naturales. 

Isaías Zavaleta recordó   que  sus  intensos estudios de ingeniería llegaron a quebrantar su salud, en tiempos que los médicos conocían poco del agotamiento físico, como tampoco de la Salud Mental, porque los hospitales  eran y ahora son amplias antesalas  de la muerte. Meses después de recuperarse, necesariamente en Lima, continuó la construcción de la vivienda familiar con cimientos de piedra, paredes de ladrillo y cemento y techos reforzados con las rieles del tren Chimbote-Hidroeléctrica de Huallanca, que la Corporación del Santa reemplazaba por una carretera polvorienta y estrecha, rematando los rieles.

La casa paterna, tiene desde hace 60 años, agua potable,  techo cubierto de un tejido de cañerías con pintura negra, que con el calor del día deja agua caliente hasta el siguiente día.

Cuando se produjo el terremoto  del 1970, que causó la desaparición de más de 70 mil vidas, una misión de técnicos de Moscú visitó esa vivienda, que no sufrió ningún daño y sirvió como  seguro centro de  albergue y de distribución de la ayuda humanitaria. Y su testimonio, escrito en su vieja Remington, fue solicitado por  la misión soviética, obra que enriquece las principales bibliotecas universitarias del mundo.

EL  FINAL DE UNA VIDA

Compartió  su adolescencia con Carlos  Eduardo Zavaleta,  quien es autor de una novela ejemplar titulada Los Aprendices, e Isaías, con El  final de una madre, ambas novelas coinciden en señalar que las sociedades de pequeñas comarcas, asumen  hábitos y costumbres muy  similares a los prototipos de las  grandes urbes. Por ello perviven, deformaciones, como el racismo, prevalencia del valor material en lugar de pensamientos solidarios con los menesterosos.

A manera de conclusión: Zavaleta  Figueroa nos deja reflexiones que hablan de su infancia  y de los valores que fomentó:  Caraz tiene un cielo azul luminoso en el día. Estrellas rutilantes y nubes blancas que se desplazan por la noche. Nevados disputando altura y formando centenas de lagunas y lagunillas. Y ríos cuyas aguas terminan en el mar, comienza a ser un paisaje del pasado y una amenaza irreversible para la Vida, desde La Patagonia hasta la gran Colombia, donde termina esa gran columna vertebral llamada los Andes y se abre el paisaje tropical de Centro América y el Caribe.

La superficie glaciar de la Cordillera Parón, en Caraz,  se ha reducido en 18% en los últimos 24 años, agravado por la irresponsable perforación del fondo de la laguna por una empresa transnacional encargada de abastecer con más agua a los neolatifundios costeros de Chavimochic, en La Libertad.
La disminución de glaciares ya generó una pérdida de 7,000 millones de metros cúbicos de agua. Los Glaciares del Parque Nacional Huascarán están siendo afectados por el cambio climático. Va en aumento la pérdida de agua, empezando por la laguna de Parón, al pie del nevado del Huandoy, en la cabecera del valle de Huaylas, con su capital Caraz Dulzura, según el diccionario geográfico del peruanista- italiano Antonio Raimondi. 

Para el año 2050, todos los glaciares ubicados por debajo de los 5 500 msnm desaparecerían. “En suma, el manejo sabio de los recursos naturales y la protección del ambiente son esenciales para lograr el desarrollo económico sostenible y por tanto mitigar la pobreza, mejorar la condición humana y preservar los sistemas biológicos de las cuales depende toda la vida”.


Isaías en un siglo de vida, nos deja, entre otros  trabajos literarios:  El final de una vida (180 pp),    publicada en 1974, en la Editorial Parón, pequeña empresa que continuó operando en Trujillo,   desde la calle  Bolognesi 656,  en el Centro Histórico de esta ciudad del norte peruano.

El autor, en el prólogo de su obra, considera que hay tantísimas manifestaciones del hombre que quedan ahogadas a diario en el fondo del ser, por falta de un lenguaje oral o escrito que dé curso a las ideas engendradas por la mente.

Y esas manifestaciones que a cada persona le toca sentir en grado variable a su actividad, están aquellas que impresionan a nuestro ser, y son específicamente  las experiencias externas  que timbran  las cuerdas de nuestra sensibilidad, haciendo surgir  en nosotros amor u odio, alegría  o sentimiento, gozo o desilusión, adhesión o protesta contra todo aquello que es injusto del hombre contra el hombre.

SU OBRA LITERARIA

EL FINAL DE UNA VIDA. Precisamente,  describe  al personaje central como a los demás que conforman  el elenco de esta obra, los que simbolizan  la trama real  del mundo actual en que vivimos hoy, con su odio, desengaño, vanidad, lucro, farsa, vicio, venganza, deslealtad, conductas que luchan contra el amor y el perdón, únicos patrimonios que el hombre debe defender a todo costo.

FRAGMENTOS. IV Volúmenes. Publicados en los años 1971, 72 y 73. Constituyen una serie de comentarios y análisis  sobre la organización y desorganización de las entidades públicas encargadas de la reconstrucción de los pueblos destruidos por el sismo del 70.

LA MADRE Y EL HIJO ACUSADO, 1963. Un  drama corto que revela las dudas e incertidumbres de los grupos sociales para criar a sus hijos dentro o alejados de los esquemas de la sociedad tradicional de los años  sesenta, década de los grandes acontecimientos que vivió el mundo. Imprenta Atun Huaylas, Jirón Luzuriaga 114, Caraz.

VALORES QUE NO SE PIERDEN, 1962. Relatos de actualidad para niños, jóvenes y adultos. Impreso en los Talleres Gráficos “Atalaya”, Caraz,  de Abel Angeles.  

¿QUIENES SON CULPABLES? Drama Protesta, en II Actos. Escrita en Caraz, Mayo de 1970. Impreso en Editorial Parón, Trujillo,  1974.

Estas y otras de sus publicaciones han sido presentadas por el autor, a través de un largo peregrinaje por los pueblos de Ancash y el Perú, fuentes inagotables para su creación poética y sus prédicas dominicales en concurridos auditorios. “A medida que los años pasan/ Si tú amigo que siempre me lees/ Estas experiencias que yo te cuento,/ déjalas que en tu corazón se graven.  

LOS SALUDOS: Don Isaías Elías reciba el saludo de sus seres más queridos: Arturo Miguel*.  Rosa Amelia-Lolo, Lolito y Bruno. De Elida Beatriz y Adolfo: Adolfo Omar*, Coco-Montse y Andreu. De Jorge  - July: Yulita y Jorge. Y las familias de Aurelio, de Hernán y de Raúl. No olvidar a Amelia, hermana de Elena (1916-1993), madre de cinco hijos: Delfina*, Gustavo-Virginia, Sara -Rupo*, Arturo - Sonia, Ell es también abuela de 14 niños y bisabuela de igual número de niños..
 

La  respuesta de Isaías, siempre ejemplar, la hemos conocido. Por ejemplo, en su poema  "Practica el Bien”: "No dejes de honrar a tus padres,/ Porque largura de años tendrás como premio/ Y te irá bien en todo lo que hagas,/ Porque es un mandamiento con promesa”. 

Sus hijos le aseguran que Isaías seguirá  vivo, más allá de los siglos. Porque su vida merece proseguir en otra parte, desde  el cielo o en la lectura de sus libros o en la memoria de quienes comparten  predicar  el  bien común.
Lienzo de July Balarezo,  Nuestra casa paterna, tras terremoto  Mayo 70
Nota. En Caraz, aún queda en pie la casa del escritor.  Isaías,  conocedor  de la resistencia de materiales y  de la energía solar, construyó una cálida vivienda  que soportó el infausto terremoto del 70 y que sirvió de breve refugio  para los vecinos. Queda también  aquel intenso perfume de enredaderas, claveles  y jazmines  que inspiraron a July Balarezo esa pintura para  recordar la casa de  su familia en el Callejón de Huaylas.


Referencias bibiográficas

Milan Kundera nació en Brno (República Checa) en 1929. En su lengua materna escribió, en estricto orden de escritura, el volumen de cuentos El libro de los amores ridículos y las novelas La bromaLa vida está en otra parte, El vals del adiós (La despedida), El libro de la risa y el olvidoLa insoportable levedad del ser y La inmortalidad. Ya en francés, las novelas La lentitud, La identidadLa ignorancia y La fiesta de la insignificancia; la obra de teatro en tres actos Jacques y su amo. Homenaje a Denis Diderot; y cuatro ensayos: El arte de la novela, Los testamentos traicionados, El telón y Un encuentro.

Carlos Eduardo  Zavaleta (Caraz, 1928 - Lima, 2011) Escritor, ensayista, traductor, periodista cultural y diplomático peruano. Miembro notable de la Generación del 50,  considerado como uno de los mejores cuentistas peruanos del siglo XX. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, Perú, donde también fue catedrático principal en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas (UNMSM) hasta el 2011.


Los aprendices de Carlos Eduardo  Zavaleta  es el valioso fruto de más de una década de trabajo creador y se sitúa, desde su aparición, como uno de los libros fundamentales de nuestra literatura actual. La acción novelesca se reparte entre el ambiente universitario de Lima y la vida provinciana de Sihuas. Son dos bandas narrativas que van avanzando paralelamente, y que se tienden entre sí diversos vasos comunicantes. Los jóvenes protagonistas, entre los cuales destacan Edgardo, Matilde, Benites, Lucha, han pasado de una actitud de completo desinterés político hacia una situación de militancia ideológica y de activa participación. Ambientados en los años del breve experimento democrático de Bustamante y Rivero y la inmediata dictadura odriísta, los acontecimientos ofrecen una aguda, penetrante y vívida visión de una época crucial y significativa de la historia contemporánea del país.

Referencias consultadas:
Editada en Lima/Washington DC.

Publicación de Milán y Bruselas

Lima/Washington DC

Buenos Aires/Argentina







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