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jueves, 27 de marzo de 2014

Vuelve El Heraldo de Madrid. Cambio16 despide hace memoria de Adolfo Suárez

El diario republicano Heraldo de Madrid fue cerrado en 1939 por Franco. Ahora vuelve en una edición única•elmercuriodigital ▫ El “Heraldo de Madrid” vuelve este domingo a los quioscos con una edición especial que combinará la vertiente conmemorativa y la información de hoy. La tirada será de 100.000 ejemplares y se repartirá en las capitales de toda España con un PVP de 3€. Estará en los puntos de venta durante todo el mes de abril.

El director del diario es el periodista  Miguel Ángel Aguilar, y en el proyecto participan algunos de los nuevos medios surgidos en España en los últimos años y tras el estallido de la crisis: eldiario.es, InfoLibre, Alternativas Económicas, FronteraD, Materia, La Marea, Líbero, Fiat Lux, Mongolia, además de la Fundación Diario Madrid y la Asociación de Periodistas Europeos.
Colaboran firmas como Isaac Rosa, Luis García Montero o Gonzalo Boye.

Heraldo de Madrid fue un diario español publicado en Madrid entre 1890 y el 27 de marzo de 1939, de ideología liberal, que fue evolucionando hasta situarse como republicano de izquierdas durante la Segunda República. En esta época fue uno de los diarios de mayor circulación, no solo en Madrid, sino también en el resto de España.

Fue fundado como El Heraldo de Madrid en 1890 por Felipe Ducazcal y Lasheras, con la colaboración del marqués de Murrieta. Su primer director fue José Gutiérrez Abascal. En 1902 le sucede José Francos Rodríguez, próximo a José Canalejas, quien había adquirido el diario en 1893 junto a su hermano Luis y otros partidarios del Partido Liberal. En 1906, la Sociedad Editorial de España, conocida como el trust de los periódicos, y de la que ya formaban parte El Imparcial y El Liberal, compró el periódico.
En 1909 se hace cargo del periódico, José Rocamora que le da nuevo impulso. A comienzos de la década de 1910, en 1913, era ya el segundo periódico en tirada de Madrid, detrás de La Correspondencia de España. Los años finales de esta década son de dificultades económicas y la huelga de periodistas de 1919 supone un fuerte golpe para la empresa, que ve marchar a una buena parte de sus redactores al diario La Libertad. En 1920 muere el propietario de la Sociedad Editorial de España, Miguel Moya, por lo que se acentúa la sensación de deriva del grupo y de Heraldo de Madrid.

En 1922, el administrador de la sociedad, Antonio Sacristán Zavala, toma la iniciativa de implicar a una de las sociedades acreedoras del grupo en su relanzamiento. Se trata de Hermanos Busquets, que suministraban tinta al grupo editorial y que aceptaron convertir en capital la deuda acumulada e invertir para el desarrollo de Heraldo, El Liberal de Madrid, El Liberal de Sevilla, El Defensor de Granada y El Liberal de Murcia. Manuel Busquets George fue el presidente de la Sociedad Editora Universal y su hermano Joan tenía el cargo de consejero gerente.
En la operación participó también como accionista el abogado Amadeu Hurtado, a la sazón presidente del Colegio de Abogados de Barcelona y personaje de gran capacidad e influencia. Hurtado definió la operación afirmando que no se trataba de ir a hacer catalanismo en Madrid, sino de actuar pensando en catalán.

Durante la dictadura de Primo de Rivera, Heraldo de Madrid mantuvo una posición crítica en la medida que era posible a causa de la censura. Precisamente sus periodistas se hicieron famosos en el gabinete de censura que dirigía Pedro Rico por sus ardides para superar las trabas oficiales. En una de estas ocasiones, en 1924, los periodistas de Heraldo de Madrid camuflaron una información que se refería al propio Primo de Rivera como si fuera el primer ministro de Bulgaria. Fue el llamado caso de la Caoba, una bailarina frecuentada por el general que pidió su intercesión a favor de una hermana acusada de tráfico de estupefacientes. El caso causó gran revuelo y fue remachado con el destierro a Fuerteventura del presidente del Ateneo de Madrid, Rodrigo Soriano, y del vicerector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno.

En 1927 fue nombrado director de Heraldo de Madrid Manuel Fontdevila Cruixent, periodista de gran personalidad, autor de teatro y gran movilizador profesional. Sus iniciativas tendieron a hacer un periódico más popular, con una fuerte apuesta por la transformación política de España en una República. El vespertino cambió su formato pasando a tener 16 páginas, prestaba atención especial a la información del resto de España, a los conflictos sociales -incluyendo un carnet de actividades sindicales- y destacaba su atención a la cartelera teatral y las novedades literarias. Su aceptación creció de forma espectacular con estas claras prioridades y se convirtió en líder de la prensa de la tarde en Madrid hacia finales de la década.

Heraldo de Madrid tuvo un importante papel a partir de 1930, con la salida de Primo de Rivera del Gobierno y el creciente consenso social y político a favor de la República. Ante las elecciones municipales de 1931 respaldó fuertemente la candidatura republicanosocialista. El día siguiente a las elecciones fue el único periódico que asumió como propio el análisis del comité republicano, que consideraba las elecciones municipales como un referéndum a favor de la República en España. Este ejemplar fue especialmente esperado por el público ante las puertas del periódico la noche del 13 de abril de 1931 y la congregación de ciudadanos dio lugar a una manifestación que fue reprimida por la Guardia Civil ante el edificio de la Presidencia del Gobierno.
En el nuevo régimen republicano, Heraldo de Madrid no se decantó por ninguna fuerza política en particular, sino que mantuvo una posición genérica de defensa de la República. En su redacción había periodistas de tendencia liberal, lerrouxista, azañista y socialista. La aceptación del periódico continuaba creciendo y superando a sus rivales, que padecían la inestabilidad en su propiedad o los encontronazos con el Gobierno republicano en el caso de la prensa conservadora. En 1935, Heraldo de Madrid llegó a imprimir 500.000 ejemplares en un solo día con tres rotativas distintas, como demostró en su portada con las fotografías de los contadores de las máquinas. Para entonces era un diario en conflicto con los gobiernos conservadores del bienio negro, que impusieron su suspensión durante 15 días a raíz de los hechos revolucionarios de octubre de 1934.

La nómina de periodistas que pasó por Heraldo de Madrid aquellos años incluye a Manuel Chaves Nogales, jefe de redacción hasta 1930, César González Ruano, redactor hasta 1931, Alfredo Muñiz, Alfredo Cabanillas Blanco, Rafael Marquina, Antonio Casero, Carmen de Burgos, Francisco Lucientes, Enrique Ruiz de la Serna, Juan González Olmedilla, Carlos Sampelayo, Juan Ignacio Cabero, Miguel Pérez Ferrero, Eduardo de Castro, Emilio Criado, Santiago de la Cruz, Gerardo Ribas o Vicente Sánchez Ocaña entre muchos otros. En las páginas de Heraldo de Madrid se publicaron los primeros dibujos de Manuel del Arco y los de Bon, así como las fotografías de Alfonso, padre e hijo, y de José Díaz Casariego.

El inicio de la Guerra Civil supuso la progresiva dispersión de la redacción de Heraldo de Madrid, si bien el periódico se continuó publicando hasta la entrada de las tropas franquistas en la capital. Manuel Fontdevila dejó la dirección en los primeros días y esta fue asumida por Alfredo Cabanillas Blanco hasta 1937, cuando un comité de redacción decidió destituir al director por sus actuaciones en favor de personalidades conservadoras en el Madrid asediado. Los propietarios del periódico, los hermanos Busquets, se exiliaron en 1937 en Francia al ser amenazados por la CNT. Desde allí mantuvieron un cierto control del periódico compartido con el comité obrero constituido legalmente. Esta convivencia tuvo su principal motivo de discordia en el nombramiento del sucesor de Cabanillas, que se demoró durante meses, aunque finalmente prevaleció la decisión de la empresa de nombrar director al veterano Federico Morena. Durante los años del conflicto muchos de los redactores dejaron su puesto y quedó un núcleo de periodistas que vivió las penalidades de la guerra en Madrid y tuvo que soportar la intervención del censor del Gobierno, instalado en la propia sede del periódico.

El 27 de marzo de 1939, un grupo de falangistas armados entró en la redacción como avanzadilla de las tropas franquistas que estaban ya entrando en las afueras de la capital. Incautaron el periódico y, al cabo de unos días, cedieron las instalaciones a Juan Pujol, que empezó a editar allí el periódico Madrid. Los propietarios empezaron a reclamar la devolución del periódico en 1947 mediante carta a Falange Española. Fue la primera de un sinnúmero de iniciativas legales que llegan hasta nuestros días sin que hasta ahora hayan tenido resultado alguno.
http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?q=id:0000384902&lang=es
http://www.heraldodemadrid.es/- elmercuriodigital.es
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MANUEL DOMÍNGUEZ MORENO, PRESIDENTE-DIRECTOR Nos queda su palabra 
En memoria de Adolfo Suárez

De Pacaritambo al Rio Bravo, camino sin retorno. Diario YA de México


YA nuevo diario de America Latina, dirigido por el periodista, poeta y escritor  mexicano José Luis Castillejos, quien conoce profundamente  el Perú... Felicitaciones.   


Jorge Zavaleta Alegre/Perú/Diario YA!.-

Nos narra en esta crónica las vivencias en los Andes peruanos y la urgencia de llevar a la realidad las promesas políticas para lograr una real inclusión social.








Los más lúcidos teóricos y  líderes  políticos de América Latina coinciden que  el desarrollo debe girar alrededor del bienestar de las personas, más que en el crecimiento económico. Es ineludible invertir en salud, educación y productividad de la gente para mejorar el desarrollo de los países. El problema de cómo aumentar la productividad de los países es en realidad un problema de desarrollo en sí mismo. Veamos, por ejemplo,  la realidad  rural y la explosiva migración interna de las dos  últimas  décadas del Perú  actual:
Pacaritambo es un lugar esencial en la historia de  América Latina. Este pequeño distrito cusqueño, en la provincia de Paruro, en el macizo de los Andes,  es la cuna  donde, según una leyenda, los ocho hermanos Ayar  fundaron  el Imperio de los Incas, por encargo de  su  Dios  Sol*.
Pero  ahora, dos tercios de los dos mil quinientos habitantes, son de la tercera edad, y  el resto   niños y niñas. Los adolescentes y  jóvenes  dejan  sus hogares, huyendo de la pobreza, con la promesa de retornar en cuanto puedan.
Muy cerca de este distrito de la provincia de Paruro  se realiza  una de las   ferias agropecuarias más concurridas, comparable  al juego de la oferta y demanda  de un Wall Street  neoyorkino.  Asistían  ganaderos del altiplano peruano-boliviano, para vender y comprar  vacunos y ovejas, inclusive animales menores y aves de corral.  Es un mercado especializado en las prácticas de engorde del ganado, con el uso de pastizales  naturales (ichu) y cultivados con los cursos de aguas que bajan  de las montañas.
Esas ferias siempre fueron  catalizadores de la agricultura y la ganadería como fuentes de vida y  de relativa estabilidad social. Desde hace dos décadas estas ferias van distorsionado sus fines principales.  Actualmente ofrecen  productos, casi en su totalidad, de origen externo, que ingresan, sin control alguno,  por la frontera sur. El contrabando de prendas de vestir, alimentos envasados, licores, perfumes y cigarrillos, artefactos eléctricos ha quebrantado la economía del autoconsumo, la destreza en la producción de variada  artesanía con fibra de los camélidos americanos (alpaca y  vicuña), la orfebrería  de plata y  oro,  y sobre todo su  cultural tradicional, empezando por sus  festividades mágico religiosas.
La mejor respuesta está en la política de desarrollo 
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