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jueves, 14 de abril de 2016

“CINCO ESQUINAS”, RELATO SOBRE UNA DÉCADA HORRIBLE


Francisco Carranza Romero
Pofesor de la Universidad de Corea del Sur y PUCP, en Perú

Diciembre de 2015: Por acompañar a un extranjero que buscaba pepino del mar disecado llegué en taxi al barrio chino, en el centro de Lima. El vendedor chino nos mostró una bolsita de plástico con pepinos del mar. “¡Yes!”, exclamó alegre el extranjero. “Trescientos cincuenta dólares”, respondió el vendedor. No compramos porque el precio nos pareció una estafa. Para salir del barrio chino el taxi entró a una zona de casas viejas y calles estrechas. “Aseguren las puertas y suban las ventanas. 

Estamos en Cinco Esquinas”, nos advirtió el conductor. El “ombligo de los Barrios Altos” era peligroso en pleno mediodía. Allí recordé el título de la novela anunciada de Mario Vargas Llosa.

Cuando en marzo de 2016 fue publicada la novela “Cinco esquinas” (Alfaguara, 2016, Lima), de Mario Vargas Llosa, la leí recordando los acontecimientos de la década 90 del Perú, ambiente de miedo y terror por las cinco esquinas. Está narrada con estilo magistral vargasllosiano. Aunque muchas escenas son invenciones novelescas, están basadas en espacios y acontecimientos reales; no son meras ficciones porque el presidente Fujimori y el Doctor sí gobernaron Perú con métodos poco inocentes por los que han sido juzgados después de ser extraditados: el Doctor desde Venezuela, Fujimori desde Chile a donde llegó en avión privado desde Japón. Algunos temas que sobresalen.

Prensa servil
Rolando Garro, director del semanario amarillo Destapes, al servicio del Doctor, dice sobre la envidia y el morbo, mientras chantajea al ingeniero minero Enrique Cárdenas con fotos comprometedoras de una orgía en que había participado: “Hay en esta ciudad, usted lo sabrá de sobra, gente que quiere hacerle daño. Por su prestigio, su poder y su fortuna. La envidia y el resentimiento florecen aquí con más fuerza que en cualquier otro país” p. 25. 

“El morbo es el vicio más universal que existe… Pero, sobre todo, en el Perú” p. 98. Como el ingeniero Cárdenas no da los cien mil dólares estadounidenses, las fotos salen en primera plana y en páginas interiores: “¡Magnate calato haciendo chucherías!” p. 143. El escándalo alimenta el morbo de los limeños, “los chismosos más chismosos que ha parido el universo” p. 188. Como Garro, otros periodistas de la prensa amarilla se arrodillaron y sirvieron al poder.

Desapariciones
Las desapariciones no son sólo de personas sino de documentos y objetos. El director de Destapes desapareció y su cadáver demolido con torturas fue llevado a Cinco Esquinas. El ingeniero Cárdenas, el primer sospechoso por haber sido víctima de Destapes, es detenido, encarcelado y sufre vejaciones. El ruletero, al saber que los policías buscan a su amigo Juan Peineta, le advierte: “Las cosas de la policía no suelen tener ninguna lógica… Sólo un asunto está muy claro. Aquí se cocina algo feo contra ti” p. 213 “… no me gustaría que te enreden en algo feo, o, incluso que te desaparezcan. Sabes de sobra que aquí desaparecen a la gente y no pasa nada porque la culpa de todo la tienen los terroristas” p. 215. El anciano indigente Juan es detenido y torturado hasta firmar aceptando ser el autor del crimen.

Después, el mismo Doctor, para demostrar su poder, confiesa a la periodista Retaquita (Enanita) de Destapes que él mandó ejecutar a Garro por no obedecerle. “Fujimori será el presidente, pero el que manda y hace y deshace es el Doctor” p. 232. 

El Doctor era tan poderoso que hacía desaparecer hasta los papeles que ponían en duda la nacionalidad del candidato que llegó a la presidencia: “En pocos días, desaparecieron todos los indicios de la falsificación y los jefes de la Marina que la descubrieron fueron sobornados o intimidados para que callaran y destruyeran aquellas pruebas. Éstas nunca salieron a la luz. La partida de bautismo fue arrancada misteriosamente del libro de registros de la parroquia y desapareció para siempre jamás” p  231.

El gobierno quería una fidelidad perruna; de lo contrario: persecución, difamación, tortura y desaparición.

Sociedad de apariencias
Una noche del toque de queda une a dos señoras en una cama, y les despierta los morbos escondidos. “Maldito toque de queda. Pero, claro, el terrorismo era peor” p. 9. “Bajo su mano, la superficie de ese muslo era firme y suave, ligeramente húmeda, acaso por la transpiración o alguna crema” p. 12. Con las aventuras homosexuales de dos limeñas de la alta sociedad limeña, el autor muestra la vida de apariencias sociales de algunas personas que van a misa, se confiesan, comulgan y se califican de decentes viviendo con doble moral: ritos e  hipocresía, y en la privacidad practican hasta las relaciones en trío con la participación del esposo de una ellas. 

Ambiente premonitorio
La descripción de la naturaleza y el tiempo es un anuncio de lo que ocurrirá: “Era un día gris y húmedo, de cielo encapotado de nubes plomizas, tan feo que parecía presagiar algo siniestro…. Había penumbra y un silencio profundo” p. 116. Era la mañana de la  publicación en Destapes de las fotos de la noche de orgía en Chosica hundiendo el prestigio del ingeniero Cárdenas.

Gracias a “Cinco esquinas” el lector puede imaginar y juzgar la década 90 del Perú con apagones, bombas, asesinatos, prensa amarilla controlada por el gobierno, corrupción de profesionales e instituciones y toques de queda.

Esa década 90 aún tiene sus consecuencias en el siglo XXI porque muchos crímenes no han sido resueltos y muchos autores no han sido sentenciados. En las excavaciones judiciales aparecen cuerpos de niños y ancianos, de mujeres y varones; y sus familiares los reconocen. Pero, muchos desaparecidos siguen desaparecidos. Gracias a la labor de Comisión de la Verdad y Reconciliación hay datos de torturas, muertes y desapariciones, campesinos quechuas en su mayoría. ¿Los autores? Los terroristas de Sendero Luminoso y Movimiento Tupac Amaru, los policías y militares. Además, aun contra la oposición de algunas instituciones, se ha construido en Lima un museo para que no se repitan esos hechos violentos contra los más indefensos: El Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social. 

¿Pestañar o pestañear?
Desde el punto de vista lingüístico, Vargas Llosa, miembro de la Real Academia Española, prefiere el verbo “pestañar” (que no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española -DRAE-) y no “pestañear” como se usa en Perú y en otros países hispanos. En DRAE aparecen “pestaña, pestañear, pestañoso”. “Le ardía la cara, pestañaba sin cesar” p. 48 “Pestañaba sin cesar y tenía una expresión idiota” p- 161 (referidos a Enrique Cárdenas). “Añadió, pestañando” (referido al Ruletero) p. 203. “Miró largamente a la Retaquita, en silencio, ella no pestañó ni cerró los ojos. ¿Por qué le decía el Doctor estas cosas a ella?” p. 241.

Los sufijos verbales del infinitivo del romance castellano: -ear, -ficar, -izar, -ntar son derivados del infinitivo latino de primera conjugación –are. En fin, quizás el uso de MVL se difunda.


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